¡NaraVillbs vuelve! Ahora con un KankuroxOC que espero les guste. Corto pero con mucho cariño.

Historia dedicada a mi amiga estrella que es un sol *-* ¿Ironico, no? XD


Despedirse de un ser querido nunca es fácil, pero hacerlo de la persona que más se odia en cambio es muy satisfactorio. Por eso ella no sentía remordimiento al hacerlo.

-¿Crees que te aceptaran tan fácilmente como ciudadana de la aldea? ¿A ti y a tu hijo? Natsuko

Ella evito hacer una mueca al escuchar su nombre y miro al niño a su lado. Suna no la rechazaría por adoptar a su sobrino. Además no podía dejarlo con su patriarca para que lo criara como un tirano en ausencia de sus padres muertos.

Eri le regreso la mirada decidida. Con más valor aun que ella. Siempre tan terco como su madre. Su hermana le había puesto aquel nombre en adoración y ella junto con su esposo lo amaron hasta que fueron asesinados.

Por él era por quien se marchaba del clan en busca de un nuevo inicio para el pequeño, quien a sus siete años había perdido su niñez.

Natsuko tenía veinticuatro años y era toda la familia del pequeño, no podía contar a los demás miembros del clan como tal. Ver el listón sujeto a su cuello la hizo sonreír y miro de nuevo al anciano frente a ella.

-Adiós.- Tomo la mano del niño y el morral en la otra. Tenia que buscar un mejor futuro.

*+*+*+*+*

Kankuro nunca se había caracterizado por ser muy paciente así estaba gritándole, nuevamente, a uno de los ninjas encargados de cuidar las reservas de agua por quedarse dormido. El chico debía estar en sus quince años y se entretenía más en soñar o ver las chicas pasar que en su trabajo.

Cuando el dolor de cabeza se hizo más fuerte se dijo que era hora de irse a su casa, pero antes pasaría a reportar ese incidente a Gaara.

La semana estaba terminando pero el frío de la noche y el invierno cercano no le incitaban a ir a tomarse un trago con sus amigos. Se sentía sólo. Temari había hecho su vida en Konoha junto al cerebrito y Gaara nunca salía de su oficina.

El sol ya se ocultaba y la gente se apresuraba a resguardarse del frío como él lo haría pronto.

*+*+*+*+*

-¿Motivo de su visita?

-Yo…vengo a solicitar permiso para permanecer en la Arena por tiempo indefinido. Busco trabajo.- Natsuko se paso la mano por el cabello y sujeto más firmemente la mano de su sobrino. El hombre la miro por varios segundos de arriba hacia abajo y finalmente su compañero le murmuro algo al oído.

-¿Ha mandado la solicitud con anterioridad con un mensajero?

-Hace dos meses.- El otro hombre rebusco en una lista que tenia en la mano y finalmente sonrío.

-La Aldea Oculta de la Arena en el Viento le da la bienvenida señorita Kazahaya. Un guía la acompañara hasta el cuarto que le ha sido asignado y posteriormente con nuestro Kazekage. Si desea algo más estaremos a su servicio.

Natsuko sonrío y asintió lentamente.

-En realidad…quisiera conocer un poco la aldea antes de ir a descansar, no necesito ningún guía.

Ambos hombres la miraron asombrados pero finalmente le dieron el paso.

-Tia Suki.- El niño tironeo de la manga larga de su vestido y ella lo miro atentamente. Reteniendo el aire por unos segundos. Su belleza era inhumana. Eri tenia un hermoso cabello rojo, igual a su madre y ella. Pero sus ojos eran los mismos de su padre, un verde esmeralda. Cuando sonreía era angelical, aunque no lo hacia desde que su madre murió.- ¿A dónde vamos?

-A comenzar de nuevo amor, a comenzar.

-¿No tendrá mi mami problemas para encontrarnos?

-Eri…ya hemos hablado de esto.- Pronuncio dulcemente y el niño negó con la cabeza. Tan duro y frío como siempre, no admitiría que sus padres estaban muertos. El pequeño le soltó la mano y corrió furioso.

*+*+*+*+*

Lamentablemente Kankuro recordó que no tenia comida en su departamento y tuvo que salir de su ruta para pasar al mercado a comprar algo. Ojala tuviera alguna sirvienta que le hiciera las compras, porque definitivamente no quería una esposa.

