KAGOME: LA DIOSA REENCARNADA

ADAPTACION DE: SAILOR SUN


CAPITULO 1 DE 11

Nota: los personajes no me pertenecen...

no me demanden...no tengo dinero. T-T


El Jeque, con el látigo en la mano, la intimidaba desde su estatura. Se hinco a sus pies, sintiendo que el sudor mojaba sus labios entreabiertos. El ardiente Sol del desierto caía a plomo sobre ellos y, al tiempo que la música desgarraba el aire, la chica se alejo del Árabe, arrastrándose sobre sus rodillas, mientras el latigo fustigaba la arena cerca de sus muslos extendidos.
Las sedas del Harem que usaba tenían el tono azul del pavor real. El cabello mas Negro que el ébano, caía en rizos al rededor de su rostro arrebatador, sus senos turgentes se separaban por un abismo de piel luminosa y su vientre quedaba el desnudo. Estaba cubierta de oro... desde las pulseras de sus tobillos, las cadenas de la cintura, los brazaletes con campanitas, hasta un collar deslumbrante en el cuello.
El látigo del Jeque desgarro la seda de su muslo y ella sofoco una exclamación, contemplandolo. El se rió y se le acerco; su fuerte mano le atrapo la muñeca y tiro de ella para ponerla en pie y darle un beso, castigándola, en la boca.
De repente, el sonido de una cabalgadura rompió el silencio.

-¿Que Demonios?...

Se volvió. Todos se volvieron y observaron atónitos el Océano amarillento del desierto, para verlas nubes de arena que levantaban los caballos que se acercaban a ellos con rapidez.
Guiados por el hombre de vestiduras Blancas, los jinetes avanzaban veloces y Kagome distinguió que el líder adornaba su tocado con Oro, Por lo que dedujo era un Jaque.

-Yo me encargo de esto- Grito Kouga detrás de cámaras.

Pero Kagome apenas lo oyó. Su corazón latía com. las estrépito que los cascos de los caballos y sus ojos se clavaban en el Jaque, el Verdadero Jeque, el hombre que cabalgaba hacia ella taladrándola con ojos de Halcón y con una boca que podía encender la pasión de cualquier mujer.

Llego hasta ellos. El caballo blanco caracoleo antes de detenerse, bajo la mano férrea de su amo, levantando un torbellino de arena que lo rodeo como el halo de un Dios de Desierto.

-Soy el Jeque Inuyasha Sin Suliman El Khazir de los Auda Khazir-su voz vibraba con sombría Autoridad- Y esta Tierra es MIA. ¿Quien les dio permiso de Invadirla?- hablaba en un Ingles perfecto, con un levísimo acento árabe que acentuaba el tono profundo de su voz.

-Señor...-Kouga, diplomático por necesidad, se adelanto, con un Salaam respetuoso-... me llamo Kouga Burton. Soy el Jefe de este Grupo. Por Favor, acepte mis disculpas por habernos metido en su propiedad. No tenia idea de que necesitaba un permiso. Creí que...

-Adivino lo que creíste, Ingles-la boca dura del Jeque se convirtió en una Sonrisa Cruel-Pero te equivocas. Esta es la tierra de los Auda Khazir. Y yo soy el Amo.

Si, Kagome pensó, sin aliento; ese rostro tenia el sello del poder. Bronceado fuerte, se sentaba sobre su montura con el aplomo de los aristocratas. Sus ojos semejantes a los del Halcón, dorados y agudos, se dirigieron de pronto, hacia Kagome y con esa mirada hizo que el cuerpo de la mujer palpitara acalorado.

-Entonces ¿Me permite presentarle mis disculpas?- insistió Kouga, con una sonrisa sarcástica-¿Y quizás pedirle permiso para que continuemos la filiación?

El Jeque recorrió con insolencia las curvas de Kagome sin siquiera dignarse a mirar a Kouga.

-¿Que están Filmando?-pregunto, estudiando los senos redondos de Kagome y su vientre desnudo.

-Un video pop-respondió Kouga, mientras el corazón de Kagome se celebraba- Trabajamos en la industria de la música

-¿Esa chica es una cantante?-miro a Kouga con desden

-Si-asintió Kouga-una cantante muy Famosa, se llama Kagome y ella...

