Participa en el Reto Especial de Navidad: ¡Seamos Generosos! del foro Alas Negras, Palabras, Negras.
Okey, Eriv, no te conozco mucho, pero tus deseos eran todos tan divertidos que al final tuve que inclinarme por Loras y Renly si no no iba a escribirte nada. Solo espero no hacerte llorar... ¡Felices Reyes!
Todo pertenece a George R. R. Martin, yo solo escribo regalos de navidad.
A nadie más tenía porque dolerle. No conoces a nadie que lo amase de verdad, que no estuviese tras su sombra solo por ser el carismático hermano menor del rey. Solo tú estabas siempre allí para sostenerlo y amarlo de verdad, siendo complaciente.
¿No es verdad, pequeña flor de verano, que nunca llegaste a imaginar una vida sin él? Que te negaste, cegado por el más paupérrimo amor, a siquiera mirar más allá del resplandor de su sonrisa cegadora para advertirle del peligro que era tu familia. No tuviste el valor de poner los pies en la tierra por él y atracar en mejor puerto.
Pero de qué planeo acusarte si él estaba igual, ninguno de los dos previó jamás lo duro que sería quedarse sin el otro. Seguir adelante sin una compañía tan necesaria como desgastante. Cuántas veces no se perdieron el uno en el otro, robándose el aliento e incrementando la necesidad de estar tan cerca que el dolor supiese bien.
Pintaron tantos pájaros en el cielo tormentoso y sembraron demasiadas rosas en el ardiente desierto, haciendo de la vista gorda a la realidad, a esa sociedad autoritaria y dictatorial en la que ambos nacieron. ¿Y sus papeles allí? Ninguno, siempre supieron evadirlos con puestas en escena, con representaciones bien preparadas.
Le amaste y él te amó, pero ese amor les cegó.
¿A dónde los llevó? Mírate, vas a morir también y solo porque te hiciste dependiente de su sonrisa, de sus besos, de su cuerpo y de su consuelo; ojos azules que nunca anunciaban desgracia y en los que creíste más que en tu propia conciencia.
Cierra los ojos, eso puede consolar en algunos casos, piensa que el fuego no ha intentado consumir tu cuerpo y que él no se puso una corona. Vamos, imagina que solo te está esperando en algún lugar, sentado mirando el horizonte y sonriendo como de costumbre, sonriendo para ti porque has entendido que debías seguirlo porque ha sacado un tiempo para ambos.
O no lo hagas, no te tortures con esa idea, es mejor no mentirse. Duerme y sueña mi pequeño caballero, jardín lleno de flores y plagado de espinas, deja que el descanso repare en algo el dolor que agudiza tu alma, no ese que es causa de la lucha y de las llamas, sino del corazón roto de un amante sin esperanzas. Haz de este momento un remanso de paz, olvida por ahora el todo que te consume y te orilla.
Si hoy mueres estarás con él, y si no sucede la gloria de tu victoria llenará de luz el recuerdo que tenga el futuro de ti. Algún día, cuando los reinos que conoces hayan perdido su nombre y el escudo de tu casa solo sea una referencia histórica, algún escritor romántico sabrá hablar de ustedes dos, de su amor, del puro descaro con que jugaron a no tener reglas en ningún lugar. Les gustará, lo juro, esa historia cierta y reinventada para el comercio, donde serán eternamente jóvenes y el sentimiento entre ambos les dará para mucho más de lo que pudieron en vida.
Vamos Loras, no te deprimas, todo el mundo tiene una segunda oportunidad. En esta vida, o en la que sigue, o solo al final del tiempo mismo. Tendrás el placer de volver a suspirar entre sus besos y sentir el placer inmenso de susurrar su nombre entre actos de amor.
Piensa en que lo amas y que, este donde este ahora, él corresponde a ese amor.
