Previo lectura.

Después de una votación conmigo misma, entre dos fics que quería publicar (y que necesitaba publicar) decidí que publicaría éste primero ya que tengo tres capítulos escritos en cambio del otro que estaba en competencia tengo solo uno y eso ya es otra cosa. Ay. Sinceramente debo dejar de publicar Long!fics, pero... no logro resistirme. Por el momento, mis prioridades de fics estarán enfocadas en éste fanfic y en Boys will be Boys. Creo que ya 3 (Hago demasiados previos a la lectura últimamente)

Advertencia(s): Long!Fic. Omegaverso. AU. M-preg. Lemon. Muerte de un personaje (más adelante). Crimen. Suspenso. Tragedia. Angst. Drama. Romance (ajá).

Las edades están cambiadas, y por ser un AU existe un poco de OoC. Si no te gusta algo de esto, puedes retirarte.

Género(s): AU. Omegaverso. Crimen. Suspenso. Drama. Romance. Tragedia.

Personaje(s): Murasakibara Atsushi. Kiyoshi Teppei. Himuro Tatsuya. Kagami Taiga. Kuroko Tetsuya. Kise Ryouta.

Akashi Seijuurou. Furihata Kouki. Midorima Shintarou. Takao Kazunari. Sakurai Ryou. Hyuuga Jumpei. Entre muchos más.

Pareja(s): Murasakibara/Kiyoshi. Kagami/Kuroko. ?/Kiyoshi. ?/Kuroko. Murasakibara/Himuro. Kagami/Kise. Akashi/Furihata. Midorima/Takao. Hyuuga/Sakurai.

Clasificación: No menores de 16 años.

Disclaimer: Kuroko no Basuke no me pertenece, todo es de su respectivo creador. El Omegaverso tampoco es mío.

Aclaraciones Básicas: Para comenzar, éste fanfic es Yaoi, lo que viene siendo relaciones chico x chico (hombre x hombre, para más señas). Por lo que sí, comenzando, no te gusta éste género te sugiero que te retires.

La segunda aclaración (y advertencia) es que este fic pertenece al Omegaverso. ¿Qué es el Omegaverso? Es un universo inventado (obviamente, no por mi) en el que las personas se dividen en Alfas, Betas y Omegas. A continuación, algo más de detalle sobre éste hecho.

Los Alfas » Dominantes, sexualmente hablando. Poseen sentidos agudizados (vista y olfato) y son muy sensibles a los olores fuertes (sobre todo a los Omegas en celo). Tienden a tener carácter fuerte, dominante, y comúnmente ostentan puestos de poder en lo que sea que hagan. A partir de los dieciocho años, están habilitados a casarse y enlazarse con un Omega o un Beta. El enlace en los dos casos es irrompible. Al cumplir los veintiún años, todos tienen que tener un trabajo, siempre limitados a las áreas en donde se les pueda necesitar como el poder: Policía, Milicia, Bomberos, etc.

Los Omegas » Sumisos, sexualmente hablando. Son Fértiles. Tienen celo (su temporada de calor) cada dos meses, el celo puede ser pospuesto por una droga sin embargo no se recomienda usarlo totalmente seguido y el celo post-supresor siempre es mucho peor; durante el celo, antes y después (tres días) liberan un aroma para alertar a todos los que le rodean que tendrán el celo pronto. El celo de un Omega dura cinco días. Tienden a ser callados, tímidos y siempre aceptan lo que les digan, comúnmente evitan los puestos que llamen la atención; el único momento en el que se comportan normalmente es entre otros Omegas. A los diecisiete años, están habilitados a casarse y enlazarse con un Alfa o un Beta, la conexión con ambos es irrompible y el celo continúa su ciclo a pesar del casamiento. Potenciales amas de casa, Secretarias u Profesores, un área sin riesgo en donde ayuden a la sociedad es lo que siempre buscan.

Los Betas » Son un intermedio, no poseen celo pero sí sentidos agudizados. Sensibles a olores fuertes y huelen a los Omegas en celo pero no reaccionan al celo de éstos. Están habilitados para casarse desde los 17 años. Sus áreas para dedicarse son libres, pueden aparecer en cualquier parte. Un enlace Beta con Beta puede ser roto en cualquier momento.

