Prólogo
El Principio Del Fin
Konohagakure No Sato es una aldea ninja que se encuentra rodeada principalmente por grandes bosques. En el centro de un claro, dentro de esa enorme red verde, se hallaba un pequeño altar de piedra y sobre él había dos pequeños bebes: un niño de cabello rubio y una niña con una espesa mata de pelo rojo; ambos tenían los ojos abiertos (cosa extraña para ser recién nacidos) y mostraban así sus hermosos ojos azules.
Minato Namikaze y Kushina Uzumaki yacían sobre el suelo polvoriento, manchados de sangre. Ambos tenían una enorme herida en el tórax por donde la sangre abandonaba sus cuerpos, pero a pesar de que sabían que su muerte se acercaba, sus pensamientos estaban dirigidos a los pequeños que lloraban con fuerza, mientras sus pequeñas manos estaban entrelazadas: esos niños que desde ese momento tendrían que cargar con el peso de ser los jinchuurikis del Kiuuby No Kitsune, sus hijos.
Las cosas habían terminado de esa manera porque un sujeto con una máscara había extraído al demonio del cuerpo de Kushina y posteriormente lo había utilizado para intentar destruir a la aldea; por esa razón Minato se vio en la necesidad de sacrificar a sus propios hijos para salvar a todos del horror de la muerte. Habían efectuado el sello prohibido del clan Uzumaki y sacrificado sus vidas para lograr sellar al demonio. Sin embargo, ahora, en sus últimos minutos de vida, no podían evitar sentirse culpables y miserables por haber convertido en sacrificios humanos a sus propios hijos.
Cuando finalmente el Sandaime Hokage pudo atravesar la barrera hecha por la mujer de Uzu, sabía que ya no podría hacer nada para salvar a los dos héroes de Konoha. En aquel momento todo lo que podría hacer por ellos era cuidar de sus pequeños hijos, esos niños que apenas llevaban unas horas en el mundo y ya lo habían perdido todo. Fue justamente en ese momento que algo extraño sucedió… un brillo dorado cubrió a los pequeños que comenzaron a llorar con fuerza.
El llanto de los bebes resultaba tan desgarrador que Sarutobi se acercó a ellos y, con asombro, contempló como por las mejillas de los hermanos rodaban lagrimas de sangre. Al mirar los ojos de los niños con preocupación, se dio cuenta de que estos ya no tenían el color azul que habían tenido hasta hacia pocos minutos. Ahora eran de un profundo color morado con un extraño patrón de anillos.
El Sandaime Hokage, Hiruzen Sarutobi, jamás en toda su vida había visto algo como aquello. Obviamente (y como todos los Shinobi's del mundo) había escuchado hablar de esos ojos; pero el nunca había esperado que un Kekkei Gekkai, que llevaba unos dos mil años perdido, apareciera en su aldea y mucho menos que aquellos niños, los hijos del Yondaime Hokage, fueran sus poseedores.
Los otros ninjas que habían llegado junto a Sarutobi estaban tan perdidos intentando encontrar un soplo de vida en sus héroes que no se habían dado cuenta de nada de lo que estaba pasando a sus espaldas. Cuando el brillo dorado desapareció, los niños, agotados de tanto llorar, se quedaron profundamente dormidos y aun así sus manos permanecían unidas; casi parecía como si supieran que a partir de ese momento solo se tendrían a sí mismos.
Una semana después de que el Sandaime Hokage descubriera a los hermanos y su increíble Kekkei Gekkai, Jiraiya y Tsunade se presentaron ante su despacho con la cara cubierta de lágrimas.
—¿Es cierto? —fue lo primero que preguntó el Gamma Sennin.
Sarutobi dejó de enfrentarse a su invencible enemigo, el papeleo, para mirar a su alumno a los ojos.
—Si te refieres a la muerte de Minato y Kushina, sí, es cierto.
La mujer de pelo rubio se dejó caer al suelo, donde abrazó sus rodillas en un completo estado de depresión; las lágrimas que rodaban por sus mejillas parecían no tener fin y por esa razón fue que el Maestro dejó su escritorio para consolar a su alumna.
