N/A: resubí el capítulo 1: Antes de empezar. Es básicamente lo mismo solo que está mejor redactado.
"¿Revisaste la lista de nuevo?"
"Sí, por milésima vez sí, ya lo tenemos todo, ¿podemos irnos? Estoy cansado de caminar todo el día aguantándote…"
"Es por tu bien, Ayato, no quieres que después Touka se enoje contigo por no tener todos los útiles listos"
El cielo se estaba tornando rojo y a pesar de ser primavera, el ambiente se sentía un poco frío. Hinami y Ayato habían estado todo el día comprando útiles escolares, el día siguiente era su primer día de clases en la nueva escuela. Ingresaban a primer año de preparatoria y Hinami Fueguchi estaba emocionada por hacerlo. Le encantaba empezar de nuevo. En cambio, para Ayato Kirishima era una molestia, en realidad, la mayor parte de sus responsabilidades eran una molestia. Todo menos una cosa que le venía pesando desde su penúltimo año en la escuela media o incluso más atrás, quizás desde el primer día en que la conoció. Aun así no había sido capaz de admitir esto hasta el año anterior cuando se dio cuenta de que lo que estaba sintiendo iba a más allá de una amistad de varios años.
Hinami no había notado nada de esto. O Ayato era bueno escondiendo cada vez que se sonrojaba cuando ella le hacía un cumplido o le sonreía o Hinami era demasiado despistada.
"Aya-chan, ya que me ayudaste a comprar todas estas cosas creo que te mereces un premio", le dijo Hinami de la nada mientras caminaban hacia sus respectivos hogares.
"¿Aya-chan? ¿Qué acaso tenemos cinco años otra vez? ¡Te he dicho que no me llames así en público!", respondió irritado y su rostro sonrojado a más no poder.
Hinami, como siempre, ignoró su petición y continuó con lo que iba a proponerle.
"Por esta vez, sólo porque me ayudaste a cargar todas estas cosas... ¡Te invito a tomar un café en tu lugar favorito! Me sobró algo de dinero que mi mamá me había dejado para los útiles, así es que ¡Vamos!"
Lo tomó del brazo y lo arrastró hacia su café favorito. Ayato no tuvo tiempo para negarse y ¿Cómo iba a hacerlo? Si mientras lo conducía a la entrada del café lo hacía con una gran sonrisa... ¿Quién podía resistirse a eso? Hinami tenía poder sobre él, era capaz de controlarlo a su voluntad.
"¡Pide lo que quieras, recuerda que hoy día yo invito!"
Al decir esto se sentó y le ofreció el menú que estaba sobre la mesa.
"¿Lo que quiera? ¿Estás segura?", le inquirió con malicia. Sólo para ponerla nerviosa. Le encantaba fastidiarla. Era muy difícil hacerla enojar, pero cuando lo lograba era casi una misión imposible cumplida.
"Sí, lo que tú quieras", Hinami lo miró fijamente, aceptando el reto.
Ayato ojeó rápidamente el menú, aunque ya lo conocía bien, después de todo era su café favorito y buscó lo más costoso de la lista. Luego dio vuelta el menú apuntando con su dedo lo que iba a pedir.
"Creo que eso es lo mínimo que me merezco por estar cargando tus bolsas más las mías bajo 30°C ¿o no?"
Hinami nerviosa miró el precio de lo que Ayato quería entretanto observaba su monedero. La única forma en la que podría alcanzarle eso sería que se quedara sin pedir nada... ¡No!, no iba a retractarse ahora que había llegado tan lejos, ni a dejar una promesa sin cumplir.
En eso, llegó la mesera para preguntarles sus órdenes.
"Bienvenidos ¿Qué es lo que desean ordenar?"
"Yo quiero eso", Ayato le mostró el menú a la mesera y de reojo observaba la reacción de Hinami.
La mesera anotó la orden.
"Y usted ¿Qué desea?", Hinami fijó su vista en su monedero y luego en la mesera. Su expresión nerviosa, que Ayato disfrutaba, se transformó luego en una más calmada.
"Nada. Eso es lo que vamos a pedir", dijo, resignada.
"Oh... de acuerdo. Su orden estará aquí en diez minutos", se retiró la mesera con una expresión confusa en su rostro, probablemente pensando en que era una pareja bastante extraña. ¿Desde cuándo el novio dejaba a la novia sin pedir nada para tomar?
