¡Hola de nuevo mercenarias y mercenarios! aquí estoy de vuelta con mi nuevo fic, este es un poco más ligerillo, dándole un toque de adolescencia, espero que les guste.
Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi.
Capítulo 1:
El reloj sonó a la siete de la mañana, Kagome Higurashi, una estudiante de 17 años que cursaba el cuarto semestre de la preparatoria Kaede no Tama, se levantó con pereza, el primer día de escuela nunca fue de su agrado. Caminó hasta su armario y sacó su uniforme escolar, se vistió y fue al baño a terminar de alistarse; cepilló su largo cabello, que le llegaba debajo de la cintura, cosa que le llevó varios minutos hacer.
—Tal vez ya debería cortarlo—se miró al espejo.
—El desayuno esta listo—la melodiosa voz de su madre se escuchó por toda la casa.
Ella y su hermano Souta bajaron de inmediato, ambos listos para tomar su desayuno y listos para partir a clases.
Siempre le daba pereza asistir el primer día, los maestros se presentaban y leían el programa de todo el semestre, eso le aburría, pero prefería asistir, ya que podían reprobarla por faltas y tendría que estudiar en vacaciones, lo cual no estaba en sus planes.
Kagome subió al tren subterráneo que la llevaría hasta la escuela, allí vio una cara conocida, era la de Sango, su vecina y mejor amiga, de diecisiete años de edad, ella también cursaba el cuarto semestre de preparatoria, pero estaba en distinto grupo al de Kagome.
— ¡Hola Sango! —Kagome alzó su mano y la agitó.
La aludida volteó y saludo de la misma manera, desplazándose entre la gente hasta llegar a quien la saludaba.
— ¡Buenos días Kagome! ¿Lista para un nuevo semestre? —
— ¡Claro! ¿Ya sabes qué materias optativas y club deportivo elegirás? —
—Si, de optativa tomaré anatomía comparada y de club deportivo atletismo—contó sonriente.
— ¡Qué bien! Yo tomaré…tomaré, creo que en realidad aun no lo sé—comentó dudosa.
—Pues piénsalo rápido, sino todo se llenará y te dejarán lo que menos te gusta—Dijo con seriedad.
—Está bien, esta bien, lo pensaré mientras llegamos ¿Cómo te ha ido con Miroku? —Kagome miró de soslayo a su amiga, quien enrojecía furiosamente.
— ¿Miroku? —preguntó tratando de disimular su gusto por el muchacho.
—Si, ese… ¿Cómo lo llamaste?...Ah si, lindo y apuesto chico—
—No hay nada, ni siquiera somos amigos, ha salido con la mitad de las chicas de su grupo y ni siquiera ha volteado a verme—
—Es porque esta ciego—
—Tsk, ni lo menciones ¿Qué tal te va con Inuyasha? —
— ¡Bien! El viernes me invitó al cine, espero que pronto me pida ser su novia—
—Me alegro por ti—
—Hoy no veo a Kohaku ¿No ha venido? —buscó entre la gente del tren.
—No, salió más temprano. Se le declaró a una niña de su salón durante las vacaciones y fue a su casa para llegar juntos a la escuela.
—Ya veo, tu hermanito ha crecido.
—Sí, incluso tuvo pareja antes que yo—mencionó afligida, pero luego ambas chicas dejaron escapar una carcajada.
El tren se detuvo y ambas corrieron al Kaede no tama. Tal como lo previeron, los módulos de las optativas y clubes deportivos ya estaban a la espera de los alumnos.
Sango corrió decidida a inscribirse a los módulos de su elección mientras Kagome aun estaba mirando entre los distintos clubes, ella no sabía aun a donde entrar, pero cuando se decidió, ya era demasiado tarde, ella quería teatro como materia optativa, pero fue la primera en llenarse, corrió hasta el módulo de salud e higiene, con el mismo resultado.
— ¡No puede ser! —exclamó angustiada.
—Te lo dije—Replicó Sango— ¿Por qué no te vas conmigo a anatomía comparada? allí estaremos juntas. Ahora apúrate, antes de que se llene—
Kagome pensó que sería buena idea estar con Sango, aunque abrir animales no era de su agrado; aun así corrió lo más rápido posible, pero antes de llegar la maestra que atendía el módulo colocó un anunció que decía "cupo lleno". Suspiró cansada y volvió por donde había venido, pues en su travesía vio el de botánica y apresuró sus pasos hacia allá pero por desgracia, otro anuncio con la misma leyenda ya estaba colgado en el módulo y sólo quedaban vacantes en lo de matemáticas, física, química y electromecánica— "No soy muy buena en esos, todos llevan matemáticas, números, muchos números, pero no hay de otra" —suspiró cansada y caminó hacia el módulo de electromecánica, pensando que este sería el menos pesado.
