Bueno. Antes que nada me quiero presentar para las que nunca han leído historias mías.

Me llamo Carmen, pero el nickname o nombre de autora es MaraGaunt, he escrito historias para Harry Potter, Twilight, Avatar y Prince Caspian.

El manga de Sakura es uno de mis favoritos, pero nunca me había animado a hacer una historia de él debido a que no sabía cómo enfocarla, pero en estos días, cuando la afición volvió a despertárseme y me vi la serie nuevamente de un tirón, me dio por escribir una historia para este manga tan hermoso y con el cual crecí, fue realmente el primer manga que vi de corrido y ha sido el que he seguido mas asiduamente.

Espero que si la historia no es de su agrado me lo digan para intentar mejorarla.

No sé cuánto tiempo me vaya a tomar escribirla, ya que voy a alternar su escritura con un fic de Twilight, así que pondré todo de mi parte.

Espero les guste y nos leemos en el próximo capítulo.

DINASTIA LI…

Campos Akaede, limites de Hong Kong

La joven miro por encima de la venda que le tapaba la boca, no podía creer que él estuviera ahí, se acercaba, lentamente, como un lobo al acecho mirando con su penetrante mirada a los secuestradores que la rodeaban.

No la había mirado, pero algo le decía que no estaba ahí precisamente para charlar con el grupo al margen de la ley que la tenia secuestrada.

Dos meses.

Habían pasado dos meses de cautiverio rogando por morir, porque aquellos secuestradores dejaran de atormentar a su padre, líder de los guerreros de las montañas, y la mataran de una vez en vez de fingir en cada llamada que le hacían, que disparaban mientras ella gritaba.

Y ahora Shaoran estaba ahí.

Intento mirar detrás de él a ver si había alguien más con pero estaba solo, tenía en sus manos una gran bolsa tejida a mano que supo que tenia dentro todos los yenes que habían pedido por su rescate, por la esposa del patricida Li, jefe de la dinastía con el mismo nombre.

La hija de Fujitaka Kinomoto, líder de los Guerreros de las Montañas.

Intento moverse para que Shaoran la mirara y así poder intentar decirle con la mirada que todo era una trampa, que le iban a quitar el dinero y que la iban a asesinar por el simple placer de matar a una mujer de la clase alta.

O bien podían intentarlo matar a él y eso no lo podía permitir.

Aunque él no la amara a ella y solamente la posición de patriarca de la dinastía le obligara a intentar rescatarla, ella si lo amaba a él y presentía que algo muy malo se estaba cociendo dentro de los planes de los secuestradores.

Cerró los ojos para que las lágrimas no manaran de ellos, no podía hablar ni gritar para advertirle ya que la mordaza de tela estaba estratégicamente metida en su boca, con tal fuerza que le era imposible mover la lengua y al articular sonidos estos quedaban amortiguados.

Levanto la vista el tiempo suficiente para ver a uno de los secuestradores apuntando con un arma a su esposo.

¡Oh Dios!

Él no lo había visto.

¿Que debía hacer?

Lentamente volteó su cabeza para intentar ver al secuestrador que la tenia presa, parecía concentrado en los acontecimientos que se daban y no en ella que había notado que la sugestión en sus brazos, marcados de muchos dedos que la habían apretado con fuerza, había disminuido lo suficiente para actuar con rapidez, aun en medio del silencio y encontrándose tan lejos.

Sus reflejos auditivos le permitieron escuchar el momento en que el gatillo del arma que apuntaba a su esposo resonaba.

El no la miraba, así que no pudo advertirle nada.

No podía hacer nada más.

No había tiempo para meditar, pensar, solamente para actuar, en un segundo un millar de acontecimientos podían tener lugar.

Usando el ultimo gramo de fuerza que le quedaba, Sakura levanto su cabeza con fuerza y golpeo la nariz del secuestrador, quien aulló inmediatamente, soltándola para amortiguar el dolor del golpe que ella le había dado, le dio el tiempo suficiente para correr con todas sus fuerzas hacia Shaoran.

Escucho el retumbar de la bala y sintió que algo la golpeaba en el pecho al mismo tiempo que los brazos de su esposo intentaban hacerla a un lado.

Intento tomar aire pero en vez de eso solo pudo contemplar como el vestido que portaba, lleno de manchas de tierra y de sangre, comenzaba a teñirse de rojo vivido con mucha rapidez. Y que le era imposible tomar aire.

Parecía que le había perforado el pulmón, por la respiración agitada de su esposo y por la fuerza con que la aferraba de los antebrazos, la bala no la había atravesado y lo había herido a él.