Ayato la observó desconcertado ¿De verdad había llegado tan lejos como para no pedir nada y así poder pagar su orden? Él pensaba que en último minuto se arrepentiría, más no lo hizo.
"Oye, Hinami… era una broma ¿Lo sabías? Si querías pedir algo, sólo tenías que decirlo, yo no-"
Se detuvo cuando vio que le sonreía de vuelta. Con esa expresión calmada, ni una pizca de enojo. No sabía si sentir rabia o arrepentimiento o las dos. ¿Cómo podía ser tan tonta y dejar que él hiciera lo que quisiera con ella? ¿No se iba a enfadar?
"Tienes razón", le dijo
"¿En qué?", preguntó él.
"Te hice cargar todas esas cosas y te debes sentir cansado ¿Verdad? Así que te mereces un premio ¿O no? Eso es lo que te había prometido y yo siempre cumplo lo que digo", se detuvo a reírse un poco y siguió, "además, no vas a conseguir que me enoje con esos trucos tan infantiles, tonto".
Ayato sintió como un calor le subía por todo el cuerpo, no sabía si era rabia o vergüenza por haber sido derrotado. De alguna forma ella siempre ganaba todas las peleas que tenían. Al final el que terminó enfadado fue él y no ella.
"¡Ah, Hinami, cállate!", le gritó y el sonrojo le llegaba hasta las orejas.
La mesera llegó con la orden para Ayato.
Era un café helado de tres sabores más una capa de chocolate. No se iba a comer todo eso solo…
Mientras tanto Hinami pensativa, miraba por la ventana con la cabeza apoyada en una mano. Muchas cosas pasaban por su cabeza, preocupaciones por el nuevo semestre, si de verdad iba a poder lograr tener buenas calificaciones o más importante aún, amigos. Es cierto, Ayato era su amigo de la infancia, y Touka era como su hermana mayor, pero nunca había sido capaz de tener otras amistades que no fueran sus vecinos. Había tenido malas experiencias en la escuela media. Solía ser una niña muy introvertida y amante de los libros y si no hubiera sido por Ayato, que siempre se mantuvo a su lado, le hubieran hecho mucho más daño de lo que le hicieron.
Estaba en eso cuando de repente sintió un sabor dulce en su boca.
"Oye, Hina, deja de mirar tanto por la ventana y prueba esto"
Era Ayato que le había puesto la cuchara en su boca sin que ella se diera cuenta. Él siempre era capaz de detener ese tren de pensamientos negativos que a veces tenía y traerla de vuelta a la realidad. Solía pasarle eso muy a menudo en la escuela media, en especial desde la muerte de su padre. Y aunque Ayato nunca había tenido mucha sensibilidad en su trato hacia ella de alguna forma era justo lo que necesitaba para estar bien.
"Umm… está muy bueno, ahora entiendo por qué es tan costoso"
"Si quieres… puedes comértelo… tu", balbuceó mirando hacia otro lado, avergonzado.
"¿Mmm…? ¿Qué dijiste?"
"Nada. Que dejes de comerte todo mi helado, es mi premio después de todo", se acobardó y cambió de tema.
"¿Eh…? Pero, si tú fuiste el que me dio de comer un poco, además está muy bueno, quiero más, dame un poco más, no seas egoísta", haciendo un puchero, le quitó la cuchara de las manos y siguió comiendo.
Si fuese por eso, por escuchar cómo se reía y disfrutaba, en vez de esa cara melancólica que puso al mirar por la ventana, él le hubiese dejado comer todo su helado si quería. Como esa vez que le dio todo el chocolate que su hermana le había regalado cuando la encontró llorando en el parque que queda cerca de su casa. Si era para que ella se sintiese mejor era capaz de darle cualquier cosa que quisiera. Si solo pudiese poner esto en palabras, las cosas serían mucho más fáciles... Por el momento si no podía decirlo, por lo menos podía demostrárselo con acciones.
Hinami estuvo un buen rato comiendo del helado y hablándole sobre las cosas que harían mañana cuando comenzara el nuevo semestre que Ayato no se dio cuenta cuando quedaba sólo un cuarto de la porción original. Se había quedado embelesado observando su expresión de felicidad que se olvidó de todo lo que había a su alrededor.
