Y es que no podía creerlo, tener a Nanoha entre mis brazos de aquel modo era algo que jamás pensé que pasaría… Pero… el caso es que pasó…
Historias Cortas.
I
Por NaYmCo.
10 de agosto.
"Fate-chan, en serio, mis padres no vendrán hasta tarde. Anda vamos… déjate…" me miraba con cara provocadora, mientras sentadas en el sofá de su casa metía la mano bajo mi camiseta.
"Na…Nanoha, no, no… podrían llegar…" aparté su mano evitando su mirada. Era horrible, jamás podía evitar caer en sus brazos con aquellos ojos azules acosadores.
"Mou… Fate-chan, no seas obstinada, anda, vamos a mi habitación…" se levantaba cogiéndome la mano.
El caso es que yo también tenía ganas de… bueno ya sabéis de eso. Pero claro, me parecía bastante embarazoso porque siempre lo habíamos hecho en mi casa. Siempre aprovechaba que mi madre estaba trabajando.
Pero Nanoha parecía que no podía aguantar ese 'calentón' que tenía.
"Es…está bien, pero… no podemos estar mucho tiempo, que igual podrían llegar y…" y… antes de que pudiera decir nada más, me empezó a besar mientras era prácticamente arrastrada escaleras arriba.
Pero es que claro, ¿cómo demonios se puede evitar algo así? Aquella manera de seducción que tenía Nanoha era algo a lo que yo jamás podría negarme.
Y ya no sólo eso sino que a medida que íbamos terminando de subir aquella escalera, me iba desabrochando los botones del pantalón rápidamente. Sinceramente, había prisa pero tampoco era para tanto. Diré que no me encantaba. Miento. Sí, me encantaba.
Así que nada, yo empecé a imitarla en cuanto a quitar ropa se refiere. Primero aquella camiseta tan sugerente y escotada. Y luego aquella minifalda vaquera blanca que le quedaba pintada, pero que yo, personalmente, prefería verla sin ella puesta. Su sujetador recuerdo que salió volando, y cayó sobre la mesa de estudio. Y todo eso sin dejar de saborear aquellos labios que me estaban volviendo loca.
Luego llegamos a ese punto en el que ya no había marcha atrás. Nanoha aún con la parte de debajo de su ropa interior. Aquella maravillosa figura, y esos pechos tan suaves y finos al tacto. Mi lengua paseaba calmadamente por ellos entre gemidos y arañazos que ella daba a mi espalda. Mi camiseta medio levantada enseñando también parte de mis senos, aún atrapados entre sus manos y la prenda interior.
Su boca en mi oído jadeante y pasional apresaba el lóbulo de mi oreja.
Sus manos pasaron nuevamente por mi espalda, correteando y profundizando con sus uñas.
Me las clavaba.
Me arañaba.
Me enloquecía.
Tumbadas en su cama yo encima de ella y ella con sus piernas abrazando mi cintura.
Sus labios.
Los míos.
Nos mordíamos.
Jugábamos.
Nos deseábamos.
Comíamos la una de la otra.
Danzábamos con nuestros cuerpos medio desnudos. Llenando de pasión y ternura aquellos pequeños momentos.
Pero lo curioso fue cuando el chirrido de la puerta de su habitación sonó estrepitosamente. Justo en ese momento un silencio aterrador.
Algo inesperado.
La intranquilidad erizo mi piel.
Y Nanoha se había quedado mirando a la puerta.
Ella era más valiente que yo, que ni fui capaz de contemplar lo que allí había. Pero después de los primeros mortificantes minutos, en los que una fría y enorme gota de sudor descendía por mi sien izquierda, me fijé en la cara de Nanoha.
Pálida.
Blanca.
¿Pálida? Lo había dicho ya ¿no? Bueno, es que no es fácil de describir algo así. Sus ojos azules estaban totalmente abiertos y hasta podía notar la respiración casi nula. ¿Podía escuchar su corazón? Oh… no, no lo escuchaba, se le había parado. Sonreí. Sí, no me preguntéis por qué, pero sonreí. Creo que era la extraña situación. Imaginaos, o mejor, repasemos la escena nuevamente.
