Capítulo 1: Inicio, pesadillas y tristes melodías.
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La mujer de largos cabellos plateados se encontraba inconsciente sobre las blancas baldosas del palacio. Al fondo de la habitación la joven princesa se dejo caer sobre la barandilla del balcón. Estaba sucia, desaliñada y completamente agotada y aunque su respiración era débil, aun tenia la suficiente fuerza para hacerle frente a la mujer delante de ella.
La mujer dio un paso hasta quedar frente a ella. Una sonrisa burlona adornaba su cara.
—Así que poco falta princesa de la Luna—Escupió las palabras con desdén—Sus defensas han caído. No tiene más remedio que ceder ante mí. Entrégueme el Cristal de Plata y devuélvame al Príncipe Endimión. Si todo sale bien, puedo perdonarle la vida. Podría ser una buena ayudante de cocina en mi palacio.
Los ojos de Serenity ardieron llenos de ira y odio mirando a la mujer.
—¡Nunca! Yo nunca te daré el cristal. Y Endimión es libre de tomar sus propias decisiones, pero dudo seriamente que alguna vez volvería a estar con una mala mujer como tú.
El rostro de la mujer se deformo de ira.
—Pequeña perra! ¡Cómo te atreves!.
Detrás de la mujer de entre las sombras apareció un hombre envuelto en una oscura túnica.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?—Gruño la mujer mirándolo.
El se río suavemente.
—¿No te alegras de verme? Te he traído un regalo.
Tanto la mujer como Serenity, miraron como el hombre apartó los pliegues de su capa para mostrar a una niña que parecía tener unos cinco años de edad. Serenity se aparto y comenzó a correr hacia la niña. Hubo una gran explosión de luz y todo lo que se podía oír eran los gritos horrorizados de la princesa de la Luna... Era un nombre, si ella nombraba a alguien.
—"Melody".
La luna llena brillaba sobre la hermosa ciudad de Tokio. En silencio un pequeño haz de luz plateada cruzo la oscuridad hasta llegar a la ventana, y entro por la abertura de las cortinas. La habitación se ilumino levemente. Las paredes eran de un color rosa claro... esto aunado a la femenina decoración, dejaba notar claramente que era la habitación de una joven
En una de las esquinas, había una silla de color blanco, que servía como perchero de algunas pendras. Cerca de la silla estaba un desordenado escritorio con una lámpara de noche. Algunos libros de encontraban apilados junto a una laptop de color rosa, que mostraba como protector de pantalla un par de conejos saltado de un lado a otro.
La estantería estaba repleta de monos de peluche. En la pared había algunas fotografías enmarcadas, mostrado a los miembros de una familia, en algunas otras un grupo de chicas estaba sonriendo y posando para la cámara.
La mesita de noche, que estaba justo a un lado de cama, era adornada por un maltrecho reloj despertador, parecía que este era lanzado en algunas ocasiones contra la pared. También había un pequeño florero con una hermosa rosa roja de tallo largo, junto a una fotografía, guardada celosamente en un marco de plata. La imagen mostraba a una joven de largos cabellos rubios sujetos en dos curiosos chongitos, algunos mechones rubios caían sobre su frente. Su rostro irradiaba felicidad. No era difícil adivinar el motivo de su sonrisa, ya que detrás de ella se encontraba un joven alto y fornido de cortos cabellos negros y ojos azul profundo. El joven mantenía los brazos alrededor de la rubia.
En la cama, dormía profundamente la joven de la fotografía, parecía descansar cómodamente, hasta que el delgado haz de luz plateada brillo en su rostro, provocando que ella soltara un gemido. Ella parecía estar soñando algo. En su frente una brillante luna creciente comenzó a brillar de forma intermitente.
Soñaba, ...últimamente soñaba mucho. Y este sueño era recurrente tras tener un día agotador o estresante. Y los últimos días habían sido realmente difíciles.
La noche anterior un maldito Youma, ataco la cuidad y ella junto a las chicas entro en escena para detener al horrendo ser. Provocando que llegara a la cama alrededor de las tres de la madrugada. La mañana siguiente se despertó tarde y estuvo a punto de llegar tarde a clases. Dos años en total tranquilidad y ahora que estaba a punto de graduarse, aparecía un nuevo enemigo.