Kagome observó los nombres en la lista y notó que todos los inscritos eran hombres; buscó de nuevo esperando encontrar el de Inuyasha, pero no estaba allí, suspiró nuevamente imaginando que se aburriría horrores, pero ya no había otra salida, así que apunto su nombre y firmó el papel.
—Aquí están tus libros—le dijo un joven—espero que te sientas cómoda—comentó el muchacho al ver que iba a ser la única chica en la clase y por la cara que tenía Kagome imaginó que lo hizo por no tener otra opción.
—Gracias—contestó con desgano—eso espero también—se dijo así misma—sólo falta el club—Nuevamente pasó por la misma situación— ¿Por qué no me inscribí al que quería antes de buscar la optativa? Después de todo terminé en electromecánica, veamos…básquet, vóleibol; no, me duelen los pelotazos, aun no olvido los del semestre pasado, atletismo ya esta lleno, ya sé… arquería, sí, definitivamente, arquería—y corrió a inscribirse.
Después alcanzó a Sango, ella estaba formada en la fila en donde entregarían los horarios de clases, la llave y el número de casillero que les correspondería durante todo el semestre. Sango pidió los horarios de ambas y le entregó el suyo a Kagome.
—Me tocó en el aula 42-c ¿Y a ti? —preguntó Sango con curiosidad.
—42-d, no tan lejos de tu salón, como el semestre pasado —sonrió gustosa—Ahora a buscar casillero.
Sango asintió.
—Veamos…123, 125…aquí esta 127, este es el mío—Sango introdujo su llave y lo abrió, dejó sus libros que no utilizaría y se cambió los zapatos dejando los que llevaba puesto en el interior del casillero—busquemos el tuyo—
—Esta a la vuelta del pasillo, es el número 223— caminaron hasta encontrarlo y Kagome siguió la misma rutina que Sango, después se fueron a sus respectivos salones. —Nos vemos en el almuerzo—se despidieron y entraron cada una a su aula.
Y la mañana fue de lo más aburrida para Kagome, odiaba la lectura del programa del semestre, pero en cuanto sonó el timbre para ir a la cafetería, ella fue la primera en salir corriendo y buscar a Sango.
— ¿Cómo te fue? Te veo…cansada—habló Sango.
—Aburrido—
—vamos anímate, ya llevamos la mitad, a la salida iré a comprar mis libros ¿Vienes? —
—Si, sería estupendo, yo también compraré los míos— de repente alcanzó a distinguir a Inuyasha, quien estaba buscando lugar en donde sentarse — ¡Inuyasha! —Kagome gritó y alzó su mano para llamar la atención del muchacho.
Inuyasha caminó hacia las chicas y se sentó con ellas.
—Hola—Saludó el muchacho.
— ¿Qué tal tu día Inuyasha? —preguntó Kagome antes de introducirse una bolita de carne en su boca.
Inuyasha encogió los hombros —normal—dio un mordisco a la hamburguesa que acababa de comprar—hay una chica nueva en el grupo—
— ¿Y cómo se llama? —preguntó curiosa.
—No recuerdo bien…—Inuyasha rascó su barbilla y miró al techo como buscando algo—ella se llama Kity…no Kikyou, no me agrada— de repente algo llamó la atención del muchacho— Oye Sango ¿Por qué estas roja? —preguntó sin discreción.
—Por…por nada, es que la salsa esta picosa—
Inuyasha volteo a un costado, justo a donde Sango estaba mirando y vio la razón por la que ella se sonrojaba…Miroku.
— ¿La salsa? Como digas—respondió Inuyasha. —Ese Miroku no te conviene, ha salido con la mitad de las chicas del salón y todas se quejan de lo mismo—
— ¿A si? ¿De qué? —Kagome preguntó curiosa.
—Dicen que es un mano larga—
—Son sólo rumores Inuyasha—replicó la joven —No le hagas caso Sango—
— ¿Eh? No…no…yo, no sé por qué me dice eso…no es que me importe—Sango no decía nada coherente.
—Será porque cada vez que el esta cerca te pones como un tomate—Le dijo Inuyasha.
—Yo…yo—Sango enrojeció con más furia.
