Los personajes oficiales de Saint Seiya no me pertenecen.
Solo me pertenecen los OC.
El inicio.
-¿Quien pudo lastimarlo así? -el joven remojo el paño y lo coloco en la frente del chico.- Estas muy callado... -Miro al otro, este estaba recargado en una pared, con una expresión ausente en sus ojos. -¿Abel?
-Blaise... -la voz débil hizo que los ojos celestes se enfocaran en él- Abel...
-Aquí estoy... -El niño se acerco a su hermano y se sentó en la cama.- Tranquilo Set. -Paso con cuidado su mano por la mejilla de su homologo físico.
El caballero de Acuario dedico una entristecida mirada a sus parientes gemelos, jamás creyó que vería algo así... Que los vería así.
-Sería bueno ir a buscarte algo de ropa, no podrás moverte con esas heridas -Le sonrió con calma, a pesar que para sus adentros agonizaba de angustia. Set asintió apenas ante la acotación de su hermano.
-Yo lo cuido... no te preocupes.
...
Blaise dejo de sonreír al escuchar el primer grito ahogado, el menor se llevo la mano al cuello y comenzó a ponerse rojo.
-No...-El chico no respiraba, el joven pelirrojo comenzó a desesperarse. No entendía que pasaba, luego lo sintió... Al mismo tiempo que la respiración volvía lentamente a normalizarse en Set, sintió el fin de la vida de Abel.
El castaño de cabellera corta comenzó a llorar, sus lágrimas saladas hacían arder sus mejillas ligeramente laceradas por la agresión sufrida...
-Abel... -Las lágrimas tuvieron vía libre por los ojos del caballero de Acuario, mientras observaba al completamente desconsolado nuevo caballero de Géminis.- ¿Qué diablos paso? -Se pregunto para sí mismo, la piel del cuello de Set se marco dejando claro lo que había pasado.
Casa de Géminis, un tiempo después.
-Patriarca. -Blaise de Acuario descendió al sótano de Géminis, donde el patriarca aguardaba en compañía de Arkanos de Escorpio. El rostro mortecino de ambos y el cuerpo inerte en brazos del caballero causaron que el más joven de los presentes se tuviera que recargar en la pared cercana. -¿Qué...?
-Se ahorco. -Susurro el caballero de Escorpio- Quise salvarlo, corrí tan rápido como pude apenas sentí su cosmos extinguirse... -Miro el rostro del niño- Juro que lo intente Blaise.
-Abel... él no... -El joven de unos catorce años se sintió por demás asfixiado, la habitación parecía encogerse en ese instante. Sus ojos se posaron en la parte de la cuerda que aun colgaba de la viga- él... -Se llevo la mano al pecho- me falta el aire.
-Blaise -El caballero de Sagitario bajo veloz por la escalera y le sujeto del brazo. -Patriarca -Miro al hombre que asintió- Ven, vamos arriba... Tranquilo.
-Blaise. -La voz de Shion hizo que el mayor y el menor se detuvieran- ¿Dónde está?
-En Acuario, estaba conmigo cuando paso. –Logro decir en un susurro, su mente no era capaz de creer lo que pasaba.
-¿De quién hablan? -Pregunto Cefiro de Sagitario.
-Ya lo sabrán, a su momento. -Informo en voz trémula el veterano hombre- Vamos, de nada sirve permanecer aquí -Miro el cuerpo del niño, aun llevaba puesta la armadura dorada.
Cementerio de los comunes.
Ninguno dijo nada, cuando Blaise apareció con un chico idéntico al joven que enterraban. Set estaba con un brazo en cabestrillo y una venda en su frente, las laceraciones en sus mejillas ya estaban comenzando a cicatrizar al igual que las otras tantas que poseía bajo las prendas que vestía en ese momento.
-¿Por qué aquí? -Pregunto el niño, en un tono apenas audible. Su mente no estaba ahí, nada de él estaba ahí... Solo era un cascaron vació.
-Los... -Cefiro se mordió el labio antes de agregar la palabras finales.- suicidas, desertores y comunes no pueden enterrarse en el cementerio de los héroes...
-Mi... Hermano no se suicido.
-Set -Blaise puso una mano en su hombre y este rehuyó al contacto.
-¡EL JAMÁS LO HARÍA! -Bramo el niño, con un intenso odio y dolor presente en sus gemas de un celeste pálido- ¡JAMÁS SE SUICIDARÍA! ¡ALGUIEN LO MATO!
-Set. -Cuando Blaise quiso tocarlo el chico le golpeo la mano con un revés, rehuyendo nuevamente al contacto. -Set... entiendo que...
-¡NO ENTIENDES NADA! ¡AL IGUAL QUE ELLOS NO ME CREES! -El cosmos del más joven de los presentes se manifestó, por breves segundo al mismo tiempo que las lagrimas surcaban sus mejillas. Shion se le acerco y lo abrazo con cuidado, los mayores se quedaron sin palabras y completamente inmóviles. Jamás hubieran creído que el patriarca dejara sus funciones para asistir al cementerio.
