Slytherin era la casa de los astutos, de los sagaces, de los que siempre conseguían lo que querían, de los que creían que el f

SLYTHERINS

1 - Al es declarado héroe de Slytherin.

Slytherin era la casa de los astutos, de los ambiciosos, de los que siempre conseguían lo que querían, de los que creían que el fin justifica los medios.

De los grandes magos tenebrosos, de los que encontraban divertido el lado oscuro de la vida, de los que tonteaban con la magia negra.

Del descaro y del coqueteo, de la indecencia y del desenfreno, del alcohol y del sexo.

Por qué el Sombrero Seleccionador había mandado a Albus Severus Potter allí era lo que todos se preguntaron en cuanto aquel pequeño niño de 11 años se sentó por primera vez en la mesa de Slytherin mirándolo todo con timidez.

Ahora ya nadie se lo preguntaba.


Scorpius se dejo caer en el sofá de la sala común de Slytherin justo al lado de donde Albus estaba leyendo un tratado de Transformaciones. A Scorpius no se le daban demasiado bien las transformaciones, pero como solía decir "¿para que quiero transformar una cosa en otra, si puedo comprarla y tener las dos?"

Albus acabo de leer la página, y cerro el libro dejándolo en la mesa junto a muchos otros.

- ¿Ha ido bien el entrenamiento? - le pregunto Albus mientras dejaba que Scorpius se acomodara contra su cuerpo.

- Sinceramente... - le respondió mientras ponía su cabeza contra el hombro de Albus, y este pasaba sus manos por su cabello - no ha estado mal. Pero ese inútil de Davies no merece ser el capitán - la indignación le hizo levantarse - ¡cree que ganaremos a Ravenclaw si volamos en formación de V! ¡a Ravenclaw!

- Davies es imbecil, ya lo sabes - pero Scorpius se sentó ahora en una butaca en frente suyo, de la forma en que lo haría un poeta trágico, pasando sus piernas por encima del reposabrazos y poniendo la cabeza de forma que no parecía muy cómoda - pero se va este año, y seguramente el año que viene te nombren a ti capitán.

- Eso espero... - y cerró los ojos para poder disfrutar del calor de la chimenea.

Con eso la conversación murió, y Albus cogió otro libro y se dispuso a leer hasta la cena, pero no contó con que una chica se sentara a su lado, ocupando el lugar donde había estado Scorpius y arrojara su libro contra los otros.

- ¡Elisabeth!

- Hay rumores nuevos... - dijo Lissy mientras miraba intensamente a Albus y después se giraba hacia su primo.

- ¿Alguno que pueda ser verdad? ¿o alguno como que nosotros organizamos orgías todos los viernes por la noche? - le pregunto Scorpius.

- ¿Acaso eso no es verdad? - y todos rieron. Lo que hacían los viernes por la noche se parecía más a un par de partidas de póquer (aunque, cuando alguien conseguía traer whisky de fuego de Hogsmeade... eso pasaba a ser más como strip-póquer) - A lo que iba... aparte de las pilladas de algunos alumnos magreandose... he oído que han pillado a un profesor con un alumno...

- ¿Quiénes? - pregunto Scorpius muy interesado, eso podía darles cierto poder.

- Bueno... - y entonces dio un rápido vistazo a Albus - James Potter es el alumno...

- ¡¿Qué?! - gritó Albus - No puede ser verdad. Es uno de esos rumores estúpidos.

- Pucey hacia la ronda ayer... y lo vio salir de la torre de los profesores... despeinado... sin corbata... y ningún profesor ha sufrido ninguna broma...

- De momento - sentenció Albus - ningún profesor ha sufrido ninguna broma de momento. Puede que la este sufriendo ahora. En este mismo instante.

- Ya... - dijeron los otros dos mientras le miraban y sonreían.

Albus era así. Se negaba a ver ciertas cosas de su familia, de sus hermanos. Los adoraba y haría cualquier cosa por ellos.

En ese momento entraron unos chicos de séptimo riéndose. Lissy le toco la rodilla y con la cabeza se los señalo: Pucey era uno de ellos. Albus siguió el recorrido que hacia con la mirada.

- Si quieres más detalles siempre puedes ir a preguntarle.

- ¿Necesitas... - Albus no le dejo acabar la frase, negó con la cabeza. Esto era cosa de ellos dos.

