—¿Marinette?

El mismo nombre pronuncia durante los siguientes cinco minutos por parte de Adrien, quien esta ahí sentado en el sofá, viendo la espalda de Marinette sin recibir respuesta.

Confirmado, su novia lo ignora.

No, más bien esta mas ocupada poniéndole atención a su hámster que a él. Importándole más acariciarlo y mimarlo. Como si el no quisiera esa clase de afecto por parte de ella.

Adrien se remueve el pelo frustrado. Realmente pensar en lanzar el hámster por la ventana, no le resultaba tan mala idea.

—Marinette, si no salimos ahora perderemos la reservación.

Nada; realmente comenzaba a estresarse por eso le pidió a Plagg que lo transformara.

Y no funcionó, a pesar de que ronroneo su apodo, movió su cola, maulló...

No sirvió ser Chat Noir; llevar puesto un traje de gato. Por eso en minutos volvió a ser Adrien, sentado de nuevo en ese sofá, tratándose de calmarse, respirar, es su dulce novia que lo ama con locura, no puede ignorarlo, ella ya estaba vestida, listos para marcharse. En un minuto de seguro...

Cinco minutos después...

—¿Marinette?

—¿Umm...?

Adrien suspira aliviado al obtener un poco de atención.

—Íbamos a salir a una cita ¿Recuerdas?

No contesta.

—No, de nuevo —pronuncia en su mente.

Empezando a creer que ese hámster era su enemigo mortal para arruinarle el día y el resto de su vida; sin aguantar ni un segundo más, se levanta y se encamina hacia la puerta de su departamento saliendo de ahí, con un portazo como un niño malhumorado.

Marinette al escuchar ese sonido, alza la cabeza y sale de la ensoñación en la que su mente se metió, al estar con esa bolita de pelos tan adorable. Gira su cuello hacia los dos costados; buscando a su novio con la mirada, pero no lo encuentra.

— ¿Adrien?

.

.

.

Horas después, el susodicho entra de nuevo al departamento con una bolsa de compras en su mano y cuando pasa cerca del hámster le manda una mirada retadora como declarándola la guerra mientras una sonrisa altiva aparece en su rostro. Interiormente feliz al ver que su novia no sigue dándole cariño, cuando eso, debería hacerlo únicamente a él.

Va hacia la habitación que comparte con Marinette y la encuentra durmiendo dulcemente sobre la cama. Sin quedarse más tiempo observándola, saca lo que compro de la bolsa y se lo pone.

Estando seguro que seria irresistible para sus ojos, el traje que su novia iba a ver. Respira lenta y profundamente y se ve en el espejo, antes de dirigirse donde estaba su novia, llamándola suavemente. Ella los abre lentamente...

—¡Hamtaro!

Ella no se percata. Se friega los ojos y se acomoda en la cama, sentándose.

—¡A-a-a-Adrien!

Se dio cuenta. Su voz denotando completamente sorpresa, Adrien se arrodilla y apoya su cabeza en sus piernas.

—¿Q-que? T-tu... Adrien...

Alza su cabeza y la besa suavemente para que no diga ni una palabra más.

—Soy tu nuevo hámster... —Sus ojos verdes brillantes pidiéndole con la mirada que lo mime.

Marinette se derrite de la ternura, comenzando a pasar sus manos por su cabello. Nunca creyó que vería a Adrien con un traje de hámster... lo que hace el querer un poco de atención.