He vuelto a subir la historia. He corregido los lamentables (y criminales) errores ortográficos (¡espero que ya no haya más!) y he cambiado algunas cosas en algunos caps. ¡Espero que ahora os sea de mayor agrado! n.n


Capítulo 1: Colmillos

"Hace tiempo que dejé de ser humana…. hace tiempo que dejé de sentir la suave brisa rozando mi piel…. hace tiempo que no veo un amanecer, pues el sol, me hiere…. hace años que no envejezco…. hace tiempo que renuncié a ser feliz y a vivir en las penumbras junto a seres iguales que yo… nunca pude elegir ser así y me arrepiento de seguir "viviendo", pues, nosotros, los vampiros, seres que vivimos, pero a los que no nos late el corazón, dejamos de existir para la raza humana, solo sienten nuestra presencia cuando ansiamos nuestro único alimento, la sangre…."

— ¡Aerith! —gritó un joven de puntiagudo y oscuro cabello que había ido a buscarla—. ¡Date prisa! ¡Te están esperando!

— ¡Ya voy Zack! —le gritó Aerith, una hermosa joven de largo cabello castaño, recogido en una larga trenza, y con unos ojos color esmeralda.

La joven bajó de la gárgola en la que estaba montada. Se encontraba en el tejado de una gran mansión. La voz insistente de su compañero la sacó de sus pensamientos. Debía de ponerse en marcha y llegar hasta sus otros compañeros que la esperaban para empezar la caza.

Aerith y Zack se precipitaron al vacío y cayeron de pie en el pavimento. Se reunieron con los demás.

— Ya estamos todos, comencemos con la caza —ordenó un hombre muy apuesto. Portador de una larga melena plateada, un perfecto físico y un bello rostro. Sin olvidar la enorme espada que llevaba. Él era el líder de aquel clan de vampiros.

— Sephiroth —habló Aerith—, "ellos" están allí —le informó. El líder asintió.

— Andando —ordenó y todos los vampiros comenzaron a moverse en busca de sus "presas".

Aerith y Zack corrían rápidamente por el pueblo de Nibelheim. Tenían sed, mucha sed, levaban dos semanas sin probar bocado, la simple idea de volver a saborear de nuevo la sangre les llenaba de frenesí.

Zack destruyó la puerta de una humilde casa y pronto el interior se llenó de los gritos de los que allí residían, aquello era música para los oídos del joven, empezó a saciar su sed.

Por otro lado, Aerith, echó abajo la puerta de otra casa, buscó a los que allí vivían, los encontró escondidos en los armarios. Comenzó su cena.

Los gritos hacían eco en aquel pueblo. Ya todos estaban satisfechos. Disponían a irse cuando una flecha atravesó el corazón no latente de uno de los vampiros. La multitud de los "señores de la noche" se escandalizó y comenzó a huir antes de ser alcanzados por aquellas flechas envenenadas que, una vez clavadas en ellos, los mataban.

— ¡Aerith! —gritaba Zack mientras buscaba con desesperación a su amiga.

— ¡Estoy aquí! —gritó la joven mientras se lanzaba desde la ventana de la segunda planta de la casa.

— Tenemos que irnos, "ellos" están aquí.

Se alejaron de allí lo más rápido que pudieron, pero los Cazadores, que así se llamaban, no permitieron que se escapasen y los siguieron.


En otra parte del pueblo de Nibelheim, un alto y musculoso hombre les daba órdenes a dos jóvenes.

— ¿Está claro? —dijo Barret, el líder de los Cazadores.

— Sí —dijeron al unísono un joven de cabello rubio y puntiagudo, cuyos ojos azules brillaban con intensidad, y una joven bastante bella de largo cabello azabache y unos ojos de color rubí.

— Son muy peligrosos, así que tened cuidado —salió corriendo el líder para reunirse con sus hombres.

— Cloud —llamó la joven de dieciocho años a su amigo—, no estoy preparada.

— Tranquila, Tifa, yo te protegeré —dijo el rubio.

