Sherlock estaba muy cómodo en su palacio mental, ordenando algunos hechos para un caso que si bien no era peligroso y solo trataba de un robo, le parecía muy interesante, por la serie de sucesos que llevó al resultado. Estaba justo ordenando las últimas partes de la historia, porque sabía que tendría que explicarla muchas veces cuando Lestrade le pidiera explicaciones, cuando se vio interrumpido por un estruendoso chillido de llanto.

- ¡¿John?! ¡¿qué demonios es ese maldito ruido?!

- pft, cállate Sherlock, no puedo prestarte atención también a ti, estoy bastante ocupado con el bebé.

- ¡¿bebé?!- "qué demonios, qué me he perdido? cuánto tiempo estuve pensando? desde cuándo John tuvo un bebé?"

- oh Sherlock no pongas esa cara. Son las 19:15, es el mismo día que empezaste a ordenar tus ideas sobre el último caso y yo volví hace media hora del hospital, con este bebé que dejaron abandonado porque tiene un déficit hormonal hereditario que afecta a su crecimiento y su desarrollo intelectual. Seguro la madre pensó que sería un gran problema o algo así, lo típico que piensa la gente ilusa que no sabe que hay tratamientos para esto y que seguramente el será bastante normal, a lo mucho un poco más bajo que los demás. Se armó un lío en el hospital y me pidieron que lo cuidara, mientras hacen el papeleo para regularizar su situación.

- ¿qué? - Sherlock estaba aún sorprendido, pero no por el bebé

- ya te lo expliqué Sher...-

- no, John, entiendo lo que estás haciendo con el bebé; lo que me confunde es que acabas de leer mi mente, o haz aprendido a deducir a la gente como yo, cosa menos probable debido a que estoy seguro que se controlar mis expresiones normalmente, a menos que haya perdido mis cabales y haya hecho caras sin darme cuenta.

- aah, eso. Nah, en realidad solo estoy un poco acostumbrado a ti.

Sherlock se calló unos minutos observando directamente a John, quien aún mecía al niño en sus brazos, que se había callado mientras habían estado hablando, pero que empezaba a llorar de nuevo. "Qué molestos, los bebés", pensó Sherlock.

- Sherlock, podrías hablar, por favor? de lo que sea, solo habla.

- porqué debería?

- consideralo un experimento, esto de verdad es para el avance de la ciencia.

Sherlock no sabía de qué hablar, así que simplemente empezó a recitar la tabla periódica, cada elemento con su respectiva masa atómica y valencia, algunos usos de cada elemento en la vida diaria. Mientras hablaba se dio cuenta de que en bebé se quedó callado y tranquilo, casi parecía estar poniendo atención, y lentamente se quedó dormido. John también parecía bastante calmado y con un gesto le preguntó si podía dejarlo en su cama... no sabía lo que podía pasar si subía al segundo piso, así que asintió y John se dirigió al cuarto que tenía una tabla periódica enmarcada al lado de la cama.
Sherlock dejó de hablar obviamente, esperaba a John sentado en el sofá con una mirada ansiosa.

- Resultados de su experimento, Dr. Watson?

- Ah, evidentes mi querido Holmes; sin duda el bebé adora tu voz.

- Y?

- qué?

- Oh, John, vamos... que es bastante notorio...

- nop, no sé de lo que me estás hablando.

- al Dr. Watson también le gusta escucharme hablar- sonrisa lasciva.

- Ah, obviamente. Pensé que eso estaba claro desde hace mucho tiempo. Considero que eres un genio Sherlock, ya lo sabes.

- ¿Obviamente? no era obvio para mi.

- oh Dios, siento un deja vu, y un cambio de papeles exorbitante... ¿Algo que no es obvio para Sherlock Holmes? Dios, debería haber grabado eso. - se ríe de buena gana

- vamos John, no es para tanto... todavía hay muchas cosas que no son obvias para ti

- ah, de eso estoy seguro, Mr. Holmes. Pero estoy tranquilo debido a que aquí estás para esclarecerme.

- ¿Cuántas veces te he dicho que eres un extraordinario conductor de luz para mi, John?