Nanoha en la cama tumbada.
Yo sobre ella.
Nanoha sólo con la parte de debajo de su ropa interior. Vamos, que prácticamente estaba desnuda.
Yo no estaba muy pegada a ella pese al lazo que habían formado sus piernas en mi cintura. Por lo que a ella se le veía todo.
Y no nos olvidemos de mí. Claro, estaba casi que desnuda también. Mis pantalones no sé cómo, ni cuándo, habían volado por los aires y ahora se encontraban colgando del cabecero de su cama. Nanoha había metido una de sus manos por mi trasero. Se lograba ver aquella parte de él, sí, esa parte, el comienzo, donde moría la columna vertebral y comenzaba ese sitio con un nombre bastante gracioso que no diré. Todos sabéis cual es. El caso es que mi camiseta aún y gracias al cielo, no había volado. La llevaba puesta. Pero no significaba que la tuviera 'bien' puesta. Estaba enseñando esa parte de mis preciosos y hermosos 'todo hay que decirlo' pechos. Porque era evidente que Nanoha la había subido enseñando todo eso que mencione antes. Luego también se me veía la espalda que, además, debía tener unos horribles arañazos porque me picaba mucho. En esos momentos de tensión, sentía a mi corazón allí. No preguntéis. No lo responderé.
Una de sus manos en uno de mis protuberantes pechos. Era normal dada la situación, me encantaba dónde estaba. Y la otra, como ya expliqué anteriormente, acariciaba… digamos que no era acariciar precisamente, pero añadiré la palabra que viene después para que me entendáis.
Salvajemente. Sí. Ésa era.
Acariciaba salvajemente mi trasero. Bueno, ahí está la frase entera para los curiosos.
Y de ese modo tan ardiente nos encontrábamos aquel día de verano. Caluroso, pero más caluroso por lo que estábamos haciendo. Y desde luego no apareció por la puerta un estupendo fotógrafo pornográfico para fotografiarnos y que saliéramos en la revista Playboy, aunque ahora que lo pienso la posición era todo un delito. No. Tampoco era la policía, pero sí podrían ser tranquilamente los bomberos para ir a apagar aquel fuego que desprendía el cuarto.
El caso es que no, tampoco estábamos posando, solo nos habíamos quedado en un estado de shock perpetuo. Digo eso porque parecía que lleváramos horas así paradas, ya que mis piernas empezaron a cansarse. Y después…
Después…
Todo fue muy… cómo decirlo… ¿rápido?
Me levanté en el acto y me quedé como un palo de pie.
Nanoha imitó e hizo lo mismo, pero ella tiró de las mantas de su cama para taparse.
Sí, lo diré, soy densa y gracias a nuestra estupenda situación, ni me había percatado de que se me veía todo.
Ah, y por cierto, no olvidemos los enormes colores en mis mejillas. Si hubiera tenido más cara parecería una jugosa y 'enorme' sandía sin piel.
"¡¡TAKAMACHI NANOHA!! " sí. Era una persona que estaba muy alterada en ese momento. Y aquel chillido no solo encogió mi corazón sino mi cuerpo.
"Pa…papá… ¿Cómo habéis llegado tan pronto?" sus ojos estaban inyectados en sangre, así que no quise mirar más. Pero lo peor fue la reacción en cadena. Sí, sí. Os lo explico.
Reacción en cadena:
Primera reacción:
Ir caminando muy despacio de espaldas para dirigirme hasta la ventana, y disimuladamente coger mis pantalones. Lástima, mis zapatos estaban en la entrada pero con la emergencia se quedarían allí.
Segunda reacción:
Mirar a Nanoha sin que ella me viera y tropezar con la pared, suspirar enormemente al notar el frío de los cristales de la ventana en mi espalda. Y darme cuenta de que mis preciosos y maravillosos pechos aun se veían.
Tercera reacción:
Me puse roja. Muy roja.
Luego amarilla. Muy amarilla.
Y luego mis manos se activaron de la nada y bajaron mi camiseta. Por fin.
