¡Hola de nuevo! Esta es una idea que tenía rondando en la cabeza desde hace mucho, Time Traveling es una de mis cosas favoritas de la ciencia ficción y no podía desperdiciar la oportunidad de escribir algo con mi pareja favorita de Marvel. Espero les guste, la historia está terminada y constará de capítulos en total, espero la disfruten tanto como yo disfruté escribirla.
PD; no crean que me he olvidado de weeding bells, no se preocupen, está en progreso, tuve un problema con la trama pero muy pronto estará de regreso.
1995
.
Steve
.
Steve no sabe cuanto tiempo lleva huyendo. Tres, cuatro, diez, dos años, no importa el numero o la cantidad, para Steve siempre es lo mismo.
Esta vez se encuentra en medio de la calle a lo que al parecer es New York. Los carros presionan el claxon y Steve se da cuenta que está estorbando el trafico. Trata de calmar su respiración y recordar dónde estuvo antes o al menos adivinar en donde se encuentra ahora, mejor dicho, en que fecha exactamente.
Al parecer está en Central Park, el clima es agradable pero no caluroso, Steve deduce que es entre verano y otoño. Su vista viaja de un lado a otro tratando de reconocer la fecha. Los espectaculares no son tan grandes ni luminosos, no hay mucho alboroto y los carros parecen antiguos a comparación de la ultima vez que recuerda haber estado ahí. Steve llega a la conclusión que está en el pasado. De igual forma no sabe cuanto tiempo podrá estar ahí, así que se apresura a encontrar la información que requiere.
No hay nada que pueda hacer hasta que otra vez tenga la necesidad de huir, así que sus pies comienzan a caminar sin rumbo por el lugar.
Los rostros de las personas, las sonrisas, el calor de un abrazo y la tranquilidad son las cosas que más se quedan grabadas en su mente. Desde hace mucho tiempo no ha estado en casa, de seguro él lo ha de estar esperando. Steve siente un nudo en la garganta y un fuerte retortijón en el estomago. Extraña a Tony, muchísimo. Extraña sus platicas sobre física que Steve no entiende ni un poco pero adora ver como el castaño se emociona e incluso dibuja esquemas para enseñarle. Extraña el olor del café por las mañanas, las arrugas de sus parpados que daban a notar los años y las experiencias que Tony ha vivido, la respiración apelmazada cuando al contrario le ganaba el cansancio y caía dormido en su escritorio de trabajo.
Steve da un respiro y se frota la sien. Odia esto, odia todo, odia no poder hacer nada más que correr, correr lejos del amor de su vida, huir de su hogar, siempre en la dirección equivocada. En el fondo de su ser desea que nada de esto hubiese ocurrido. Pero se pone a pensar que tal vez no hubiese conocido a Tony, entonces su corazón se calma y acepta su destino. Porque no importa que tan jodida esté su vida, si la recompensa siempre es encontrarlo, Steve puede aguantar e ir hasta el mismo infierno con tal de verlo una vez más.
El atardecer se asoma entre los edificios y Steve se pregunta si esta vez volverá a encontrarse con él. Una corriente de sentimientos encontrados creció dentro de él como una llamarada, de manera repentina. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué lo conoce? ¿Qué en algún futuro alterno están juntos? ¿Qué no puede quedarse? Sí Tony era una persona cuerda, no le creería y tal vez llamaría a la policía y todo terminaría en desastre. ¿qué pasaría si comienza a desvanecerse frente a la gente? ¿Sí altera alguna cosa en el pasado y su futuro con la persona que ama desaparece?
Steve piensa que tal vez lo mejor era no encontrarlo e irse sin alterar nada.
Y entonces ocurre.
Su corazón se agita y palpita muy fuerte. Da vuelcos violentos como si se quisiera salir de su pecho.
Él está cerca y puede sentirlo.
Steve tiembla y piensa que lo mejor es correr, correr lejos de ahí y evitar lo inevitable. Tiene ganas de verlo, abrazarlo y decirle lo mucho que lo extraña. Pero en la época en la que están, para Tony, Steve es un desconocido.
