Los personajes son de S. Meyer, bla bla bla y yo solo juego con ellos bla bla bla...

Este es uno de mis One Shot favoritos!

espero que lo disfruten!

por favor dejenme saber su opinion!


Esa pequeña Chispa

– ¡AHH EDWARD ERES INSUFRIBLE! – Le grité al tiempo que lo empujaba para darle más énfasis a mis gritos.

– Rosalie no es mi culpa... lo siento– dijo echándose a reír burlonamente, como hacía cada vez que me chapaba pensando cosas sobre él, o cosas vergonzosas. –no, no, en verdad no lo siento. –y siguió riendo.

– ¿Otra vez lo mismo? Ya están grandes–nos reprimió Esme.

– ¡Voy a arrancarle la cabeza! –Esme me sujeto pero Edward ya se había movido de donde estaba. Me solté y salí a perseguirlo.

Era inútil, nunca lo atraparía. No al menos que alguien me ayudara. Y Carlisle y Esme no iban a hacerlo.

Me di por vencida. Me dirigí a mi cuarto. Y ya no lo toleré más. Edward me había "oído" pensar en él, cuando a mi como una idiota se me ocurrió llamarlo "guapo". Lo era, pero más me molestaba era que a pesar de mi belleza inhumana no se fijara en mi en lo más mínimo. Eso no era normal. Decidí llenar ese vacío saliendo a la ciudad, ya era de noche, buscaría un poco de diversión, y atención por algún club nocturno o un bar.

Subí a mi porch rojo, conecté mi i-pod, y empezó a sonar la música, Coldplay mi favorito. Eran temas viejos del 2002, estaban mejores...

And if you go oh oh oh, if you go oh oh oh ... empecé a cantar

Me transportaba a otro mundo cuando escuchaba Coldplay. Llegué a Londres, era sin dudas una ciudad hermosísima. No tanto como cuando yo estaba en ella, era obvio que yo la hacía aún más hermosa. Claro.

Estacioné. Me bajé y me dirigí a una tienda de ropa de lo más exclusiva. No podía ir así vestida a ningún lado.

Me compré una remera muy escotada color blanco, con un cinturón muy ancho de cuero negro que estaba a la altura de la cintura, una falda color azul marino, bastante corta y con voladillo, y unas botas de cuero negro también, altas hasta la rodilla. Ahora era aun más irresistible

Entré a un bar, y claro todos los muchachos me miraban. Excepto uno, pero este era muy guapo, y también era un vampiro. Tenía los ojos color miel. Que sorpresa, solo los vampiros como los de mi "familia" teníamos así los ojos, debido a la sangre de animal.

Me acerque a el, y me senté a su lado. Que cara dura que podía ser a veces.

– Hola vampirita –me saludo el fortachón. Era hermoso. Claro era vampiro.

– Hola, vampirote.

– ¿Pero que veo? ¿esos son ojos color ámbar?

– Si, también soy vegetariana, –sentí una conexión con el que nunca antes había presenciado. – mi familia también lo es.

– ¿A si? ¿qué haces aquí? –me miraba distante y desconfiado.

– Yo... huyo de mi realidad–opte por la verdad.

– ¿Qué realidad? ¿La de ser Vampiro o la de ser una chica muy agrandada?

– Ninguna de las dos. –conteste con recelo. – y tu ¿que haces?

– No es de tu incumbencia. – su mirada se volvió hosca y llena de resentimiento. Se levantó t se dirigió a la puerta. – hasta nunca niña.- Se despidió.

– ¿A donde vas? Y no me digas que no es de mi incumbencia.

– No te importa.

– ¡Ah! Es lo mismo.- le recriminé.

– ¿Qué más da? No me sigas. –no toleraba que fuera tan indiferente con migo como lo era Edward. ¿Los vampiros eran ciegos o que? Me interpuse en su camino, empecinada en que me viera con más detenimiento.

– ¿Cómo te llamas?

– Emmett.

– Un placer Emmett, soy Rosalie.

– No es un placer Rosalie, ahora apártate.

