Advertencia: Spoiler del manga.
El comienzo
Unos ruidos me perturbaron de mi letargo eran unos humanos que me habían llamado para cumplir sus deseos y más grandes ambiciones aun a cambio de su alma. El lugar donde me invocaron estaba lleno de ellos, pero había uno en especial donde su alma se veía deliciosa y a quien sacrificarían para llamarme.
El pequeño niño enjaulado estiro su brazo y me llamo entre llantos, ira y confusión; él tan solo quería más poder y así poder cumplir su venganza para hacer sufrir a todos los que hicieron caer su familia.
— ¡Dame poder! —gritó—Demonio, yo haré el trato contigo—dijo con firmeza a pesar de ser un pequeño mocoso.
—Entonces estás cambiando tu camino de luz hacia el camino de la oscuridad—le informé sonriendo, pero él no se inmuto.
— ¡Yo quiero un poder más fuerte que cualquier otro!—volvió a gritar y esa actitud me hizo reír.
—Para ser tan pequeño eres un ser muy codicioso…—Con mi mano apreté con algo de fuerza su cabeza—Bien, hagamos el trato donde la marca estará en un lugar visible—Viendo sus grandes ojos color zafiro—Un lugar que te marque y sea significativo para ti…tu ojo—Realizando finalmente el contrato con el pequeño y cautivándome por como gritaba de dolor, él reaccionó.
— ¡Quiero que los mates a todos! —volviendo en sí y en su ojo derecho la marca del contrato se hacía presente donde inmediatamente cumplí su orden porque los otros humanos eran una molestia y todo quedó cubierto de sangre, pero en total silencio.
—Dime, ¿cuál es tu nombre? —me puse en frente de él donde la sombra que me cubre aún permanece.
—Ciel Phantomhive, el único que heredara la mansión del Conde Phantomhive—dijo seguro y con rudeza sin evitar volverme a reír, pronto sería un alma exquisita.
—Entonces deberé tomar la forma adecuada para estar al servicio de un Conde—saliendo de entre las sombras con un traje negro de mayordomo—Ahora ordene lo que sea, mi pequeño Lord—realizando un reverencia y sonriendo a mi nuevo amo que estaba sorprendido.
—Quema todo este lugar—susurró cansado después de tanto abuso de los otros humanos.
—Sí, mi Lord—lo tomé en brazos y lo dejé afuera mientras cumplía mi labor. Una vez que terminé salí y nos quedamos contemplando como la mansión era envuelta en un rojo intenso lleno de ira y pasión. Cuando nos dispusimos a irnos al hospital porque mi pequeño amo no sabía dónde estaba la mansión, pero que tenía parientes en el hospital el sujeto mi traje y me miro fijamente.
— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó directamente.
—El que usted quiera amo—respondí de igual manera.
—Sebastian, serás Sebastian—dijo soltándome.
— ¿Me llamare como su antiguo mayordomo? —pregunté sonriendo, necesitaba apaciguarlo.
—No, así se llamaba mi perro— contestó y comenzó a caminar hacia el hospital.
Este mocoso realmente me molesta.