—Sus hijos viven—dijo Sarutobi, y Tsunade levantó el rostro con una débil sonrisa dibujada en el.
—¿Hijos? —preguntó con un susurro—. ¿Qué no era solo un niño?
—No, son un niño y una niña—respondió el viejo hombre—. Son idénticos a sus padres, aunque… —se detuvo abruptamente.
—¿Aunque qué?— pregunto Jiraiya que se mantenía impasible, intentando (sin éxito) tranquilizar a la rubia que amaba.
Hiruzen Sarutobi miró el rostro de sus estudiantes y se dio cuenta de que si no podía decirles aquel secreto a ellos, no podría contárselo a nadie.
—Será mejor que lo vean por ustedes mismos—murmuró—; solo prométanme que no le contarán a nadie sobre lo que verán.
—No entiendo nada, Viejo—el Gamma Sennin parecía haber olvidado su tristeza (momentáneamente)—. Pero sí, lo prometo.
—Síganme—dijo el hombre saliendo de su despacho y dirigiéndose a donde unos ANBU, que eran enteramente de su confianza, cuidaban a los pequeños que habían salvado a la aldea.
—Im…imposible…. ¡¿Cómo pasó esto?!—muchos creerían que esas palabras del gran Gama Sennin se debían a la destrucción de Konoha, debido a la liberación del zorro demonio, Kiuuby no Kitsune pero… no era así.
—No lo sé, Jiraiya, pero menos mal que me los llevé antes de que alguno de mis concejales los viera —mencionó con voz cansada el ahora Hokage de Konoha, Hiruzen Sarutobi, quien en ese momento se encontraba en una habitación levemente amplia, su lugar preferido para hablar sobre temas importantes.
En aquella habitación había dos hombres y una mujer con expresión de incredulidad en sus rostros; no podían creer lo que veían: frente a ellos había una cuna de madera blanca, con patrones de figuras asimétricas; de un lado eran flores y en el otro había varias herramientas ninjas como Kunais y Shuriken's.
—Es que… es increíble… —el Gamma Sannin parecía aturdido, aun no podía creer lo que veía ante sus ojos—, yo solo vi una vez… pero esto… esto…
—¿Lo viste una vez, Jiraiya? ¿A qué te refieres? ¿Dónde lo viste exactamente?
—Fue durante la tercera guerra. ¿Te acuerdas que me ausenté durante tres años en Ame?
—Sí, Orochimaru y Tsunade me hablaron de que te quedaste para cuidar a tres huérfanos.
—Eso tres huérfanos eran más de lo que parecía, viejo, pues uno de ellos también lo tenía...
—¡¿Qué?! ¿Por qué no los trajiste a Konoha?
—Solo les entrené, no podía traerlos a la aldea pues ellos tenían que serle fieles a la suya… además, yo pensé que él sería aquel niño de la profecía…
—Sí, tú me hablaste sobre ello, pero decías que era Minato. ¿No?
—Lo creí, hasta hace unos días….pero estos niños…
—Naruto, Jiraiya… no le digas niño, él es tu ahijado—una tercera voz se metió en la conversación. Tsunade la nieta del Shodaime Hokage—. ¿Acaso has oído que yo me dirija a Naoki como "niña"? Son hijos de nuestros alumnos, después de todo.
—Lo siento…. es que aun no me encuentro bien… necesito sentarme—mencionó el Gama Sennin haciendo lo que mencionó. Después de respirar varias veces, se centró en la cuna que estaba frente a él.
—Cuéntame más de ese niño de Ame, Jiraiya—pidió Sarutobi a su alumno.
—Bien, se llamaba Nagato podía dominar los cinco elementos, era un prodigio y no solo eso… pudo crear Jutsus nunca antes vistos, apostaría que en unos años le hubiera hecho frente a Minato.
—Esto es interesante, pero ¿solo eso? ¿No había otro detalle?
—Bueno… había algo que siempre me inquietaba y más cuando conocí a Kushina.
—¿Kushina? ¿de qué se trata? —preguntó Tsunade algo inquieta por el destino que se marcaba frente a ellos.
—Nagato tenía el cabello rojo brillante… igual que Kushina, creí que era sumamente raro ver ese tipo de cabello y peor en un lugar lluvioso como Ame… —murmuró el hombre.