Los dos salieron dispuestos a atacar a los vampiros. Ellos eran nuevos en el grupo, no tenían experiencia. Habían pasado durísimas pruebas, pero solo eran eso, pruebas. Ahora, esto era real y podían acabar muy mal sino actuaban con precaución, pero debían de demostrar que no eran unos cobardes. Así que se armaron de valor y fueron en busca de los vampiros.


— ¡Aerith! ¡Ve a la mansión y no salgas de allí! —le ordenó Sephiroth.

— ¡Pero yo quiero luchar! —se negó a cumplir la orden de su líder.

— ¡Aún no estás preparada! —le espetó.

— ¡¿Y cuándo voy a estar preparada?! —gritó con furia.

— ¡Haz caso a lo que te dice! —esta vez fue Zack quien habló—. ¡Es peligroso para ti!

Aerith salió corriendo llena de ira. Llevaba una eternidad con ellos y aún no le permitían ir a luchar. Fue en dirección hacia la mansión, la cual los Cazadores desconocían su ubicación, y se perdió de la vista de los dos.

— Les perderemos en el Monte Nibel —dijo Sephiroth.

Todos se fueron hacia allí. Los Cazadores los persiguieron.


Mientras, Aerith se encontraba en los tejados de la mansión. No aguantaba que la considerasen una debilucha, así que saltó y cuando llegó al suelo comenzó a correr hacia el Monte Nibel. Ella iba a demostrar de lo que era capaz.


Cloud y Tifa perdieron el rastro de los depredadores. Pararon a descansar un poco antes de emprender otra vez la marcha.

— ¿Estás bien? —preguntó Cloud a su amiga.

— Si, ¿y tú?

— No me puedo quejar —sonrió—. La verdad es que nunca pensé que llegaría a estar en esta situación, por fin me vengaré por lo que le hicieron a mi familia.

— Cloud, la venganza no es buena, sé que te duele lo que te hicieron, pero eso solo te hará sufrir más.

— No me puedes pedir que simplemente me resigne y no les haga pagar por lo que hicieron, por culpa de ellos perdí lo que más amaba, mi familia, y por poco te pierdo a ti.

— Cloud, yo también perdí a mi familia por culpa de ellos —agachó la cabeza.

— Lo sé, por eso tú más que nadie debes de comprenderme, en cuanto pille al o a los culpables me vengaré, me cobrarán todo lo que pasé.

Aerith contemplaba la escena desde lejos, observó que Cloud había dejado su arma un poco apartada, seguramente por descuido. Era su momento de atacarlos, así demostraría que pueden contar con ella. Aprovechó que los dos estaban de espaldas a ella. Fue hacia ellos sigilosamente, pero al llegar golpeó, sin querer, una piedra y la mandó junto al joven. Este se dio la vuelta rápidamente y, sin saber cómo, le dio tiempo a coger su arma y apuntar hacia ella antes de que atacase. Todo había sido muy rápido. Para Aerith habían cambiado los planes, había confiado tanto en que no la descubrirían que ahora, ocurrido lo que temía, no sabía lo que hacer.

— Mejor será irme —pensó, pero cuando iba a hacerlo se vio acorralada.

Cloud fijó la vista en la vampira y a partir de ahí no supo lo que le pasó. Se había quedado fascinado por la belleza de la "joven", pues hacía tiempo que había dejado de serlo, aunque su apariencia lo mostrase así.

— ¡Cloud dispara! —gritó Tifa por tercera vez—. ¡Despierta!

El joven rubio seguía contemplando a Aerith. Sin embargo ella, viendo que Cloud no disparaba y a Tifa le temblaba el pulso a causa del miedo, por lo que no podría disparar, o eso pensaba ella, decidió echar a correr.

— ¡Cloud no dejes que se escape! ¡Dispara!

Entonces Cloud despertó ante el disparo de Tifa, ya que no le quedó otro remedio. Se escuchó un grito agudo, proveniente de Aerith.

— ¡Vamos! ¡Le he dado! —gritó Tifa que echó a correr seguida de Cloud.

Vieron sangre en el camino hasta que llegaron junto al cuerpo de Aerith, que se encontraba tirada en el suelo, con una bala incrustada en su estómago.