Sayonara
Tú dijiste que estaríamos por siempre uno al lado del otro, ¿por qué tenías que partir antes? prometimos estar juntos hasta la muerte.
El día que todo acabó pensé que no regresarías y cuando te vi salir creí que estaba en un sueño, un vil sueño que jugó con mis sentimientos, pero simplemente me dejé llevar. Aunque fuera una trampa de cualquier monstruo quería ver tu rostro una vez más.
Poco a poco descubrí que todo era real y que nuestras vidas nunca más se separarían. Tú siendo la misma chica torpe y valiente de la cual me enamoré o mejor dicho la que conquistó y cautivó por completo este frío corazón que no se atrevía en confiar en ningún humano más.
Me agacho y dejo tus flores favoritas en una lápida que tenía la inscripción: En memoria de una gran persona, compañera, amiga, esposa y madre, Kagome Higurashi, que descanse en paz. Ahora quisiera estar a tu lado, pero también deseo cumplir tus últimas palabras: cuidar a los niños hasta que puedan valerse por ellos mismos.
Ahora que lo pienso ya han pasado 5 años. ¿Quién diría que ser padre es fácil? Pero tú lo hacías lucir muy fácil calmando a los niños, saber cuando quieren algo o simplemente es capricho, doy gracias a Sango y Miroku que tuvieron mucha paciencia enseñándome y aún así no lo hacían como tú.
A veces veo a Akemi y es tu misma imagen, hermosos ojos chocolate y brillante melena azabache con tu misma personalidad linda, feroz y siempre con ganas de superarse. Un largo suspiro inunda mi ser y todavía me cuesta pensar que aún falta para poder estar juntos.
Esta no es una despedida mi amada Kagome sino más bien un nos veremos porque pronto después de eso descansaremos tú y yo juntos por la eternidad.
El viento sopla fuertemente dejando caer unas flores de los árboles siento tu esencia que limpia mis lágrimas y que me incita a sonreír. Recuerdo que siempre te gustaron mis ojos por el simple hecho de ser dorados y que por ahí veías al verdadero Inuyasha.
Sin más que hacer me marcho, pero tú sabes que pronto me tendrás por ahí junto a tu tumba.