-¿Aome?...-el Jeque pregunto ahogándose, contemplándola

-Kagome-repitió Kouga, luchando por ganarse al orgulloso Señor del desierto-una Famosa estrella del Occidente. Vendió millones de discos y...

-los discos me importan un comino-asentó el Jeque y aguijoneo su caballo para que caminara hasta Kagome, absorbiéndola con sus pupilas doradas.
Alarmada Kagome retrocedió sin darse cuenta.

-No le demuestres que tienes miedo-murmuro Kouga

Con el pulso desbocado, se quedo quieta y alzo los ojos hasta el rostro del Jeque Inuyasha Sin El Khazir. Las doradas pupilas la midieron con fuerza desconcertante.

-Axial que-murmuro-¿en verdad eres Aome?

-¿Ha...Ha oído hablar de Mi?-indago, ronca.

-He oído, desde luego "Bint"-contesto, con dulzura y con tanta suavidad que por un momento ella se pregunto si realmente pronuncio las palabras.

Su boca se curvo de pronto en una sonrisa y ella sintió que un estremecimiento le recorría el cuerpo, como si una premonición le hubiera tocado su alma cuando el hablo.

Después, el Jeque se volvió, sus fuertes manos tocaron las riendas y el caballo hizo un círculo perfecto el caballo camino con arrogancia real hacia las cámaras, hacia el equipo fílmico, hacia Kouga Burton.

-Esta Bien-dijo, alzando la cabeza, les autorizo que continúen filmando en la tierra de los Auda Khazir.

Un suspiro de alivio salio del equipo de extranjeros.

-Muchas Gra...-empezó Kouga emocionado.

-Por un precio, Ingles- lo interrumpió el Jaque, con lenta burla, inclinándose hacia delante para descansar su brazo sobre la cabeza de la silla.

-¡Desde luego!-Kouga parpadeo son apuro y pego su mascara de diplomático a una sonrisa de medio lado-indíqueme...

-La oiré cantar-los ojos del halcón se posaron en Kagome.

Hubo un pequeño silencio y, bajo la mirada perturbadora y arrogante la joven sintió, para su humillación, que sus pezones se erguían bajo la seda azul del corpiño que usaba. Los ojos sombríos subieron hasta su cara, se encontraron con la mirada de la chica y le detuvieron el corazón por un segundo.

-¿cantar?-Kouga no pareció entender a lo que el otro se refería.- Después se recupero de la sorpresa-¿quiere oírla cantar? Pues, seguro...desde luego...quiero decir...

-¡Mañana por la noche!-el Jeque se enderezo sobre su montura-La oiré cantar en mi Palacio, "La Casa de los Siete Soles", en las afueras de Agadir, la puerta del Sahara Occidental.

-La Casa de los Siete Soles...-repitió Kouga, atontado, y un chico de nombre Miroku, atrás de las cámaras, tomo un pedazo de papel y lo apunto.

-Mañana es mi Cumpleaños-se mofo el Jeque, con una sonrisa leve, dura-Tu, comerás conmigo Kouga mientras tu Ave Canora nos deleita con su voz.

Kagome, trago saliva con la garganta seca y lo estudio a través de las pestañas húmedas de sudor, mientras el sol iluminaba su cabello azabache y quemaba la pendiente entre sus senos, sus brazos y su vientre desnudo.

A Kouga no le quedo mas remedio que inclinarse con un Salaam y murmurar:

-nos honra, Señor.

El Jeque apenas sonrió he hizo girar su caballo.

-Tráela mañana, a las siete de la noche.

De pronto se alejo, aguijoneando los flancos del animal y sus hombres lo imitaron, rodeándolo para protegerlo, desplegando una muestra de lealtad del desierto, acompañados del galopar de los caballos.

Kagome sentía que todo lo que la cercaba era demasiado occidental, demasiado domesticado y convencional. Las cámaras la llenaban de aburrimiento pues ese era el último de una larga, larguisima serie de videos para sus discos. Hasta la emoción de saber que cantaba una composición brillante, que ganaría el primer lugar de ventas, ya no la afectaba.

