Aqui esta mi segunda historia. Esta es una idea e historia completamente mia.

Disculpen si el vocabulario o las ideas son un poco torpes, esque no estoy acostumbrada a escribir XD Y les agradeceria mucho sus comentarios, criticas, consejos, etc. ^^

Espero lo disfruten


Capitulo 1

El adorado Ave María

Como cualquier otro día, me dirigía a mis clases después de un largo día de estudio.

Estaba sentada en el rincón más apartado del trasporte, entre menos contacto tuviera con la gente mejor. Siempre he sido bastante reservada con la gente y son muy pocos mis amigos.

Cuando llegue a la escuela en donde impartían las clases, me levante, toque el timbre y baje con mi mochila y estuche en mano.

Entre al salón en donde acostumbraba tomar mis clases y tome mi lugar, igualmente en el rincón más alejado de la vista de todos.

Abrí mi estuche y saque mi hermoso violín de arce tallado que tanto amaba.

Poco a poco fueron llegando mis compañeros. Algunos solo me ignoraban, otros volteaban y me dirigían una inclinación de cabeza, y las chicas, alguna media sonrisa.

Después de un tiempo, junto con el profesor, llego un chico. En todo el tiempo que llevaba tomando clases, no lo había visto. Muy extraño, hasta un poco atemorizante, pero tenía algo que parecía fascínate. Tenía cara de "si te acercas, te golpeo". En ese momento, como si lo hubiera llamado, fijo su mirada en mí y baje la mirada. Me pareció ver un asomo de una media sonrisa en sus labios… No, no lo creo. No se veía que fuera el tipo de persona amigable.

—Buenas tardes, chicos. El día de hoy se incorpora un nuevo alumno a la clase— dijo señalándolo— Veamos… ¡Oh, mira! Hay un lugar vacio por allá— Una cosa que me agradaba del profesor era que no hacía que nos presentáramos.

Voltee a ver qué lugar señalaba… ¡Mierda!, era a mi lado.

Volví a bajar la mirada. Cuando llego a su logar creí haber escuchado un "Hola", y si fue así, seguro no era para mí.

Coloco su estuche en el banco y saco su violín. Voltee a ver qué tipo de instrumento tenia y… ¡Diablos, es precioso! Un violín negro casi carbón, que a la luz reflejaba destellos, con cuerdas de fibra- igual de negras- que casi no se distinguían del violín. Era un instrumento que no se podía describir con palabras.

Creo que era tan fija mi mirada, que volteo. Ási que la fije hacia otro lado aparentando ver otra cosa.

—Bien, chicos. ¿Qué les parece si hacemos una práctica individual para darle la bienvenida a su nuevo compañero y de paso lo escuchamos a él?— dijo con una sonrisa.

¡Maldición! Como odiaba esas prácticas individuales. Era tener a un gripo de 9 personas- ahora 10- viéndote todo lo largo de la pieza que tocaras. Era MUY incomodo.

Fueron pasando uno por uno. De piezas de Chopin hasta adaptaciones de Mozart y Beethoven. Todas perfectas. Con uno que otro fallo- ya que estamos en un nivel intermedio- pero errores muy pequeños. Casi imperceptibles.

Por fin llego mi turno. Tenía unas ganas enormes de salir corriendo… pero por alguna extraña razón, nunca lo hacía.

—Es tu turno— me dijo el profesor dirigiéndome una sonrisa en señal de apoyo.

Me levante de mi asiento, apoye mi violín en el hombro y me quede unos momentos pensando una pieza que a mí me saliera bien.

Cerré mis ojos y empecé a tocar. Una melodía que en lo personal me infundía una paz y tranquilidad que ninguna otra podía. Poco a poco fui tocando el Ave María de Schubert al violín. Cuando termine— sorprendentemente sin un fallo— abrí mis ojos y… todo el grupo me observaba fijamente.

El profesor empezó a aplaudir y los demás le hicieron segunda, al igual que el "chico nuevo". Lo único que hice fue sentarme de nuevo en mi lugar.

—MUY bonito, en verdad genial. Tocaste con una tranquilidad y calma que nos has trasmitido ese sentimiento a todos— dijo el profesor con una gran sonrisa en el rostro.

—Gracias— fue lo único que pude decir, y eso, en un susurro.

"Que pase al siguiente" decía una y otra vez para mis adentros.

—Bien. Después de esta sorprendente interpretación, ¿Qué tal si escuchamos a su nuevo compañero?

El "chico nuevo" se puso de pie y coloco su precioso violín negro sobre su hombro izquierdo con una elegancia, que si me hubiera tomado desprevenida mi boca abría quedado abierta.

Poco a poco, con una tonada suave, se iba convirtiendo en un Chaconne de Vitali perfecto. Era realmente sorprendente su manera de tocar. Cuando termino, volteo a veme y me hizo una inclinación de cabeza y tomo asiento.

