Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Stephenie Meyer. Yo sólo me divierto con ellos.

ADVERTENCIA: Este capítulo no es apto para personas susceptibles al tema… pero si quieren leerlo, les ruego que tengan la mente abiertas. A partir del dos en adelante, las que decidieron no leer éste, ya pueden leerlo ^^


Capítulo 1 – Trauma


Phoenix – cuatro años atrás

Corría lo más rápido que podía sin llegar a tropezarme, en dirección a ninguna parte. Necesitaba alejarme cuanto antes del restaurante en el que tenía una cita doble que Jessica se había empeñado en hacer. Mi cita es/era Eric Yorkie, alguien que me parecía repulsivo, y la de Jessica – por supuesto –, Mike Newton. Pero sabía que Mike había aceptado esto sólo para estar conmigo y esto haría enojar a Jess.

Acepté hacerlo a regañadientes pero en cuanto puse un pie en el restaurante, todo lo que supe era que tenía que salir de allí ahora. Y eso hice.

Sabía perfectamente, gracias a mi padre, que a estas horas las calles de Phoenix no son muy seguras que digamos pero eso no me importó, me daba igual. Seguí corriendo hasta que empezó a dolerme algún punto debajo de mis costillas y sentir la garganta reseca y rasposa.

Jadeando, me detuve. Miré sorprendida el lugar al que había ido a parar; una calle oscura y húmeda en la que el único iluminado era un bar.

"Tengo que alejarme de aquí pero ¿por dónde?" pensé. No recordaba por dónde había venido.

¿Estás perdida? –escuché una voz detrás de mí.

Me giré bruscamente, a la vez que retrocedía un paso, para encontrarme con un hombre alto cuyo rostro no pude ver por la oscuridad. Se encontraba a unos tres metros de mí y desde esta distancia, pude advertir que estaba ebrio.

Mis músculos se tensaron y retrocedí otro paso mientras él avanzaba otro. Seguí retrocediendo y él, avanzando. Cada vez que esto sucedía, una nueva oleada de terror me inundaba. Como a la quinta vez que retrocedí, mi cuerpo obedeció la orden que le enviaba mi cerebro: correr.

Correr no sirvió de nada ya que el hombre empezó a seguirme. Era mucho más rápido que yo; aún así, no me detuve hasta que me topé en el muro de un callejón sin salida.

Lo que estaba a punto de suceder parecía inevitable, a menos que sucediera un milagro. Podría haber sido un ladrón pero mi mente me advirtió que era algo peor que esto. Apreté los puños, reuniendo el valor necesario para golpearlo o algo así pero antes de que me diera cuenta, ya estaba enfrente de mí y sujetaba mis muñecas con una sola mano. La mano que tenía libre, la usó para acariciarme la cara.

Intenté frenéticamente desasirme de su agarre en vano. Sus labios rozaban la piel de mi cuello, mis mejillas. En algún momento, éstos tocaron los míos, besándome con violencia. Sacudí la cabeza rápidamente.

- ¿Qué hace? ¡SUÉLTEME! –grité. Como era de esperar, el tipo no me hizo caso y siguió con lo suyo. Y sentí el horrible olor y sabor a alcohol.

Me aplastó contra el muro con su cuerpo. Ahora que no me podía mover por causa de la presión, había soltado mis muñecas y sus manos me rozaban la cintura, mis caderas, hasta llegar al botón de mis jeans. Los desabotonó rápidamente y me los quitó. Acto seguido, hizo lo mismo con los suyos sólo que esta vez se quitó al mismo tiempo los boxers, quedando desnudo de cintura para abajo. No vi, ni quise hacerlo, su… su…

Lo peor de todo fue cuando me quitó los panties y entró en mí. Al hacerlo, di un grito de dolor; sentía que algo se me había desgarrado por dentro. Puse mis manos en su pecho para empujarlo fuera de mí pero no se apartó sino que siguió embistiéndome. Empecé a llorar. El dolor, en lugar de remitir, iba en aumento.

Finalmente, luego de lo que me parecieron siglos, salió lentamente de mi interior, se puso su ropa y salió corriendo de allí.

Ya no tenía fuerzas, mis piernas me fallaron y acabé en el suelo, hecha un ovillo. En esta posición, repasé lo sucedido y lo que tenía que hacer.

¿Había sido… violada? No, no, imposible. Pero, si no fue eso, entonces ¿Qué fue? Todas las preguntas que tenía me conducían a la misma respuesta: sí, había sido violada. ¿Por qué? no lo sabía, ésta era la pregunta del millón.

Me estremecí y abracé mis rodillas. Al hacerlo, recordé que estaba semidesnuda. Alargué un brazo hacia el montoncito de ropa, cogí mis vaqueros y mis panties y con manos temblorosas, me las fui poniendo lentamente.