– No ¿Qué harás, sacarme con tu súper fuerza enfrente de todos estos humanos? Los Vulturis te harían añicos.

– ¿Los quien?

– ¡No sabes de ellos! Eso es grave. –lo miré horrorizada. No había vampiro en la tierra que no supiera de ellos. A menos que fuera un recién nacido, y su convertir no lo cuidara.

– ¡No! ¿Qué hay con ellos?-preguntó dudoso.

– Bueno yo podría contarte, pero no prestas atención, y no te agrada mi presencia, así es que... –estaba actuando, ya casi lo tenía. –... mejor me voy. –me di la vuelta, y salí del bar.

– Alto niña. –me tomo de la mano cuando estábamos afuera - en verdad me interesa saber quienes son ellos.

– De acuerdo. –caminamos uno junto al otro, en dirección al muelle, cuando llegamos, el muchachote ya estaba muy bien informado sobre ellos, y el poder que tenían en nuestro mundo.

– Vale, entonces, no tengo que incumplir esas reglas.

– Exacto. –el se había ablandado mucho en el transcurso de la noche, ya no me miraba con indiferencia.

– Bueno, es hora de que siga con lo que hacia. –me dijo, volviéndose rudo de repente.

– ¿ya te vas? –yo le pregunte, suplicante. ¿Suplicar? Yo no hacia esas cosas– ¿que es tan importante? Tienes todo el tiempo del mundo.

– No puedo dejar...que se me escapen Rosalie.

– ¿Quienes?

– No es de tu incumbencia.

Y salió corriendo a una velocidad imperceptible para los ojos humanos.

Eso me enfureció, comencé a caminar, y caminar, y caminar. No sabia donde estaba. Era la parte sur de Londres, estaba segura. La parte "brava", insegura, para alguien normal, no para mí. Nunca había estado allí.

Una sombra pasó corriendo junto a mí, dejando el eco de una carcajada. Eso me provoco un escalofrío. Era un vampiro, otra sombra hizo lo mismo, entonces cuatro vampiros aparecieron, rodeándome uno por cada lado.

– ¿Qué ricura tenemos aquí? – dijo uno de los vampiros, tenia un cabello rubio y cortado a lo loco.

– Mike, silencio. –lo calló otro. Ese debía ser el "jefe", o algo así.

– Soy vampiro también, no pueden alimentarse de mí. –les dije para que me dejaran en paz.

– Oh! Pero si eso ya lo sabemos. –y empezó a reírse, el tal Mike me molestaba.

– ¿Qué queréis?- pregunté irritada, y a la vez muy asustada, pero eso no lo iba a demostrar.

– ¿Donde está tu amiguito? – pregunto el jefe.

– ¿Quien? –en verdad no sabía a quien se refería.

– Tyler nos la esta haciendo difícil. –dijo uno mas bajo pero igual de hermoso, que estaba a mis espaldas. – vamos a jugar un rato ¿si?

– No. Ben, ¿nadie te enseño a ser un caballero? –Tyler el jefe empezó a reír. – Eric tómala.

El vampiro de mi derecha se coloco junto a mí, y con sus fuertes brazos me tomo por la espalda.

Mi celular sonó, que oportuno, el tal Eric lo saco de mi bolsillo y se lo arrojo a Tyler, aprovechando para manosearme entera. Esta escena me recordó a cuando yo era humana y mi prometido me exhibió y violó y dejo que sus amigos hicieran lo mismo con migo, sin defenderme... mejor no recordarlo. No podía moverme de sus manos como presas. Tyler atendió.

– "Rose, lo siento, Esme esta preocupada quiere que vuelvas" –Edward se hecho a reír de nuevo. –"contesta, no te ofendas."

– Oh pero si no soy tu querida Rose. – los cuatro vampiros rieron a coro.

– "¿Quién diablos eres?" –pregunto furioso. ¿Edward preocupándose por mí?

– No te hagas el tonto, Emmett quieres a tu chica, pues ven a buscarla, estamos en el barrio sur de Londres. –y cortó. ¿qué tenía que ver Emmett con todo esto? Al menos era seguro que Edward, Carlisle y Esme se dirigían hacia acá. Y las habilidades de Edward era algo con lo que nadie podía competir.