Qué bien, su propósito cumplido.

El día que los unieron bajo la ley japonesa y china, ella había jurado amarlo, respetarlo, y protegerlo a toda costa.

Esta era ella cumpliendo su promesa.

Sintió que la visión se le llenaba de oscuridad antes de caer sin fuerzas al piso.

No, al piso no, hacia los músculos de su esposo que la sostuvo contra él al mismo tiempo que escuchaba su voz retumbar en la oscuridad que comenzaba a tragarla.

-¡Eriol! - luego mas y mas disparos.

Luego silencio.

Silencio y el llanto callado de una voz masculina.

Hong Kong

19 años antes

Hieran Li contempló a su hijo de diez años, Shaoran, mientras jugaba a los carruajes chinos con su mejor amigo y vecino, Eriol Hiragizawa.

Aun le parecía completamente irreal la noticia que acaba de recibir del hermano de su esposo, Fen, el patriarca provisional de la familia desde que su esposo había muerto hacía unos años.

Al ser el único hombre de la familia, Shaoran debía casarse cuando fuera mayor de edad, tiempo en el cual asumiría el patriarcado de la familia y tendría su primer heredero tan pronto como se casara.

Las hermanas mayores de Shaoran estaban casadas pero al ser mujeres no tenían el derecho al patriarcado por lo que toda la responsabilidad caía sobre Shaoran y el acuerdo de matrimonio que Fen acababa de cerrar con los Guerreros de las montañas japonesas y la hija menor del líder, Fujitaka, recién nacida.

Aun le costaba creer que después de años de haber buscado civilizarse un poco, la dinastía Li siguiera considerando la existencia de los matrimonios por contrato.

Pero ahí estaba, cuarenta minutos antes Fen le había dado la noticia, se estaba haciendo relativamente viejo y quería dejar todo asegurado para la trascendencia de la dinastía Li en la historia.

Eriol levanto sus palillos y comenzó a hablar gagueando. Le costaba un poco mas pronunciar el acento chino ya que hasta hacia dos años había vivido en Inglaterra. Pero se había visto obligado a regresar para que su padre pudiera heredarle, a la mayoría de edad, el patriarcado de la dinastía Clow.

Sin más herederos que Eriol, a Reed Clow le preocupaba asegurar la permanencia de la dinastía Clow en la historia por lo que había obligado a su hijo Eriol a retornar en contra de los deseos de su madre, quien también tuvo que viajar de vuelta.

La dinastía Clow era hermana de la dinastía Li

Hieran se retiró de la ventaba y cuando se dio la vuelta se encontró con su hija mayor Fuutie, mirándola compasivamente.

- Quisiera haber nacido hombre…así podría borrar la expresión de preocupación que tienes en tu cara – dijo la mujer mirando a su madre a los ojos.

- Fen…está loco, ¿Cómo puede siquiera creer que Shaoran vaya a aceptar casarse por obligación, cuando ni siquiera ahora que es niño le es fácil acatar órdenes? Es como su padre, obstinado, fuerte y decidido. Cuando cumpla la mayoría de edad no querrá casarse con alguien a quien su tío escogió por él. ¿Y que si la hija de Kinomoto es una mujer poco atractiva?, ¿qué pasa si lo odia, si no podrá ser capaz de darle hijos? – los miedos de Hieran brotaban de su boca sin poder contenerlos. Tantas cosas que pensar, y tan poco tiempo. Shaoran sería mayor de edad en diez años más, las cosas podían cambiar mucho, para bien o para mal, pero el contrato, firmado entre patriarca y líder, sellado con sangre y ante entes de ley, era algo irrompible, como el hilo de la vida de un dios.

- Madre, no debes preocuparte de eso ahora, creo que lo más importante para Shaoran en este momento, es que podamos inculcar cada valor en el que no posee el tío Fen. No podemos permitir que se haga con la educación de mi hermano. Lo convertirá en alguien mucho peor que el.

Hieran miró hacia la ventaba, donde los niños seguían jugando.

- Mi hijo tiene el espíritu de su padre. No se dejara influenciar de alguien como Fen. – dijo esperando, rogando tener la razón.

- No dejaremos que pase nada de eso, madre. – aseguro Fuutie haciendo una reverencia de respeto a la alta y elegante figura de su madre.

Hieran se volvió y miro a los ojos de su hija, esperaba que pudieran cumplir su promesa el tiempo suficiente antes de que Fen pudiera influenciar a Shaoran.

El tiempo daría la respuesta.

Bueno, podríamos decir que este es el prologo de la historia, espero con ansias sus comentarios y sugerencias.

Nos leemos en el próximo.