Prólogo:

El tren los esperaba para llevarles de nuevo a sus hogares. Todos miraron a lo lejos y contemplaron ese magnífico lugar en el que había compartido risas, llantos, carcajadas y gritos de toda clase, donde habían encontrado a las personas que ahora les acompañaban.

Una lágrima triste recorrió la mejilla de una chica castaña, mientras su novio, la abrazaba fuertemente por los hombros. Era la única que demostraba lo que todos sentían.