Los matrimonios no funcionaban bien en su familia si eran varones, al parecer. A su hermano no le conocía ningún romance.

De cualquier forma no creía en el matrimonio y rezaba por no tener que casarse nunca. El único motivo porque se obligaba a un chico a casarse era para dar hijo. Y los niños era algo que él no soportaba.

Y con veintiséis años nadie podía obligarlo a hacerlo. Sus padres ni siquiera estaban vivos.

Algo lo golpeo fuertemente en la pierna y maldiciendo miro hacia abajo, un niño estaba tirado en el suelo y se tocaba la cabeza con un gesto doloroso en la cara.

-Mira por donde vas, mocoso.- Gruño enojado porque casi le tiraras las cosas de las bolsas y el niño levanto la mirada con gesto desafiante.

-¿A quien le dices mocoso? Tarado.

Kankuro abrió los ojos sorprendido y tomo la camisa del niño para tirar de él. Era un niño delgado y vestía completamente de blanco desde sus zapatillas hasta el listón en su cuello.

-Mocoso inútil...

-¡Suéltelo!

Kankuro miro hacia un lado. Una chica de más o menos su edad corría hacia los dos. Ella al contrario del pequeño tenía un vestido negro hasta las rodillas de mangas largas. En su cuello no había ningún listón, pero si un collar con un dije de corazón en color rojo con franjas negras. Y su cabello ondulaba suelto hasta los hombros en un intenso color rojo, aunque las puntas estaban teñidas de negro. Aunque lo mejor eran sus ojos azules.

-Tu maldito hermano se tropezó conmigo.- Soltó al niño y este callo al suelo, pero siguió mirándolo fijamente. Debía admitir que tenía agallas el pequeño. Decirle tarado a Kankuro…

-Mi hijo no es ningún maldito. Y si ha pasado eso ha sido solamente un accidente. Tratar así a un niño, usted es un….- Kankuro la vio entrecerrar los ojos y tomar aire como si quisiera un poco de paciencia.- Eri, ven aquí.

-Si.- El niño se puso de pie rápidamente y fue a su lado. Sorprendido porque su tía levantara la voz. No, su tía era una persona dulce, con un alma más pura que la de él mismo incluso.

Natsuko miro a Kankuro una vez más antes de dar media vuelta e irse. Él siguió mirando como el niño de vez en cuando giraba un poco la cabeza y lo miraba. El mocoso tenia mucho valor.

*+*+*+*+*

-No quiero que vuelvas a irte así. –Reprocho dulcemente al caminar y se detuvo abruptamente ocasionando que el niño se golpeara contra su pierna.- Aquí es. ¿Quieres ir ahora o vemos un poco la aldea primero?

-Debemos ir con el kazekage primero para demostrar respeto e interés. Además dijiste que te necesitabas pedirle trabajo.

-Sabes Eri, algunas veces deberías comportarte como un niño. Estas en plena infancia, déjame los problemas a mi.- El niño se encogió de hombros, claramente ignorando la sugerencia.

Entraron al domo y después de una presentación con una señorita la chica fue a avisar al kazekage.

-Tengo calor.- Comento el niño separando el cuello de la camisa y soplando en su pecho. Dejo salir un suspiro y agito su cabello hasta despeinarlo aun más.- No entiendo como puedes vestir de negro aquí, tía Suki.

-Eri, aun estoy de luto.

-Tonterías, mi mami esta viva, ya lo veras, es cuestión de tiempo para que venga por mi.

-Ese listón que llevas en el cuello simboliza la esperanza. Porque tu mismo sabes que existe la posibilidad de que haya muerto, pero quieres una minima luz para seguir aguardando por ella.

-No tía.- Negó con la cabeza como si estuviera hablando de una cosa obvia.- No es esperanza porque este viva, yo se que esta viva, es esperanza porque me encuentre pronto.

-Eri…

-El Kazekage la espera. Por aquí por favor.- Natsuko miró a la joven y tomó de nuevo la mano del niño. Se dirigieron en silencio por los pasillos y se detuvieron en una puerta. La chica toco la puerta suavemente y la profunda y tranquila voz de un hombre les indico que pasaran.

-Tú quédate aquí, Eri. Y no te muevas.

-Si gusta yo puedo cuidarlo.- Ofreció la joven.

-No necesito niñeras.- Protesto el niño y Natsuko le sonrío a la joven con una muda disculpa quien le correspondió de buena manera.

