No tengo perdón de Dios, jeje. Resulta que divagando hoy con una y otra cosa llegó esto a mi mente. Aunque algunos de mis fics están basados en algo más (como una película o un dorama), éste surgió de la nada. En fin, la historia se desarrolla en un Universo Alterno, este capítulo explica un poco cómo están las situaciones con los personajes, lo demás será contestado en episodios venideros. Trataré de apegarme un poco al manga para no salirme de los personajes, por lo que tanto el empleo de Honey como el de Mori están dados en base a la Universidad y carreras dadas en el manga.
Como muchos de seguro ya saben, soy fiel partidaria del HikaHaru, pero este fic tendrá también TamaHaru y un poco de KyouyaXRenge y HoneyXReiko (para quien no la conozca, es su novia en el manga).
Y mi otro fic del Ouran no ha quedado a la deriva, lo juro. En fin, como no sé exactamente la recepción que tenga, depende de ustedes si sigo este proyecto o si me enfoco en los otros que tengo y ya después vemos qué ocurre con éste. Dejen sus comentarios para saber qué les parece.
NOTAS:
1) El sueldo de Mori es lo que normalmente cobra esa profesión.
2) La Universidad donde estudió Honey sí existe.
Capítulo I: Reencuentro
–¡Espera!
El grito del joven resonó en la oscuridad de la noche, continuaba corriendo mientras perseguía a la figura oscura, quien parecía burlarse de su intento de alcanzarle. Un par de oficiales que iban detrás de él se detuvieron exhaustos, jadeando y sudando mientras trataban de recuperar el aliento.
–Es todo tuyo, Suou… –avisó uno, colocando sus manos en sus rodillas al tiempo que intentaba normalizar su respiración.
El joven oficial de la policía continuó su persecución en el enorme patio del sitio, dobló en una esquina de la mansión donde se encontraban dispuesto a darle alcance pero ya no había nadie, sólo la fría pared. Se quedó clavado allí unos minutos, incrédulo ante lo que veía.
–¡¿Qué… ?! –pudo articular.
–Hahaha hahaha haha –escuchó detrás de él– ¿Tanto tiempo ha pasado y aún así te sorprende, joven detective?
Volteó sólo para hallarle parado en la rama de un grueso roble, se encontraba recargado en el tronco, pudiéndose notar cada uno de los detalles gracias a la luz de la luna llena. Usaba pantalón, saco y capa negros, una camisa blanca y una media máscara del mismo color, su cabello era negro como la noche, en su rostro podía apreciarse una lágrima maquillada a media mejilla.
–Debo admitir que me gusta tu determinación, pero tú debes hacer lo mismo al comprender que esta noche gano yo –sonrió mientras sostenía frente a él un collar– El zafiro turco es mío.
–¡Allí está! ¡Que no escape! –se oyeron las voces de más oficiales.
–Suerte para la próxima… –sonrió de medio lado, saltando y adentrándose en la oscuridad de la noche.
–¡De ningún modo! ¡No te dejaré escapar! –corrió tras de él, asiéndole fuertemente del brazo– ¡Vendrás conmigo a la Jefatura de policía!
–¿Jefe?
Fue entonces cuando se dio cuenta de que sostenía a uno de los hombres bajo su mando. A su alrededor más de ellos continuaban buscándolo sin lograr encontrarle. Soltó al hombre que en ese momento tenía y repasó con la mirada el lugar, pero no había ninguna pista de dónde pudiera estar.
–Maldición… –masculló.
*~* PIERROT *~*
–Hasta mañana, Señorita Fujioka.
–Hasta mañana, Señor Yoshida –sonrió mientras recogía unos papeles.
–No se quede hasta muy tarde –recomendó antes de salir con un portafolio en una mano.
–De acuerdo –le despidió mientras archivaba los documentos.
Abrió el cajón de su escritorio y adentro colocó un fólder mientras sacaba otro, revisó unas cosas en la computadora frente a ella y cotejó que todo estuviera en orden, se paró de su asiento y fue hasta un archivero, abriéndolo con cuidado mientras buscaba por orden alfabético un caso en específico. De pronto sintió que alguien le abrazaba por atrás y se recargaba en su hombro derecho, mientras le decía a media voz:
–¿De nuevo hasta tan noche, Haruhi?