— ¡Déjala ya Inuyasha! —Kagome puso una mano sobre el hombro de su compañera—No le hagas caso, eso lo dice porque le tiene algo de envidia—
— ¿Qué dices Kagome?... ¡Auch! —
—Le tienes envidia porque es atractivo—ella le había dado un puntapié por debajo de la mesa.
—Déjalo así Kagome, de todos modos yo he escuchado esos comentarios antes—habló con desgano. —Inuyasha ¿Por qué no nos acompañas a la librería? Compraremos los libros —Sango no quería que Kagome peleará con él.
—Sí, acompáñanos—
—Eh…lo siento, ya tengo otro compromiso—
La hora del almuerzo terminó y cada quien se fue a su salón.
Inuyasha dejó a las chicas en su salón y él tuvo que correr hasta el suyo, por el pasillo se encontró con Naraku y su séquito. Él es un chico un año mayor que Inuyasha, que siempre está provocando pelea, en especial a Inuyasha, ya que Kagura, su novia, se había atrevido a decirle que el joven de plateados cabellos le parecía sexy y desde entonces Naraku se dedicaba a molestarlo.
Inuyasha no había tenido oportunidad de responder a sus agresiones, Kagome y Sango siempre le impedían pelearse, pero esta vez estaban solos y sin que nadie los pudiera detener.
—Inuyasha—
—No te entrometas en mi camino, no quiero llegar tarde a clases—
— ¿Llegar tarde a clases? ¿No será que te sientes desprotegido sin tus niñeras? cobarde—Se burló.
— ¡Te dije que no quiero llegar tarde! —Inuyasha dio un fuerte puñetazo en el pómulo de Naraku y este cayó al suelo, se levantó ayudado por sus dos amigos, pero cuando lo hizo Inuyasha ya casi llegaba a su aula.
—Me las pagará—Naraku apretaba con furia su mandíbula mientras tocaba el lugar que acababa de ser golpeado.
Inuyasha entró corriendo al salón y afortunadamente el maestro aun no había llegado, entonces la vio allí, sentada junto a la ventana, mirando hacia el exterior, tan pálida y delicada, podía jurar que era parecida a Kagome, pero ella se veía más frágil.
—Hola—
Kikyou dejó de mirar por la ventana.
—Hola—
—Soy Inuyasha—
—Kikyou—ella hizo una reverencia. —Soy nueva en la ciudad—
— ¿En serio? —Preguntó Inuyasha, ella asintió.
— ¿Sabes en dónde puedo ir a comprar mis libros? —
—Si tú quieres puedo acompañarte—
—Si no tienes nada más que hacer, me agradaría—contestó amablemente.
—No, de hecho yo también iré a comprarlos—
—Bien, es una cita—
— ¿U-una cita? —preguntó nervioso.
—Sí, una cita, no me dejes plantada—sonrió.
—N-no—
Kagome y Sango salieron emocionadas a comprar sus libros, nada les gustaba más que ir al centro de la ciudad a comprar, ver los aparadores y de allí pasar a comer algo.
Entraron a la librería con su lista en la mano, se la entregaron a la encargada de la librería y mientras comenzaron a hojear una de las revistas, hasta que alguien llamó la atención de ambas chicas.
—Es ¿Inuyasha? —Sango observó sorprendida.
— ¿Quién es ella? —
—No lo sé—
—Así que ese era su compromiso, ya veo—comentó con tristeza.
—No…no creo que…a lo mejor es su prima…que tal si…—Sango no encontraba las palabras para justificar a Inuyasha y mucho menos cuando Kikyou tropezó e Inuyasha la atrapó en sus brazos.
Kagome abrió desmesuradamente sus ojos al ver que aquella joven le daba un beso en los labios a Inuyasha y él le correspondía.
Ella sintió que todo a su alrededor daba vueltas, un nudo se formó en su garganta y las lágrimas amenazaban con salir de sus entristecidos ojos.
—Kagome…—susurró Sango al ver que su amiga hacía un gran esfuerzo para no llorar—espera afuera, iré por nuestros libros—Y corrió al mostrador mientras Kagome salía de la librería.
Kagome se sentía deprimida, traicionada, por meses había esperado que Inuyasha le declarará su amor y ahora él estaba besando a esa linda chica. Comenzó a alejarse de la librería, sólo esperaba que Sango no tardara tanto, pero al pasar por el callejón sintió que alguien la jalaba fuertemente del cabello y un grito salió de su garganta.