Pero, en el paisaje oscuro de su mente, una fantasía secreta casi olvidada despertó, y comprendió que hubiera seguido al Jeque Inuyasha Sin El Khazir si se tratara de un sueño y no de la realidad.

De pronto le encanto la idea de cantar en un palacio al día siguiente...

Al día siguiente, trabajaron en el estudio, Kouga tenía una villa en Tánger y allí se hospedaban mientras filmaban los videos. En la cima de una colina que dominaba la ciudad, la villa tenía a sus pies el espectáculo fascinante de un lago de techos rojos y muros encalados que descendían hasta el corazón de Tánger, repleto de Bazares y callejones sucios, llenos de joyas, alfombras y especias. Los lamentos de una mezquita cercana rompían el aire con intervalos constantes de "ala" que resonaba en el calor de la ciudad.

-La tomaremos desde el principio-ordeno Kouga a Kagome por los audífonos.

- ¿no podemos saltarnos esa línea?-pregunto ella por el micrófono, observándolo a trabes de la pared de vidrio del estudio.

-si, si prefieres no trabajar demasiado- replico Kouga seco, desde la cabina de control.

-¡OH, de acuerdo! Entonces, desde el principio- y canto los versos del coro de nuevo, sostenida por su orgullo, como siempre que Kouga la criticaba. Siempre fue así entre los dos, su relación platónica se parecía a un parentesco familiar que compaginaba a la perfección con los negocios.

-¡Perfecto!-aplaudió Kouga cuando la joven término- Vocalizacion Maravillosa ¡te felicito, Kagome!.

Kagome lo estudio, preguntándose por que ya no sentía placer cuando lo complacía. Colgó los audífonos en el micrófono, cruzo la habitación y abrió las puertas de vidrio del cuarto de control.

-Agreguemos los coros mañana, para la muestra- propuso Kouga.

-¿No me necesitas para Eso, verdad?- pregunto la cantante, de forma retórica.

Kouga replico apretando una tecla y haciendo que la Voz de Kagome explotara por los altoparlantes chillando "Jeque"¡Jeque¡Je-Je-Je-que!

-Sacaremos el mejor disco hasta este momento-anuncio Kagura, una rubia oxigenada que la acompañaba en sus canciones- Escuchen esto-leyó anterior de la revista Quo-: El disco Quince de Kagome demuestra que nunca se debe menospreciar la estupidez de las masas.

-¡Malditos!-exclamo Kouga

-Nunca leo las criticas-Kagome se encaramo en un banquillo, al lado de Kouga para enojo de Kagura, y empezó a jugar con el Sintonizador- Es demasiado doloroso.

-Tienen envidia- Kouga apago la corriente y planto un beso en la cabeza de la chica-Así sucede. El éxito provoca críticas y el fracaso admiración. Si solo vendieras 10 discos al mes, te llamarían artista y te convertirían en el ídolo de la cultura.

-Quizás también podrías suicidarte en el escenario-sugirió Kagura maliciosamente-de ese modo publicarían artículos sentimentales sobre tu trágica muerte.

-Por lo tanto, solo te queda ser Famosa o ser F A M O S A.-se rió Kouga.

Kagome sintió la Urgencia de escapar. La agobiaba con frecuencia los con mentarlos de Kagura. Su vida se había convertido en una trampa, en una tediosa prisión y no tenia modos de escabullirse del estudio, los conciertos, las giras, las entrevistas por televisión y radio; las sesiones de fotografía...

De pronto, el deseo de escapar la avasallo. Sus ojos color chocolate recorrieron las paredes del estudio. Paredes obscuras, muros sin ventanas... encerrándola. Sin luz, sin aire, sin paisaje. Para borrar el tiempo, allí, en esa habitación sofocante que podía ser de mañana, de tarde o de noche; invierno, verano o primavera; Londres, Nueva York o Paris.

-Saldré un rato- decidió Kagome de pronto. Poniéndose de pie.

Todos se volvieron a verla, Houyo el programador del computador con los instrumentos de percusión, casi deja caer su cerveza.

-¿Vas a Salir?-Kouga frunció el ceño--¿Que quieres decir con eso de salir?