- eh.. no sé, por ahora solo recuerdo la vez de Baskerville... - retrocedió un par de pasos porque Sherlock se acercaba cada vez un poco más, y no dejaba de mirarlo directamente- eh, Sherlock, ¿qué pasa?

- Lo haz hecho de nuevo, John; acabas de mostrarme la luz acerca de algo nuevamente.

- ¿sobre el caso?

- ah, si, eso también, pero me estaba refiriendo principalmente a otra cosa.- le pasó los brazos por los hombros, acercando sus cuerpos y bajando la cabeza para seguir manteniendo la mirada directa a sus ojos.

John pudo apreciar claramente las pupilas dilatadas de Sherlock, y sintió su sangre fluir con fuerza hacia sus capilares faciales. No fueron solos los suyos, los de Sherlock habían llevado también más sangre hasta su cara y sin duda en esa piel pálida sería mucho más evidente que en la suya... Sherlock no le estaría mostrando todas esas reacciones fisiológicas si fuera cualquier persona, si no confiara en él, y por sobre todo, si no quisiera realmente hacerlo.

- Obviously, Sherlock. Incluso siendo un idiota sé lo que significa.- le pasó los brazos por la cintura, a lo que Sherlock se estremeció un poco.

- No, no. Simplemente eres un genio en otras áreas con respecto a las mías, John. Eres perfecto.

No podría haber en el mundo un cumplido más sensual e interesante que uno salido de los labios de Sherlock, y más cuando lo estaba llamando directamente genio.

- Así que Sherlock Holmes está coqueteando conmigo... Dios, en serio debería grabar e-..

"esto" se quedó en su mente un segundo porque fue interrumpido por los labios de Sherlock, que lo hacían callar, que se movían suavemente y temerosos... cerró sus ojos y apretó un poco la cintura de Sherlock, para unirlos más y pudo sentir como Sherlock empujaba su cabeza por atrás, revolviéndole el pelo... el beso se volvió más atrevido y John tomaba la batuta, Sherlock seguía la partitura como buen músico que era... por primera vez se dejaba conducir por un experimentado director. Si esto fuera una pieza musical, el ritmo de John y Sherlock sería sin duda alguna un súbito passionato. Tan inmersos estaban el uno en el otro, que no se habían dado cuenta de como llegaban al sofá y se recostaban torpemente en él, con John controlando las cosas desde abajo, y un Sherlock que había dejado de racionar hace ya algunos minutos sobre él devorándolo ansioso... habría chasqueado cuando John se separó, de haber tenido un segundo antes de que le besara el cuello, lugar en donde según podía comprobar ahora era realmente sensible

-ugh!- no pudo controlar eso, y sinceramente, había sonado un poco fuerte.
- no tan fuerte, Sherlock, el bebé está durmiendo...
- unmm mmm...

