De prisión en prisión

Disclaimer: Todo pertenece a JK Rowling

Resumen: Una pequeña "reflexión" acerca de lo que implica estar "en el armario". Temática homosexual.

Advertencias: Temática homosexual.


El armario debajo de las escaleras en casa de los dursley, había representado por muchos años su prisión. Un lugar pequeño, oscuro, apático, húmedo por épocas y otras tantas polvoso. Era un aire pesado, sucio, encerrado. Lo había odiado siempre, y siempre quiso hacer algo al respecto. Veía a su primo tan distinto a él, con una vida perfecta y feliz; lo que él deseaba.

Pero nunca había encontrado la forma de hacer algo para cambiarlo. Su salvación había sido la carta a Hogwarts, se libró finalmente de esa prisión que lo albergaba. Pero también comprendió por primera vez cuál era la razón del odio que recibía de sus tíos.

En realidad era miedo, ese miedo de saber que un día podría hacerles algo. Sinceramente Harry no comprendía cómo es que para evitar eso, lo habían de hecho torturado toda su niñez. Comprendía que sus familiares no eran muy listos.

Sin duda alguna, Hogwarts era su nuevo hogar, que al mismo tiempo se convirtió de nuevo en su prisión. Teniendo en cuenta al loco que lo perseguía. Su vida consistía en pasar de una cárcel a otra y fingir que no sabía que eso eran.

En verdad prefería mil veces Hogwarts, que aunque fuera una cárcel a su propia manera, estaba llena de gente, gente agradable –la mayoría- y era mil veces más grande que esa otra pequeña prisión en casa de los Dursley -lugar que ni siquiera se atrevía a llamar como su propia casa-.

Si se ponía a pensar, con poco o mucho dramatismo, diría que su vida era una prisión en sí misma. Ser él ya era una carga, un dolor. Le encantaría ser una persona normal, vivir una vida sin tragedias, sin estar en la mira de un loco psicópata, y con el amor de sus padres. Parecía que las desgracias estaban predestinadas en su vida. Siempre, casi desde antes de nacer.

Tal vez era que no conocía otra forma de vivir más que encerrado, porque ni siquiera en aquello que él mismo podía decidir, se atrevía a dar el paso afuera. Su corazón parecía gritar que le dejara salir, revelarse contra todo, contra su familia y contra los adultos que lo controlaban, enfrentar las habladurías. Sin embargo, parecía que esta fuerza poderosa estaba siendo atacada por la parte del temor, el miedo y los prejuicios.

Esta segunda parte estaba tan arraigada a él, que temía a veces escuchar en su cabeza lo que él ya sabía. Temía enfrentar al pensamiento, a la racionalización del por qué es que prefería a los chicos por sobre las chicas en casi todo. Incluso aquello parecía tan monstruoso, tan difícil de hacer frente, que no se atrevía, y prefería estar en el armario opresivo de su niñez y sus pesadillas.


Sé que es algo -bastante- deprimente, pero es una pequeña descripción de lo que muchos pudimos haber sentido en nuestro momento.

**** EZZEQUIEL, gracias por el mensaje, te contesto por aquí porque tu correo no aparece en el mensaje que me mandaste. Estaría feliz de colaborar contigo. Cuando tengas tu cuenta, contáctame de nuevo.