–Quería avanzar un poco con el trabajo –avisó.
–¡Siempre tan dedicada! Es una de las cualidades que adoro de ti.
La joven de larga cabellera castaña se volteó para toparse con un par de ojos celestes que le miraban atentamente. El joven frente a ella sonrió de una manera encantadora mientras le extendía un pequeña bolsa de papel.
–Te traje un café.
–Gracias –sonrió, tomando el presente– ¿Sin leche?
–Caliente, sin leche y dos de azúcar –avisó.
La joven asintió mientras sacaba la bebida y comenzaba a tomarla. El rubio se recargó en el escritorio detrás de él, contemplándola con detenimiento: ojos café, cabello castaño oscuro, labios suaves, una sola palabra podía describirla y esa era "hermosa". La joven usaba una falda azul marina abajo de la rodilla, blusa blanca, medias y zapatillas negras. Por su parte, ella le contempló a él: cabello rubio ligeramente ondulado, ojos azules, sonrisa principesca, usaba un pantalón negro, camisa blanca de manga corta y una corbata negra también.
–¿Cómo va el trabajo? –preguntó al ver arañazos en sus nudillos.
–Volvió a escapar –le avisó.
–Pensé que habían doblado el número de policías –tomó de su café.
–Lo triplicamos –se pasó la mano por los cabellos–. Aún así, él parece burlarse de nosotros, como si de un juego se tratara. Cuando me pusieron al mando me jacté de capturarlo en dos meses a lo sumo… han pasado casi once desde entonces.
–No es tu culpa, ha tenido a los mejores detectives y oficiales detrás de él durante los últimos dos años y ninguno ha podido atraparlo. Además, eres el detective más joven de la historia a cargo de la Jefatura No. 11, eso debería llenarte de orgullo, Tamaki.
–Díselo a mi abuela… –miró el piso– No le gustó que aceptara este empleo, ella preferiría que me hiciera cargo de su escuela privada.
–Tu madre está orgullosa y eso es suficiente –le dijo.
–¿Y tú?
–Yo también lo estoy.
El rubio sonrió ante lo dicho, se acercó, tomándola de la cintura y le besó en los labios. Haruhi correspondió al beso, finalmente se separaron por la falta de aire. La castaña terminó de recoger algunos documentos para tenerlos listos a la mañana siguiente, apagó la computadora y tomó su bolso, Tamaki ya le esperaba con su abrigo, colocándoselo con cuidado, después se puso su chaqueta negra.
–Anoche hablé con Kyouya –avisó mientras la chica apagaba las luces.
–¿Ocurre algo?
–Tu amigo Kaoru le llamó, al parecer él y su hermano vendrán a la ciudad y se quedarán un tiempo, así que quieren pasar a saludar. Kyouya aceptó el reunirnos, llamó a Honey y Mori para invitarlos también, nos veremos en el departamento del último mañana a las siete –informó mientras salían del edificio, despidiéndose del portero.
–Suena bien, pero…
–Confirmé nuestra asistencia, espero no te moleste –comunicó cuando le abría la puerta del auto.
–Ahhh, no… no… –negó.
Lo cierto era que deseaba descansar un poco, mañana era domingo y merecía un poco de tranquilidad, pero tampoco quería ser grosera con los chicos, después de todo había pasado mucho tiempo sin verlos. Había conocido a Suou Tamaki por su trabajo, ya que como abogada de la firma Yoshida y Asociados se había visto involucrada en los casos recientes. La firma para la cual trabajaba se distinguía por su discreción, mayoritariamente se encargaban de divorcios y algunos desfalcos de empresas, ya que sus clientes era gente rica que prefería no llamar la atención de los medios; sin embargo, en los últimos meses habían ocurrido una serie de robos nocturnos que la policía no había podido esclarecer hasta la fecha, pues a pesar de conocer al autor del delito, nadie sabía su nombre o apariencia.