Finalmente Pucey bajo las escaleras de los dormitorios, y Albus se puso de pie y le siguió a cierta distancia. Justo cuando Pucey cerraba la puerta de su habitación Albus deslizo un pie para impedírselo.

- ¡¿Qué demonios?! - dijo abriendo la puerta, y entonces Albus entro - ¡Potter!

- Hola Pucey... - le dijo a la vez que se sentaba tranquilamente en su cama - Cuanto tiempo...

- ¿Qué quieres? - le dijo mientras sacaba de su mano su varita, pero Albus ya tenia la suya y lo desarmo en un momento.

- Hablar.

- Puedo ponerte en detención por hacerle esto a un prefecto, lo sabes perfectamente - y Pucey puso una sonrisa sardónica en su cara.

Y tanto que Albus lo sabía. Se había pasado los dos últimos años en detención por culpa de Pucey, desde que este fue hecho prefecto. Al parecer James le había hechizado "accidentalmente" en primero, y este odiaba a todos los Potter por ello. Cuando Albus se había dado cuenta de que iba a terminar castigado igualmente se había dedicado "accidentalmente" a hacerle la vida imposible.

- Ahora ya no. Yo también soy prefecto - le respondió Albus mientras le devolvía la sonrisa - estamos al mismo nivel. Bueno... con la diferencia de que yo tengo tu varita en este momento.

- ¿Qué quieres?

- Que dejes de repartir rumores estupidos.

- Realmente vi a tu hermano saliendo de la torre de los profesores... me pregunto a quien... quizás la profesora Wood... o a Millais, por eso saca esas notas en Transformaciones...

¡Silencius! estas mejor callado - y Pucey intentaba hablar, pero ningún sonido salía de su boca - No dirás nada a no ser que quieras, que accidentalmente, unas fotos tuyas con Ackerley salgan a la luz... - y Pucey se quedo lívido en un momento, e inmediatamente después intento hablar - desde luego estas mejor callado que ladrando. ¿A quien se lo has dicho? - y con otro movimiento de varita pudo volver a hablar.

- ¡¿Qué fotos?!

- ¿Quién lo sabe?

- No existen esas fotos, estas mintiendo.

- ¿Quieres comprobarlo? - y vio que el otro apretaba los labios - ¿Quién?

- Se lo dije a Ally y Nott lo escucho, nadie más lo sabe.

Y Albus se levanto tirando la varita de Pucey dentro de un caldero con un liquido rosa chicle, y este se lanzo a buscarla, pero cuando la tuvo en sus manos, Potter ya no estaba.

Sólo le que daba hablar con Ackerley. Alison Ackerley tenía 14 años, le quedaban dos años para legalmente poder tener relaciones sexuales, así que Pucey había infringido la ley al haberse acostado con ella. Era por eso que Pucey se había rendido tan fácilmente, todo y que sabía que lo más seguro es que no hubieran fotos, como realmente era el caso.

Y Elisabeth Nott no sería problema, quizás hasta le ayudaría a tapar esto, dijo mientras la veía tumbada en el sofá ojeando uno de sus libros.

- L preciosa - le susurro al oído - ¿podrías mantener a Ackerley callada?

- Me encantaría Al - le sonrió la chica. Para Lissy habían pocas cosas tan entretenidas como chantajear a alguien, cotillear era su otra gran pasión, cotillear para después poder chantajear.

Lissy se fue hacia la escalera de las chicas, y entonces Albus pudo mirar a Scorpius que le miraba aburrido desde su incomoda posición en el sofá.

Seguía pareciendo un poeta trágico al que alguna bella dama ha despreciado, o, en opinión de Albus, un ángel que... bueno, no encontraba explicación alguna para que un ángel estuviera en esa pose tan dejada, pero a Albus siempre le parecía un ángel, desde el primer momento en que lo vio, saliendo de las brumas en el anden 9 y tres cuartos. Scorpius, con su pelo dorado y sus ojos grises, y la neblina que desdibujaba su silueta haciéndolo ver etéreo.

- ¿Resuelto? - le pregunto mientras se desperezaba.

- Si, Pucey mantendrá la boca cerrada, a no ser que quiera que unas fotos con "Ally" salgan a la luz.

- Por supuesto - y Scorpius sonrió malvadamente.

