La serie Once Upon a Time, sus personajes, y demás mencionados aquí, no me pertenecen.
Otro prompt cumplido, espero que le guste a quién lo pidió. Es la primera vez que escribo algo así, sean amables y disculpen cualquier error.
Prompt: Regina tiene la daga y convoca a la nueva DO, Emma hace su aparición y reclama a Regina como suya.
ADVERTENCIA: No consentido / Muerte de un personaje. Si esto no es de su agrado, por favor no lea.
PD: He tenido mucho trabajo pero estaré actualizando mis otros fanfics en estos días, y habrá una continuación para My Little Queen.
HERS
El tiempo estaba jugando en mi contra. No podía seguir sin hacer nada, sentada en el interior de mi cripta buscando una solución mágica inexistente rodeada de libros que no me proporcionaban ninguna respuesta.
—Regina. —Era Robin, una vez más.
—Ahora no.
—No puedes seguir haciéndote esto. Te está afectando demasiado. No eres la misma…
—¿Cómo puedes saberlo? No me conoces.
No me gustaba poner toda mi frustración en él, pero no podía dejar de hacerlo. Desde que Emma se sacrificó por mí, él no ha dejado de mostrarme todo su apoyo, ha colaborado en cada cosa que se nos ha ocurrido para salvar a Emma, y sin embargo, tenerlo cerca ha dejado de sentirse bien.
Se arrodilló junto a mí, y me quitó el libro de las manos.
—Regina —sus manos tomaron mi rostro—. No me apartes. Todos queremos a Emma de regreso, pero no podemos dejar de vivir nuestras vidas.
—Ella hizo esto por mí. Tengo que salvarla.
—Lo hizo para que seas feliz, y no lo eres.
—¡Cómo puedo serlo sin ella! —Las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo. Sus manos dejaron mi rostro y la cripta quedó en completo silencio—. No puedo pensar en nosotros en este momento, Robin.
—Emma es el oscuro, y mientras lo solucionamos, tenemos que buscar la forma de evitar que haga las mismas cosas terribles que hizo Rumplestinskin.
Salió de la cripta, y yo salí detrás de él. Se suponía que iríamos al pozo, donde Mary Margaret, David y el pirata, estaban esperándonos. Habíamos decidido intentar convocar a Emma una vez más.
—Esto es un error —Dije sin convicción.
—Emma no es Gold, si hablamos con ella…
—¡Es el oscuro! —El pirata cortó el discurso esperanzador de Mary Margaret—. Si aún fuera mi Emma ya habría contactado conmigo.
—Oh por favor. —Odiaba el concepto absurdo que Hook tenía sobre su relación con Emma—. Su auto es más importante que tú. Ve a seguir ahogándote en tu botella de ron.
—Pelear entre nosotros no soluciona nada —Dijo David, poniendo una mano en el pecho de Hook y evitando que se acerque a mí.
Mary Margaret se acercó al pozo, levantó la daga sobre su cabeza e invocó al nuevo oscuro.
Nada ocurrió.
—No entiendo. ¿Por qué no funciona? —Mary Margaret parecía decepcionada. Había pasado un mes desde la última vez que habíamos visto a Emma, y se sentía como una eternidad.
—Dame eso.
Le quité la daga. Ninguno de nosotros sabía exactamente con lo que íbamos a enfrentarnos, algunas personas en el pueblo han comenzado a correr rumores sobre ella viviendo en el bosque y cazando animales simplemente por diversión, otros creen que está practicando antes de matarnos a todos. Solo son campesinos inútiles sin nada más que hacer, es lo que le he repetido a Henry todos los días.
Las manos me temblaron un poco pero no dejé que mis nervios me dominaran, y antes que Robin o Hook se opusieran, la invoqué.
—Emma —Fue a penas un susurro, pero el viento a nuestro alrededor cambió.
Las copas de los árboles se alborotaron, el sonido de los grillos dejó de oírse. Una nube de humo negro apareció delante de mí y Emma apreció ante nosotros.
Hook aprovechó mi distracción para arrancharme la daga de las manos, empujándome y casi haciéndome caer al piso.
Escuché susurros de asombro pero solo podía concentrarme en ella. Vestía por completo de negro, pantalón de cuero, un abrigo largo que llegaba hasta el suelo, y botas con altos tacones que la hacían mucho más alta que yo. Su piel lucía demasiado pálida, su cabello casi blanco caía desordenado sobre sus hombros, sus labios eran en extremo rojos y no había ninguna luz que hiciera brillar sus ojos.