Cuando me puse de pie, decidí que era hora de pensar en cómo regresar a casa. Phoenix es enorme y daba lo mismo si me encontraba a tres cuadras o en la otra punta de la ciudad – lo que era más probable –. Salí de aquel lugar maldito y caminé sin rumbo fijo, estaba desorientada: nunca había pisado aquella zona de la ciudad.

Al fin llegué a una avenida bien iluminada, con restaurantes y hoteles lujosos. Según el cielo y mi 'reloj biológico' debían de ser pasadas las nueve. Seguí caminando unas cuadras más, estaba más perdida que un oso polar en el desierto. Empecé a sentirme mareada y decidí llamar a un taxi.

Tenía miedo de que, en el taxi, volviera a pasar lo mismo pero me armé de valor y lo llamé ya que si seguía caminando sola, era probable que volviera a pasarme lo mismo o peor.

Esquina 58 con Cactus –le dije al taxista antes de cerrar los ojos.

Debí de quedarme dormida ya que me sobresalté cuando el taxista me tocó el hombro diciendo: "Ya llegamos. Son cuarenta dólares"

G-gracias –balbucí –. Ahorita le pago, sólo entraré a traer el dinero.

De acuerdo

Al entrar en mi casa, a modo de saludo, me recibieron con exclamaciones como:

¡Isabella! ¿Dónde te habías metido?

No importa –mascullé y antes de que me reprocharan lo que había dicho, añadí –. Necesito cuarenta dólares para pagar al taxista que me trajo…

Yo los pagaré –dijo Charlie, mi padre, antes de salir y de que me fallaran las piernas y me desplomara en el suelo.

¡Bella! –repitió Reneé - ¿Qué te pasó?

Sentí que unos brazos me rodeaban.

¿Qué le pasó? –preguntó Charlie.

¡No lo sé!

Shhh, todo está bien, tranquila –me susurraba Charlie.

¿Shhh? Ah. Acababa de darme cuenta de que de mi pecho salían sonidos extraños, guturales. Traté de detenerlos sin lograrlo.

Tuve la sensación de que flotaba: Charlie me había alzado en brazos y caminaba hacia mi habitación seguido de una histérica Reneé.

Me acostaron en mi cama mientras me hacían preguntas. Yo seguía en mi mutismo, mirando al vacío. Finalmente me dejaron sola pero no por mucho tiempo, regresaron con una frazada y una taza de chocolate caliente.

Bella, cuéntanos –Reneé hizo un último intento de sonsacarme lo que me había pasado.

No quiero hablar de eso –dije al fin. Quizás fui algo cortante pero de veras deseaba estar sola.

¿Fue este chico, Eric?

¡No! –exclamé, ya desesperada. Luego agregué, con voz más suave -. No, él no tiene nada que ver con esto. Por favor, quiero estar sola. Quizás, cuando me sienta lista, les cuento…

Vi cómo mis padres intercambiaban miradas asustadas y con algo de miedo, de parte de Reneé pero me dejaron sola no sin antes taparme con la frazada que habían traído. Suspiré al verme sola y me levanté de la cama, no me apetecía permanecer acostada. Miré el viejo reloj que se encontraba en mi mesilla de noche, eran las once de la noche.

Caminé hacia mi armario para cambiarme las ropas, ahora sucias, por una cálida pijama: una camiseta gris y unos pants blancos. Di unas vueltas en mi dormitorio antes de sentarme en mi cama.

Ya sentada, fui extrayendo cuidadosamente los recuerdos de aquella noche, dejando de último los más desagradables.

No supe cuándo ni cómo pero cuando me di cuenta, me encontraba arrodillada en el suelo y luego, sentí mi mejilla contra la cálida alfombra de lana. No sentí el verdadero dolor hasta que me barrió, empezando por la punta de mis pies hasta llegar a mi cabeza.

Al llegar a mi cerebro, sentí que me hundía en una oscuridad total, en un complejo laberinto en el que tenía que salir para salir de la oscuridad.

No obstante, no salí del laberinto. Ni a la superficie.


Espero que les haya gustado! Sé que es un poco… deprimente xD pero es una idea que surgió de mi loca cabeza como por arte de magia.

Les juro que los próximos capítulos serán más alegres. Bueno cómo no lo van a ser? Si conocerá a Alice y ya saben como es ella, es imposible sentirse deprimida en su compañía xDD

Otra cosa, por si les pareció extraño que Reneé y Charlie estuvieran juntos, es porque en este fic no están divorciados… al menos no aún. Ups, ya estoy revelando mucho del fic aunque si los papás de Bella están juntos o separados es una cosa sin importancia, no va a afectar a la historia que conste.

Una última cosa, mi traducción: Hear No Evil, claro que la voy a continuar sólo que los capítulos son ufff, por lo largos que son. Mañana juro que voy a actualizar XD

Pame