Scopius se levanto y lo cogió de la mano tirando de él hasta sacarlo de la Sala Común.

-¡Ei S! ¿Adonde me llevas? - le pregunto juguetonamente aunque si por él se dejaría llevar al mismo infierno por Scorpius.

- El otro día descubrí un lugar nuevo - y de pronto comenzó a correr.

- ¡Voy a tropezar Scorpius!

Pero Scorpius sólo rió alegremente contagiando su risa a Albus. Siempre era así, Albus solía vivir encerrado en su mundo, y sólo dejaba entrar en él a unas pocas personas, uno de ellas era Scorpius, que solía entrar y remover su pequeño mundo a su antojo.

Las mazmorras donde vivían los Slytherins eran un lugar desconocido para muchos. Antiguamente, antes de que Hogwarts fuera usado como colegio, habían sido usadas para encarcelar a los prisioneros de las batallas de la época, o a muggles que descubrían la existencia de la verdadera magia, y al no estar perfeccionados los obliviates eran encerrados allí hasta su muerte.

Habían zonas de las mazmorras en las que hacían muchos años que nadie había entrado, ya que las otras casas sólo bajaban al primer nivel para la clase de pociones, y muchos Slytherin tampoco se aventuraban mucho más allá de su Sala Común. Habían rumores de que hacia algunos años unos alumnos de slytherin en busca de intimidad habían llegado a encontrar huesos humanos en una.

Desde que en su segundo año habían escuchado ese rumor se habían dedicado a buscar tesoros, pero lo máximo que Albus y Scorpius habían llegado a encontrar había sido una cámara con libros sobre artes oscuras que databan del 1607, un pasadizo muy pequeño por el que habían de avanzar por el suelo y por el cual se llegaba a un pequeño agujero en la pared por donde se veía la clase de pociones, y una bodega de pociones bastante antigua, tanto que muchas de las pociones se habían echado a perder.

- Es aquí - dijo Scorpius parándose delante de un espejo, y al acercar su mano, como si este fuera agua la dejo pasar sin oponer resistencia, y con una sonrisa dedicada a Albus desapareció tras el espejo.

- Allá vamos - suspiro Albus, y se deslizo a través del espejo.

El lugar al que fueron a parar no era demasiado espectacular, habían encontrado lugares mucho mejores, pero, debajo de unas sabanas encontraron montones de libros.

- ¡¿Cómo encontraste este lugar?! - dijo comenzando a inspeccionar los libros: "El libro de Ludwing II" "Crónicas de las guerras de los enanos" "El cantar del rey Korkomau" "Lady Ravenclaw: recopilación de sus diarios" - Estos son de Historia.

- Sabía que te gustaría. Aquellos de allí - dijo señalándole otra sabana - son de Encantamientos.

- ¡¿En serio?! - y Albus se movió hacia el otro montón: "Encantamientos de ocultación: como esconder tus posesiones más preciadas" "Encantamientos de fuego: sus pros y contras"

- Pase el otro día por aquí - comenzó a explicar Scorpius a la pregunta no respuesta que Albus le había hecho - y me extrañe de ver un espejo. Sabía que había algo raro en un espejo aquí abajo en las mazmorras, así que lo toque... y ya sabes el resto.

- ¿Viniste tu sólo a investigar? - le dijo mientras dejaba los libros en el suelo y miraba a Scorpius que estaba quitando más sabanas - ¿Por qué no me llamaste?

- Bueno... lo descubrí ayer por la noche... volvía de ver a Anne... y sentí unos pasos, así que corrí tanto como pude y me acabe perdiendo aquí abajo.

- Ya... - susurro Albus.

Anne Hooper era una Ravenclaw de sexto con la que Scorpius estaba liado. A Albus particularmente le parecía una zorra vestida de azul.

- "Pociones de realidad" de J. J. Sanders! - exclamo Albus rápidamente, quizás por cambiar de tema, quizás porque realmente no se esperaba encontrar ese libro - Había visto referencias a este libro en concreto, pero no había podido encontrarlo. En el registro de la biblioteca esta, pero según la bibliotecaria desapareció hace unos 25 años...

- Sabía que te gustarían. Venga, llevémoslos a la Cripta. Wingardium leviosa- y con un movimiento de varita varios libros comenzaron a volar tras Scorpius.