Tenia un montón de tareas y proyectos finales, tal parecía que todos los profesores habían guardado lo mas difícil para el final. Para su suerte tenia a su lado a la joven mas inteligente y dedicada de toda la preparatoria; Amy Mizuno. Ella le había ayudado a mejorar sus hábitos de estudio y ahora era una mejor estudiante... sin duda estaba lista para entregar todos las tareas y recibir su diploma de graduación.
En algún momento llego a pensar, que su hogar seria ese tranquilo y hermoso santuario donde podría relajarse y hacer sus tareas. Sin embargo su madre no pensaba de igual manera. Ella se había pasado los últimos días corriendo de un lado otro siempre apurada. Emocionada por la graduación de su pequeña, había decido organizar una fiesta en casa después de la ceremonia escolar.
Serena trato de disuadirla, ya que ella y las chicas habían hecho otros planes, una especia de "pijamada" en el Templo Hikawa. Pero Ikuko protesto, diciendo que esta seria tal vez la ultima fiesta que ella organizaría para su pequeña. Serena no puedo decepcionar a su madre. La fiesta en el Templo, seria mas tarde.
Con ella vuelta loca, junto con las demás chicas, preocupadas por terminar la preparatoria. Y con su madre constantemente preguntado...¿Que tipo de aperitivos servir? o ¿ que mantel quedaría mejor?, estaba realmente agradecida por no haber sufrido algún colapso mental. Estaba agradecida por aun tener ese gran pilar al cual se sostenía.
Darién.
Realmente la tranquilizaba pensar en el, aunque estaba a miles de kilómetros de distancia, en América... desde hace dos años.
Pero estaba vez mantenían un contacto frecuente. A diferencia de la primera vez que ella se quedo mucho tiempo sin saber nada de el. Claro todo por culpa de Galaxia y Caos. Ellos tenían comunicación por medio de sus teléfonos celulares o utilizando las cámaras web. Verse y escucharse aunque fuera por un medio virtual, había hecho que toda la situación fuera mas fácil de llevar.
Sin embargo en estos momentos, Serena estaba muy lejos de sentirse tranquila, aquel sueño comenzaba a provocar extraños espasmos en su cuerpo, y leves gemidos escapaban de su boca entreabierta.
—Endimión.
Susurro aun dormida, sintiendo una repentina sacudida, que hizo que su pierna chocara con un pequeño bulto peludo en la cama.
Luna, la pequeña consejera gatuna, se despertó por el golpe recibido y de inmediato dirigió su mirada a la rubia. Ella se veía inquieta, tenia la frente perlada de sudor y unas lagrimas salían de sus parpados cerrados.
"Pobrecilla, ha estado muy presionada últimamente, no me sorprende que esa pesadilla sea recurrente" Pensó Luna preocupada.
Solamente Darién y Luna, sabían sobre aquellos aterradores sueños, donde cada noche era obligada a revivir los acontecimientos de la caída del Milenio de Plata. Revivía la muerte de sus amigas, de Endimión... de ella misma. Era una experiencia desgarradora que solía dejarla totalmente agotada.
Trato de acercarse a Serena para consolarla, pero antes de poder hacerlo ella se sentó de golpe con los ojos muy abiertos, que reflejaban una mirada llena de pánico.
—Melody.
El nombre escapo de su garganta casi en un susurro, y luego se desvaneció de nuevo sobre la almohada.
—Serena...—Luna la miro preocupada—¿Estas bien?
Serena abrió los ojos y se sentó lentamente en la cama mirando a su amiga y consejera, gruesas lagrimas resbalaban por sus mejillas.
—Fue horrible—Dijo sollozando.
—¿Era esa pesadilla de nuevo?—
—Si...aunque tal vez no, es decir, había algo diferente—Apretó la sabana contra su pecho mirando a su amiga—Había algo diferente, pero no puedo recordar que era exactamente.
—¿Quien es Melody?
Serena la miro desconcertada por la pregunta, aun estaba un poco aturdida por la pesadilla.
—Tu la nombraste antes de despertar—Continuo la felina.
—No lo se, no recuerdo a nadie con ese nombre—Respondió negando con la cabeza lentamente.
