Nota: la serie y personajes de Naruto no son de mi propiedad

Título: Verdades

Autor: ari wills


Parte 1. El verdadero deseo de un padre

Había ido demasiado lejos. Lo supo en el mismo instante cuando su hijo mayor dio un paso en la habitación. Su fin había llegado…

Hacia ya tiempo, mucho tiempo atrás, donde había estado orgulloso y veía lo que realmente debería ver. Eso fue cuando su esposa le había anunciado que se convertiría en padre. El sentimiento que lo embargo era algo que nunca antes había sentido: orgullo y felicidad por sobre todo; no se podía ignorar el hecho de que aún era extremadamente joven –al igual que su esposa- y el futuro parecía estar abriéndose frente a sus ojos, con los brazos extendidos como muestra de la bienvenida que le ofrecía.

Su vida corría como siempre deseo que lo hiciera. No hacía mucho había sido anunciado por su padre, como el nuevo jefe de clan y su trabajo dentro de la Policía de Konoha estaba marchando a la perfección, no tardarían mucho en subirle de puesto. No por algo le llamaban 'genio': menos de 23 años y ya era Jefe del clan, uno de los principales jefes en la fuerza policíaca -con una esposa muy bella y amable, y recientemente un hijo sano-, grandes habilidades con el Sharingan y una forma de pelear bastante de cuidado.

Pero la gente cambia, y él por desgracia, no supo darse cuenta del momento exacto donde sucedió. Tal vez si lo supiera hubiera sido capaz de detenerlo y crear un futuro diferente…o tal vez no. El caso es que, ser Jefe de Clan era más de lo que él había asumido. Las reuniones secretas del clan, el manejo de la fuerza policíaca y el asunto con el extraño –Kakashi si mal no recordaba- que tenía el sharingan no hacía nada fácil el cargo. Por suerte, su esposa se mantenía en silencio, alegre con el cuidado de su hijo, al que ella nombro: Itachi.

Cuando escuchó por primera vez el nombre de su hijo, no pudo hacer nada más que sorprenderse. El significado en sí era bizarro, pero lo permitió al tener cosas más importantes que hacer, después de todo era solo un nombre. Él estaba ocupado, y ella era feliz cuidando a su hijo.

Lo que nunca se esperó, fue la repentina información que le transmitió su esposa. Durante el poco tiempo que lo había cuidado, su esposa había notado la increíble velocidad con que su hijo aprendía las cosas. Intrigado, él no pudo nada más que observar en secreto –después de forzar algo de tiempo dentro de su apretada agenda- el comportamiento diario de su hijo. Cual fue la sorpresa cuando el mostró la habilidad de hablar y caminar, y pedir las cosas que deseaba –con pocos errores- e intentar ir al baño sólo….y aún no tenía los 2 años. Si los indicios eran correctos –y maldita sea si no lo eran- su hijo era un genio.

Fue desconcertante. Fugaku no conocía ni remotamente a su hijo y viceversa. Prácticamente desde el momento en que su hijo nació y él fue obsequiado con todas aquellas responsabilidades correspondientes al clan, no había tenido tiempo de verlo o estar con él, a excepción de las repentinas visitas que realizaba en su cuarto para ver si dormía –y eso a petición de su esposa-… era de esperar que su hijo tampoco le reconociera. Ahora frente a frente, Fugaku no pudo evitar el notar como había crecido su hijo en tan poco tiempo… ¿o había sido mucho? Pero no había sido todo, su hijo aún desconcertado por la nueva figura familiar, no había expresado un solo deseo de regresar al lado de su madre o de irrespetuosidad, lo cual decía mucho de él. Su madre le había enseñado bien, aún cuando fuera durante un corto tiempo. A partir de ese momento, la educación de Itachi corría por la cuenta de Fugaku.

Empezaron cuando Itachi era muy pequeño. El entrenamiento al que fue sometido por su padre avanzaba de una manera increíblemente rápida. Su hijo parecía captar todo sin tener esfuerzos aparentes, y la manera en que actuaba era como el resultado de aquella capacidad. Era de notar que Itachi cada vez pasaba menos tiempo con su madre, y más con su padre. El entrenamiento y la información que debía inculcarle no debía atrasarse mas: el honor del clan, su historia, su papel en la sociedad, su orgullo como persona y principalmente la lealtad y el esfuerzo dedicado –por sobre todo- al clan. Fugaku no pudo evitar que el orgullo saliera mezclado con las palabras de sabiduría que impartía a su joven hijo, futuro jefe de clan.

Su esposa no estaba tan radiante como antes, pero no podía darse el lujo de permitir que Itachi se retrasara en el entrenamiento para estar más tiempo con su madre, los sacrificios debían hacerse…aún cuando una voz, extremadamente pequeña, le recordaba con poca sutileza que no era justo para su hijo lo que estaba haciendo. La imagen del clan –que se encontraba a cada paso que daba- le convencía de que estaba haciendo lo correcto, y que muy en el futuro, su hijo le agradecería.

Debería de haber causado mayor júbilo, pero Fugaku no podía sentirlo como antes, sus sentimientos y emociones estaban cada vez más adentro de él, en un lugar donde acceder se estaba volviendo cada vez más difícil. Su esposa le había comentado sobre el futuro nacimiento de su segundo hijo, pero el hecho de que era el segundo le hacía perder créditos frente a sus ojos. Cuando nació, espero con un poco de ansias el ver su desarrollo y mostrarse orgulloso frente al clan con sus dos hijos, ambos genios indiscutibles y gran fuente de orgullo para el clan. Pero su segundo hijo no fue así. Paso poco tiempo y no podía negar que estaba mas atento con él que con su hijo mayor, pero apenas descubrió la falta de talento –que inconscientemente comparo con Itachi- le dejo de prestar atención.