— ¿Qué tenemos aquí? ¿En dónde esta tu novio Kagome?—Ella pudo reconocer esa voz. Sintió una fuerte presión en sus brazos.
— ¡Na…Naraku! —
— Te pregunté algo—aquel joven se burlaba al sentir como la colegiala temblaba en sus manos.
—No lo sé—
— ¿Te ha dejado sola? —se burló—lástima, quiero que le des un recado—
—No soy tu mensajero—
—Mala respuesta—sacó una navaja—Dile que jamás se meta conmigo ¿No lo olvidarás cierto? —
Kagome tembló aun más, pensó que él la heriría.
— ¡Le…le diré…pero no me hagas daño!—
— ¿Hacerte daño?—le susurró al oído—no, es sólo para que no lo olvides—empujó a Kagome al suelo y la agarró del cabello—con esto no lo olvidarás—
Naraku acercó la navaja al negro cabello, Kagome cerró los ojos temiendo lo que aquel muchacho le pudiera hacer, pero sólo escuchó un fuerte grito y el sonido metálico de la navaja al chocar contra el piso.
—Deja ya a esa chica Naraku—
— ¡No te metas en esto Bankotsu! —Gritó mientras sostenía la mano que había sido golpeada con una piedra.
Kagome levantó la cara y con la mirada buscó a quien estaba hablando con Naraku. Era un joven con el mismo uniforme de su escuela, ya lo había visto antes en el salón de Sango, lo reconoció por su largo y negro cabello agarrado en una trenza y en especial por el color de sus ojos, los cuales eran azules.
Bankotsu estaba sentado sobre la barda del callejón, aventaba una piedra hacia arriba y luego la atrapaba de nuevo en su mano, una y otra vez de manera amenazante—Eres muy tenaz con las niñas Naraku—saltó de su lugar hasta donde estaba Kagome y la levantó de un brazo.
—Lárgate de aquí—La miró de reojo.
—Sí—ella salió corriendo del callejón.
— ¡No te metas! —Naraku lanzó un golpe, pero Bankotsu lo esquivó con facilidad y lo agarró del cuello.
—Vamos Naraku, ella le dirá, no era necesario que le hicieras daño—lo aventó contra el muro y se alejó con una sonrisa triunfal en sus labios.
Naraku se levantó enfurecido, sonrió lleno de rencor, pero estaba seguro de que Inuyasha se enteraría.
Kagome corría hacia la librería, con suerte y aun estaría Inuyasha allí, debían ayudar a ese joven.
Sango salía de la librería cuando vio a Kagome correr desesperada hacia ella.
— ¿Qué pasó? Estas pálida—
Kagome tardó pocos segundos en recuperar el aliento.
—Sango, Naraku…Naraku me atacó —
Las bolsas cayeron de los brazos de Sango y abrazó a su amiga.
— ¡Cielos Kagome! ¿Estás bien? —Estaba asustada.
—S-sí—Dijo temblando—pero ese muchacho está peleando con Naraku y él está armado—
—Busquemos a un policía—Ambas chicas corrieron rumbo al callejón y vieron que Bankotsu salía de este.
— ¿Bankotsu? ¿Tú? —
— ¡Ey, Sango! —Saludo entusiasmado.
— ¿Estas bien? —
—Por favor no actúes como si te agradara, pero sí, estoy bien—
—Es verdad, gracias por ayudar a mi amiga—
—Déjalo así, ese tipo no me agrada, ahora váyanse de aquí—
Ellas asintieron y comenzaron a alejarse.
— ¿En verdad estás bien? —
—Si Sango, sólo…no puedo dejar de temblar—
—Debemos reportarlo a la dirección—
—No tiene caso, nunca le han hecho nada—
—Lo bueno es que ya sale este año, debes decirle a Inuyasha lo que sucedió—
—Inuyasha…—Kagome ya no pudo resistir más y las lágrimas comenzaron.
—No…no llores, en realidad no sabemos lo que allí sucedió Kagome, después hablarás con él. —
Se fueron en silencio durante el trayecto rumbo a casa, hasta que Kagome rompió el silencio.
—Ese chico…—
— ¿Eh? —Sango volteó a verla.