"¡Oye, deja de parlotear tanto y déjame un poco de helado a mí también! ¡¿Te lo comiste todo?! ¿Cómo puedes ser tan tragona? ¡Idiota!", de nuevo fingió estar enojado y le quitó la cuchara de las manos.
"Lo siento, Aya-chan. No me di cuenta que mientras hablaba me comía todo tu helado, en serio ¡Lo siento! Te prometo que mañana te lo compenso con algo... ¿Quieres que te haga el almuerzo? Así como lo hacía en la escuela media ¿Te acuerdas?"
Y Ayato no pudo ocultar el brillo en los ojos que repentinamente causaron las palabras de Hinami ¿Por qué siempre tenía que salir con este tipo de cosas en los momentos más inesperados?
"¿Y qué dices? aceptas ¿Cierto? Puedo hacerte tu comida favorita si quieres ¡Pídeme lo que quieras!", le insistía Hinami.
Le insistió tanto que Ayato no pudo contener más sus emociones y le gritó.
"¡Ya, está bien, haz lo que quieras, pero deja de molestarme!"
"¡Bien! Estamos a mano entonces", y diciendo eso se comió lo último que quedaba del helado dejando a Ayato sin siquiera haber probado un bocado de su "premio".
"¡HINAMI!"
Le gritó de nuevo tratando de llamar su atención por lo que había hecho. Ella ya estaba pagando la cuenta.
"Esta mujer me va a matar...", pensó para sí. Ni siquiera fue capaz de hacerla sentir culpable, por no haberle dejado nada de helado.
Después de su hermana era la mujer que más le causaba temor, no porque fuera temperamental, sino que, por más que quisiera no tenía ni siquiera un poquito de control sobre ella. Hinami actuaba libremente cuando estaba con él y no sabía si eso era algo bueno o malo.
"Ayato ¿Qué estás esperando? Ya es muy tarde, vámonos antes de que Touka nos regañe", de nuevo se había quedado perplejo pensando en cómo Hinami podía salirse con la suya siempre. Y aunque el de carácter fuerte era él, no era capaz de decirle que no a alguna petición que ella le hiciese.
Caminaron lo más rápido que pudieron, no obstante ya era de noche cuando llegaron a sus casas. Antes de entrar, Touka los estaba esperando con un semblante no muy amigable.
"Ustedes dos… ¿¡Por qué se demoraron tanto en llegar!? Ayato ¿Qué estuviste haciendo? Tú eres el culpable de que hayan llegado tarde ¿cierto? ¡Te dije que tenías que estar a las 7 pm aquí con Hinami! ¿No sabes leer la hora acaso? ¿Sabes qué hora es? son las nueve de la noche y mañana ustedes dos tienen clases ¡Es su primer día! ¿¡Cómo puedes ser tan irresponsable!?"
Touka podría haber continuado horas y horas sermoneando a Ayato si es que Hinami no se hubiese interpuesto.
"Perdón, one-san, es mi culpa, yo lo invité a comer y se nos hizo tarde, nos perdonas ¿cierto?", le dijo con esa cara de cachorro abandonado que ni Touka ni Ayato pueden resistir.
"Tsk… está bien, sólo por esta vez están perdonados. Hinami… tu madre estaba preguntando por ti, será mejor que te vayas a tu casa y tú, Ayato, ayúdale a llevar sus cosas. Más te vale que hayas comprado todo lo de la lista, o sino vas a estar en serios problemas"
"Ah… Touka, cállate un segundo ¿quieres? Deja de molestar, no eres mi madre para andar sermoneándome por cada cosa que hago", un poco de arrepentimiento cruzó por su mente al terminar de hablar. Sabía que Touka iba a explotar en cualquier segundo por atreverse a decir eso.
Por su parte, Touka se rodeó de un aura bastante intimidante, lo que hizo a Ayato temblar un poco. Respiró profundamente y exhaló en un grito.
"¡No soy tu madre... No... No soy sólo tu madre… Soy tu madre, tu padre y tu hermana mayor, todos al mismo tiempo! Así es que más te vale hacerme caso si no quieres dormir con el perro afuera ¿entendiste?"
Ayato se congeló ante esto, ella era muy capaz de echarlo de la casa a dormir con el perro sin piedad alguna. Ya lo había hecho antes esa vez que hizo llorar a Yoriko asustándola con una araña de juguete… juró que en su vida nunca más iba a desobedecer a su hermana mayor. A veces se le iba la mano con las reprimendas, aunque al final él sabía que lo hacía por su bien.