- Si, allí estaremos más cómodos ¡Wingardium leviosa!

Habían encontrado su mazmorra en tercer año. Llevaban un año buscando un lugar donde esconder los libros de artes oscuras del 1607, y, por casualidad, encontraron unas escaleras de caracol escondidas tras un tapiz mugroso, que bajaban hasta una habitación de donde partían varios pasillos de forma radial, y muchos de ellos acababan en otras habitaciones.

En la habitación principal habían dos sofás y una mesita que Albus había transformado a partir de varias maderas y de dos calderos agujereados, y en los cuatro rincones de la mazmorra habían piedras de fuego, que caldeaban el ambiente para que pudieran estar sin usar capas y capas de ropa, que Scorpius había conseguido en una tienda de Rusia.

En una de las habitaciones tras las galerías habían acomodado los ingredientes de pociones que habían ido encontrando con los años, y las pociones ya hechas de la bodega que habían encontrado hacia un año. La habitación de al lado la habían dejado vacía en el caso de que algún día quisieran hacer alguna poción secreta, pero nunca la habían llegado a utilizar.

Habían tres habitaciones, y parte de sus pasadizos estaban ocupadas por libros que habían ido encontrando. Albus había organizado la biblioteca según su propio criterio, así se podía encontrar "Hechizos amorosos, la guía definitiva para hacerle caer a tus pies" al lado de "Astronomía invertida" que estaba encima de "Las pociones curativas en el siglo XV" y "Teoría de las imperdonables"

En las siguientes cinco salas habían diferentes objetos. Siete varitas perdidas, dos de ellas podridas; llaves que no sabían lo que abrían; varios collares, guardapelos, y dijes que se abrían con fotos en blanco y negro; anillos de todo tipo, de oro, de plata, o eran de bisutería con piedras falsas... incluso habían encontrado dos pequeños anillos de oro blanco que ambos habían decidido usar en el meñique.

Era su pequeño museo de recuerdos, todas aquellas cosas tenían su historia que ellos no conocían, habían tantas cosas... Algunas veces hacían magia con las otras varitas pensando en los descuidados dueños que las habían perdido, bromeaban con las mascaras de encaje y se ponían los trajes antiguos...

Era su mazmorra, su Cripta.

- ¿Vas a ordenar los libros ahora? - le pregunto Scorpius.

- No, ya es hora de cenar. Vayamos al Gran Comedor, quiero llegar temprano, tengo algo que hacer.

Y los dos chicos subieron por las escaleras de caracol hacia una deliciosa comida que les esperaba.


- Jimmy... - y Albus se sentó en la mesa de Gryffindor sin importarle las miradas de los demás alumnos.

¿Qué haces aquí Albus? - le pregunto extrañado dejando de hablar con Dominique y Fred, sus primos suyos. Estos, por su parte, le saludaron y volvieron a concentrarse en su comida.

- ¡Albus! - y la pequeña Lily se sentó a su otro lado - ¡Que bien que estas aquí! ¿Podrías ayudarme con pociones? Papa dice que he sacado su desastroso talento...

- Claro Peque.

Eran fácilmente reconocibles todos los chicos con genes Weasley, todos ellos eran pelirrojos. Los chicos Potter tampoco podían negar su origen, el cabello de los tres era oscuro, casi negro, pero sus reflejos eran rojos como fuego. Sin embargo los ojos de los tres eran diferentes: James tenía los ojos marrones, los de Albus eran verdes y los de Lily azules, pero ella había sacado la miopía Potter y tenía que llevar gafas.

- ¿Estas liado con una profesora? - le dijo Albus al oído. James se quedo blanco.

- ¿De que estas hablando?

- Te han visto salir de la torre de los profes.

- Ah... fui a ver a Teddy, tenía una duda de Defensa.

- ¿No podías preguntárselo en otro momento y lugar? - y miro a la mesa de profesores.

- Fue una duda que me asalto de pronto.

- Vale - acepto Albus sirviéndose algo de carne, ahora que ya tenia la duda resuelta ya volvía a tener hambre.

- ¿Quién lo sabe? Quiero decir...no quiero causarle problemas a Teddy...

- ¡Oh! Ya me he ocupado de eso ¿no llevabas el mapa?

- No pensé que habría nadie patrullando por el territorio de los profes.

- Pues Pucey estaba por allí.