Ambas se quedaron en silencio por unos momentos, hasta que Luna hablo.
—Dijiste que esta vez había algo diferente en el sueño.
—Si, pero todo esta muy borroso—Sonrió un poco antes de continuar—Tal vez eh perdido la poca cordura que me queda después de tanto tiempo.
Luna le correspondió la sonrisa. El pitido proveniente del pequeño reloj rosado con un adorno de media luna llamo totalmente su atención.
—Eso no puede ser signo de buenas noticias—Serena tomo el reloj abriendo la tapa, al momento apareció la imagen de una pelinegra en la pequeña pantalla.
—¡Levántate, ahora mismo Serena!—la voz de Sailor Mars salió del comunicador—Tenemos a un Youma suelto en los muelles—Su voz sonada cargada de molestia, al parecer el hecho de ser despertada en medio de la noche no le parecía muy agradable.
—Estoy en camino, Reí tonta—Riño Serena sacando la lengua a una se sus mejores amigas.
Tomo el broche dorado en forma de corazón, con un par de alas y adornado con gemas de diversos colores. y de inmediato la habitación se ilumino.
—¡Eternal Sailor Moon!
Su cuerpo se vio rodeado se suaves plumas y luces rosadas y blancas, revelando a la guerrera del amor y la justicia.
—De cualquier manera, ya no quería seguir durmiendo—Sonrió a su amiga—Y mañana es sábado—Le guiño el ojo mientras saltaba a través de la ventana.
Luna la miro alejarse en la oscuridad de la noche.
—Cuídate mucho Serena.
Tenia un mal presentimiento de todo esto, la aparición de un nuevo enemigo y las pesadillas de su princesa. Algo en su interior le decía que todo estaba ligado. Y el nombre que ella había llamado en sueños, ese nombre hizo eco en su mente, por alguna razón que desconocía, el solo pensar en el, le provocaba una inmensa tristeza. Se quedo un rato mas en el umbral de la ventana mirando hacia la dirección en que Serena había desaparecido.
"Melody"
La luz del sol entro cálida por la ventana. Uno de los rayos del sol cayo suavemente sobre la cara de Luna, quien al contacto entreabrió un ojo y bostezo antes de estirarse. Levanto la mirada hacia el otro lado la cama donde la rubia dormía plácidamente. Miro el reloj en la mesita de noche, marcaba las 10 de la mañana. Serena había llegado a casa casi al amanecer, después del ataque del Youma.
Pensó en dejar a Serena dormir algunas horas mas. Salto de la cama y se dirigió a la laptop en el escritorio, dando algunos toques desapareciendo el protector de conejitos. Dejando al descubierto la imagen de una cámara web abierta.
La imagen de la cámara mostraba una habitación decorada en tonos naranjas y dorados, parecía el resultado final del ataque de un huracán. Había ropa, maquillaje y revistas de moda por todos lados.
Luna sonrió. Mina había dejado la cámara otra vez encendida. Paso la mirada por toda la habitación hasta que encontró lo que estaba buscando.
Debajo de la manta dorada se apreciaba un bulto en medio de la cama. Sobresalían algunos mechones de cabello largo y dorado, muy similar al de Serena. Por uno de los extremos de la manta salia un pie desnudo y delgado con las uñas pintadas de naranja brillante, colgando de la cama. Luna volvió a sonreír, hasta que su atención se centro en la blanca extremidad que se asomaba por debajo de la manta.
—Artemis—Susurro Luna, sin recibir respuesta.
—Artemis—Dijo esta vez un poco mas fuerte. La blanca cola del gato se movió ligeramente.
—¡Artemis, perezoso gato de callejón, se que me estas escuchando!—Luna prácticamente grito, después de perder la paciencia.
Como si fuera una coreografía hubo tres movimientos simultáneos en ambos lados de la pantalla.
Serena salto de la cama con cara de pánico... La manta dorada voló por los aires y la rubia debajo, salto igual que la primera...Y por ultimo la peluda bola blanca salto hasta estrellarse con la pared.
