Tyran falls in love no me pertenece solo soy una fan…
Siempre me he preguntado cómo recibiría Souchi a Morinaga cuando este regresaba de su entrenamiento. Así que con un poquito de imaginación cree esto, espero hacerle justicia a nuestro tirano ya que es bastante difícil.
Tu ausencia
Reconocer que le amaba era aceptar que desde varios años atrás él había entrado muy dentro de mi ser. Que aun sin saber sus sentimientos ya dentro de mi había dudas. Todos estos años juntos habían formado una relación que iba más allá del trabajo, la atracción física que se podía formar entre nosotros día a día era palpable. No sé si por sus sutiles miradas o esas pequeñas sonrisas, el sonido dulce de su voz o el tacto cálido que compartíamos o la altanería que demostraba con su mirada cundo algo no le parecía.
Cuando me confeso dos años atrás que me amaba realmente no me sorprendí, llevaba días de observar sus discretas miradas, sus ya constantes atenciones y esas sonrisas tan cálidas que día a día me daba. Lo que si me sorprendió fue esa forma tan inesperada de tomar algo que no le correspondía…si, me refiero a esa primera noche en la que unimos nuestras vidas y es allí también donde muchas luchas se dieron; internas, externar. Batallas campales donde el orgullo o la pasión eran siempre el motor. Yo, corriendo lejos de él y su abrumador amor tan sofocante y tan necesario para mí, como el aire y la vida misma. Con miedo siempre que a cada palabra mía saliera corriendo de mí, huyendo de mi tiranía, miedo de quedar atrapado en sus redes y en su amor. Lo que no me había dado cuenta es que desde ya hace mucho estaba allí, justo en el lugar donde no hay retorno, le pertenecía… talvez desde aquel primer momento en el que se volvió mi salvador, talvez después. Desde cuando no lo sé. Nos pertenecíamos, podía tomar todo de él, pero yo no estaba dispuesto a dar y eso me volvía egoísta, solo quería todo y no daba nada. Me ocultaba, me escondía de su penetrante mirada que me amenazaba con consumir los rincones más profundos de mi alma. Por miedo, por dudas, por orgullo factores sobraban.
Me acostumbre a sus carisias suaves llenas de palabras susurrantes que inundaban mis oídos y carcomían lo más profundo de mi ser…anhelantes de sus besos arrebatadores que quemaban mis extrañas y sacaban la vida misma de mi ser.
¿Cómo podía decir que no le amaba?... No lo sé…cómo era capaz de mirarle a los ojos y no darme cuenta que me anhelaba tanto como yo a él. Que le necesitaba con la misma fuerza que se necesita del agua y el viento, que ardía en llamas por ser tocado por sus largos dedos y besado por sus rojos labios, sus besos arraigaban mi piel y sus manos seducían mi ser. ¡Rio! de pensar lo tonto que fui, me creo inteligente y listo. Pero hay cosas que no se valoran hasta que no se pierden. Que son como tesoros escondidos frente a nuestros ojos, como lámparas puestas bajo la mesa. Porque queremos vivir en la obscuridad.
Estoy en casa, en este pequeño lugar al que llamamos hogar. Donde nuestros cuerpos se han convertido en uno tantas veces, donde hay memorias felices y tristes, besos y gritos, carisias y golpes…Somos tan contrarios el me da amor y yo le doy dolor. Aquí, en la obscuridad. Recostado sobre el sillón que es testigo silencioso de nuestros secretos espero su regreso. Haces tan solo dos horas salí de la universidad, con un agudo dolor de cabeza y una carga inmensa de trabajo, también con la resolución que cuando la puerta se abra nuevamente el inundara con su radiante sonrisa mi lúgubre vida. Dos horas de espera a que se abra esa puerta y estoy a punto de perder la paciencia y me pregunto cómo ha podido aguantar cinco años detrás de mí y mi mal carácter, de mis golpes y palabras duras. Si él es capaz de esperar por mi yo seré capaz de decir eso…si, eso que el tanto espera y tal vez esta noche es el inicio de algo más…
El departamento está ya muy cerca, mi corazón late tan fuerte como el sonido estridente de las ruedas de tren. Deseo tanto verle, poder contemplar sus brillantes ojos fundidos como el oro más puro y poder respirar su magnífica esencia. Lo llevo grabado en mi memoria, cada rasgo, color y sonido de su ser, el sabor de su boca y su piel. Amo cada parte de él y lo que más deseo en este momento es poder estrecharlo, entrar en casa… si allí ese pequeño lugar al que llamamos casa, lleno de sombras y colores, poder cruzar el umbral de la puerta y verle allí con esa actitud tan despreocupada, sentado frente a su laptop con el ceño fruncido llenando algún informe de su investigación, tomando descuidadamente su taza de café.
Estoy cerca de las gradas y a cada paso me siento como el niño pequeño al que le darán el regalo de cumpleaños que tanto ha pedido, han sido muchas noches de soledad y aunque siempre estábamos en contacto no es lo mismo; oír su voz a través del auricular del teléfono no es lo mismo que poder sentir la calidez de su aliento con el mentol del tabaco o ver como mueve esos delgados labios rosa con cada palabra y su expresión detrás de los anteojos cuando algo le desconcertar y trata de ocultarse detrás de los cabellos rubios de su frente.
Tres meses de ausencia, tres meses de pláticas amenas.
Tiene sus ventajas, pero también sus desventajas. He comprendido que todo es para bien, sea bueno o malo siempre aprendemos y maduramos. Sempai es una de esas personas tan maduras que me cuesta mucho seguirle el ritmo. La distancia que se ha establecido a raíz de mi nuevo trabajo me ha ayudado a madurar y amarle mejor, no es como que ya no le amo, si no que entiendo que no puedo seguir siendo un niño temeroso de que le quiten lo que le pertenece, porque sin duda alguna sé que él me pertenece tanto como yo le pertenezco.
El silencio del otro día me lo confirmo, luego de aquella llamada ambos nos quedamos con ganas de más…
Me tiembla la mano buscando la llave dentro de la bolsa de mi camisa…que irónico, parezco un idiota buscando la llave cuando yo mismo la puse allí, ya que es la llave de mi corazón. Dentro esta lo que más amo, mi sueño hecho realidad.
Giro la manija de la puerta y veo la estancia… a solo unos pasos y siento que me recorre un serpenteo por todo el cuerpo. La anticipación de una alegría o una decepción… bueno con el nada se sabe y eso es lo que hace interesante esta… llamémosle relación, no le digan a sempai para él es amistad. La luz está apagada así que camino despacio, he colocado mis maletas en la estancia el equipaje no es necesario para lo que tengo pensado hacer…
Las luces están apagadas, camino suavemente esperando llegar al interruptor; atenuando mi vista a la obscuridad observo sobre la barra de la cocina una vela y un encendedor, le enciendo y un agradable aroma se empieza sentir conforme la vela va quemándose. La luz va llegando un poco más allá y puedo ver algunas velas en diferentes lugares de la sala, el comedor y la cocina. Voy encendiendo las más cercanas. Camino para encender las de la sala, me giro para encender las que están en la pequeña mesa del centro una a una, no sé porque, pero me siento muy feliz, cada una de esas velas ha encendido algo dentro de mí.
- ¡Morinaga ...
Se contemplaban mutuamente, felices, anhelantes y deseosos…
Coloco la vela sobre la mesita y avanzó un par de pasos con una sonrisa cálida saludo…
- ¡Estoy en casa!
Sonidos y jadeos se escuchaban, palabras dulces y caricias suaves...
Continuara…