- ¿Pucey? ¿Cómo has logrado que se mantenga callado? ¡Nos odia!

- Cosas de Slytherins - le respondió Albus mientras sonreía de esa forma que había aprendido de Scorpius.

- ¡No sonrías así! ¡Pareces uno de ellos! - y James le revolvió el cabello.

- ¡Tienes envidia de que yo no he sacado el cabello de papa!

- ¡¡Revuélveselo James!! - le animo Lily, quien no solo tenía el nombre de su abuela sino también su cabello rizado.

Albus se defendió como pudo del ataque de su hermano, empujándole y haciendo que cayera encima del pudding. Por el brillo en los ojos de su hermano supo lo que iba a pasar. Pudo apartarse a tiempo, pero el proyectil de pure de patatas fue a parar en el cabello de Roxanne. La hija de George no era de las que se quedaban quietas, y su hermano tampoco, así que en pocos segundos los Weasley de George atacaban a los Potter. Y poco después fueron los demás Weasley, y no mucho más tarde todos los Gryffindors estuvieron metidos.

- ¡Potters! ¡Weasleys!

La directora McGonagall bajaba corriendo de la tarima de los profesores apoyándose en su bastón. La "vieja reliquia", como Scorpius la llamaba, hizo que inmediatamente la pelea de comida acabara.

- ¡10 puntos menos a todos los que han participado en la pelea! ¡Y 20 y detención para vosotros cinco! - dijo mientras señalaba a los tres Potter y a Fred y Roxanne - Síganme a mi despacho, ahora.


El despacho de McGonagall era un lugar que los tres Potter odiaban. Albus y Lily se revolvieron inquietos y se acercaron a James, este, por su parte, ya estaba acostumbrado al lugar, que era como su segunda casa, por lo que estaba bastante tranquilo.

Albus observo el lugar y vio que nada había cambiado desde aquel día. La misma austeridad, la misma mesa llena de papeles perfectamente colocados, la misma estantería con libros descoloridos...

En aquel momento se vio transportado a dos años atrás, cuando McGonagall les reunió allí para decirles que su madre había muerto. Lily le cogió la mano y supo que ella estaba pensando en lo mismo. Apretó su mano para darle ánimos y ella le sonrió tristemente. James, por su parte, les revolvió el cabello a ambos, y se situó por delante de ellos.

- ¡Por Merlín! - dijo la directora sentándose detrás de la mesa. El profesor Flitwick, el subdirector, se puso a su lado, pero no resultaba demasiado impresionante dado su pequeño tamaño - No se que hacer con vosotros... Weasley y Potter, es la séptima vez que estáis aquí en lo que va de año... - dijo mirando a James y Fred - Es vuestro ultimo año, deberíais pensar más en vuestro futuro.

- Exactamente - le respondió Fred - tengo que heredar una tienda de bromas.

- Por supuesto ¿Cómo he olvidado eso? - suspiro la directora, no era la primera vez que oía esa excusa - ¿Potter?

- No es culpa mía profesora, de verdad - James sonrió inocentemente - es culpa de Albus...

- ¡¿Qué?!

- Si, es culpa de Albus - y se acerco a la directora McGonagall y dijo bajito - es un Slytherin, y ya sabe... los Slytherin son malos...

- Eso, échale la culpa a los Slytherin - gruño Albus.

- ¡¡Basta!! - grito McGonagall - ¡Basta! ¡Estoy harta! Ahora van a limpiar el Gran Comedor, y mañana los Weasley a las 10 en las Sala de los Trofeos. Potters a las 10 en los invernaderos.

- ¡¡Hay entrenamiento!! - protesto James

- ¡La semana que viene jugamos contra Ravenclaw!

- ¡Tenemos el campo de Quidditch por la mañana!

- ¡Haberlo pensado antes de llenar el comedor de comida! - dijo la directora levantándose - sigan a Flornby, el les dará lo necesario para limpiar.

La sonrisa del conserje les hizo tener escalofríos. Iban a tener mucha faena por delante.


Estaba muerto de cansancio.

Habían tenido que limpiar todo el Gran Comedor, el suelo, las mesas y taburetes, la tarima de los profesores...

Llego a la pared que daba acceso a la Sala Común y dijo la contraseña mientras la pared se abría para dejarle paso. Se dispuso a ir a su habitación cuando vio que Scorpius estaba sentado junto al fuego.