-Necesito tomar aire fresco-respondió con rapidez-Y quiero salir.

-Pero, partimos en una hora- consulto su reloj- Tenemos que estar en el palacio del Jeque, en Agadir, a las siete. Y tardaremos unas cuatro horas, por lo menos, en llegar.

-Regresare pronto-le prometió, dócil, caminando hacia la puerta.

-¡Espera!-de un salto, Kouga le cerró el paso. Su educaron musical se puso en evidencia cuando su voz adquirió un tono clásico del teatro isabelino-: No iras, repito, NO iras a la ciudad. Se que te encanta ese lugar, Kagome pero no permitiré, que pasees por los Bazares y te pierdas.

-Pero, Kouga¡no he salido del estudio desde que llegamos!-la frustración hizo que sus labios temblaran.

-Si, si saliste... estuviste en el desierto ayer-le palmeo la cabeza-. Anda, pórtate bien y diviértete en la piscina. Kagura te acompañara ¿verdad, Kagura?

-Soy una excelente dama de compañía-Bromeo Kagura, poniéndose de pie y mirando fijamente a Kagome.

Kagome lucho por obedecer, asintiendo al decir:

-Tienes razón...es lo mejor... nadare un rato en la piscina-pero el resentimiento la quemaba... ¿Kouga era tan ciego, que no se daba cuanta de lo mucho que ella había cambiado?

-¡Que linda niña!-Kouga sonrió y regreso a su escritorio- Yo me quedare a.C. y revisare la grabación. Tengo una idea sensacional para la sección media...

Hicieron el viaje a Agadir en un Auto negro, a través del desierto, en un camino que parecía incongruente. Cortaba las arenas doradas con una línea negra, separando extrañas formaciones de roca para dejarlas a ambos lados de la carretera, sin descartar los modernos letreros, en árabe y en Ingle.

De vez en cuando pasaban por un pueblo, de casas de piedra encalada, donde los niños les lanzaban palios y los viejos con largos Caftanes fumaban pipa.

Kagome iba en la parte posterior de coche con Kagura y Kouga. Llegaron a Agadir al caer la noche y, de pronto, descubrieron el palacio, magnifico en su esplendor, en medio del desierto interminable.

-¡Que lugar tan Increíble!- Kagome se quedo sin aliento por el impacto que recibió- ¡Que romántico!

-Esta es un aprueba palpable de nuestras diferencias culturales- comento Kouga, contemplando los altos muros del edificio.

Cruzaron antiguas puertas. Un amplio patio se abría ante ellos, con fuentes que vertían agua sobre mármol, paredes de mosaicos que brillaban con la luz de palacio, bajo un cielo de terciopelo, guardias con pistolas y perros bajo sumando.

-Quienquiera que sea- murmuro Kouga, cuando el auto se detuvo-tiene riqueza y poder. Me alegra no haberme convertido en su enemigo.

Kagome bajo del coche, temblando de nervios y excitación. Su vestido, sin tirantes, se pegaba a sus esbeltas curvas. Se cubría con una larga capa de seda Dorada.

-¡Saludos!- un árabe alto y moreno, con ropajes rojos apareció en la puerta para darles la bienvenida.- Me llamo Mioga- Se inclino con un profundo "Salaam"- Síganme, por favor.

La emoción aligero los pasos de Kagome mientras caminaba por los corredores hermosamente decorados, fuentes en todos los patios, estatuas de leones e inscripciones arábigas en cada muro.

Al llegar al último corredor, dos árabes con el pecho desnudo y pantalones bombachos, en rojo y dorado, guardaban una puerta de dos hojas, como estatuas vivientes. El guía que los conducía, dio una palmada y los guardias abrieron las puertas.

La música llenaba el aire. Campanas, Tamborines, Flautas y palmadas. El salón de Baile estaba decorado con colores brillantes y Kagome avanzo un paso, embobada, conteniendo el aliento que se le atoro en la garganta.

Kagome busco con los ojos al Jeque Inuyasha Sin El Khazir, pero no estaba en ninguna parte, así que sus pupilas vagaron por la habitación hasta que la mareo el impacto de lo que admiraba.