Así, al estar representando a varios clientes adinerados, ellos habían pedido a la policía que mandaran a sus mejores oficiales y el rubio había sido el primero en la lista de seleccionados. Tamaki era muy amigo de Ootori Kyouya, a quien conociera en la preparatoria, volviéndose mejores amigos e inseparables desde entonces, actualmente él era un prestigioso Doctor y Director de un Hospital privado, construido gracias a su esfuerzo y sin necesidad de la ayuda paterna, queriendo demostrarle a su familia que podía salir adelante por sí solo.
Habían conocido a Mori y Honey un poco después, quienes eran un año mayor que ellos; Honey, cuyo verdadero nombre era Haninozuka Mitsukuni, era un pionero en la industria aeronáutica, siendo considerado un genio desde su estadía en el Instituto Nara de Ciencia y Tecnología, en la ciudad de Ikoma; Mori, cuyo nombre completo era Morinozuka Takashi, había estudiado la carrera de Jurisprudencia y actualmente era un reconocido abogado de un despacho japonés, siendo tan solicitado que no siempre contestaba las llamadas de sus potenciales clientes y cobrando 46' 640 000 yen la hora (aproximadamente 417 euros), sin que ello disminuyera el número de personas que buscaban sus servicios.
Además, Mori y Haruhi habían tenido oportunidad de tratarse un par de veces por trabajo, por lo que la chica quedó encantada al saber que él y Honey eran amigos de antaño de su novio, tratándolos más desde entonces y volviéndose muy buenos amigos, incluso Honey le llamaba de cariño Haru-chan.
Por su parte, Hikaru y Kaoru habían sido compañeros de la preparatoria de la castaña, conocían un poco a Kyouya debido a que sus padres eran socios en algunos proyectos, pues la madre de los Hitachiin era una prestigiosa diseñadora de modas y su padre, dueño de una empresa computacional. Sin embargo, no conocían al resto de los chicos, ya que ellos sólo habían estado un año en la Universidad en Tokio y, debido a diversos viajes de negocios, sus padres habían decidido mudarse a Estados Unidos, sin haber vuelto a Japón desde entonces.
Por eso mismo se alegraba al saber que los chicos vendrían un tiempo a Tokio, quería saber cómo les había ido, dónde trabajaban y si había posibilidad de quedarse a radicar en su país natal. Lo cierto es que en la preparatoria a ella le había gustado un poco Hikaru, el mayor de los dos, pero él en ese entonces tenía novia y sólo la veía como una amiga, por lo que pronto se dio cuenta de que se trataba de simplemente algo pasajero y en poco tiempo olvidó sus sentimientos por él. Sin embargo, nunca se imaginó que Kaoru estuviera enamorado de ella e incluso se le declarara, rechazándolo debido a que sólo podía quererlo como un amigo y, quizás, como a un hermano. Pese a ello su relación no cambió y los tres continuaron llevándose muy bien hasta que se separaron poco después, ella entró a estudiar Derecho, Hikaru Música y Kaoru Letras.
–¿Estás bien, Haruhi? –preguntó Tamaki, viéndola perdida en sus pensamientos.
–¿Ahhh? Sí… sí… –contestó distraídamente, admirando el paisaje a su izquierda, a través de la ventana del copiloto.
–¿Acaso he hecho mal? ¿Deberíamos cancelar nuestra asistencia? –le miró preocupado.
–No, no, de ninguna manera. Hace mucho que no veo a los gemelos y será una perfecta oportunidad de que les conozcas, estoy segura de que te caerán bien.
Tamaki sonrió, esperaba con ansias esa reunión. Unos minutos después dejó a su novia en su departamento, se despidió con un beso y prometió pasar al día siguiente a recogerla. Haruhi subió hasta su piso, una vez allí cerró detrás de sí y cambió, colocándose ropa más ligera, consistente en un pantalón holgado y camiseta, buscó en el refrigerador y sacó las sobras de comida del día anterior, calentándolas en el microondas.
Quizás no era un piso de lujo, pero cumplía con sus necesidades básicas: un cuarto amplio y espacioso, una pequeña sala, una cocina-comedor, un pequeño cuartito que había llenado con libros y donde se refugiaba a menudo en su tiempo libre, y un baño con regadera y tina. Además, estaba en el centro de la ciudad, lo que facilitaba mucho las cosas. Cenó tranquilamente y después fue hasta su pequeña biblioteca, donde también tenía un pequeño escritorio y una computadora, que le ayudaba a adelantar el trabajo en casa.