—Jiraiya, ¿estás pensando lo mismo que yo?
—Creo…. dime tú, viejo.
—Cuando era niño, yo una vez vi la esposa del primer Hokage y…
—¿En serio? Y yo que creía que a su edad ya se le había olvidado todo— interrumpió Jiraiya con una risa estruendosa. Sarutobi solo cerró los ojos alzando el puño y diez segundos después el Sannin tenía un enorme chichón en la cabeza —…viejo, usted sí que no tiene sentido de humor.
—Y tú no sabes respetar a tus mayores, pero bueno…—el Sandaime puso los ojos en blanco—. El punto es que la esposa del primer Hokage era Mito Uzumaki y la primer Jinchuuriki del Kiuuby…
—¿Y?
—Ella tenía cabello rojo, me entere hace décadas que los miembros del clan Uzumaki son reconocidos por poseer cabello de color rojo.
—Pero viejo, Nagato estuvo en Ame y…
—Sí, se lo que me estás diciendo Jiraiya y no te he contado que cuando Uzushiogakure fue destruida, los miembros restantes de clan Uzumaki se esparcieron por todo el mundo… ¿vas entendiendo?
—Bien, no hay que ser tonto para pensar que Nagato era un Uzumaki pero ¿qué hay con eso?
—Jiraiya, si un Uzumaki nació con el Rinnegan… no sería una locura que otros lo hayan hecho—mencionó el Sandaime, viendo con atención la cuna que se encontraba frente de ellos. Jiraiya alzó la cabeza dándose cuenta de algo.
—Viejo, usted dijo que la esposa de Hashirama era una Uzumaki ¿no?—el Sandaime asintió—. Pero también la primer Jinchuuriki del Kiuuby ¿correcto?
—Sí. ¿Qué hay con eso, Jiraiya?—como respuesta, el Gama Sennin se puso de pie y se acercó a la cuna viendo con gran atención a los bebes: un niño de cabello rubio con marcas en la mejilla en forma de bigote, y una niña con el cabello rojo tan intenso que recordaba al color de la sangre fresca. Ambos niños tenían entreabiertos sus ojos mostrando un brillo levemente morado.
—Es solo que me parece increíble…—el hombre tenía una enorme sonrisa.
—Jiraiya, ¿qué sucede?
—Es eso… debe de ser eso. ¡Estoy seguro!
—¿A qué te refieres?—preguntó Sarutobi acercándose a la cuna para ver a los infantes junto con su alumno, que se sobó la barbilla pensativamente.
Tsunade, extrañamente, permanecía callada perdida en sus caóticos pensamientos sobre el destino que le había tocado a esos niños: inmediatamente después de venir al mundo perdían a sus padres, quedando solos; además, debían cargar con el responsable de aquellas muertes, el Kiuuby. Pero lo peor no era eso, no; además de aquello poseían el Doujutsu más poderoso de todos.
—Es el destino… debe de ser eso estos niños son "El niño de la profecía".
—¿De la profecía? ¿Por qué lo dices Jiraiya? Según me has dicho, lo has pensando dos veces y no resultó al final… —Tsunade rompió el silencio que se hizo después de aquellas palabras.
—Mírenlo de este modo: estos niños son hijos de Minato Namikaze y Kushina Uzumaki (extraordinarios ninjas en sus tiempos) herederos de ambos clanes, siendo aparentemente parientes lejanos del mismo clan de Nagato (el poseedor del Rinnegan), peor aún, los actuales Jinchuurikis del Kiuuby y siendo hijos de la anterior, además que los Namikaze es un clan cercano al Senju, y esto es lo mejor, su nombres son Naruto… el nombre del personaje de mi historia sobre el salvador del mundo basándome de la profecía… y Naoki es el nombre de la esposa de Rikudō Sennin en las leyendas.
Sarutobi y Tsunade se quedaron completamente helados por tanta información, ¡todo! maldita sea, todo era sumamente cierto… si lo veían como lo había puesto Jiraiya era sumamente irreal, pero la prueba más clara eran los ojos de los recién nacidos que, aunque no podían abrirlos completamente, se podían ver esos ojos anillados de color morado en sus diminutos rostros.