—Emma, mi amor. —Las palabras de Hook rompieron la aparente calma.
Emma sonrió, caminó directo hacia él y lo abrazó.
—Sabía que seguías siendo tú, amor.
—Hook —Quise llamar su atención, evitar que hiciera algo estúpido, pero él no parecía querer oír a nadie más.
—La daga no va a ser necesaria. No creo que tenga ningún efecto en mí. —Emma acarició la única mano servible de ese pirata. Iba a quitarle la daga.
—¡Hook! ¡La daga!
—Está bien, Regina. Eres la última persona que debe sentir miedo de mí.
Parecía tan dulce y serena, por completo diferente a la verdadera Emma, y por lo visto yo era la única que parecía notarlo.
—Oh, Emma. Nos has hecho tanta falta.
—Creo que eres la única que me ha extrañado, mamá.
—Tonterías, amor. Nadie te ha extrañado más que yo.
Ni siquiera lo besó, sus labios se acercaron a los de él y eso fue suficiente para quitarle la daga de la mano. Los ojos de Hook se ampliaron y un gemido escapó de su boca.
—Em… Emma. —Ella sacó la daga de su estómago y lo dejó caer a sus pies. No se molestó en limpiar la sangre de la daga.
—¡Oh por Dios! ¿Qué hiciste? —David sostuvo a Mary Margaret, manteniéndola a una distancia prudente de su propia hija. Los dos tenían miradas de horror iguales.
Robin corrió y se colocó delante de mí, protegiéndome. Mi magia no parecía funcionar en la herida de Hook.
—Tu magia no es competencia con la mía. Él ni siquiera vale el intento.
—No puedes dejarlo morir. Por favor, Emma. Esta no eres tú. —Suplicó Mary Margaret.
—Queremos ayudarte. —Dijo David—. No descansaremos hasta lograr que vuelvas a ser la misma.
—¿Volver a ser la misma? —Su atención se dirigió por completo hacia sus padres—. ¡Estoy abrazando mi destino! ¡Al fin puedo ser libre! ¿Por qué demonios querría renunciar a esto?
—No dejes que la oscuridad te controle. Eres mejor que eso.
—Al menos soy mejor que tú, mamá. —Sus palabras estaban llenas de rabia—. Qué clase de personas arruinan una vida inocente solo porque no pueden aceptar a su hija tal y como es.
—Lo hicimos porque queríamos lo mejor para ti. —Dijo David.
Las ramas de los árboles levantaron a David en el aire.
—¡Emma! —Gritó Mary Margaret, poniéndose en el camino entre Emma y David—. Dime cómo puedo ayudarte.
—Solo he venido por lo que me pertenece. —Se alejó de Mary Margaret, sus ojos se fijaron en los míos, aún con Robin entre nosotras—. Nadie más tiene que morir si vienes conmigo.
—¿Qué es lo que quieres? —Pregunté.
—A ti.
Mi corazón se saltó un latido. Robin me hizo retroceder junto con él.
—No vas a acercarte a ella —Dijo Robin.
—Voy a hacerte pagar por tocar lo que es mío —Se abalanzó sobre él, metió la mano en su pecho y apretó su corazón.
—¡Emma! —Me empujó con su magia al suelo, e hizo que las ramas elevaran a Mary Margaret en el aire.
—Regina es mi alma gemela —Dijo Robin, la presión que Emma ejercía en su corazón era visible en su rostro—, mi mujer. ¡Ahhh!
—¡Detente! —Me levanté, y todos mis intentos por usar mi magia fueron contenidos por la magia de ella.
—Estoy aquí para recuperar lo que me robaste, lo que es mío. ¡Y ella es mía!
—Haré lo que sea, solo déjalo ir. —Eso logró atraer su atención hacia mí.
—Explícale a quién perteneces.
Emma sacó la mano del pecho de Robin. Me acerqué a él, sosteniéndolo, permitiéndole recuperar el aliento
—Regina… —Acarició mi mejilla.
—Tienes que irte.
—No voy a dejarte con ese monstruo.
—¡Dile! —Gritó Emma.
—Soy suya. —Dije en un susurro.
—¡No! —Me colocó detrás de él y se enfrentó a Emma—. Tendrás que matarme si quieres llegar a ella.
—Será un placer.
—¡No! ¡Basta! —Volví a colocarme entre ellos, conteniendo a Robin y obligándolo a mirarme—. Voy a ir con ella, Robin.
—¿Qué… qué es lo que estás haciendo? —Mary Margaret parecía horrorizada—. ¡Emma!