Esa noche se sentó frente al monitor y revisó los mensajes en su bandeja, esperaba la contestación del Empresario Matsumoto, quien había solicitado su discreción en un asunto importante que no había querido comunicar por ese medio, pero que si estaba interesada debía contestar para verse un día y ultimar los pormenores. Se conectó de inmediato para hablar con él si era necesario, pero no le encontró, consultó el reloj y se dio cuenta de que ya eran cerca de la una de la mañana, por lo que era entendible; estaba a punto de desconectarse cuando una ventana de conversación se abrió.
Escritor empedernido dice:
¿No deberías estar dormida?
Curiosa ante el nick tan original decidió contestar, a pesar de que esa persona no había tenido ni la decencia de saludar.
Fujioka dice:
Hola… estaba revisando unas cosas. ¿No deberías seguir tu propio consejo?
Casi al instante obtuvo respuesta.
Escritor empedernido dice:
Jajaja, tienes razón. No puedo dormir, ya sabes, el cambio de horario.
¿Cambio de horario? Revisó el calendario pero aún faltaban unos meses para ello, negando con la cabeza.
Fujioka dice:
Intenta contar ovejas… tal vez te ayude más que estar a esta hora conectado.
Escritor empedernido dice:
¿Eso es un regaño? ¡Vaya, nunca cambias, Haruhi!
Un momento, él sabía su nombre. Además, había dicho del cambio de horario. Y ella sólo agregaba a gente que conocía, entonces su olvido sólo significaba que tenían mucho tiempo sin hablar. Y las únicas personas que cumplían con ese perfil eran… el sonido de respuesta llegó en ese momento.
Escritor empedernido dice:
Lamento no haberte llamado directamente, pero cambié el número de celular y con ello todos mis contactos se fueron. Además, nunca te encontraba conectada, así que le pedí a mamá que me consiguiera el número de Kyouya con su padre, sabes que siempre se han llevado bien.
Sí, definitivamente sólo podían ser los gemelos, además, la explicación dada confirmaba todo. Sonrió al darse cuenta de ello y comenzó a teclear la respuesta.
Fujioka dice:
No te preocupes, también fue mi culpa por no comunicarme con ustedes antes, pero el trabajo me ha mantenido ocupada.
Esta vez el mensaje tardó un poco más en llegar, Haruhi notó el ícono que indicaba que estaba escribiendo, pero parecía que se arrepintió y borró todo, pues desapareció y sólo minutos después volvió a hacerlo.
Escritor empedernido dice:
Espera…
Obedeció y por unos minutos no hubo vida del otro lado de la pantalla, consultó el reloj de la computadora y se dio cuenta de que habían pasado cerca de quince minutos, estaba a punto de despedirse indicando que tenía cosas qué hacer mañana cuando el sonido de la conversación le avisó de un nuevo mensaje.
Escritor empedernido dice:
Lamento haberte dejado colgada unos minutos. Hikaru quiere saludar, les dejo, yo ya tengo sueño.
Contestó rápidamente antes de que se fuera.
Fujioka dice:
Descansa, Kaoru.
Esperó por el mayor, pero antes de iniciar una plática el nick fue cambiado junto con la foto para mostrar, en vez de ser una pluma sobre un libro ahora mostraba notas musicales.
Music inside of me dice:
Hello, zorro bajito, mucho tiempo sin saber nada de ti.
Suspiró al reconocer el apodo que con "tanto cariño" Hikaru le había dado en la preparatoria, rodó los ojos al darse cuenta que no había cambiado nada.
Fujioka dice:
Lo mismo digo, Hikaru. Nunca devolviste mis llamadas ni mensajes.
Casi al instante obtuvo respuesta.
Music inside of me dice:
Anduve ocupado; cuando lo intenté ya habías cambiado tu número.
Fujioka dice:
Le di el otro a Kaoru, pudiste habérselo pedido.
