Lucy

Capítulo 1: Regreso a Hogwarts

Harry, Ron y Hermione llegaron a Hogwarts dos días antes de comenzadas las clases, después de haber pasado las tres últimas semanas de sus vacaciones en La Madriguera.

Molly y Arthur Weasley habían tenido que viajar con urgencia a un destino desconocido por el trío. Es por esta razón que arribaron a la Escuela con más anticipación, cosa que a decir verdad a Hermione no le disgustaba en lo más mínimo, todo lo contrario, estaba feliz ya que iba a tener más tiempo para dedicarse a estudiar y llegar al primer día de clases, como era su costumbre, siendo la única que se sabía de memoria hasta el más mínimo detalle de todos los libros. Y es que este año, no era un año como cualquier otro, era su último año en Hogwarts, finalmente luego de todo lo que habían pasado, tras la derrota definitiva de Voldemort, habían llegado a su 7º curso.

Los que no parecían muy contentos con la idea de haber perdido dos valiosos días de sus vacaciones eran Harry y Ron. Y más haciéndose a la idea de que ellos tres eran los únicos alumnos que iban a estar en la Escuela en esas épocas, mientras que podrían seguir disfrutando, aunque sea un poquito más de su "merecido" descanso según ellos.

Entre tanto, llegaron a Hogwarts al caer la noche. Al entrar se encontraron con que el lugar estaba más desierto que nunca, no había absolutamente nadie, una paz absoluta reinaba en el Hall de Entrada.

-Genial- dijo Ron sarcásticamente ni bien puso un pie en la entrada del establecimiento.-

Nosotros aquí, solos, en la escuela mientras el resto de nuestros compañeros deben estar disfrutando de lo que queda de sus vacaciones-. Concluyó.

-Vamos Ron, no puede ser tan malo, tendrás más tiempo para estudiar y ponerte al día en todas las asignaturas, deberías aprovechar este tiempo, que la verdad buena falta te hace-. Agregó Hermione.

-Si Ron, Hermione tiene algo de razón, no puede ser tan malo.- Finalmente Harry se había sumado a la conversación.

-Como sea…mejor voy a la habitación a subir mis cosas-. Dijo Ron, se dirigió a las escaleras y comenzó a subir rumbo a la Torre Gryffindor.

-Espera Ron, voy contigo-. Esta vez la que habló fue Hermione, que luego agregó:-¿Vienes Harry?-.

-Si Herms, tranquila, enseguida subo…ustedes vallan llendo-. Dijo Harry, con algo de melancolía en su voz.

-Está bien, no tardes, mira que ya está oscureciendo y deberíamos ir a dormir-.

-Si, no te preocupes, ya subo-. Harry estaba muy extraño. Parecía algo melancólico, y claro que con mucha razón. Hogwarts era como su hogar, había pasado tantas cosas estando ahí, primero y principal conoció a sus dos mejores amigos, que después de su primer año juntos no volvieron a separarse, y ellos siempre le habían resultado de gran ayuda, siempre habían estado a su lado, hasta en los momentos más difíciles. Y ahora finalmente, este era su último año en la escuela, y no sabía que le depararía el futuro para cuando saliera de allí. Permaneció inmóvil por varios minutos parado en el medio del Hall con el baúl en el que estaban todas sus pertenencias a sus pies. Una vez que se había decidido a subir a su Torre, sumido en sus pensamientos y muy distraído no notó que alguien se acercaba a él, al parecer en su mismo estado, a juzgar por lo que pasó después.

Chocaron el uno con el otro, la extraña que Harry se había llevado por delante venía tapada por libros hasta la cabeza, los que gracias a ese choque, quedaron desparramados por el piso del Hall.

La extraña habló: ¡Uy, perdón, lo siento, de veras lo siento, venía distraída y no te vi.-

-Esta bien, no tienes por que disculparte, yo tampoco te vi, asi que en parte también fue mi culpa, ¿te ayudo?- Dijo el señalando los libros de la chica y levantando la vista por primera vez y viéndola a los ojos. Acto seguido, Harry toma el color de un tomate al ver lo que tenia en ese momento enfrente de sus hermosos ojos verde esmeralda.

Era una joven preciosa, con un largo y lacio cabello negro azabache como el de él, y unos hermosos ojos color cielo, que en ese momento estaban fijos en los suyos.