Una carcajada escapo de la garganta de Luna. Quiso evitar reírse, pero la situación fue realmente cómica. Los ojos se le llenaron de lagrimas provocadas por la risa. Después de unos minutos por fin recobro la compostura, al sentir la fría mirada de tres pares de ojos azules.
—Lo siento chicas, no era mi intención despertarlas de esa manera—Trato de disculparse—Pero ese tonto de Artemis, me estaba ignorando.
—No me culpes a mi, yo estaba profundamente dormido, cuando tu comenzaste a gritar como una loca—Se defendió, mientras se frotaba con la pata la zona donde se había golpeado.
—Eso es solo una excusa, y bastaste vieja ademas—Luna lo miro—Se perfectamente que tu cola tiene espasmos involuntariamente, cuando me estas ignorando.
Artemis no puedo evitar que su mejillas se tornaran de un color rojizo. Ella lo conocía bastante bien, y tenia razón el la había escuchado desde la primera vez.
—De nuevo me disculpo chicas, se que anoche llegaron muy tarde debido a la pelea.
—No te preocupes Luna—Serena bostezo—Quisiera regresar a dormir, pero aun tengo muchas tareas pendientes, no quiero pasar mi fin de semana en casa.
—Sin embargo, la diosa del amor, si necesita sus ocho horas de sueño—Mina se lanzo de nuevo a la cama—Jamas verán a la grandiosa Sailor Venus con ojeras bajos los ojos—Se cubrió de nuevo con las mantas, quedando como un bulto en medio de la cama.
—Nunca cambiaras Mina—Serena sonrió mientras se dirigía al cuarto de baño, para tomar una ducha. Pensó en el tiempo que había pasado, y aunque su amiga había crecido físicamente, aun parecía aquella niña vanidosa, alegre y llena de vida.
Junto a la puerta del cuarto de baño, un pequeño retrato adornaba la pared. Había sido tomada hace dos años, justo después de la batalla con Galaxia. Ella misma se encontraba en el centro de la foto, rodeada de todas sus amigas. Pero lo que provocaba su brillante sonrisa era sin duda el joven pelinegro que la abrazaba. A un lado de Darien, Estaba Haruka abrazando a la joven Kaioh. Al lado izquierdo estaba la guardiana del tiempo, tranquila como siempre, pero con un pequeña sonrisa en sus labios.
De pie a la derecha de Serena estaban Mina y Lita, sonriendo con entusiasmo. A la izquierda Reí y Amy, con una sonrisa un poco mas tenue. Delante del todo el grupo estaban las mas jóvenes, Rini y Hotaru.
Serena sonrió nuevamente mirando la fotografía. Ellos eran mas que sus mejores amigos, mas que sus leales guardianes, eran mas que los héroes del mundo. Ellos eran su familia. Sin quererlo su cuerpo se estremeció al pensar siquiera en perder a alguno de ellos.
En alguna ocasión llego a pensar que el pasado siempre se repetiría. Hace mil años en el Milenio de Plata, todos murieron para protegerla a ella y al reino de la Luna. Sus pensamientos la llevaron una vez mas hacia atrás, se dio cuenta las veces que sus amigas habían sido lastimadas. Recordó la cruel batalla contra Beryl, recordó como las vio morir una a una, Lita, Amy, Mina, Reí y también el... Darién. Al final también ella había caído, pero el supremo poder del Cristal de Plata les había dado otra nueva oportunidad.
Sin embargo, vinieron mas enemigos, La Familia de la Luna Oscura, Faraón 90, Nehelenia. De nuevo las vio pelear para protegerla. Sabia que, como Sailor era su misión, pero de verdad sufría cada que uno de ellos era lastimado.
Pero nada se compararía jamás con la crueldad de Galaxia. Ella mato una por una a todas sus amigas y robo su semilla estelar, además se asesinar al príncipe de la Tierra. Aun ahora no sabia como fue que sobrevivió a aquella batalla. Después de derrotar a la Galaxia y quedar solo en medio de la nada, se sintió desfallecer pensado que ellos se habían ido para siempre. Estaba condenada a estar sola. Deseo por un instante que la Galaxia, hubiera acabado también con ella. Pero sabia que entonces el esfuerzo de sus guerreros habría sido en vano.