– Y bien... ¿por que te juntas con ese perdedor?

– ¿Quien? ¿Emmett?

– Si...

– Acabo de conocerlo, bah… conocerlo, apenas se su nombre...-dije molesta por lo poco que sabía de el grandulón.

– Mmm... si claro niñita. – Tyler no me creía.

– ¡Acá estoy idiota! –¿qué hacía allí Emmett? Eso era lo que tenía que hacer... juntarse con estos imberbes.

– Oh... Emmett que rápido has llegado.

– ¿De que hablas Tyler? Llevo buscándolos un año.

– Ahh... si así es, hace tanto que nos deshicimos de tu familia. –a Emmett se le pusieron los ojos como fuego. Empezó a temblar de la ira. Pobre, eso era lo que tanto le afligía, estos malditos criminales habían acabado con su familia. –mmm... solo recordar la suave y cálida piel de tu hermana... comienzo a encenderme. Fue la mejor chica con la que había estado. Y luego su sangre en mis labios... pero eso es algo más intimo. – a Emmett se le desconfiguró el rostro. Saltó y se encimó sobre Tyler.

Todos fueron a sacarle de encima a Emmett. Y lo estamparon contra un auto, que exploto, incendiándose. Aproveche la distracción y puse manos a lo obra. Entendí la posición de Emmett y la de su hermana con más razón. Habían metido el dedo en la llaga. Me subí a la espalda de Ben le arranqué la cabeza y la tire al fuego del auto. Luego arroje por los aires su cuerpo que cayo junto a la cabeza. El aroma a vampiro quemado nos invadió. Todos me miraban sorprendidos.

Y empezó la lucha. Mike se enfrentó con migo. Con Edward habíamos aprendido artes marciales. Y pude defenderme, aunque no atacarle. Emmett se encargó de Eric y Tyler. Pero no podía solo. Eran fuertes y veloces. Estaba rogando por que llegara mi familia pronto.

No podía hacerle ningún daño a Mike. Y me empecé a desesperar. No veía que fuéramos a lograrlo.

Pero ya no estaba sola. Esme a mi lado me miro con el entrecejo fruncido, poniéndose en posición de ataque. Entre las dos lo acabamos. Por otro lado Carlisle y Edward eran de gran ayuda para Emmett.

El enfrentamiento terminó por fin. Esos canallas ya no existían más. Emmett se acercó a mí, y con el rostro aun desfigurado por la conmoción que le provocaba el recuerdo de su familia. Le tome las manos. Y solo nos quedamos mirándonos. Por la mente se me pasaban un montón de cosas. El parecía ser esa pequeña chispa que yo necesitaba, para darle luz a mi existencia. Por un momento no pude dejar de temer por su seguridad, y el odio hacia Tyler y sus compañeros era enorme.

– Rosalíe gracias. –el me abrazó. Vi que mi familia me miraban atónitos. Nadie jamás me daba las gracias por nada. Y esas palabras para mi significaron mucho.

– Emmett, yo soy quien debe agradecerte.-respondí compungida.

– ¿Por?

– Porque... yo solo quería que me prestaras atención al principio, pero ahora, me doy cuenta que te necesito de otro modo.

– Rosalie, me siento en la misma posición, tú eres la chispa que le da luz a mi vida.

– ¡¿Me has leído el pensamiento? –otro Edward mas...no, eso sería insufrible, dos leedores de mentes no.

– No... ¿por?

– Yo estaba pensando lo mismo. – la risita petulante de Edward sonó de fondo. Pero ya no me importó. Pues la música que sonaba al compás de nuestras carcajadas la opacó. Su bella sonrisa era infantil y la más hermosa que jamás había visto. Nos sumimos en un abrazo que yo esperaba que fuera interminable, eterno, como el brillo de sus ojos.


Gracias por regalarme su tiempo en leer mis cosas, ahora solo con medio minuto más expresen su disgusto hacia lo que escribo o su aprobacion...sea el que sea el caso!

besosss y gracias!