Harry sintió inmediatamente que estaba viendo nada más y nada menos que a un ángel, y no se percató de que se había quedado como un tonto mirándola con la boca abierta y sin pronunciar palabra, hasta que la chica muy naturalmente y con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro rompió el silencio:

-Disculpa pero… ¿estás bien?-

Ante estas palabras Harry pareció bajar del paraíso para volver a poner sus pies sobre la tierra. Y sólo se limitó a responder con un simple sí, mientras la ayudaba a recoger sus libros. Nuevamente ella tomó la palabra.

-Bueno, creo que no me he presentado, soy Lucy, Lucy Wellington.-

-Si claro…yo soy Harry, Harry Potter.- Dijo nuestro héroe todavía algo idiotizado ante la belleza de esa joven que recién estaba conociendo.

-Increíble, que suerte tengo. La primera persona que conozco y es nada más y nada menos que el famoso Harry Potter, es un placer conocerte. Pero no te preocupes, no voy a reaccionar como estoy segura que otras personas deben hacerlo ante una situación como esta, no voy a preguntarte nada, sé que no debe ser nada agradable para ti.- Dijo ella sonriendo sinceramente.

-Bueno, gracias, de veras te lo agradezco.-

-De nada, es que de veras comprendo como te debes sentir. Además no me gustaría que pienses que soy una niña tonta e inmadura que hace preguntas no muy inteligentes, ¿no te parece?- Agregó.

-No te preocupes, creo que jamás podría pensar eso de ti, todo lo contrario. Bienvenida a Hogwarts. Yo pertenezco a la Casa Gryffindor ¿a ti ya te seleccionaron?- Añadió Harry un poco más seguro de sí mismo, aunque todavía con sus mejillas algo sonrosadas.

-Bueno, muchas gracias. Todavía no me seleccionaron, llegue hace un rato. Y se supone que para mañana ya voy a saber a que Casa pertenezco, asi que quizá para el Banquete de Inicio de Clases estemos sentados en la misma mesa.- Dijo con un tono pícaro en su voz.

-Será un placer.- Dijo Harry dejando de lado su timidez. No sabía que le pasaba, pero con ella todo era tan diferente, a pesar de que acababa de conocerla había empezado a sentir algo muy especial por ella, sentía que nada más le importaba cuando lo miraba.-¿Qué edad tienes?- A Harry le ganó la curiosidad.

-Tengo 17, estoy entrando en 7º curso. Asi que este es mi primer y último año aquí.-Dijo la chica.

-Bueno, entonces quizá no compartamos sólo la mesa, sino el curso también.-

Se sonrieron mutuamente y ella antes de seguir su camino se despidió de él dándole un pequeño y dulce beso en la mejilla y diciendo: -Fue un gusto conocerte, Harry Potter. Espero volver a verte pronto, ahora tengo que irme porque ya es demasiado tarde, ¡Buenas Noches!-

-Buenas noches, para ti también.- Y la observó alejarse, sin saber a donde se dirigía, si era nueva y todavía no la habían seleccionado, ¿a dónde pasaría la noche, y ¿qué hacía tan pronto en el colegio? Ella vestía unos sencillos, aunque ajustados jeans azules acompañados por una polera rosada que le llegaba hasta el cuello. Luego dejó de mirarla para retomar su rumbo a la Torre Gryffindor y pensando lo bien que podría pasarla ese año teniendo de compañera a una chica como ella.

Luego de pasar por el retrato de "La Dama Gorda", se encontró con una solitaria Sala Común. Ni él sabía el tiempo que había estado en el Hall con Lucy, probablemente había sido mucho, y sus amigos cansados de esperarlo se fueron a dormir.

Subió a su habitación, colocó su baúl a un lado de su cama, y se dispuso a ponerse su pijama para intentar dormir un poco. De repente notó que el dosel de la cama de Ron se corría lentamente, y por él vio asomarse una cabeza pelirroja con un gesto perdido en su rostro y algo adormilado que le preguntó:

-¿Recién llegas, ¿dónde estabas, ¿viste la hora que es?- Dijo con la voz mas ronca de lo habitual. Harry sintió que en ese momento, por su forma de hablar su amigo se parecía a Hermione.

-Sí, acabo de volver del paraíso.- Contestó el moreno con una tonta sonrisa que se dibujaba en su cara.

El pelirrojo sin entender nada, pero sin darle importancia lo miró con aire de desentendido y se dispuso a seguir con su sueño.

-Vengo de hablar con un ángel.- Agregó el ojiverde sin percatarse de que su amigo ya no le prestaba atención. Corrió el dosel de su cama y recostó su cabeza sobre la almohada, deseando seguir viendo aunque sea en sus sueños a aquella criatura celestial que acababa de conocer.