¿Qué diablos fue eso?

El profesor prácticamente hiperventilaba de tanta emoción y felicidad.

—Perfecto. Sencillamente perfectas esas dos últimas presentaciones— decía al borde de un colapso emocional. Otro poco y sufría una combustión espontanea— Bueno… ¿Qué les parece si terminamos por hoy aquí? Se nos ha acabado este maravilloso tiempo, así que nos vemos mañana.

Fuimos saliendo uno por uno del salón. Guarde mi violín en su estuche con mucho cuidado pero lo más rápido que pude, antes de que el profesor me interceptara. Tome mis cosas y salí del salón prácticamente corriendo.

Momentos antes de llegar a la parada donde tomaba mi trasporte, me di cuenta de que se me había olvidado mi abrigo. Maldije para mis adentros, di media vuelta y me puse en marcha de vuelta a la escuela.

Una vez en la entrada de la escuela, rogué por que aun no hubieran cerrado. Di vuelta a la perilla… ¡Se abrió! Genial. Me felicite a mi misma mentalmente y entre.

Conforme subía los escalones me pareció oír una melodía. Al principio creí que era el sonido de una viola, pero después de unos pasos más, me di cuenta de que era un violín.

¿Quién estara tocando a estas horas?

Era bastante tarde para que siguieran dando clases— casi las ocho de la noche— por lo que era muy raro y más aun que se oyera por toda la escuela. Los salones estaban hechos con un material especial para que aislara el sonido, por lo que si se cerraba la puerta, no se oía absolutamente nada.

Llegando al piso donde estaba mi salón se oía más claro. Era una pieza preciosa, una que en mi vida había oído. Fluida, tranquila, pero a la vez algo… triste, solitaria.

Estaba a dos pasos prácticamente de llegar al salón… la puerta estaba abierta y el sonido se oía más fuerte y claro.

Me pare en la puerta y me sorprendí al verlo, ¡Era el chico nuevo! Simplemente no podía creer que tocara tan… perfecto.

En ese momento termino la pieza y dio media vuelta para poder verme.

—Hola— me dijo con una sonrisa muy linda… casi seductora.

¿Me estaba sonriendo a ?

—Hola… yo… olvide mi abrigo— me acerque a mi lugar conforme hablaba.

Llegue a mi lugar y el maldito abrigo no estaba. Yo quería salir lo antes posible de ahí, y el abrigo no estaba. Genial.

—Tranquila, aquí esta. Toma— me dijo con mi abrigo en mano tendiéndomelo.

—Oh... gracias— dije apenas en un susurro mientras lo tomaba—mmm… que linda pieza... la que tocabas, quiero decir… yo… — no supe que mas decir. Odiaba eso, y era una razón por la que no me gustaba tener mucho contacto con la gente.

—Gracias. Es una pieza poco común, se oye mejor a dueto. De hecho la pieza original es a dueto, solo que aun no he encontrado a nadie digno… digno no, más bien MI otra mitad—dijo esto último de manera... melancólica. Tal vez sea una razón de porque se escucho la pieza así cuando la tocaba.

Cuando uno toca el violín− o un instrumento en general− trasmites los sentimientos a él, y este a su vez, proyecta esos sentimientos atreves de sus notas.

—Vaya, que lastima— dije sin darme cuenta de que yo también me había puesto triste.

—No te preocupes, creo que ya le encontré, solo que aun no lo sabe— tenía esa sonrisa torcida en su rostro otra vez, tan seductora.

—Oh, ¿enserio? Qué bien— de algún modo me sentí mas aliviada, ¿Por qué será?

—¿Qué te parece si la toco completa para... que la escuches?— dijo medio titubeando mientras colocaba de nuevo su preciosos violín negro sobre su hombro y de esa manera tan elegante con que lo había hecho anteriormente.

—Mmm... yo… lo siento. Voy a llegar tarde a mi casa— y era verdad. Ya era muy tarde y aun faltaba el trayecto a casa.

—Déjame entonces llevarte a tu casa— dijo mientras guardaba su violín.

—¡No¡… digo… gracias, pero así está bien— ¿Cómo se supone que lo iba a dejar hacerlo si lo acababa de conocer?

—Por favor, déjame llevarte— me dijo casi en un tono de suplica.

—Yo... no, en serio

—Disculpa que sea tan insistente, pero no pienso dejar a una niña tan linda irse sola a estas horas de la noche.

Sentí como poco a poco mi cara se ponía roja. ¿Por qué me decía eso?


Que les parecio ????

El titulo no me convencio mucho pero bueno..... la verdad no c me ocurrio otro XD

Espero subir el otro pronto

Espero sus Reviews ^^

Hasta la proxima