Holaaa!

Soy nueva aquí x3 na más me habia dedicado a leer los fics de otras personas, pero quise dejar salir mi imaginación y quedó este fic.

Está planeado para unos 2 o tres capitulos, dependiendo de la respuesta porque si no les gusta mejor no lo seguiré x3Uu

Bleach le pertenece a Tie Kubo sensei y su muy retorcida cabeza, de ser mio el quincy ya hubiera hecho un desnudo y su traje de batalla vendria con tanga y sin camisa =D

/Soy parte de tu alma, Recuerdo de tu corazón~\\

Capitulo 1 Una dolorosa pelea

Cuando se topó con Suzumebachi, no podía creerlo. Era una zanpakuto más bien pequeña, de malhumorada y sarcástica hasta donde más.

Con su atuendo amarillo y negro, a decir verdad parecía una pequeña muñequita o una hada del bosque, más que la zanpakuto de la capitana de la 2a división, comandante del escuadrón de las fuerzas ocultas.

Mientras la observaba detenidamente, la pequeña empezó a reír.

-¿Nani nani? ¿La capitana está temerosa de su propia zanpakuto?-comenzó a reír burlona, lo que provocó enojo en la joven SoiFong.

-¡Jaja! ¿Temerle a una pequeña mosca como tu? ¡Por favor! Una botella de insecticida y no habría mayor problema-dijo, sonriéndole con malicia.

Suzumebachi frunció el ceño molesta, hasta recordar la razón que le obligaba a estar frente a frente con esa mujer.

-¿Eso crees?-Al momento, soltó un fuerte golpe que dejó la distintiva marca en el brazo izquierdo de la capitana.

-Omae...maldita-Dijo Shaolin, soltándole una patada a la pequeña avispa, que salió volando hasta estrellarse con una pared.

Recuperándose poco a poco del golpe, Suzumebachi sintió cómo le hervía la sangre dentro de sí. Esa sed de golpes, de dolor. Su ser pedía a gritos venganza. Y con esto en el pecho, rápidamente se encontró al lado de la chica Fong.

Sin poder reaccionar a tiempo por el rápido ataque que le surgía a un costado, SoiFong miraba atónita escuchando un recital de dolorosos recuerdos que ella misma había sufrido. Suzumebachi era parte de su alma, ¿Qué más podía esperar de ella?

-¿Qué sucede Shaolin? ¿Has olvidado lo que te enseñó tu "amada maestra"?-Decía, mientras dejaba una marca con forma de mariposa en la mejilla de su victima.-¡Te estas oxidando!¡Vamos!¡Lucha con la misma fuerza con la que luchabas a su lado!-Soltando un golpe que apenas logró esquivar la capitana, gracias al shunpo -¿Recuerdas? ¿La pequeña chica Fong entrando a la parte principal del cuartel del 2o escuadrón? ¿La "diosa del shunpo" recibiéndote como alguien "importante en su escuadrón"? ¿Como una destacada representante de las fuerzas ocultas?-Dijo, dando un golpe a la katana que sostenía en sus manos una asustada capitana.- ¡Anda, yo se que lo recuerdas bien! ¡Esa mujer que te hizo prometer estar a su lado y protegerla!¡Aquella que admirabas como una diosa!¡Esa maldita mujer que nos abandonó!¡Recuérdalo Shaolin!-

Con impresionante rapidez, provocó que(al intentar esquivar otro certero ataque al rostro) Soifong callera entre escombros que a su contacto se vinieron abajo, golpeándole fuertemente la cabeza y dejándola inconsciente, mientras los recuerdos se amontonaban dentro de si...

**Flash back~**

Esa cálida noche estrellada, la frustración se arremolinaba dentro de su pecho.

La luna era muda testigo de una joven que intentaba sanar sus dolores con algo de entrenamiento...claro, si así se le podía llamar.

Había sido débil y su capitana, ¡su maestra! Había tenido que salvarla, cuando se suponía que debía ser SoiFong quien diera la vida misma en nombre de la poderosa señorita Shihoin.

En su garganta se hizo un nudo de impotencia y dolor, las lagrimas intentaban traicionarla mientras soltaba furiosos golpes katana en mano.

Sin poder advertirlo, un olor suave y dulce que conocía a la perfección la envolvió. No había duda, era ella.

-Si sigues soltando golpes a lo tonto no lograrás nada-Se escuchaba justo en su oído, en un poco común tono delicado pero firme, Yoruichi Shihoin estaba tomando ambas manos de la pequeña pelinegra, quien sostenía con furia su zanpakuto -Tomándola con ambas manos, tus golpes serán más fuertes, estoy orgullosa de tu habilidad en la esgrima. Pero en combate cuerpo a cuerpo no hay quien te supere en todo el escuadrón-

Soifong temblaba ligeramente, podía observar aquellas manos morenas y delgadas sosteniendo las propias, en una hermosa imagen de contraste de color, puesto que las propias eran de un tono en exceso más claro. Sentía en su oído la respiración lenta y calmada de aquella mujer tan innegablemente hermosa. Su cuerpo se estremecía poco a poco al contacto del abrazo que la mujer-gato le daba. Las sensaciones eran extrañas y nuevas en SoiFong, nunca había tenido tal cercanía con alguien.