Los Omegas tiene la obligación de guardar duelo durante tres años ante la muerte de su esposo.

Los embarazos de los Omegas tienen que ser como mínimo con un año de diferencia entre el nacimiento y la concepción.

El Omegaverso puede variar mucho desde un fanfiction a otro, dado que cada autor lo acomoda como mejor le viene a la historia. Ningún Omegaverso es cien por ciento igual a otro, y eso se debe justamente a que el Omegaverso es un concepto que nosotros tomamos y amoldamos a nuestro antojo como mejor quede en el fanfiction. En mi Omegaverso existe el Embarazo Masculino (M-preg) porque los Omegas son fértiles sin importar si son hombres o mujeres, además de que existe el Celo (para los Omegas). La gran mayoría de los datos más específicos del Omegaverso se darán a lo largo del fic, aquí solo sale lo principal. Si no te va a gustar éste Universo, es recomendable que te retires.

Aclaraciones de lectura:

"Entre comillas" son pensamientos.

- Entre guiones - es dialogo.

En cursiva se encontrarán los Flashbacks.

Los asteriscos (*) son aclaraciones de la autora, al final del fanfic.


A Beautiful Lie.
A Kuroko no Basuke fanfiction by AmanthaB.

Parte I.
A pasos cortos.

Todos quienes conocían a Himuro Tatsuya, el flamante esposo del jugador estrella de Básquetbol: Murasakibara Atsushi, podían asegurar que Himuro siempre se veía feliz por lo perfecta que era su vida. Porque, efectivamente, su vida era perfecta. Tenía un hijo de seis años, cuyo nombre era Takehiko, y una carrera envidiable en el mundo del diseño gráfico. Era una persona feliz, su marido lo quería y eso era lo que importaba. Pero Himuro escondía muchas cosas, y nadie sospechaba hasta que límite podían llegar sus secretos.

Lo mismo ocurría con Kise Ryouta. Kise era un modelo, esposo de un afamado jugador de Básquetbol del Equipo Nacional (así como Murasakibara): Kagami Taiga. Él tenía una vida perfecta desde antes de casarse con Taiga, y cuando se casaron, su vida solo ascendió a todavía más perfecta. Todos admiraban el cuerpo de Ryouta, dado que a pesar de tener un hijo se conservaba muy bien. Su hijo, quien se llamaba Kenji, era la luz de sus ojos y de la de su marido. Pero, al igual que Himuro, su sonrisa perfecta escondía cientos de cosas.

Dado que todos pensaban que ambos Omegas eran felices, se sorprendieron mucho cuando los dos jóvenes desaparecieron repentinamente. Los más sorprendidos fueron, sin duda alguna, sus propios maridos. Quienes comenzaron a sospechar algo ante la repentina desaparición. Ellos habían visto extraños a sus esposos, y aunque no quisieron preguntar nada, sabían que algo les estaban ocultando. Pero no fue eso lo que más les sorprendió, sino que hayan dejado a sus hijos atrás. Himuro y Kise amaban demasiado a sus hijos, y por eso fue que sospecharon más.

Decidieron comenzar por lo básico, y averiguar si algo tenían sus hijos, les mandaron a hacer exámenes pero hubo un examen que salió mal. No, más bien al contrario, un examen que respondió sus dudas pero que les generó muchas más. El examen que se había hecho era el de sangre, y decía que sus hijos eran sus hijos, pero que no eran hijos de Ryouta y Tatsuya. Pero, los padres reales de las criaturas no aparecían en el sistema.

Decidieron, por ello, pedirle ayuda a la única persona que los podía ayudar en esos casos. Al único que tenía todo el poder y más para ayudarlos a descubrir la verdad. Él... aunque, todo tuviese que guiarse expresamente por la suerte.

Midorima, bastardo, ¡¿por qué te demoraste tanto?!