— ¿Por qué te dijo eso? —
—Me cae mal, él hace las tareas de otros a cambio de dinero y siempre saca malas calificaciones—
— ¿No lo han reportado? —
—Nadie lo haría, a muchos les conviene tener quien les haga las tareas difíciles, en verdad él hace cualquier cosa por dinero, incluso resolver exámenes—
—Ya veo, no le agradecí—
—Lo hice por ti, no te acerques a él, sólo te quemarás—
—No me interesa acercarme a él, sólo agradecerle—
—Déjalo así—
—Debo hablar con Inuyasha, debo saber si esa chica es su novia—
—No creo, ya te lo hubiera dicho—
—Eso espero—de nuevo bajó la mirada y Sango ya no sabía como excusar a Inuyasha—Hasta mañana Sango—
—Hasta mañana—
Kagome entró a su casa y Sango continuó caminando unas cuantas casas más hasta llegar a la suya.
A la mañana siguiente ambas jóvenes se reunieron como siempre en el comedor, Kagome miraba en varias direcciones en espera de que Inuyasha apareciera. Sango siempre se sentaba frente a Kagome.
—Creo que deberías decirle lo que sientes—
— ¿Eh? —
—Me refiero a Inuyasha, creo que también le gustas, pero es un tonto para decirlo—
—Es tímido, nada más—
— ¡Ves! Razón de más para que tú des el primer paso—
—No sé, me da un poco de pena, que tal si el piensa que soy una rogona y me rechaza—
— ¿Prefieres que te lo gane esa lagartona? —
— ¡Claro que no! —
— ¿Entonces? —
—Me vería muy desesperada—
— ¡Ah! —Sango rodó los ojos un poco fastidiada, pero de repente su mirada se fijó justo en las personas que se acercaban a la mesa.
Kagome notó que Sango palideció un poco y que miraba algo a su espalda, así que se giró y ella también palideció al ver a Inuyasha tomado de la mano de aquella joven.
— ¡Hola chicas! —saludó contento el muchacho.
Ellas sólo inclinaron su cabeza y saludaron en silencio.
—Quiero presentarles a mi novia Kikyou, ella acaba de entrar a esta escuela—
Sango miró rápidamente el rostro ensombrecido de Kagome, quien fingió una sonrisa.
—Mucho…gusto—dijo casi susurrando —debo irme, olvidé ir por mis libros al casillero. —Y se levantó dejando a todos en la mesa.
Sango la siguió con la mirada.
—Perdón, pero debo ir al baño, mucho gusto…Kikyou—ella se fue detrás de su amiga.
Kagome entró al baño y se recargó sobre el lavabo aguantándose las ganas de llorar.
—No puede ser—
— ¿Kagome? —
Ella escuchó la voz de su mejor amiga y se lanzó a sus brazos, las lágrimas no tardaron en brotar.
—Tranquila Kagome, ya veremos como solucionar esto—le decía al escuchar los sollozos de la joven, también estaba molesta con Inuyasha, Kagome lo había esperado por mucho tiempo y a ella apenas la conocía.
—Si…tan sólo se lo hubiera dicho—
—No te tortures, ya encontraremos la solución a esto, él se dará cuenta de que sientes algo por él y él por ti—
—Lo dudo—
—No pienses así—Sango la sujetó de los brazos y la obligó a mirarla a los ojos —No lo pierdas de esa manera, no te rindas tan fácilmente—
— ¿Qué debo hacer? —
—Ya se nos ocurrirá algo, por lo pronto vamos a clases—
Kagome limpió sus mejillas con el dorso de su mano.
Las clases para Kagome fueron una tortura, durante todo el día estuvo ideando la manera de salir de la escuela sin encontrárselos, sólo deseaba huir de ese lugar.
Al sonar el timbre ella tomó sus pertenencias y salió corriendo del salón, pensó que entre más rápido saliera de allí, mejor. Fue al salón de al lado para apresurar a Sango, no quería perder más tiempo, no quería toparse con Inuyasha.
De repente una carcajada llamó su atención, levantó su mirada y se encontró con aquel chico que la libró de Naraku.
—"Nadie lo haría, a muchos les conviene tener quien les haga las tareas difíciles, en verdad él hace cualquier cosa por dinero, incluso resolver exámenes" —Y recordó las palabras de su amiga.
— ¿Cualquier cosa? —Pensó la colegiala.
— ¿Kagome? —Sango tocó su hombro.
— ¿Eh? —
—Pregunté ¿Qué si ya estabas lista para irnos? —
—Sí. —Una sonrisa se dibujó en sus labios.
— ¿Qué estas pensando? — Sango la miró con preocupación al percatarse a quien estaba mirando Kagome.
—Hablaremos en el camino—comenzaron a caminar aprisa para salir del edificio.