Era tan hermoso, sobretodo cuando dormía. Albus se acerco, y se sentó a su lado para verlo mejor. Estaba tan relajado... A veces, Albus se despertaba a media noche, y la única manera de volver a dormir era mirarlo. Tenía los labios entreabiertos, y Albus cerro los ojos para no caer en la tentación. Pero su mano ya se había adelantado y estaba tocándole la mejilla dirigiéndose lentamente hacia los labios.

- ¿Al? - susurro mientras abría los ojos.

- Si, S, soy yo - le dijo mientras retiraba su mano para colocarla en el hombro y sacudirle un poco - te has dormido en el sillón.

- ¡Oh! te estaba esperando...

- ¿De verdad? - y Albus no pudo disimular una sonrisa - venga, vamos a nuestra habitación - le dijo mientras le tendía una mano para ayudarlo a levantar.

- Si - y acepto su mano.


Levantar a Scorpius siempre era un problema. Los días que podía dormía hasta bien entrada la mañana, así que Albus no tuvo más remedio que dejarle una nota e irse al Gran Comedor.

Habían algunos alumnos en la Sala Común que lo comenzaron a felicitar, y, justo cuando Albus les iba a preguntar el porque, Lissy apareció a su lado.

- Bien hecho Al - le dijo mientras le daba un beso en la mejilla.

- Lo has hecho muy bien - concordó Edward Nott, el hermano de Lissy, mientras la más pequeña de la familia, Queenie se escondía detrás de él.

- ¿Me podrías aclarar el porque me estáis felicitando todos?

- Por supuesto. Eres el héroe de Slytherin. Sir Albus Severus, caballero de Slytherin.

- ¿Qué?

- Gryffindor ha caído completamente de la competición por la copa de las casas - y ella le sonrió astutamente - la directora quito tal cantidad de puntos que les será imposible recuperarse.

- Merlín, me van a matar - y los otros tres se rieron - no os lo toméis a broma, Rose me matara, me hará picadillo, perder los puntos que ella va ganando...

- Bueno, si te mata, serás un mártir por la causa Slytherin.

- San Albus Severus - dijeron los pequeños Nott, y todos menos Al se echaron a reír.

Ya habían llegado al Gran Comedor, y Albus palideció al ver los relojes de puntos.

26 puntos tenía Gryffindor.

- Vais a tener que hacerme una estatua para recordarme... Nada va a quedar de mi, no se conformaran con un AK... van a hacerme picadillo...

- Quedara bien una estatua tuya en la Sala Común - le dijo Lissy.

- Si, "San Albus Severus Mártir, aquel que consiguió que Gryffindor perdiera 280 puntos de una sola vez, y que perdió la vida por ello" - bromeó Edward.

- Ja, ja, ja - ironizo Albus mientras se comenzaba a servir el desayuno.

- ¿Y Scopius?

- Durmiendo, como siempre.

Albus volvió a mirar los relojes y vio que iban en segundo lugar, muy por detrás de los Ravenclaws y seguidos de cerca por los Hufflepuffs. Había perdido 20 puntos, y eso solía ser bastante malo para los Slytherin ya que difícilmente los conseguían, pero los Gryffindors iban tan por detrás que no parecía que a ninguno de sus compañeros le importase demasiado. Todos estaban de celebración.

Al otro lado del Gran Comedor, James, Lily, Fred y Roxanne estaban siendo regañados por Rose. Albus se tomo su café solo y se sirvió otra taza, y poniéndose su capa huyo de allí. Todavía no estaba preparado para enfrentarse a su prima, y Albus era un slytherin, no un gryffindor.

Faltaba una hora para que el castigo comenzara en los invernaderos, y Albus aprovecho para ir a la biblioteca a devolver unos libros, y para hacer una copia de la lista de libros desaparecidos. Con la lista podría saber si todos aquellos libros que Scorpius había encontrado habían sido robados de allí.

Cuando vio que la hora se acercaba se dirigió a los invernaderos, encontrándose con que allí ya estaban sus dos hermanos con caras enfuruñadas.

- ¿Ha sido muy dura?

- Rose se parece demasiado a la abuela - gruño Lily.

- Si, pero al contrario que ella, no nos ha estado regañando por la pelea es sí, sino por la perdida de puntos. Hugo ha estado pavoneándose de que van primeros.

