Disclaimer: Ranma ½ y todos sus personajes pertenecen a su creadora, la maravillosa Rumiko Takahashi.
Esta historia está escrita sin fines de lucro, solo para la divertir a los fans y a los no tan fans.
Gracias por leer y espero que les guste.
(Esta historia se sitúa después de la boda fallida)
Dulce venganza
Capítulo 1
A Akane el pecho le dolía tanto que pensó que en cualquier momento explotaría. Entró a su habitación en silencio, cerró la puerta despacio y se dejó caer al suelo apoyándose en ella. Aún podía oír el alboroto venir desde el dojo, aunque no podía distinguir entre los gritos qué era lo que estaba pasando, sin embargo, ya no le importaba. Estaba tan cansada, tan dolida.
Miró a su alrededor, aquella tela blanca y bella la envolvía recordándole sus esperanzas rotas. Tan contenta que se había sentido esa misma tarde al verse al espejo; al fin toda su espera había terminado, Ranma se había declarado. Por fin podrían casarse y comenzar una vida juntos.
Una carajada sarcástica salió de su boca al pensar en ello.
—¡Cómo pude ser tan tonta! —dijo Akane mientras las lágrimas comenzaban a caer por su rostro—. ¡Cómo pude ser tan idiota!
Golpeó el piso con la mano empuñada, abriendo un agujero. El dolor en su pecho era cada vez peor, y las lágrimas corrían descontroladas por sus mejillas. Siempre era lo mismo, todo se arruinaba por el comportamiento de Ranma y los demás. Todo tan difícil. Recordó lo que había pasado hace apenas unos momentos.
—¿Cómo pueden pensar que me voy a casar con Akane? —dijo Ranma, dirigiéndose a las otras prometidas que exigían una explicación—. Esto lo idearon nuestros padres. ¿A quién se le ocurriría casarse con una mujer tan bruta y patética como ella?
Akane se quedó pasmada al escucharlo; él había dicho que la amaba. No podía creer que se estuviera refiriendo así de ella.
—¿Qué? —preguntó Akane, con un hilo de voz.
Ranma la miró con sorna.
—¿Creíste que por ponerte ese vestido y prestarte para este absurdo yo me iba a casar contigo?, no estoy tan loco Akane. Tú nunca me has interesado en lo más mínimo, creí que ya lo había dejado claro. Lejos, esto es lo más estúpido que has hecho, realmente patético.
El salón quedó en silencio. Todos miraban la escena impresionados: los dichos de Ranma habían sido bastante crueles.
Akane, que no pudo soportar más, terminó por huir, dejando a todos aún más perplejos. Huir no era una reacción esperable de parte de ella. En tal situación, Ranma ya estaría volando por los techos de la ciudad. Esto sin duda era realmente serio.
Akane miró el espejo de cuerpo entero que habían dejado sus hermanas para que pudiera arreglarse a gusto. Se vio a sí misma —el reflejo de una mujer triste y adolorida— convertida en un desastre: su peinado totalmente desarmado, el maquillaje arruinado, y su hermoso vestido roto y manchado. Ranma tenía razón; era patética.
Se quitó los absurdos zapatos de tacón y se levantó. Caminó hacia su cama y se dejó caer agotada, consumida por la pena. Se sentía tan mal, ahora le dolía todo el cuerpo, hasta respirar. Jamás se había sentido así antes en toda su vida.
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—¿Se puede saber qué pasa contigo, idiota? —gritó Nabiki furiosa—. ¿Tienes idea de cuánto gastamos en esta boda? Lo han destruido todo y es exclusivamente tu culpa.
—¿Cómo que mi culpa? Yo no organicé este teatro absurdo, no es mi culpa que ellos lo rompiesen todo.
—Ranchan, ¿es cierto que tu no tuviste nada que ver? —preguntó Ukio, acercándose a él.
—Claro que él no tener nada que ver —respondió Shampoo, colgándose del brazo de Ranma—. Tú no escuchar lo que dijo, todo fue obra de chica violenta.
—Claro, yo no tengo nada que ver en esto.
—Mi querido Tendo. —Genma se acercó a éste, dándole una palmada en la espalda—. Esto no salió para nada como lo esperábamos.
—Mi pobre Akane —lloraba Soun, con un brazo sobre su cara—. Mi pobre niña.
—Ranma, mi amor, ¿por qué no aprovechamos la ocasión y nos casamos? —gritó estruendosamente Kodashi.
—¿Tú estar loca?, Ranma se casará conmigo —dijo Shampoo, pegándose aún más al incómodo Ranma.
—Shampoo, no te puedes casar con él. —Mousee muy enfadado se acercó para sepárala de Ranma.
—¿Cómo pudiste hacerle eso a Akane, maldito? —Ryoga estaba tan enfadado que echaba chispas—. ¡La dejaste en ridículo!
—Oye, no es culpa mía, ella se lo buscó —respondió Ranma enfadado; Rioga no tenía por qué meterse en sus problemas con Akane—. Fue una estúpida si pensó en que me iba a casar con ell…
La cachetada sonó tan fuerte que impuso silencio entre los presentes. Todos quedaron en shock al ver la escena. Nadie se había percatado en que Kasumi se había acercado a Ranma, y el golpe que le dio fue inesperado.
Ranma miraba totalmente paralizado a Kasumi, su mejilla le dolía, no esperaba para nada algo así de parte de ella.
—¿Hasta cuándo seguirás insultando a Akane? —La voz de Kasumi, siempre tierna, estaba cargada de una ira impresionante—. ¿Hasta cuándo seguirás siendo un imbécil?
—Kasumi, yo…
—¡Cállate! —lo cortó, sin dejarle acabar—. ¿Te crees con el derecho de insultar a mi hermana solo por ser tú?, ¡no te has dado cuenta del daño que le has hecho! Eres tan egoísta que ni siquiera pensaste en sus sentimientos, y te pusiste a gritar como un idiota que era una patética. Te tengo noticias, ¡el único patético aquí eres tú!
Los ojos de Ranma no podían abrirse más, la sorpresa lo dejó estupefacto. Jamás había visto a Kasumi tan enfadada, casi podía ver el odio que ésta sentía en ese momento.
—Ahora quiero que todos se larguen de mi casa —dijo Kasumi dirigiéndose a los invitados—, como podrán ver la boda se canceló—. Se giró hacia ellos y les dedicó una fría sonrisa—. Gracias por venir —terminó diciendo, mientras se dirigía a la puerta y salía del dojo.
Todos quedaron impresionados, sobre todo Ranma. Realmente esto había sido grave y le traería grandes consecuencias.