Había filas de cojines de seda, bordada en oro, desperdigados en el suelo, sus tonos púrpura, azul, rojo, café, azul cielo, azul marino, azul claro... El incienso cargaba el aire de un aroma dulce, de especias y opio, que flotaba entre las lámparas de filigrana de oro que colgaban de cadenas doradas.

-Dios Mió...- suspiro, mientras sus sentidos se sobresaltaban ante ese lujo bárbaro-, nunca vi. Nada tan hermoso.

-Creía que habías nacido en Bahrain- replico Kouga, frunciendo el ceño.

-Si-repuso Kagome, volviéndose sorprendida- pero jamás había estado dentro del palacio de un Jeque. Solo me permitían mezclarme con los hijos de los Oficiales del ejército.

-¡Que esnobismo!- Kagura arrugo la nariz- No lo soporto.

-¿Sabes de donde viene la palabra "Snob"?-Pregunto Kouga sin inmutarse- Del Francés "Sas Noblesse"... sin titulo.

- pues...quien quiera que sea, el tipo que nos invito- bromeo Kagura- Tiene mas "Noblesse" de la que puede gastar.

De repente la música ceso. Las puertas al otro extremo del salón de baile se abrieron de paren par y unos pasos se acercaron. Al oírlos, las personas se pusieron de pie y se inclinaron con profundo respeto.

El Jeque Inuyasha Sin El Khazir entro en la habitación con sus vestiduras blancas; sus ojos recorrieron a sus huéspedes para clavarse en Kagome quien al recibir esa mirada se irguió, sin percatarse de su propia pose, igualmente altiva.

La música, se escucho de nuevo. Todos se sentaron sobre los cojines y mientras las flautas y los tambores caían en una cascada de sonidos por el aire, el Jeque fue hacia Kagome.

-Buenas Noches- dijo el Jeque Inuyasha con voz llena de matices- Bienvenidos a mi Palacio.

-Buenas noches- dijo Kouga, haciéndose cargo de la situación de inmediato, como de costumbre - Su palacio es magnifico. Nos honra ser sus huéspedes esta noche.

El Jeque inclino la cabeza con frialdad y Kagome noto por vez primera su altura; por lo menos media unos diez centímetros mas que Kouga.

-¿Kagome cantara a.C.?- indago Kouga, estudiando el salón-quizás necesite un micrófono para que la oigan y...

-Fe!! No cantara aquí- lo interrumpió el Jeque- si no en los jardines de Sheherazade- palmeo con sus fuertes manos- Mioga...lleva al Señor Kouga a los jardines y permítele inspeccionar el escenario. Que haga lo que quiera.

-Tus deseos son los míos- dijo Mioga, inclinándose ante el Jeque.

-Gracias- Kouga estaba bastante desconcertado- Correcto... ¿Vienen, Kagura?... ¿Kagome?...

-Yo...- Kagome le lanzo una mirada al Jeque, sabiendo que prefería quedarse con el. Revisar micrófonos y conexiones eléctricas no la atraía lo mas mínimo.

-Aome se quedara conmigo-dijo el Jeque de inmediato y sus dedos atraparon de inmediato la muñeca de la joven- Yo la cuidare.

Kouga titubeo, con la diestra dentro del bolsillo del pantalón.

-Deberías hacer una Prueba Kagome.

-Por aquí, Señor Kouga-Intervino Mioga- Señorita Kagura...

-Debes tener hambre, Aome- le indico el Jeque y su mano bajo hasta la cintura de la mujer, para guiarla.

Todo ocurrió con rapidez y tersura y, antes que se diera cuenta de lo que sucedía, caminaba al lado del Jeque, mientras los otros se dirigían a los jardines.

La condujo, bajando por los escalones ribeteados de oro, al centro del salón.

-Por favor- con un gesto señalo los cojines esparcidos en el suelo- siéntate conmigo.

Despacio obedeció, con movimientos sensuales y provocativos, al igual que sus ojos, su boca... El sonrió, hundiéndose en los cojines al lado de la joven, relajándose al estirar su cuerpo. Sus ojos se encontraron reconociendo, admitiendo la atracción entre ellos, como una corriente eléctrica.