Hugo Weasley era el otro Weasley desertor, pero, desde luego, ser Ravenclaw no era la misma traición que ser un Slytherin. Albus solía pensar que Hugo se había horrorizado al ver que tendría que convivir con tres niñas Weasley-Gryffindor en su mismo año, y era por eso que había acabado en Ravenclaw. Por eso y porque era un listillo.

- Ya sabes la rivalidad que hay entre esos dos.

- Si, llevan las cuentas de los puntos que han ganado cada uno en la semana.

Vieron llegar a tío Nev... al profesor Longbottom con unas palas pequeñas, y una sonrisa nada agradable en la cara.

- Hay que arrancar todas las malas hierbas, y desgnomizar todos los invernaderos - les dijo nada más llegar - aunque tengo una duda ¿Quién gano?

- Nosotros - exclamaron los tres Potter.

- Por supuesto. Lily, será mejor que tu desgnomizes, y vosotros dos ocuparos de las malas hierbas.

- ¡Si tío Neville!

Al principio comenzaron con ánimo, pero poco después estaban agotados, sobretodo Albus que se pasaba el día leyendo libros al contrario que sus hermanos, que tenían más aguante por los entrenamientos de Quidditch.

- Eres un flojucho Albus - le dijo James mientras veía a su hermano estirado en el suelo agotado - sólo hemos arrancado las hierbas de un invernadero, nos faltan tres.

- No me lo recuerdes...

- Deberías hacer algo más de deporte.

- ¿De quien es la culpa que tenga vértigo y no sea capaz de subir a una escoba?

- Culpa mía, culpa mía.

Y lo era. Cuando James tenía 6 años había tenido la maravillosa idea de coger la escoba de su padre y subir a Albus con él para que viera lo guay que era volar. Pero al hacer una pirueta Albus se había quedado colgando del revés, y por suerte James pudo aterrizar antes de que se cayera. Ninguno de los dos olvidaba aquel día.

- Hay deportes en los que no es necesaria una escoba, sólo te escondes detrás de eso porque eres un flojucho.

- ¡Cállate James!

- ¡Flojucho! - y Albus se tiro encima de su hermano para hacerle cosquillas.

- ¡Me las vas a pagar! - y comenzaron a rodar haciéndose cosquillas.

- ¡Ei! ¿Os estáis divirtiendo sin mi? - Lily entro en el invernadero después de haber lanzado los gnomos fuera.

- Solamente le daba su merecido a este debilucho - James estaba sentado encima de Albus mientras este se quejaba.

- ¡Potter!

Y allí estaba Scorpius con cara cabreada. Hasta estaba guapo de esa forma, con esa aura asesina.

- Sal de encima de Albus, Potter.

- ¿Celoso?

- Sal.de.encima.de.Albus.

- No - y James estaba riéndose.

- James... me estas ahogando - se quejo Albus.

- Que remedio - dijo mientras se levantaba y le ayudaba a levantarse

- Entonces - y la sonrisa de Scorpius daba escalofríos - ¿Cómo lo lleváis para el partido de la semana que viene? - el ambiente se calentó todavía más.

- Tu, tu... - James estaba poniéndose rojo - tu...

- Puedes darle las gracias a Sir Albus Severus, el héroe de Slytherin, por esos 280 puntos perdidos e ir últimos en la copa de las casas, y por haberos perdido el entrenamiento. En Slytherin ya le estamos haciendo odas a su proeza.

- ¡Scorpius! - se quejo Albus.

- ¿El héroe de Slytherin? - pregunto atónito James.

- Al menos es un héroe - le dijo Lily poniendo su mano en la espalda de James - ya sabes que le viene de familia.

- Ya veo que se nos ha unido alguien más.

Allí en la puerta estaba el profesor Longbottom. En su mano llevaba una garrafa de agua y un cesto con comida.

- He ido a buscar algo de comer para que descansarais un poco, pero veo que lo habéis hecho igualmente. Anda, bebed un poco, e ir a por otro invernadero más. Después podréis ir a comer, y finalmente podréis acabar por la tarde con los otros dos, todavía os queda mucho trabajo - y Neville sonrió - ¿Te unes señor Malfoy?