¿Qué es lo que haremos? pensó el Sandaime. No era para menos, ya que los concejales… en especial Danzou, verían a los niños como un arma y debido a que todos querían que el Rinnegan fuera reproducido para aumentar el estatus de Konoha, intentarían utilizarlos.
—Primero muerto que usar a estos niños como un arma —murmuro Sarutobi, aunque ciertamente no podía negarse lo que sucedería en el futuro: que el consejo quisiera la restauración de clan Uzumaki… sería solo una tapadera para conseguir el Rinnegan. Eso no podría evitarlo, pero lo que sí podía evitar era que Danzou les pusiera las manos a los pequeños Uzumaki.
Conocía perfectamente al halcón de guerra tanto que apostaría a que querría usarlos como arma de guerra.
—Viejo… ¿qué haremos?
—¿A qué te refieres?
—No se haga el tonto conmigo, viejo, sé que está pensando en esa vil rata de Danzou y, aunque no sé qué le puede esperar en el futuro a estos niños como Jinchuurikis del Kiuuby, Minato pidió que fueran tratados como héroes…pero lo dudo mucho, ya que todos descargaran el odio por la bestia hacia estos niños.
—Jiraiya tiene razón, Sarutobi–sensei, estos niños no tendrán una vida normal, pues es seguro que todos los aldeanos los odiarán por el monstruo que cargan dentro… —Tsunade estaba preocupada; ahora que Kushina (su alumna) había muerto, sentía que tenía la obligación moral de proteger a sus hijos.
—Eso es algo que podamos comprobar con el tiempo, pero no hay que ser un genio para saber que estos niños serán codiciados… ¡Mierda!
— ¿Eh? Viejo, no creía que usted diría malas palabras… pero no importa ¡maldita sea! ¿Cómo no me di cuenta antes?
—Si lo pensamos con cuidado, no pueden mostrarse ante la aldea con esos ojos. ¿Qué podría ocurrir?—como siempre Tsunade hacia uso de su gran inteligencia—. Lo mismo que a Nagato… serían asesinados— ambos hombres se quedaron en silencio, pues de ninguna forma podían permitir que aquello pasara.
—El único modo es que nos llevemos a los niños lejos…
— ¿Para qué, Jiraiya? —Sarutobi hacía a su cerebro trabajar buscando una solución para aquel lio que les había dejado Minato.
—Es lo mejor, viejo, es obvio que tendrán que aprender a dominar sus futuras habilidades, ya que si no lo hacen podría cumplirse el temor de Minato… y serían cazados hasta ser asesinados por ninjas de Iwa.
—Yo creo que la cosa es peor, supongo que serían todas las naciones ninjas— Tsunade tenía una expresión sombría en el rostro, aunque eso no la hacía ver menos hermosa.
—Y ahora que la aldea esta indefensa, no podemos arriesgarnos a que suceda eso, debemos llevarnos a los niños.
—Pero Jiraiya, eso también sería terrible—el Sandaime no estaba de acuerdo—. Es mejor que tengan una infancia normal, si los entrenan toda su niñez no me imagino qué podría suceder... ya tienen mucho con ser huérfanos, tener al Kiuuby en su interior y además el peso de salvar el mundo ninja…
—Cuando hablas así nadie se puede negar… pero entonces, viejo, ¿qué haremos? El problema es el mismo, que todos podrán ver el Rinnegan…
—No exactamente, existe un modo… aunque sería un poco arriesgado, pero podría funcionar—dijo el Hokage con voz seria. Sabía bien que esa acción podría costarle el cuello pero no había de otra.
Varios días después, en el mismo salón, se encontraban dos ninjas singulares de toda la aldea pertenecientes a dos clanes antiguos de renombre. Se trataba de Hiashi Hyuuga y Fugaku Uchiha; también se encontraba una persona más, y por mucho más importante que aquel par: el Yondaime Kazekage.