Una vez mas se vio sorprendida por el destino, cuando todas la semillas fueron liberadas regresando a la vida a sus portadores. Se vio rodeada de todos aquellos a quienes amaba. Se prometió a si misma que siempre los mantendría seguros. Antes no pudo pero ahora era diferente. Si ahora había una gran diferencia, ella ya no era solo una débil princesa... ahora era la poderosa Sailor Moon.
Dos años de completa paz, habían hecho que cumplir su promesa fuera fácil. Hasta ahora lo peor a lo que tenia que hacer frente eran solo problemas comunes de adolescentes. Ayudar a Mina a prepararse para los exámenes, o ser un hombro para llorar cuando una de ellas tuviera una pelea con su novio. Esta vida era perfecta la vida que siempre quiso.
Pero ahora el destino los alcanzaba de nueva cuenta. Dos ataques de Youmas, dos noches seguidas. Algo grande se acercaba su corazón se lo decía.
También debía admitir que la protección de las chicas no había caído totalmente en ella. Antes de ir a la universidad, Darién y Helios habían logrado revivir a los Generales con el poder del Cristal Dorado.
Al principio las jóvenes mas cercanas a Serena, no daban crédito a semejante acción. Después de todo no sabían quienes eran realmente aquellos cuatro jóvenes. Si eran sus antiguos caballeros y amantes o los malditos títeres del Negaverso.
Mina, fue la primera en aceptarlo, después de todo, cuando sus recuerdos como princesa de Venus, regresaron también recordó el inmenso amor que llego a sentir por el general de cabellos celestes. Y el tenerlo ahora frente a ella con vida, le hizo pensar en todo el tiempo perdido, y al fin comenzaron a salir.
Amy fue la siguiente, siempre consiente y coherente de las cosas, finalmente ella nunca guardo rencor alguno. Zoycite se acerco a ella, tratando de conquistarla y lo había logrado.
A la par de Amy, también sucumbió Lita ante el galante Neflyte, después de todo ellos no negaron en ningún momentos los sentimientos que tenían el uno por el otro.
Pero Reí, la orgullosa sacerdotisa de fuego, jamás se degradaría a si misma ante quien había traicionado su corazón y su vida. Esto provoco muchas situaciones incomodas y tensas entre el grupo.
El tuvo que rogar muchas veces y pedir perdón, si había sido su error y la amaba, de verdad la amaba. Hasta que un día no pudo mas.
—Mi princesa de fuego, maldita sea, me estás haciendo enojar. ¿No ves que Te amo?.
Ella se quedo callada un momento mirándolo a los ojos. Luego el procedió a besarle con firmeza, y el resto es historia.
Serena se quedo unos momentos mas pensado en todo lo que habían vivido en los últimos dos años.
—Serena te encuentras bien—La llamo Luna, sin recibir respuesta alguna—Tierra llamando a Serena—Volvió a internar la minina, alejando esta vez a Serena de sus pensamientos.
—Oh, Luna lo siento—Se giro para mirar a su amiga.
Luna solo suspiro exasperada.
—Te preguntaba si vas a tomar una ducha o te quedaras mirando la fotografía todo el día. Parecías como en otro mundo.
—Supongo que es la falta de sueño. No es parte de mi rutina habitual luchar contra Youmas en la madrugada, estoy fuera de practica—Dejo escapar una pequeña risita.
—Estas segura, que solo es eso—Luna la miro preocupada.
—Si, de verdad estoy bien, no te preocupes—Aseguro la joven y entro en el cuarto, uno momentos después se escucho el agua caer en la regadera.
Luna se quedo un momento mirando la puerta, algo en su interior le decía que eran aquellas pesadillas lo que tenia así a su joven princesa. En el interior de la habitación alguien se aclaro la garganta, sacándola de sus pensamientos.
—¿Luna, me va a tener aquí esperando todo el día?—Pregunto el minino blanco.
—Artemis tonto, no seas desesperado.
—Pero tu fuiste la que me despertó a gritos—Reclamo Artemis.
—Por el amor de Dios Artemis, ya me he disculpado por eso, olvida el tema—Respondió con altivez Luna—Deberíamos estar preocupados por los recientes acontecimientos, dos noche seguidas de ataques, esto es algo serio.