Palmeo las manos, una chica bellísima, vestida con el ropaje de seda del harem, apareció. Se hinco ante el Jeque y ofreció una bandeja de plata, repleta de bocadillos exquisitos. la coloco frente a la pareja, se inclino y se fue.

-¿Tu esclava?-pregunto Kagome con una mirada fria.

-Los esclavos escogen a sus Amos- respondio en voz baja y desendio su mirada por los senos de la artista.

Los latidos de su corazon se aceleraron y sintio que los pezones se erguian ante la mirada del Jeque.

-Quiza en occidente. Pero ¿aqui en el desierto?-alzo la cabeza- ¡No lo creo!

-¿conoces bien el desierto?

-Nunca estuve en el Sahara antes ...pero...

Entonces, no juzques nuestras costumbres hasta conocerlas- estiro la mano y cogio un bocadillo color miel, que le ofreció- Una abeja cristalizada, Aome.

-¿Una Abeja?

-Por supuesto, le quitamos el aguijón-lo metió entre los labios rosas.

a Kagome se le hizo agua la boca al tocar el dulce con la lengua. El cristal de miel se abrió de pronto derramando toda su dulzura. La manera en que la veía, le hablaba, la tocaba obligaba su cuerpo a despertarse y latir. S e removió en su cojín de seda, su vestido co0lor marfil atrajo la mirada dorada, que se poso en sus pechos, en la esbelta cintura, en las suaves curvas de sus caderas.

-Eres una mujer muy hermosa, Aome- le susurro y se acerco a acariciarle el negro cabello- Cabello como la Noche, como el abismo...

-Negro- sonrió ella sin mucho aprecio.

-pero toda tu eres una perdicion...¿verdad?

El rubor le quemo las mejillas y replico acida:

-supongo que estas acostumbrado a tocar a las mujeres cuando se te antoja.

-Solo aquellas que encuentran placer en mis caricias.

-Y apuesto que tienes un Harem lleno de ellas.

¡Un Harem!-Su risa, profunda y rica la estremeció mientras sus largos dedos se quedaban sobre un hombro blanco y desnudo- estamos en el recinto de la Fantasía , "Bint" La fantasía Occidental señala que cada Jeque debe tener un Harem, donde tiemblen inocentes vírgenes, listas a complacerlo.

-¿ Y acaso lo niegas?

-Existen muchas fantasías occidentales acerca de el mundo Árabe-la Observo con ojos burlones-¿ las quieres estudiar Aome?

-No me importaría-respondio, con un leve movimiento de hombros, a pesar de que su cuerpo marchaba al paso que el marcaba y que ambos lo sabían.

- Vi una película-comento el con ligereza-acerca de un Jeque y una hermosa Inglesa...

-Yo también la vi.- impuso ella con igual ligereza.

-Fue muy interesante ¿Verdad?- prosiguió su anfitrión perezoso- ver como la raptaba y huían a caballo, a pesar que ella gritaba y se oponía. La llevo a una tienda, en el desierto, y la deposito sobre los cojines, en la alfombra, y...- Hizo una pausa, posando sus ojos sombríos en el rostro fascinado de la chica.

-Lucho contra el- la aclaro, ronca, con el corazon saliéndose del pecho.

-Ah si,- acepto- lucho con valor y destreza. Pero eso forma parte de la fantasía de ambos¿ No es cierto "Bint"?

Se quedo inmóvil, incapaz de apartar los ojos de el.

De repente, el hombre también ceso de moverse, para observarla con intensidad.

-¿Te gusto la Película, Aome?- con voz gruesa, y la Joven contesto sin pensar:

-si.

Sellando así su destino...

CONTINUARA...,


DICCIONARIO:

-Jeque: señor que gobierna sobre las tierras de Arabia por legado de sangre. Sus súbditos le obedesen ciegamente. Su palabra es ley.
-Mármol: piedra que se utiliza para los pisos en los palacios del desierto, ya que tiene propiedades de ser muy fría y ayuda a dar frescura al recinto.
-BINT: Querida

NOTAS:

Ojala les Guste...Dejen Review.
Entre mas lleguen las rapido será la actualización.