Los dos primeros habían sido llamados personalmente por el Sannin Jiraiya y viendo que el asunto era importante acudieron de inmediato solo para llevarse la mayor de las sorpresas, (que casi les causa un infarto) los poseedores de su Doujutsu hermano tenían menos de un mes de haber nacido. Y el Kazekage había asistido principalmente porque ese día se llevaría a cabo el funeral de uno de sus mejores amigos y su esposa, pero la Sannin Tsunade le había dicho que el Sandaime tenía algo importante que deseaba discutir con él antes de que se marchara.
Fugaku, Hiashi y El Yondaime Kazekage estaban impactados por lo que estaban viendo, en especial el Uchiha al ver en los contenedores del Kiuuby los ojos que le pertenecieron al creador del mundo Shinobi: Rikudō Sennin. Y que además era el Doujutsu que dio nacimiento al suyo.
Después de que el Sandaime les informara sobre el asunto, los dos jefes de clanes y el líder de la aldea de Suna se mostraron sumamente molestos e incrédulos… especialmente porque los contenedores del demonio que había causado destrucción y dolor (tan recientemente) a la aldea eran los posibles causantes de una gran revuelta en el mundo ninja.
¿Quién no se enojaría y se sorprendería? Pero no objetaron nada puesto que debían ver primero por la seguridad de sus respectivos clanes, después sus aldeas. Y sabían que lo mejor para sus clanes y para las aldeas era la supervivencia de los recién nacidos, que eran simplemente el mejor tesoro que podría haber tras dos mil años sin que dicho Doujutsu apareciera.
Jiraiya no se mostró contento por la decisión de su sensei. ¿Llamar a esos? ¡Por los dioses! aún él sabía su forma de ser: eran fríos, meticulosos, calculadores y estrategas por naturaleza. Apostaría que en un futuro enviarían peticiones de matrimonio para que sus clanes obtuvieran fama y prestigio.
Tsunade no se encontraba, pues estaba haciendo guardia en la puerta para que nadie supiese lo que se hablaba dentro, pues, a pesar de todas las precauciones de Sarutobi, un ninja experimentado podría descubrir lo que desde hacía varios días se guardaba en secreto.
Sarutobi pensaba igual, pero qué se le podía hacer, no podía evitar correr esos riesgos: era mejor antes que después.
La principal causa de aquellos dos jefes de clanes era simple: eran los poseedores de los Doujutsu, hermanos del Rinnegan aunque la palabra más correcta era descendientes y el Kazekage era uno de los grandes amigos de Minato y por lo tanto ellos eran lo indicado para lo que tenía planeado.
—Entonces Hokage–sama, ¿qué es lo que necesita?
—Verán, principalmente parece que Naruto y Naoki nacieron con el Rinnegan activo. Pero después de investigar, descubrí que en realidad está activado a causa del Kiuuby y se me ha ocurrido una idea… en especial por algunos problemas que surgirían si esto se supiera.
—¿A qué se refiere Hokage–sama?
—Que debido a algunas cuestiones, pensamos que los niños no deben tener activo el Rinnegan, ya que tendríamos problemas tanto de Iwa como de Danzou —aunque lo último lo mencionó en susurro fue escuchado por los cuatro hombres presentes. Fugaku entendió lo que quería decirle el Hokage. Sería terrible que los Jinchuurikis fueran convertidos en armas sin alma (como su hijo Itachi), podía imaginar que eso causaría un desastre.
—Entonces supongo que lo que usted quiere es que busquemos la forma que el Rinnegan de los infantes esté oculto, ¿no?
—Correcto. Pienso que lo podrían mostrar cuando sean Genin o cuando sea el momento apropiado. De esa forma nos evitaríamos unos cuantos dolores de cabeza.
—Bueno, pero eso no explica por qué me mandaron llamar—el Kazekage se dirigió a Sarutobi quien fijó una mirada triste en el hombre.
—Kazekage–dono, sé que usted fue un gran amigo para Minato y por eso es que solo puedo confiarle esto a usted…— Jiraiya no sabía lo que su sensei estaba planeando pero suponía (por la mirada de este) que sería algo muy serio—. Le pido que tome a uno de los infantes y lo proteja en su villa, si se supiera de la existencia de los hermanos las cosas se pondrían muy mal…
— ¡Sarutobi–Sensei! ¡Eso sería horrible, ellos son hermanos deberían permanecer juntos…!