—Lo se—Respondió serio, algo muy raro en el—Pero no tenemos nada de información, no sabemos quienes, ni que quieren. De cualquier manera hay algo que le preocupa de verdad a Mina—Continuo Artemis—A ella le preocupa Serena.
—¿Por que?—Pregunto Luna—¿Que quieres decir?—Pensó que tal vez, los demás de habían dado cuenta que Serena estaba distraída por sus recientes pesadillas.
—Ayer después de la batalla, cuando Mina y Kunzite llegaron a casa, me dijeron que Sailor Moon, había aparecido en el campo de batalla, y corrió directamente al Youma atacándolo ella sola. Era como si tratara de dejarlos fuera de la batalla. también me dijeron que la noche anterior paso lo mismo. Kunzite cree que Serena esta tomando riesgos que nos son necesarios.
Luna, se quedo pensativa unos segundo. Era claro que Serena jamas actuaba de esa manera. Sin embargo con el paso de los años ella había cambiado, paso de ser una niña llorona y una joven inteligente y osada. Sin duda Luna se sentía muy orgullosa de la forma en que su princesa y futura reina estaba creciendo.
—Hablare con ella—Respondió Luna seriamente—Ella a estado muy presionada últimamente, tal vez inconscientemente saco toda su frustración con el Youma.
—Tal vez, es eso—Respondió—¿De que me querías hablar?—Cambio el tema.
—¿Me preguntaba, si aun puedo acceder a los antiguos archivos de la Luna?
—Claro, que aun se puede—Artemis la miro un poco perdido por aquella pregunta—¿Que buscaras?
—Necesito buscar un nombre, en la base de datos.
—¿Que nombre es?—Pregunto Artemis curioso.
—Melody—El solo pronunciarlo, provoco un terrible sentimiento de tristeza en el pecho de Luna.
—¿Melody?—Volvió a preguntar Artemis curioso.
Ambos se quedaron en silencio, como tratando de recordar algo sobre aquel nombre, hasta que un pitido proveniente de la computadora los saco del trance.
—Me tengo que ir, parece Darién quiere hablar con Serena, esta entrado un mensaje de el.
—Bien, te veo en el centro de juegos en un par de horas, para buscar algo de información—Se despido desapareciendo de la pantalla.
Una nueva imagen emergió en la pantalla de la laptop. Mostraba a un joven pelinegro.
—Darién, que gusto verte—Saludo Luna con una sonrisa.
—Luna— Respondió el saludos—Dime esta Serena cerca, necesito hablar con ella.
—Ella esta tomando un baño, no creo que tarde mucho.
Detrás de ella la puerta del cuarto de balo se abrió, y Serena cruzo la habitación a toda prisa, se vistió y dejo una toalla envuelta en su cabellos. Finalmente camino hasta quedar frente al monitor.
—Hola, amor, sabia que había escuchado tu voz—Exclamo la rubia con emoción.
—Mi princesa, como va todo de aquel lado—Saludo el joven con una radiante sonrisa, sin embargo en su mirada había algo frio.
—Si, todo esta bien...—Lo miro un momento antes de seguir—...Solo algunas cosas, de la escuela, pero todo bien.
Desde la cama Luna le lanzo una mirada recriminadora, ya que Serena no le había contado nada de los ataques a Darién.
—Como te ha ido con las clases—Continuo Serena.
—Tengo algunos trabajos finales, y los exámenes, quiero que esto termine para regresar a tu lado pronto—Se quedo callado un momento, mirando seriamente a la mujer al otro la de la pantalla—Quiero regresar cuanto antes, parece que me necesitas contigo; En que momento pensabas contarme acerca de los últimos ataques de los Youmas. Y sobre todo por que te has lanzado a atacarlos tu sola—Hablo con un tono severo, que Serena jamás le había notado.
Serena palideció ante las preguntas, como se había enterado Darién de todo eso. Las palabras se atoraron es su garganta.
—Darién, Yo...
Bueno un poco de suspenso. Me pareció que era un buen lugar para poner fin a este capítulo. Recuerden me encantaría escuchar lo que la gente piensa hasta ahora. Todas las ideas y críticas constructivas son apreciadas.
Aureo-chan