John riéndose entre dientes siguió bajando por su cuello mientras desabotonaba la camisa de Sherlock. Verlo sin poder emitir una respuesta que no fuera un monosílabo o un quejido lujurioso era realmente gratificante, y porqué no decirlo, lo encendía aún más. Como estaban sin partituras, y como buen autodidacta que era, Sherlock decidió crear su propia melodía en el cuerpo de John... Metió sus manos bajo el jumper de John y dibujó suaves círculos sobre su camisa con la punta de los dedos, luego abruptamente movió sus manos rápido y masajeó su espalda deseosamente; una mano hacia arriba y la otra hacia abajo, haciendo que John se estremeciera un poco cuando sintió como le sacaba la camisa del pantalón y metía la mano por debajo para sentir su piel. Oh Dios... esa fue su sangrienta perdición... le mordió el cuello y Sherlock casi gritó su nombre con placer; le arrancó la camisa ya sin paciencia, sin importarle los botones sin desabotonar que saltaron lejos. Arrastró de una sola vez la camisa y la bata, y las tiró quien sabe a qué dirección. Se quitó su propio jumper y dejó su camisa desabotonada a la mitad, para darle algo que hacer a Sherlock, si es que podía, porque no estaba en sus planes dejarlo razonar. Bajó su cara hasta los pezones que no dudó en atacar, haciendo que Sherlock gimiera constantemente. Si se pudiera comparar, diríamos que ahora estaba haciendo pizzicato, enterrándole las uñas en la espalda a John por el placer que desbordaba. John paseó sus manos por su espalda, bajó bruscamente y metió sus manos en los pantalones, dándole un descarado agarrón que lo hizo saltar... John se separó y Sherlock casi quería reclamarle cuando se fijó como lo miraba lamiéndose los labios y sosteniéndole la mirada firmemente, Sherlock casi se sintió intimidado por el capitán Watson.
Habían cambiado la posición y John miraba desde arriba a Sherlock. Era reconfortante verlo en tal estado; rojo, acalorado, con la respiración entrecortada, las pupilas dilatadas, y estirándole los brazos con necesidad, mientras sus labios hacían una mueca suplicante. No pudo evitar sonreír conforme y más aún viendo la expresión de "no me hagas esperar" de Sherlock. Movió sus manos ágilmente a la cremallera del detective, y tiró lejos los pantalones. Sherlock quiso hacer lo mismo, así que lo dejó. El detective aprendía rápido, por lo que al tirar los pantalones hasta la rodilla de John, apretó posesivamente su trasero y le dio un mordisco en el abdomen. Ah... Sherlock nunca dejaría de impresionarle... Le tomó la cabeza, lo hizo recostarse mientras lo besaba mordiéndole el labio inferior y gozando cada estremecimiento de Sherlock. Cuando juntó sus caderas y sus erecciones se rozaron aún por encima de la tela de los boxers, oh demonios, fue glorioso. El gemido de Sherlock que se apagó entre sus besos, su estremecimiento... Ahora todo era un "legato" delicioso mientras se rozaban... Sherlock se separó principalmente por la falta de aire, pero también porque quería vengarse de John, dejando una marca en su cuello, bastante visible. John no le cedería el control, obviamente, Sherlock lo sabía, así que no se asombró cuando John lo empujó de nuevo y llenó de besos todo su torso, se detuvo en el ombligo y a continuación bajó hasta la dolorosa erección que ya estaba goteante. John, riendo con malicia, dejó los boxers de Sherlock en su lugar y le dio un beso por encima de la tela. Sherlock se quejó y retorció abajo. No lo torturó demasiado, le hizo sentir bien con su boca y Sherlock lo agradeció. No había mejor agradecimiento que los gemidos débiles que daba, y que repitiera "John, Joohn" a cada rato. Estaba haciendo trabajo manual con su propia erección, y cuando sintió que Sherlock estaba cerca volvió arriba y los masturbó juntos. Sherlock había unido sus manos al trabajo también y seguía perdido en el placer como John besaba suavemente su cuello. Se vinieron juntos, y sin saber si fue por el gemido de Sherlock cuando se corrieron o porque simplemente (y paradójicamente) era "hora de la leche", pero el bebé se despertó y rompió en llanto.
No pudieron evitar dejarlo llorar un rato, para intentar calmar un poco las respiraciones cortadas que tenían. John llevó en brazos a Sherlock hasta su cama, el cual todavía estaba muy perdido en el placer, porque sin duda no se hubiese dejado cargar de otra forma. John lo envolvió en su bata y lo dejó al lado del bebé.

- Shelock, por favor, háblale unos minutos mientras preparo su mamadera?
- s-si John, no - hay - pro- blema...

Cuando John volvió con la mamadera del bebé lista, este estaba muy tranquilo y fascinado agarrando un dedo de Sherlock, el cual, para su asombro, estaba cantando una canción de cuna. La primera vez que lo oía cantar, sin duda; su voz de barítono estaba arrullando dulcemente a un niño. "Dios, dónde está mi cámara!?" no dejaba de pensar en eso, sin duda en broma, porque sabía muy bien que cada momento estaba muy guardado en su memoria. Se acercó silenciosamente a la escena que tenía delante, el bebé al verlo le sonrió y le estiró una manita, John le dio un dedo y él la agarró lo más fuerte que podía, y se mostró agradecido cuando el doctor le dio la mamadera (la cual era especial, contenía suplementos de la hormona que él necesitaba obviamente). Jugaba con los dedos de John y Sherlock, ya terminada la mamadera y cayendo en sueño otra vez juntó sus manos y con ellas los dedos de John y Sherlock. Sherlock se había quedado dormido, por lo que decidió taparlo y él se fue a bañar. Esos dos dormirían por un buen rato, sin duda.