- No - le contesto secamente. La mayoría de profesores se sentían incómodos ante los slytherin, la guerra era todavía demasiado reciente. Y en el caso de Scorpius la sensación de tensión, de odio era todavía peor, ya que cargaba el estigma de ser un Malfoy.

- Entonces es mejor que vuelvas al castillo.

- Si, eso, vete - le dijo James mientras le pasaba un brazo por los hombros a Albus - largo serpiente.

- ¡No! Me quedo.

- Bien. Anda, comed un poco - y se sentaron en el suelo mientras Neville sacaba los bocadillos.

- ¿Hay café? - pregunto Albus.

- Eres demasiado pequeño para tomar café - Albus frunció el ceño y los otros tres chicos se rieron. Albus era adicto al café - ¿Cómo esta Harry?

- Bien - respondió James, y el ambiente se volvió tenso por parte de los tres Potter. Albus sintió la mano de Scorpius coger la suya.

Estaban hartos de esa pregunta. Todo el mundo se preocupo por ellos y por su padre cuando Ginny murió, y estuvo bien por un tiempo, el tiempo en que tardaban en hacerse la idea de que nunca más la iban a volver a ver. Pero después, cuando querían volver a tener algún tipo de normalidad, ellos no les dejaban, siempre había alguien en casa intentando consolarles, alguien que no les dejaba olvidar el dolor, y los periódicos se regocijaban en su pena.

- Será mejor que nos volvamos a poner a trabajar.

- Albus se queda conmigo - declaro Scorpius.

- Id a desgnomizar - les dijo James - es menos cansado que arrancar las malas hierbas.

Fueron al siguiente invernadero, y comenzaron a buscar gnomos. Encontraron dos debajo de un manzano de Avalon, y mientras se agachaban para cogerlos vieron que James y Neville se habían quedado fuera. Albus curioso se acerco a escuchar de que hablaban.

- Deberías vigilarle - le estaba diciendo tío Neville - conocí a su padre, James, odiaba a Harry, aun cuando este le salvo la vida.

- Ya se que es un capullo - decía James.

Scorpius estaba a su lado y le miro para ver la cara que tenía. Era la cara que ponía cuando no quería que nadie supiera lo que pensaba. Albus la odiaba, le gustaba su sonrisa, todas ellas: su sonrisa picara, su sonrisa alegre o su sonrisa malvada; también le gustaba la cara que ponía cuando estaba enfadado o molesto, cualquier expresión hacia que Scorpius fuera el ser más bello sobre la tierra. En cambio odiaba la mascara que ponía ahora, le hacia ver como una estatua imperturbable, como si no fuera humano, como si no fuera la persona que sacudía el mundo de Albus y hacia que fuera totalmente feliz.

- Ya se que es un capullo - repito James - pero a su retorcido modo quiere a Albus. Son amigos, tío Neville, no has de preocuparte por él.

- Pero... no quiero ni imaginar lo que le ha enseñado su padre, era la pesadilla de todos, fastidiaba la vida a todo el mundo en el colegio, y después...

- Malfoy no es su padre.

- ¿Has leído los diarios? - le pregunto Longbottom - las escaramuzas se han multiplicado. Harry debe tener mucho trabajo ¿no? Estoy seguro de que sus padres están metidos en esto, y sus abuelos también.

- Pero él no tiene porque cargar las culpas de su familia - le dijo James - y él no esta metido en eso. Y Albus no es tonto, si confía en esa serpiente será por algo.

- Pero es sólo un niño... ¿Y si le arrastra a algo malo? Es Albus, es muy inocente...

- Será mejor que vaya dentro a ayudar a Lily - le dijo James harto ya de la conversación y entró seguido por el profesor Longbottom.

Durante el tiempo en que acabaron de desgnomizar Albus no quiso soltar la mano de Scorpius, y cuando se fueron a comer lo retuvo allí mientras los demás se adelantaban.

- Me da igual lo que digan - le susurro Albus a la vez que le abrazaba - eres mi mejor amigo, S, y confío totalmente en ti. Me dan igual los demás, me da igual si nos juzgan por ser slytherins, todo eso me da igual. Te quiero. Nada de lo que digan va a separarme de ti, eres mi mejor amigo...

Finalmente Scorpius le correspondió al abrazo, y puso su cabeza en el cuello de Albus.

- Tu también eres mi mejor amigo, Al.