Desde que sus padres habían muerto en un accidente de tránsito, habían estado viviendo con su tío Yomo que casi siempre estaba trabajando fuera del país, por lo que la que se hizo cargo de todos los quehaceres de la casa más la crianza de él mismo fue Touka. Era algo que merecía respeto y él no era muy bueno haciendo eso. Así es que la única opción que quedaba era el temor y la violencia.
En el fondo, muy en el fondo, Ayato respetaba y amaba a su hermana. No era muy bueno demostrando sus sentimientos hacia ella también.
"Aya-chan, lo siento de nuevo, Touka se enojó contigo por mi culpa"
"Nah, está bien, estoy acostumbrado a sus gritos"
Hinami se río por lo que dijo. Hacerla reír se sentía bien.
"Bueno... si tú lo dices... Pero, aun así, mañana te prometo doble ración por lo que pasó recién, espero que te guste mi comida, aunque nunca te has quejado. Quizás estás siendo muy amable conmigo ¿o no?"
"Tu comida es buena, si fuera mala hubiera rechazado tu propuesta ¿o no?", le trató de decir con una expresión lo más neutral posible, ocultando sus sentimientos lo más que pudo.
Hinami le sonrió de vuelta.
"Tienes razón. Gracias por ayudarme hoy día de nuevo y nos vemos mañana"
Dicho esto le dio un beso en la mejilla como lo hacía antes cuando eran pequeños para despedirse.
Ayato se sobresaltó bastante con esto, no pudo evitar ruborizarse. Otra vez se estaba comportando como si fueran niños, eso le incomodaba. Sabía que Hinami era bastante madura para su edad y actuaba como adulta con todas las demás personas, menos con él. Nuevamente no sabía si eso era algo bueno o malo.
Pero, sí sabía algo... que ese beso en la mejilla no significaba nada más que amor fraternal. En parte era su culpa, por no decir las cosas. No podía ser tan difícil ¿o sí? Se conocían hace bastante tiempo como para tener un alto grado de confianza. No. Ese no era el problema.
Su mayor temor era que ella lo rechazase y luego la perdiera para siempre. Esa inseguridad había crecido proporcionalmente a su amor por ella. No es justo, pensaba. Que ella se diera todas esas confianzas con él, como darle besos en la mejilla, salir juntos un domingo por la tarde, hacerle el almuerzo para la escuela… esas eran cosas que los novios hacían juntos también. Lo único que lograba era frustrarlo, porque aunque tenía el privilegio de hacer esas cosas con la chica que le gustaba al mismo tiempo no significaba nada más que una amistad muy profunda.
Él quería algo más.
Y no sabía cómo pedirlo.
Sin enojarse falsamente por el beso, porque nunca le había molestado en primer lugar, sólo lo hacía por fingir para que ella no se diera cuenta de nada de lo que estaba sintiendo de verdad, se dio vuelta y se despidió agitando su mano. Se dirigió hacia su casa en donde Touka lo estaba esperando con su uniforme nuevo para que se lo probara.
En la entrada de la casa vecina, Hinami se había quedado observándolo hasta que entró en su casa. Se sentía sola cuando se separaba de él. Después recordó que esta vez no se había enojado cuando le dio el beso. ¡Qué extraño!, pensó. Quizás estaba distraído. Acostumbrada a pelear con Ayato por cualquier cosa que ella hiciera que fuera "vergonzoso" según él.
Otra vez por su mente se cruzó un pensamiento no deseado. Hinami podría parecer a simple vista una niña distraída, mas no era tonta. Aunque siempre que pensaba en esa posibilidad volvía a poner los pies en la tierra. Imposible, se decía. Alguien como yo nunca podría gustarle a nadie.
Sus pensamientos esta vez fueron interrumpidos por su madre.
"Hinami, entra o te vas a resfriar"
"Sí, mamá"
Y entró a su casa olvidándose de nuevo de esa posibilidad.
Llevó sus útiles nuevos a su pieza, mientras pensaba qué haría de almuerzo preparó sus cosas para mañana y se fue a dormir.
Ayato también se fue a dormir. Le costó más quedarse dormido, seguía como siempre, pensando en ella.
N/A: Nos vemos en el capítulo 2!