-¡Sus manos son tibias y en sus brazos siento tal seguridad!-pensaba la pelinegra.

Mientras el cuerpo y mente de la joven ojiazul se dividían ante la variedad de sensaciones, hubo algo que la concentró más específicamente.

Yoruichi Shihoin era una mujer esbelta de magnífica figura, con una piel oscura como el chocolate amargo, ojos dorados como el oro mismo y un cabello negro azabache en tonalidades moradas; era una mujer digna de admiración. De largas y bien torneadas piernas, era poseedora de una fuerza inigualable, lo que le valdría el título de la primer mujer comandante de las fuerzas especiales, en toda la historia.

Era, sin lugar a duda, un monumento. Incluso, tenía una sonrisa colmilluda que engalanaba sus finas facciones. Y cuando se lo permitía, sus ojos daban un destello semejante al sol.

Sí, Yoruichi Shihoin, era la persona a quien Shaolin amaba.

Ante todas estas cualidades, Soifong se percató de "otras "que no había tomado en cuenta hasta que la morena estaba abrazándola por completo. En su espalda, poco a poco se presionaban dos pechos hermosos y firmes. La ojiazul prefería no tener que observar más de la cuenta a su capitana en su escotado traje, pero sus perfectos senos no podían pasar desapercibidos ante nadie.

Esto provocó un fuerte sonrojo en la chica de menor estatura, ante lo cual, la ojidorada comenzó a reír soltándola lentamente.

-Nee, SoiFong, pareces una niña poniéndote así solo por un abrazo-Sonriendo dijo la pelimorada.

Las piernas de Shaolin no daban para más luego de semejante emoción, venciéndose la dejaron a raz de piso. No tardó en escucharse la risa de la comandante, quien, sonriente, se sentó a un lado de su subordinada y recargó la cabeza en las piernas que ella misma había provocado doblarse.

Temerosa, la ojiazul contempló las facciones de la mujer que más admiraba. No había duda, era hermosa. Cada centímetro de su piel tostada, cada cabello de su rebelde melena, cada suspiro la hacia ver aún mejor ante la luz de la luna, quien (pareciendo entender el corazón de la chica de tez clara) se escondía presurosa tras una nube que pasaba por ahí.

-Protegerla...amarla...siempre...-susurraba suavemente SoiFong, acariciando el cabello de aquella persona que tanto quería.

-¿Es una promesa?-Musitó suavemente la mujer que parecía dormitar, mientras una sonrisa sencilla y dulce se dibuja en sus elegantes facciones.

Sorprendida, respondió la subordinada muy segura:-Si, es una promesa-

El resto no era precisamente el mejor recuerdo. Una mañana, sin aviso alguno, la capitana desapareció.

Su fiel subordinada había escuchado los cargos: alta traición, huir cobardemente, expulsada para siempre. No, no podía ser posible, esa no era la mujer que admiraba, esa no podía ser la capitana que tanto amaba.

Recorrió todo el cuartel del 2o escuadrón, cada habitación y escondrijo que conocía, buscando rastros de riatsu en vano.

La noche cayó en el seireitei, y cansada de buscar, una joven de cabello negro y tristes ojos azules lloraba, ahogando el dolor que sentía en un desgarrador grito de tristeza. Le había entregado el corazón y sin piedad, aquella diosa a la que llamaba simplemente "Yoruichi-sama", la dejaba abandonada, con una sensación de desgarre, como si le hubieran arrancado el corazón. De hecho, así había sido.

**Fin Flash back~**

En una oleada de fuerte riatsu amarillo(provocada por el capitán del undécimo escuadró, Kenpachi Zaraki), Suzumebachi fue empujada lejos de donde se hallaba su presa inconsciente Soifong.

Una sombra se deslizó hasta los escombros que ocultaban a la delgada y aparentemente frágil capitana. Era Yoruichi, quien se encontraba preocupada por su ex-subordinada cuando sintió que la energía de ésta se volvía inestable y brumosa. Tomándola en brazos, se alegró al ver que recuperaba poco a poco la conciencia, pero su felicidad se desvaneció cuando la chica de cabello azulado le preguntó sinceramente-¡Hey!¡¿Quién demonios eres tu? ¿A dónde me llevas?...¿qué…?...¿Dónde estoy?¡¿qué es esto?

Yoruichi Shihoin había enfrentado hollows, arrancars, espadas, un completo cuerpo de ejecución y miles de desafíos; pero ninguno le habría preparado para soportar el dolor que significaba que SoiFong la hubiera olvidado, aún siendo a causa de un golpe.

Ta-da~!

Juju adoro esa pareja w Yoruichi es tan omg!

Bueno, espero le haya gustado a alguien.

Si se han tomado la molestia de leerlo, tambinén agradecería que me digan que les pareció :3

Att: Shaolin Kuchiki-taichou~

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