-Puedes llorar todo lo que quieras... -Susurro el mayor- Ellos comprenden tu dolor y entienden tu creencia, dado que también dudan si fue o no un suicidio. -Miro a los mayores, todos en menor o mayor escala rogaban que la muerte del niño sonriente que había cuidado la casa Géminis hasta solo dos noches atrás.- Algieda de Capricornio -la mirada oscura se poso en el patriarca Shion- Llévalo a Géminis. -El chico se aparto de golpe del patriarca y sus ojos se posaron en los morados de este.
-Quiero... quiero... que se larguen -Los presentes lo miraron- Lárguense... déjenos solos...
-Set. -Shion le observo- Escucha...
-¡DEJARME EN PAZ! -El cosmos se volvió a manifestar, esta vez con más intensidad que la anterior.- Jamás... -sus ojos llenos de lagrimas se posaron en Shion- jamás debimos de servir a Athena... dios nos castiga por hacer algo indebido... Nos lo ha enviado como castigo. -Blaise se aproximo a su primo y lo abrazo, con la mirada les indico al resto que era mejor que se retiraran.
Casa de Sagitario.
-¿Sabías que tenía un gemelo? -La mujer con el hiyab gris negó lentamente ante la pregunta del guardián de Piscis.- Arkanos ¿Tu?
-Lo sospeche, siempre lo sospeche... Pero jamás tuve la confirmación, Cefiro. -Miro al hombre- Tú si lo sabías ¿Cierto? A fin de cuentas tú lo trajiste.
-Me habían dicho que Set había sido llevado a un campamento fuera del santuario. -Se llevo la taza a los labios y bebió un trago.- Jamás creí... que lo volvería a ver en estas circunstancias… -Shion me mintió, ¿por qué…?
-Ese niño está destrozado... -Arkanos dejo salir un suspiro, solo tenía 17... Y nunca antes en su vida había sido testigo de la muerte de un menor. Él había sido el primero en llegar, el primero en intentar salvar la vida que se había extinguido. Había cortado la soga con su aguja escarlata, había en vano intentado revivir al niño... Todo había sido en vano.
-Arkanos -El pelirrojo presente le observo- ¿Te encuentras bien?
-Le había realizado una broma... Me lo cruce en Cáncer, jamás creí que fuera a hacer lo que hizo. -Miro al castaño de ojos marrones, al mayor de la orden- Cefiro, le escuche mencionarte. Dijo que ya no esperaría más o algo por el estilo... le escuche susurrar algo de "contarle al patriarca".
-¿Que podría desear contarte Abel? -pregunto el sereno Pisciano, el no había estado esa noche en el santuario. Llego al mediodía siguiente, ya encontrándose con la noticia de la muerte de su camarada más joven.
-No lo se... -Informo el mayor de la orden desconcertado. - No lo se...
-Alguno noto que él dijo "Nos lo ha enviado" -La mujer les miro- Abel las últimas semanas ha estado muy nervioso, pero no quería decirme la razón.
-Que estuviera nervioso, no quiere decir que estuviera pensando en el suicidio. -Soltó tranquilamente el pisciano. -Aunque... eso que resaltas, Al, me preocupa un poco -Observo a la mujer guardiana de la casa de Capricornio- Abel los últimos días parecía temer incluso a su propia sombra...
-¿Y si tiene razón? -Los tres miraron a Cefiro- ¿Y si alguien mato a Abel? Eh oído de asesinatos hábilmente llevados a cabo que pasan al principio como suicidios.
Casa de Géminis. Varios días después.
-Blaise...
-No quiere comer y cuando lo hace, lo devuelve... -El chico tenía una expresión derrotada en sus ojos- Duerme todo el tiempo, ya va casi una semana... y esto no me gusta el camino que toma.
-Blaise. -Algieda de Capricornio se arrodillo junto al joven y le tomo las manos- Dale tiempo, entiende su dolor... Era su hermano, su otra mitad. El dolor que siente, la angustia y todo lo que viene en compañía del duelo es muy difícil... Déjale respirar, entiende que él necesita su espacio.
Habitación.
El chico se hizo un acurruco un poco más, mirando la cama vacía paralela a la suya. Jamás una habitación le había parecido tan fría, tan vacía. Rogaba a dios que el dolor por las heridas le causara alguna distracción, que el dolor físico superara al de su corazón... Pero dios le ignoraba.
Cerró los ojos y algunas lágrimas solitarias escaparon... Sabía que su hermano jamás se quitaría la vida, pero nadie le creería. Era más fácil creer la versión oficial, que aceptar que había algo más.
En ese momento sentía un nudo en la garganta y una inmensa opresión en el corazón. Si moría, no se quejaría... Estaría con su hermano de vuelta.
-Abel...-Susurro, luego de un prolongado silencio.
Fuera de la habitación, el malo sonrió.
Continuara.