Emma usó su magia para apartar a Robin de mí, cayó al piso con fuerza y no pude hacer nada por ayudarlo. Sentí las manos de Emma rodeando posesivamente mi cintura, su pecho se pegó por completo a mi espalda y sus labios rozaron mi oreja.
—Bésame. No quiero que a él le queden dudas de a quién perteneces.
Giré mi rostro hacia ella y atrapé sus labios en un beso suave. Escuché a Robin gritar mi nombre pero una nube de humo negro nos transportó a Emma y a mí, a una habitación desconocida. No tenía idea de dónde me había llevado, pero no fui capaz de convocar mi magia para salir de allí.
—¿Dónde estamos?
—En nuestro nuevo hogar.
Se acercó a un pequeño minibar y se sirvió un trago. Mi primer impulso fue correr a la puerta, era inútil, incluso si la cerradura no estuviera con seguro Emma no tendría problema en detenerme.
—Déjate de juegos, Regina, o tendré que empezar a tratarte como una niña.
La daga desapareció de sus manos. Se sentó un sofá de cuero café, junto a una gran ventana, las pesadas cortinas rojas estaban cerradas.
—¿Te gusta la decoración? El rojo siempre ha sido mi color favorito.
—Es horrible. —La cama era hermosa, el único problema eran las cortinas rojas atadas a cada esquina del dosel, incluso las sábanas eran del mismo horrible color de su chaqueta.
—¿Intentas herir mis sentimientos? Puse sábanas de seda solo por ti.
Mi corazón latía cada vez más rápido. No quería despegarme de la puerta, esperando que cualquier cosa evitara lo que iba a pasar.
—Acércate. —Ignoré su orden—. No me obligues a usar la fuerza.
Di unos cuantos pasos, quedando frente a ella, con la cama detrás de mí.
—Desvístete. Y no seas tímida, quiero ver un espectáculo.
-Emma.
—¿Vas a insistir en desobedecer mis órdenes? —Sus ojos se oscurecieron, casi podía sentir su magia fluyendo hacia mí.
El primer botón fue el más difícil, después de eso solo fui consciente de mis acciones hasta que dejé caer la blusa al piso. Me quité los tacones sin mucho esfuerzo, lamentando la pérdida al sentirme mucho más pequeña. No tuve necesidad de quitarme el pantalón, Emma lo hizo desaparecer.
—Vas demasiado lento. —Se lamió los labios. No sé en qué momento se quitó su propia ropa, pero ahora estaba sentada por completo desnuda en el sofá, su largo cabello caía suelto cubriendo un poco sus senos. Una sonrisa malvada se dibujó en sus labios, totalmente consciente de mi nerviosismo e incredulidad al verla así. Miré hacia otro lado en el momento exacto en que abrió las piernas—. Continúa.
No lo hice. La habitación era helada, quería cubrirme o al menos cruzar mis brazos sobre mi pecho, pero me quedé estática, con las manos apretadas en puños y refrenando mis ganas de querer huir.
—Continúa —Su voz era carente de calidez.
—No. —La miré fijamente a los ojos.
—Tenemos un acuerdo.
—No soy propiedad de nadie, mucho menos tuya.
Un solo movimiento de su mano me tiró a la cama.
—Sé cuándo mientes, y las dos sabemos que has querido esto desde el primer día que llegue a esta maldita ciudad.
—¡No es cierto! —Traté de bajarme de la cama pero ella me lo impidió, manteniéndome atrapada allí con su magia.
Se levantó, caminando desnuda sin ningún pudor, deteniéndose a los pies de la cama.
—Quítate el brasier y acuéstate. —Dijo con firmeza.
Obedecí. Las tiras resbalaron por mis brazos y dejé mis senos al desnudo. Me acosté en la cama, repitiéndome en mi mente que solo estaba obedeciendo sus órdenes, que esto no era lo que yo quería.
—Abre las piernas y pídeme que te toque.
Esto no está bien. No puedo permitir que Emma me tome de esta manera. Contuve un grito mientras sus manos abrieron mis piernas con fuerza para colocarse sobre mí, y mordí mi labio para no gemir al sentir sus manos presionando mis senos. Su boca no perdió el tiempo y chupó mi pezón izquierdo.
—No. —Empujé sus hombros, apartándola. Su lengua lamió sus labios, y atrapó mis manos a cada lado de mi cabeza—. Esto no está bien. No eres tú misma.
—Soy yo, y voy a hacerte gritar que eres mía.
Mordió sin piedad mi cuello y me hizo gritar por primera vez.