Luego violeta. Muy pero que muy violeta.
Y luego con uno de mis codos empuje la ventana, que quedó espléndidamente abierta.
¡Rayos! No me había puesto los pantalones pero realmente ya me daba igual.
Cuarta reacción:
Mientras aún escuchaba los gritos del padre de Nanoha, me giré y me encontré aquel maravilloso hueco llamado 'zona de huida de emergencias por si…' no termino la frase, pero a partir de ese día se llamo así.
Y así se quedó.
No es que yo le cayera mal al padre de Nanoha, él ya sabía que su maravillosa hija de ojos azules estaba conmigo. Pero claro tampoco es plan de encontrarnos a aquellas horas… no lo dije ¿verdad? Pues vale, eran las tres de la tarde. De acuerdo, sigo. Encontrarnos a aquellas horas haciendo esas cosas vergonzosas, y no sólo haciéndolas sino que, además, lo hacíamos en su casa. Y ya que estoy, no sólo en su casa, sino en la cama de su hija.
El chirrido de las cigarras y la brisa veraniega me acompañaron mientras saltaba en bragas y con una camiseta negra sin mangas por el tejado de la casa de mi novia.
Menudo espectáculo di. Los vecinos que pasaban frente a mí, quedaron horrorizados. Bueno ¿qué pasa? ¿Qué esas cosas solo se hacen de noche? Bueno, pues yo no las hacía. Además, no era japonesa y encima mi novia era muy ardiente. No podía evitarlo. Ella se me ponía juguetona y ya me tenía.
Pero bueno, era lógico aquellos ojazos y aquel cuerpazo eran… cómo decirlo, actualmente se podría decir en medio de una conversación. Sí, os pongo un ejemplo. Algo así…
Conversación:
-Pregunta.-
"Oh ¿y qué tal esta tu novia, Fate-chan?"
-Respuesta.
"Pues muy buena como siempre."
-Afirmación.-
"Cierto, tu novia está muy buena."
¿Está más claro ahora? Pues bueno, al final acabé saltando desde el tejado al suelo. Cosa que jamás me asustó hacer, ¿qué queréis que os diga? Saltar se me daba bien. Pero algo que sí recordaré siempre fue que también se me daba bien correr. Y yo medio desnuda calle abajo aún con los gritos del padre de Nanoha de fondo corría y corría. Y así, con los pantalones en la mano y descalza, me alejé del lugar.
Después de aquello mi vida cambió. Os lo digo, cambió.
Cosas que aprendí aquel día:
No harás el amor con tu novia en un día de verano.
Demonios, mientras pasaba corriendo por el césped de Nanoha los malditos aspersores estaban abiertos. El calor era terrible, así que aquellas cosas se activaban cada dos horas para regar el césped y que no muriera del increíble sol que hacía. Y gracias a eso salí de allí bañada en agua.
Por supuesto, otra cosa que aprendí fue que no harás el amor con tu novia en un día de verano y con la posibilidad de que sus padres te pillen.
Esta parte me la salto, ya que está suficientemente explicada más arriba.
Conclusión:
Fate T. Harlaown, no hará el amor con su novia en la casa de ésta nunca más.
N/A: Bueno esto es una verdadera locura, al menos para mí, que normalmente me gusta llevar cierto orden a la hora de escribir fics. Pero el caso es que éste en concreto, pese a como suelo ser, se me ocurrió anoche y pensé que como en cada capítulo habrá diferentes historias, que además no tendrán que ver entre sí, creí, bueno, ponerlas e ir actualizando poco a poco, según se me vayan ocurriendo. En cuanto al otro fic, más bien empecé éste a la espera del otro, así que paciencia porque el siguiente capítulo tardará un poco aún. Mientras espero que con éste os vaya compensando un poco. Y nada más, solo espero al menos hecho sonreír y no olvidaros de pasar por los foros Coyuhi, en el aula de Nanoha hay muchas cosas interesantes sobre la serie que de seguro os mantendrán entretenidos. Un saludo y hasta el próximo capítulo, ya sea de este fic, como del otro.