Midorima Shintarou miró a quien le había gritado, haciendo una mueca con enojo, pero sin comentar absolutamente nada. Kagami Taiga, por muchos veintitrés años que tuviese, no cambiaba jamás. Midorima volteó, para ayudar a su esposo quien solo tenía una mano sobre su vientre abultado de ocho meses de embarazo. Miró alrededor y le señaló a Kazunari uno de los sillones que se encontraban en la habitación. El pelinegro se dirigió ahí con tranquilidad.

No me digas bastardo, Bakagami. Tenía que cuidar a mi esposo, y pasamos antes por el médico.

Kagami hizo una mueca, pero no dijo nada, bien entendía la preocupación de Midorima porque su esposo estuviera bien. Aunque le hubiese gustado decir que él se preocupó así mismo por Kise, no fue así. Nunca lo vio dentro del embarazo, y eso demostraba que Kise lo había engañado todo el tiempo. Los exámenes no mentían, después de todo. Él tenía una sospecha de quien podía ser la verdadera madre de su niño, pero él había muerto hacía años...

A su lado, Murasakibara se llevaba un dulce a la boca. A pesar de sus también veintitrés años, ese tipo de cosas no cambiaban. Él también estaba resentido con su, para esas alturas, ex esposo. Nunca esperó que le ocultase la verdad de su hijo, y el problema radicaba en que no tenía idea de cómo había conseguido a un niño que sí fuese su hijo pero no de él. Solo conocía a una persona con la que se había acostado además de con Himuro, pero esa persona había muerto años atrás. Y eso todavía le molestaba... le enojaba. Y pasaba igual con Kagami.

Ahora, dejando de lado de lo de bastardo. ¿Por qué me han llamado aquí?

Atsushi levantó su rostro, mirando a Midorima, pensando en cómo explicarle la situación. La verdad es que la situación en sí misma era complicada incluso para ellos. Todavía no sabían cómo tomarse toda la situación y en realidad comentársela a Midorima había sido idea de Taiga. Midorima podía ayudarlos, aunque Atsushi todavía no entendía muy bien cómo.

Hemos hecho exámenes a nuestros hijos. Ryouta no es el padre de Kenji y Tatsuya no es el padre de Takehiko— finalmente respondió Kagami.

Ninguno de los Alfas notó cómo Kazunari escuchaba y se tensaba apenas levemente. Midorima les miró alzando una ceja, siempre le había parecido notar otro olor en ambos niños, pero jamás le había prestado atención. El olor de Kise y Himuro se había pegado a sus hijos, por alguna razón, y por eso disfrazaban el olor real. Midorima sabía que había olido ese leve aroma antes, pero no lograba recordar dónde. Y eso le molestaba. Pero estaba seguro de algo, no había sido hacía demasiado tiempo y lo había olido en un Omega. Si no, no lo recordaría.

Entonces, ustedes me llamaron para... ¿ayudarlos?— preguntó, solo por las dudas, el peliverde alzando una ceja.

Si no es molestia— asintió Taiga.

Bien, no hay problema. Pero, necesitaré que me digan algunas cosas que...— miró de re ojo a su esposo, quien se acariciaba su estomago distraído— sería mejor que él no escuchase— susurró. Kagami y Murasakibara miraron al joven Omega, asintiendo luego.

Puedes decirle que haya a una de las habitaciones de huéspedes— le apuntó Murasakibara. Esa era su casa, y al lado vivía Kagami. Midorima asintió y fue a hablar con su esposo, en cuanto el pelinegro cruzó la puerta, Midorima se sentó en uno de los sillones.

Bien. Primero es lo primero. Me dijeron que ellos no son los padres de Takehiko y Kenji, ¿ustedes si lo son?— preguntó una vez los otros dos estuvieron sentados.

Sí. Y eso es lo que nos preocupa. Las madres de nuestros hijos no aparecen en el sistema. Lo que nos hace pensar que: o están muertos o están desaparecidos. O simplemente, fueron borrados del mapa— le respondió Kagami. Midorima se llevó una mano a la barbilla pensativo. Sacó de su bolsillo su objeto de la suerte, un dado, y lo dejó a un lado.