Music inside of me dice:
¿Y por qué sólo a él?
Fujioka dice:
Pensé que no había problema con ello, como ustedes siempre están juntos…
Hubo unos minutos de silencio, sin recibir respuesta a ello. Finalmente leyó.
Music inside of me dice:
¿Te recuerdo que estudiamos carreras diferentes? ¿En Facultades diferentes?
Fujioka dice:
Cierto, lo olvidé, aún así pudiste pedírselo cuando tuvieras tiempo.
Más silencio. Después de unos minutos se desconectó sin despedirse. Haruhi bufó con su actitud, apagó el computador y se fue a dormir. Mañana sería un día muy especial, era la primera vez que se reuniría con ese par demoníaco en cinco largos años y por fin se los presentaría a su novio, lo que le preocupaba un poco, pues esperaba que se comportaran con él, ya que aún tenía un recuerdo poco grato de cuando les presentó a su amigo de la secundaria, Arai.
Con estos pensamientos se acostó en su cama y esperó el nuevo día.
*~* PIERROT *~*
El departamento que compartían Mori y Honey era tres veces más grande que el de Haruhi, eso lo sabía muy bien porque había estado allí un par de veces antes, generalmente cuando se reunían todos para festejar algún hecho importante como el ascenso de Tamaki o el nuevo caso ganado de Mori. Eran cuarto para las siete y sólo faltaban los gemelos, Haruhi esperaba que no se hubieran perdido, pues después de tanto tiempo sin ir a Tokio lo más lógico es que anduvieran desorientados.
–Tal vez deberíamos ir a buscarlos –propuso el rubio.
–Tranquilo, aún falta un poco para las siete –le avisó Kyouya sentado a la mesa mientras consultaba la Bolsa de Valores en su móvil.
Tamaki comenzó a dar vueltas sin tranquilizarse, tamborileó nervioso los dedos y jugó con los pies, se sentó, se paró y no cambió su actitud en lo más mínimo. Finalmente tomó su abrigo que había dejado colgado en el pasillo y colocó su bufanda.
–Iré a dar una vuelta, espero que para cuando regrese ellos ya estén aquí… –avisó antes de salir.
–Ahhh, Tama-chan se nota muy nervioso, ¿no, Haru-chan? –se llevó el pulgar a la boca Honey.
–Siempre se pone así cuando conoce gente nueva –sonrió.
Apenas unos minutos después de que el rubio se marchara tocaron el timbre, Mori fue a abrir, topándose con un joven pelinaranja de ojos gatunos, usaba un pantalón café, abrigo y bufanda gris y llevaba las manos metidas en los bolsillos.
–¿Se encuentra Haruhi? –preguntó.
La aludida fue hasta el pasillo, topándose con el joven, quien le observó detenidamente unos segundos. A pesar del tiempo transcurrido la castaña seguía igual que hace cinco años, reconociéndola de inmediato. Por su parte Haruhi quedó desconcertada, había repasado lo que diría al verlos, pero ahora, con sólo uno de ellos frente a sus ojos no supo qué hacer. Ni siquiera sabía de cuál de los gemelos se trataba, resultando algo totalmente absurdo, ya que siempre había podido diferenciarlos, quizás se debía a los años alejados.
–Hola… –saludó quedamente.
–Hola, Haruhi –sonrió.
Fue suficiente para saber que era Kaoru, correspondiendo a su saludo e invitándole a pasar. El joven quedó turbado al ver a los otros chicos, sobre todo a uno de lentes que parecía querer traspasarlo con la mirada.
–¿Y Hikaru? –preguntó.
–Fue a estacionar el coche, no debe tardar en llegar –avisó, con una sonrisa aún más encantadora.
–Bueno, entonces deja que te presente –le llevó con aquel azabache intimidador–. Creo que recuerdas a Kyouya…
*~* PIERROT *~*
Tamaki se frotó las manos enguantadas al ver cómo la temperatura comenzaba a descender aún más. Miró al cielo notando que estaba nublado, así que probablemente comenzaría a nevar, regresó sobre sus pasos esperando que los invitados de honor ya hubieran llegado, estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio cuenta del carro que iba hacia él.