Duele, duele mucho saber que Tony aún no lo conoce, duele saber que sólo Steve está ansioso. Por un momento piensa que es un egoísta pero... ¿qué de malo tiene querer ser reconocido por la persona qué amas?
Steve gira la cabeza de un lado a otro en un intento desesperado por verlo. ¿Cómo lucirá Tony en ese momento? ¿Estará con alguien más? ¿Su corazón le pertenecerá a otra persona? Steve no podría soportarlo, pero si Tony es feliz, todo lo demás no importa.
Steve se deja llevar por un segundo entre la multitud y sus pensamientos, se detiene y un par de lagrimas llenan sus ojos y un sentimiento de vacío lo invade, como si se tratara de un niño pequeño que perdió a su madre en el parque.
-¡Te lo digo Rhodes! Yo merecía esa nota, no el tonto de Barton.-
El de ojos azules reconoce esa voz inmediatamente, no hay lugar en el que Steve pueda estar y no saber a quién corresponde esa melodiosa y despreocupada voz. Su cabeza se gira instintivamente en busca de la fuente y la encuentra, en frente suyo a un par de metros, con un café en mano y un par de libretas bajo el brazo. El vello facial ha desaparecido junto con las arrugas de su rostro y Steve ríe un poco, ya que piensa que de esa manera Tony se ve un poco más atractivo y se siente culpable por pensar eso. Se queda congelado y en su alma se desata la lucha entre la lógica y lo sentimental. Una parte suya quiere correr y decirle a Tony que no se preocupe, que todas las cosas estarán bien en un par de años más y que por favor lo espere, pero Steve no se siente con el derecho de pedirle esas cosas.
Sus manos comienzan a congelarse, Steve sabe que está a punto de suceder y piensa en qué lugar va a aterrizar esta nueva vez. Se pregunta si en ese nuevo lugar Tony estará para esperarlo, mientras con cada segundo que pasa la oportunidad de hablar con Tony desaparece.
Steve realiza que Tony camina en dirección suya, parece que discute con la persona que tiene a lado pero poco a poco se da cuenta que se tratan con una familiaridad cálida y él no puede estar más feliz por Tony. Aún si no sabe en que términos se encuentran ambos, parece que él está feliz, en perfectas condiciones y eso es bastante reconfortante
El rubio no es capaz de reaccionar cuando Tony pasa a su lado, comentando un par de cosas sobre el clima y como desea llegar a casa y dormir un poco. Steve sabe que esa es una mentira que el castaño siempre dice para no preocupar a los demás porqué a veces tiene problemas para dormir.
Los segundos parecen eternos cuando Steve tiene a Tony frente a sus ojos, quiere ser reconocido, pero al parecer eso no va a pasar por ahora, sus manos duelen cada vez más y cuenta que solo tiene unos minutos más en esa época, los suficientes para ver a Tony sonreír nuevamente. Steve cierra sus ojos y espera a que el momento llegue. En el punto crucial sus manos comienzan a desaparecer poco a poco, Steve puede sentirlo claramente y siente miedo. Su respiración se agita y el mundo al rededor suyo se congela para dejarlo escapar una vez más. Steve trata de concentrarse en el lugar al que quiere ir, piensa en Tony, en su casa, en su cama, en sus brazos y ruega a quién sea que lo esté escuchando que esta vez pueda llegar nuevamente. Abre sus ojos y con la mirada busca a la versión joven de su amante una ultima vez, y lo que ve es increíble. Todo el mundo se detuvo, excepto él castaño que mira con horror como el rubio se desvanece poco a poco. Steve no puede contener su corazón y en desesperación grita.
-¡TONY!- grita con miedo, con dolor y amargura. Lo ultimo que ve es un confundido Anthony estirando una de sus manos en su dirección, pero ya es muy tarde, Steve se ha ido una vez más.
.
Tony
.
El castaño nunca pensó que su vida cambiaría ese 12 de septiembre de 1995. Su vida siempre había sido normal, nada malo le sucedió hasta donde sabía pero tampoco nada bueno salvo a su familia adoptiva, él solo era una persona común y corriente en este mundo redondo y azul. Siempre supo que alguna vez encontraría su lugar en cosmos pero nunca imaginó que lo haría de una manera tan peculiar.