—Lo que sea que estés pensando y que involucre a ese tipo…olvídalo—
— ¿Qué estoy pensando? —
—No lo sé, pero si Bankotsu esta involucrado no es bueno—
—Sango, esa sería una forma de hacer que Inuyasha sienta celos y que se de cuenta de que me ama—
— ¡Oye! Es verdad que él no me agrada, pero no sería justo que juegues con sus sentimientos sólo para darle celos a Inuyasha—
—No jugaré con sus sentimientos, será un contrato de mutuo acuerdo—
— ¿Contrato? ¿De qué hablas? —
—Por favor, ayúdame a contactarlo—
—No lo sé, se que estás dolida ahora, pero piénsalo con más calma—
Las dos chicas caminaban a toda prisa para llegar a sus casas.
—Por favor Sango-chan—suplicó.
—Sé que me voy a arrepentir, pero si eso te hace sentir mejor…pero después no digas que no te lo advertí—
—No lo haré ¿Me ayudarás? —
Sango dejó caer sus brazos a los costados y suspiró.
—Lo haré, ve a mi casa esta tarde—
—Gracias—Kagome sonrió con tristeza y se metió a su casa.
Subió a su habitación y de su mesita de noche sacó una pequeña cajita en donde guardaba sus ahorros y sacó todo el dinero que esta contenía.
En la tarde ella fue hasta la casa de su amiga, llevando con ella el dinero que había acumulado durante todo un año.
Sango tomó el teléfono y marcó la casa de Bankotsu, estaba algo ansiosa y deseaba que él no se encontrara en casa, pero por mala suerte él fue quien contestó y no fue muy cortés con la joven, pero aun así le dijo que necesitaba un favor y que estaba dispuesta a pagar.
— ¿Y bien? ¿Qué te dijo? —Kagome estaba nerviosa, tenía la esperanza de que el joven aceptara.
—Nos espera en su casa—Contestó no muy convencida.
—Entonces vamos—Kagome se levantó y Sango la imitó.
Así las dos chicas fueron hasta la casa de Bankotsu, la cual no estaba muy retirada.
Bankotsu no estaba tan seguro de recibir a Sango, él sabía que no le agradaba en lo absoluto, que ella lo juzgaba por lo que hacía y que deseaba que lo expulsaran de la escuela, así que se andaría con cuidado.
El timbre de la puerta sonó y un joven extravagante muy afeminado fue quien abrió la puerta y fue hasta la habitación del moreno, quien estaba recostado leyendo un libro.
—Te buscan aniki—
—Dile que esperen Jakotsu—Y las invitó a entrar a la sala y mientras bajaba su hermano, les llevó un poco de refresco.
— ¡Sango! —Bankotsu bajó las escaleras y vio a las dos jóvenes que lo observaban atentas. — ¿Qué te trae por aquí? —era la joven a la que había ayudado el día anterior, pensó que seguramente le iba a agradecer, pero recordó que Sango le había dicho que quería un favor.
—Ella es Kagome, mi amiga y…—
—Al grano—Se sentó en el sillón que estaba frente a ellas y tomó uno de los vasos que estaban en la mesilla y comenzó a beber.
—Está bien—Se levantó Kagome—Soy yo quien necesita un favor—
— ¿Qué te hace pensar que yo puedo o que quiero hacerlo? —
—Te pagaré—
—No me digas ¿Y cuál es ese favor? —Y volvió a dar un sorbo a su refresco.
Sango también bebía del suyo, ya que sentía su boca demasiado seca.
— ¿Cuánto cobras por…enamorarte de mi? —
Sango y Bankotsu escupieron el líquido que había en sus bocas.
— ¡¿Qué? —El muchacho preguntó sorprendido.
— ¡¿Qué has dicho Kagome-chan? —Sango también estaba sorprendida, sabía que quería darle celos, pero nunca imaginó que le pediría a su compañero que se enamorara de ella.
Continuará…
¿Y bien? ¿Qué les pareció? De seguro van a decir "pero si no puede terminar los otros y ya hizo uno nuevo" pues tienen toda la razón, pero no me lo podía sacar de la cabeza, de ahora en adelante mis fics serán un poco cortitos, para poder hacer varios, amo esta pareja, aunque digan que no pega ni con soldadura, pero a mi me gusta y espero que a ustedes también, si a alguien se le antoja escribir de ellos ¡Háganlo! En serio me encantaría leer cosas que no haya escrito yo, disfruto mucho de leer y me gustaría mucho un fic de ellos. Ok no las aburro más nos vemos pronto.
Besos y abrazos.
Axter...