Bien, entonces lo que puede ser es que estén muertos, desaparecidos o borrados del mapa. ¿Ustedes tienen alguna sospecha de quiénes pueden ser?— esa era la pregunta real. La importante. Murasakibara y Kagami intercambiaron una mirada antes de asentir— Díganlo entonces— exigió impaciente el Alfa peliverde.

El único con el que me acosté, además de Himuro, fue con Él— siseó Murasakibara, con su voz fría e inexpresiva. Midorima lo comprendió enseguida. Esa voz, solo podía estar hablando de "Él". El primer y verdadero amor de Murasakibara... muerto en un accidente hacía seis años.

En mi caso ocurre igual. Yo no me acosté con nadie más además de Kise y Él— resopló Kagami. En parte, ofendido por la pregunta. Como Alfa que era, nunca había tenido ojos para otro Omega que no fuese Él, pero cuando el destino se lo llevó simplemente aceptó a Kise en su vida. Midorima suspiró, menudo par que se junto. Las ex parejas de ambos habían muerto en el mismo accidente, y hacía los mismos años.

Entonces solo pueden ser Ellos— suspiró Midorima. Sin embargo, algo cruzó por su cabeza— Esperen...— murmuró pensativo— ¿Ustedes nunca notaron un olor peculiar en sus hijos? Pero no fuerte, sino más bien... como si hubiese sido disfrazado por otro olor.

Yo a veces lo notaba con Takehiko, pero siempre pensaba que era por algún Omega con el que jugaba o algo por el estilo— se encogió de hombros Murasakibara.

Igual que yo. Como Kenji siempre se ha juntado con muchos Omegas, nunca me pareció raro. ¿Por qué?— Taiga miró a Midorima un tanto inquieto.

Porque, a menos que sus hijos se hayan juntado con un Omega por mucho tiempo, es imposible que tengan ese olor. Y sobre todo, es aún más imposible que yo lo haya sentido hace no mucho tiempo por la calle— los Alfas fruncieron el ceño.

¿Qué es lo que estás sugiriendo, Midorima?— fue Kagami quien preguntó, con voz estrangulada.

Lo que os imagináis. Quiero decir que vuestros hijos tienen otro olor, que sea probablemente el de su madre... y si es así. Significa que ustedes fueron engañados, amigos míos... Porque esos olores yo los sentí hace nada— fue la sentencia de Midorima.

Kagami y Murasakibara se miraron. Eso estaba muy mal.

Mientras tanto, en otra parte de Tokio, un par de Omegas sonreía alegremente viendo a dos pequeños niños jugar.

Uno de los Omegas tenía el cabello castaño, ojos marrones y una hermosa sonrisa adornando su rostro. Sus facciones eran delicadas, y medía alrededor de un metro noventa (y unos pocos centímetros). Tenía su cabello largo, hasta más abajo de los hombros, atado con una cinta. Vestía con unos pantalones de jeans blancos, y una camiseta de color crema. Llevaba alrededor de su cuello un collar, que tenía también un dije muy particular, un balón de Baloncesto.

A su lado, el joven tenía cabello celeste y ojos del mismo color. No mostraba ninguna expresión, excepto cuando sus ojos vacíos captaban al pequeño niño que jugaba un poco más allá. No debía medir más allá de un metro y sesenta (y algo), a diferencia del otro Omega éste tenía el cabello corto hasta un poco más arriba de los hombros. Llevaba un jeans azul y una camiseta blanca. Alrededor de su cuello, tenía el mismo collar que el Omega castaño con el mismo dije.

Hay que irnos— apareció alguien detrás de ambos Omegas.

Sí...— murmuraron ambos, viendo de re ojo a los niños antes de levantarse y cada uno acercarse a uno de los dos hombres que les habían ido a buscar.


Y hasta aquí llega el primer capítulo. Seguro que ya entendéis quiénes son los dos Omegas, ¿uh? Espero que os haya gustado y no creáis que está raro ni tirado de las mechas (osea, muy loco). ¡Muchísimas gracias por leer!