— ¡Silencio, Jiraiya! —el Gamma Sennin se calló en ese momento, pues la voz de Sarutobi era realmente terrorífica.
El Yondaime Kazekage entendía las razones que tenía el anciano para pedirle aquello: si se llegara a descubrir que había dos contenedores del Kiuuby sería una catástrofe pues las aldeas enemigas intentarían por todos los medios apoderarse de alguno con el propósito de aumentar su fuerza militar y atacar a Konoha; también que si se sabía que aquellos niños poseían los ojos de Rikudō Sennin se desataría una cuarta guerra ninja y eso sería terrible para todos.
—Veo su punto y tiene razón en que es mejor ese modo, pero quiero una condición—Sarutobi suspiro levemente, era obvio que todos pedirían algo y parecía que el Kazekage se adelantaría.
—Sí, dígalo.
—Quiero que se haga un matrimonio arreglado.
—¿En serio? ¡Qué sorpresa!
—Deja el sarcasmo, Jiraiya, esto es importante—El Sandaime sabía que eso sería un problema bastante menor que los que le acarrearía el no aceptar la propuesta—. Muy bien
—¡Un Momento!—exclamaron los otros dos hombres y el Sandaime se giró a mirarlos—. ¿Qué pasa con nosotros? Obviamente necesitan que ocultemos el Rinnegan de los niños y por eso estamos aquí pero eso no significa que lo haremos así de simple—Hiashi Hyuuga habló.
—Lo sé, Hiashi, pero el Kazekage se hará cargo de uno de estos niños. Creo que todos estamos de acuerdo en que ninguno de ustedes sería capaz de arriesgar la seguridad de sus respectivos clanes para acoger a uno de los contenedores de Kiuuby— los dos hombres se removieron nerviosos—, pero tienen razón en que ustedes merecerán una recompensa por sus servicios así que díganlo.
— A mi esposa le quedan dos semanas para dar a luz y nos comunicaron mediante un ultrasonido que era niña —dijo Hiashi, y Fugaku gruñó enojado pues él no tenía hijas y recientemente su esposa Mikoto había tenido a Sasuke, y él era únicamente quien podría saber de la condición de los infantes Uzumaki…
—Entonces lo que propones Hiashi es que se haga un arreglo nupcial con tu hija y Naruto, contenedor del Kiuuby, poseedor del Rinnegan e hijo del Yondaime Hokage ¿cierto?
— Si, así es, Hokage–sama —el hombre de ojos perla hablo con calma—, ese niño tiene un gran futuro por delante y, como poseedor de mi Doujutsu hermano, será un gran partido para mi hija.
Sarutobi bufó frustrado. Suponiendo que el Kazekage se llevara a Naoki, en el futuro ella tendría que casarse con algún hijo suyo y Naruto con la heredera del clan Hyuuga, pero… —. ¿Qué deseas tú, Fugaku?
—Realmente yo quisiera (al igual que el Hyuuga) un matrimonio arreglado y ya que solo tengo dos hijos: Itachi y Sasuke quisiera que fuese con la niña— el Gamma Sennin no creía lo que estaba escuchando, su sensei estaba comprometiendo a dos niños inocentes a casarse aun si no amaban a los otros… —. Pero al ser solo dos niños significa que uno de nosotros tendrá que pedir otra cosa —los tres hombres lo miraron incrédulo—, y se me ha ocurrido una idea para solucionar esto de forma justa.
—¿Cuál es, Fugaku?
—Cuando los niños cumplan doce años y se gradúen como Ninjas, tendremos que decirles la verdad de sus orígenes… no me gusta ceder, pero entiendo que el Kazekage tiene más derecho a pedir el matrimonio (pues el cuidara de uno de ellos) por lo que lo que yo pido es que sea la niña quien tome la decisión.
—¡Oh, un momento! ¡Estas diciendo que Naoki tendrá que escoger entre tu hijo Sasuke y uno de los hijos del Kazekage!—gritó aterrado el Gama Sennin ante la mirada de Hiashi, Sarutobi y el Kazekage.
—Haré como que no escuché eso. Ciertamente es eso básicamente pero si las cosas no favorecieran a los Uchiha —dijo—, lo que quiero es una alianza de camaradería, quiero que Sasuke sea puesto en el mismo equipo que los niños Uzumaki.