Él no era de esas personas que creyeran en el amor a primera visa o en los cuentos de hadas. La vida lo enseñó a ser realista, y mientras más piensas en ese tipo de cosas, más difícil te será afrontar la realidad.
Las únicas personas que tiene en este mundo son James Rhodes, su mejor amigo y hermano y sus padres. Han estado juntos desde que Tony puede recordar. Llegó a su familia cuando los padres de James lo acobijaron sacándolo de un orfanato, no sabe nada de su pasado salvo a que su apellido real es Stark y que alguna vez tuvo una familia. Pero eso no importa ya, pues siempre se sintió en casa y jamás sabrá como pagará esa deuda, está comprometido de por vida.
Rhodes está puntual a las 5:00 p.m todos los días esperando afuera de la escuela de Tony para caminar juntos a casa, el barrio en donde viven no es el más seguro y Tony aún es muy joven como para defenderse solo, así que siempre sin falta los hermanos se hacen compañía.
Por alguna razón James decide que el mejor camino a casa esta vez es atravesar el parque principal de la ciudad y también pasar por un café. Aún si todos los días hablan por el camino y los dos se cuentan su día, nunca es suficiente por que a diario hay una nueva historia que contar.
El día está tranquilo, el sol casi se oculta detrás de los enormes edificios, coloreando el cielo de naranja, rosa y un azul tan pacifico que con solo mirarlo te llena de tranquilidad. El castaño le cuenta a James que tal le fue en la escuela y su hermano mayor solo se ríe al escucharlo. Ambos se detienen frente al semáforo que alumbra con la luz roja antes de cruzar una calle y como si de un disparo de tratara, su corazón comienza a latir. Piensa que tal vez le va a dar un infarto y se aferra del brazo de Rhodes quien voltea a verlo un poco extrañado.
-¿Tony estás bien?- pero no obtiene respuesta, si no un apretón mucho más fuerte que hizo al mayor voltearse.
-No... lo sé ¡No lo sé!- Tony pide ayuda pero nadie a su al rededor le contesta, las libretas que tenía bajo el brazo caen al suelo junto el vaso de café. -Rhodey... ¿qué me pasa?- sus dos manos se aferran a su pecho y cuando voltea en busca de su hermano se da cuenta que su al rededor está paralizado.
La gente caminando, los coches en marcha, las nubes del cielo, y al parecer el mismo universo, pues el silencio que abrazaba el lugar era sepulcral. Volteó a ver a su hermano quien sufría el mismo síntoma que todo lo demás a su alrededor. Una parte suya quiere correr y gritar por ayuda, la otra piensa que tal vez está a punto de morir y por eso experimenta esas cosas, pero su alma le dice lo contrario.
Se percata que instintivamente su rostro busca entre la multitud a algo o alguien y no es hasta qué un ruido como si de hielo quebrándose llama su atención frente a él.
Y observa.
Alguien se está moviendo, alguien no es como las otras personas, alguien es como Tony que puede andar entre el caos y lo inexplicable y Tony decide caminar hasta él un par de pasos pero se detiene cuando el contrario abre los ojos y lo mira directo a los suyos.
-¡TONY!- el desconocido grita y algo dentro de él se parte, como si esa voz lo fuera todo, como si su vida en ese instante cobrara sentido, como si hubiese despertado una vez más. Su corazón se acelera y en un vano intento trata de correr hasta donde está aquel hombre rubio con una mirada desolada extiende una mano a aquel que grita por ayuda pero en un segundo se desvanece frente a sus ojos.
Rhodes y su alrededor regresan a la vida de nuevo. La gente observa a Tony como si de algo extraño se tratara mientras el mayor trata de sacarlo de su trance. Pequeñas lagrimas se forman en sus ojos y no sabe por que llora.
O tal vez si, pues aún si no conoce a aquel hombre, sabe que un pedazo de su alma ya se ha aferrado a su existencia y qué en algún momento va a volver a encontrarlo.