Abrió la puerta y entro cerrándola tras de si. El Kazekage era un joven apuesto y debía tener su misma edad. Demasiado joven para un puesto tan importante, pero ya lo había investigado con anterioridad y sabía todo lo referente a su vida pública, incluyendo su desastroso pasado. Pero ella seguía teniendo fe en las personas y sabía que él era el indicado para ello.

-Señorita Kazahaya. Tome asiento.-Él le hizo un gesto con la mano y señalo la silla frente a su escritorio. Sintió las piernas temblarle al caminar hasta ahí y se dejo caer lentamente.- Como sabrá la aldea de la Arena cuenta con muy poca población y por los abastecimientos de agua no aceptamos forasteros.

-Lo se, gracias por hacer una excepción conmigo. No causaré problemas.

-Como requisito se le ha cuestionado sobre el motivo de su elección de vivir aquí y únicamente ha dicho que quería vivir lejos de su casa como una persona independiente. Debe esperar que al no ser motivos suficientes la hemos investigado a usted y su familia. Procedente de un clan respetable pero pequeño. Tuvo una hermana gemela que murió hace seis meses y adopto a su hijo. Admito que de no ser por el niño usted no habría sido aceptada probablemente, pero la aldea de la Arena no rechazaría aun infante. Es necesario para que permanezca aquí que el niño sea inscrito en la escuela. La Arena será responsable de sus estudios ya que usted no cuenta con un empleo por el momento. ¿Tiene alguna duda?

-Usted…usted dijo que podría conseguirme algún trabajo como ayudante. En realidad mi talento es pintar pero aceptare cualquier cosa.

-Lo se, verá, yo comparto la casa con mi hermano y nunca estoy ahí, así que le ofrezco el empleo como ama de casa, deberá encargarse totalmente de ella. Y puede quedarse con el cuarto que le fue asignado o mudarse a la casa. En dado caso su habitación y la de su hijo están listas.

-Entonces me mudaré mañana mismo, si usted esta de acuerdo. Y quería pedirle un último favor, agradezco su amabilidad pero necesito algo más. ¿Podría guardar el secreto de que mi hijo es en realidad mi sobrino? Somos idénticos a excepción de los ojos, pero no quiero que la gente lo señale al caminar.

-Los aldeanos de Suna no hacemos tal cosa, pero si lo desea no se lo diré a nadie, el informe no puede verlo nadie más que yo, de cualquier forma.

-Gracias.- Natsuko sonrío agradecida y se levanto para hacer una reverencia.- Con su permiso.

*+*+*+*+*

Kankuro estaba esperando cuando vio salir a la chica pelirroja. El mocoso iba tomado de su mano. No les presto atención y siguió caminando hasta entrar al despacho de su hermano.

-¿Qué hacia ella aquí?

-Es de mala educación entrar si tocar a la puerta.-Respondió mientras seguía leyendo los informes que tenia en el escritorio.- Se mudará a Suna y trabajara como nuestra empleada domestica.

-Oh, ¿y el niño?

-¿Qué hay con su hijo?

-No lo se. Ella tiene los ojos azules, él verdes, pero ambos son pelirrojos. Si no te conociera diría que ese niño es hijo tuyo.- Bromeó y Gaara por fin lo miro.

-La madre tiene mi misma edad, deberíamos haberlo concebido a los 17 años, y tú sabes que yo no soy así.

-Lo se…tú probablemente aun seas virgen.- Murmuro lo suficiente alto y Gaara entrecerró los ojos.- Era broma. Pobre chica, madre a los 17 y ahora carga aun niño de que… ¿seis años?

-Siete.

-Demasiado joven aun. No se porque la gente tiene hijos.

-No hables así o terminadas con más de uno, eso te lo puedo asegurar.

-¿Yo con hijos? No, eso no es para mí. Odio a los niños desde pequeño, ni siquiera me llevaba bien con los demás.

-Lo se, por eso nos causaste un problema en Konoha cuando fuimos a los exámenes.

-Como sea… ¿vienes a casa a cenar?

-No lo creo, debo terminar de revisar unas cosas.

-Por cierto, un guardia se quedo dormido en la reserva de agua, debes hacer algo con el chico.

-Lo veré mañana.

-Entonces hasta luego.- Kankuro salio de la oficina y se dirigió rápidamente a su casa, de verdad hacia frío.


El final del primer capitulo que me he tardado en hacerlo.