—¿Por qué razón Fugaku?
—Nada, realmente, pero la fama que obtendría Sasuke siendo reconocido como el compañero de los poseedores del Rinnegan ayudaría a aumentar el prestigio del clan Uchiha.
—Buen punto, pero eso no explica por qué pides que a los doce años se les diga la verdad.
Fugaku desvió la mirada, incómodo.
—Aunque Kushina y yo no nos lleváramos muy bien… ella se convirtió en la esposa de Minato y por honor a su memoria creo que sus hijos deberían saber la verdad acerca de sus padres. No sería justo que se les ocultara.
Los otros tres miraron al líder del clan Uchiha sin creer lo que acababan de escuchar, pues Fugaku no se caracterizaba por tener amabilidad con las demás personas. Sabían que en aquella petición había algo más pero no estaban dispuestos a continuar discutiendo.
—Solo deben ocultar el Rinnegan y yo me haré cargo de lo demás—dijo con voz cansada el Hokage.
Fugaku e Hiashi asintieron y se acercaron a la cuna de los hermanos; los dos activaron sus respectivos Doujutsu y vieron directamente a los ojos anillados de los infantes. Duraron en esa misma posición más de diez minutos, cuando de repente comenzaron a mostrar señales de cansancio. El primero en desactivar su Doujutsu fue Hiashi que cerró fuertemente sus ojos lo que llamo la atención de Jiraiya.
—¿Qué sucede Hiashi?
—Es raro, pero un leve rastro de chakra del Kiuuby se mantenía conectado con los ojos de los bebes, como dijo Hokage–sama y fue por eso que el Rinnegan estaba activado, el flujo de chakra parecía tan uniforme que parecía como si el chakra se manejara por sí mismo, no pude seguir viéndolo ya que el chakra del Kiuuby era muy fuerte para el Byakugan.
—Hm… creo que así está bien —mencionó la voz cansada de Fugaku cerrando los ojos. Mientras Naruto y Naoki comenzaban a llorar fuertemente y sus ojos se volvían de un color azul cielo (el niño) y un color gris plata (la niña), Sarutobi tomó a Naruto entre sus brazos con delicadeza.
—¿Qué hiciste?
—Como lo dijo el Hyuuga (aunque yo no lo vi tan claro como él) el chakra del Kiuuby estaba transmitiendo un leve rastro a los ojos delos bebes. ¿Cómo puede hacer eso? No lo sé con seguridad pero creo que es el sello ya que está programado para que el chakra del Kiuuby se trasmita continuamente.
—Sí, eso ya lo sé.
—Bien, lo único que hice fue cancelar el flujo de chakra mediante un Genjutsu y listo, ahora el chakra pasará por sus pequeños conductos de chakra ¿No, Hyuuga?
—Correcto.
—Así sus ojos estarán desactivados, pero podrá suceder lo mismo que en los Uchiha y en un momento que les cause una fuerte emoción… el Genjutsu se romperá, por lo tanto el flujo se activara y por ende el Rinnegan.
—¿Cuánto durará el Genjutsu?
—Como lo dije, el chakra del Kiuuby se trasmitirá por todo su cuerpo, igual con el Genjutsu que se autoalimenta con ese chakra, en pocas palabras, solo se disipara cuando sufran un momento de shock, por lo que no lo sabemos a ciencia cierta.
—Me parece lo justo —murmuró el Sandaime—. Cuando sea el momento, sus peticiones serán hechas —informó Sarutobi algo distraído por estar viendo a los recién nacidos con una leve sonrisa.
Fugaku y Hiashi esperaban grandes cosas de aquellos poseedores del Rinnegan mientras que Jiraiya solo deseaba que aquellos niños fueran felices.
—Ellos cambiarán el mundo y traerán paz, lo sé—fue el pensamiento de Jiraiya
Con la luz de la luna llena el Yondaime Kazekage se marchó de Konoha llevando un bulto entre las manos, la hija de Minato Namikaze, y jurándose protegerla de las demás aldeas hasta que fuese el momento oportuno de que la pequeña regresara a su verdadero hogar.
