Suroeste de Inglaterra Cornualles- - 31 de julio -1980- 11:45 pm

Ese día si que había sido ajetreado en aquella mansión, sobre todo desde que la joven señorita que se hospedara allí como invitada desde hace ya varios meses entrara en trabajo de parto todo había comenzado a las 8:35 pm él lo sabía bien hacia tres puñeteras horas y diez minutos que ella se encontraba en trabajo de parto y no se sabía nada nuevo desde que su esposa había entrado a ayudar a la parturienta, absolutamente nada.

Si lo tuviera en frente a ese bastardo le rompería cada uno de sus huesos de oro, y le despojaría de su sangre azul hasta que pidiera perdón, se arrepintiera de lo que había hecho.

Pero el destino era cruel y el no estaba allí.

Asiendo de ese día otra razón inequívoca para odiarlo.

Le hubiera encantado poseer a su esposa como nunca en ese momento, quizás de ese modo se le bajara la rabia que sentía en aquel momento, pero estaba seguro de que su padre lo convertiría en brocheta y lo asaría en la chimenea más cercana, si se le ocurría exteriorizar dicho pensamiento, no por nada había pagado una fortuna en la dote de aquella muchacha pero ella para su progenitor parecía valerlo ya que una sangre inmaculada corría por sus venas no por nada era una Black. Más era la tercera vez que intentaban traer al mundo un niño producto de ambos y siendo esta tercera vez una en la cual Narcissa, ahora con seis meses, no dejaba de transitar con inconvenientes el embarazo por lo que los Sanadores les habían prohibido mantener relaciones sexual hasta el fin del embarazo.

Sin embargo allí estaba esa chiquilla dando a luz un bebe, de ese bastardo y en el primer intento de concepción. Era inaceptable, el debería haber traído un niño al mundo no ella antes era su hermano mayor.

No lograba entender por que su padre quería que estuviera allí esa noche, para humillarlo, para pisotearlo sin duda.

Aquello era inaudito era una jovencita de dieciocho años que se había casado con el mago mas irresponsable en la faz de la tierra en un ataque de romanticismo y ahora mismo cual hija modelo traía al mundo el producto que su padre anhelaba desde el momento en que lo había instado a bailar con una de las hermanas Black y hasta incluso mejor, porque ahora si todo salía tal como seguramente su cabeza elucubra en esos momentos no solo tendría derecho de decir que estaba emparentado con la más ancestral y noble familia de magos sino que era el abuelo de su heredero. Aumentando su infinito ego si eso era posible y hundiéndolo a él igualmente en una infinita miseria

No entendía el magnetismo que ambos producían habían mancillado ambos a sus familias, ya sea con su noviazgo o su concordancia en cuanto impuros se tratase y encima se casaban y ahora tendrían un hijo y todo olvidado realmente el mundo debía estar de cabeza, si eso era tenía que estarlo.

Entonces sonó la primera campanada que anunciaba el fin del último día del séptimo mes y la manecilla de la puerta que llevaba a la habitación en donde todas las mujeres de la casa se encontraban congregadas comenzó a ceder y con la segunda campanada la cabeza de mujer de unos cincuenta años asomo por la puerta. Se la notaba exhausta por el trabajo realizado durante las horas previas pero eso no evito que una mueca triunfante asomara en la comisura de sus labios y tras exhalar ampliamente dijera con un brillo de alegría en sus ojos azules:

-Felizmente para todos, ha sido un varón.

Así fue que al sonar la última campanada Lucius pudo vislumbrar en su padre una mirada de orgullo y gozo al oír aquello y desde ese momento no le cabio duda alguna de que jamás recibirá una igual dirigida él, al menos no de su parte.