Dejo hacer a su esposa lo que quisiera, y por tanto fue llamado como Sasuke… -otro nombre bizarro- más no le interesaba gran cosa. Sin duda, su segundo hijo era más delicado en sus rasgos –más parecido a su madre- y más alegre…y más inocente… y menos educado… más… niño. No importaba. Itachi había ingresado en la escuela y no hacía mucho se había graduado. Era su orgullo y se lo recordaba cada vez que podía con una muestra superficial y poco convincente en forma de palabras: Justo como esperaba de mí hijo.

Dentro de todo, no podía negar que la gente menos afortunada era más… reacia a aceptar a aquellos que sí lo eran. Había notado en ciertas ocasiones como algunas personas se comportaban frente a su hijo, y no le había parecido muy agradable; más su hijo mayor no era una muñequita indefensa y él tampoco estaba para arreglar los problemas de otros. La personalidad de su hijo no ayudaba mucho tampoco.

¡Ah!, la personalidad. La había notado desde que era muy pequeño – ¿cómo no hacerlo cuando se está con él prácticamente más de 16 horas al día?- y no podía hacer nada al respecto, aunque tampoco le había dado mucha importancia. En esos momentos para él era perfecta: una personalidad seria y extremadamente educada. Pero ahora que era mayor, se había transformado en algo increíblemente repelente. Su hijo mayor había desarrollado una personalidad completamente antisocial y práctica. Rara vez sonreía –y era con personas cuidadosamente seleccionadas por él- además de entrenar la mayor parte del tiempo y no mostrar ninguna humildad al señalar los errores cometidos por alguien más o las incorfomidades o irregularidades que encontrara en algún plan o acción, demostrando con eso –de manera indirecta- la superioridad que poseía con respecto a los demás.

Aquellos que conocían a su hijo mayor, sabían que era alguien de temer. Por desgracia, aquellos que no le conocían, sólo podían acumular enojo y frustraciones cada vez que él remarcara sus deficiencias sin tomar completamente acción. Pareciera como si la personalidad que tuviera su hijo mayor, era la misma que tomaba el clan con respecto a él. Fugaku no era diferente y su madre… su madre no estaba muy lejos tampoco.

Era en esos momentos, cuando Fugaku actuaba como alguien no intimidado: como su padre. No es que creyera que su hijo era ineficaz, sino que simplemente, pensaba que era lo que Itachi necesitaba: una figura en su vida que le recordara la posición que tenía verdaderamente, sin mostrar temor por sus habilidades. Tal vez no fue la decisión acertada, pero en ese momento parecía serlo.

Otro asunto era con su hijo menor: Sasuke. Su hijo menor era increíblemente diferente de Itachi. Sin duda había aprendido modales, pero su desarrollo era terriblemente normal. Sus habilidades y crecimiento eran como las de todos, y aunque sabía que el pequeño demandaba su atención –cosa que Itachi se encargaba de recordarle e incluso en ocasiones forzarle a dar- no había mucho que pudiera hacer y el niño no hacía mucho como para recibir elogios. Sabía que su esposa hacía lo que podía para consolar al menor, más eso no le obligaba a felicitar a alguien que no lo merecía. Tenía cosas más importantes que hacer.

Entonces sucedió. De la noche a la mañana su hijo mayor, Itachi, había cambiado completamente; algo imperceptible para aquellos que no lo conocían como su familia. La falta de respeto y compromiso para con la familia y clan había disminuido drásticamente. Sus propias decisiones y deberes se imponían con mayor fuerza… sus lazos con nosotros se estaban desplomando. Lo de aquella reunión a la que falto, y el repentino suicidio de Shisui junto con su pequeña explosión de pensamiento frente a otros miembros del clan lo hizo completamente evidente. Como su padre, Fugaku se había encargado de crearle una razón a su desconcertante comportamiento –una muy mala por cierto-, pero eso era lo menor que podía hacer en lo que arreglaba las cosas.

Fue entonces cuando su hijo menor hizo acto de presencia. Y cual fue la sorpresa al demostrar capacidades –no tantas como Itachi, pero sí más que los demás- para ser reconocido, cosa que Fugaku no tardó en aprovechar. Más una cosa era diferente: esta vez pedía que no fuera como su hermano mayor –cosa que había hecho durante toda la vida del pequeño-; ya había aprendido la lección y Sasuke se veía más que dispuesto a ser lo que su padre le pidiera, sin mencionar su incondicionable lealtad al clan. Si bien Sasuke era muy… abierto, también era comprometido.

Pero no hubo tiempo. Y ahora si lo piensa bien, se daba cuenta de que nunca lo hubo. No había escuchado nada, pero en cuanto su hijo mayor puso el pie en la casa, se dio cuenta de que algo estaba mal. Él sólo confirmo sus sospechas. Unas cuantas palabras entre padre, madre e hijo fueron suficientes para darme cuenta del terrible error que cometí. No había manera de evitarlo y tal vez, muy adentro de mí, no quería que existiera siquiera esa posibilidad, porque el peso de los hechos es muy duro de soportar. El darme cuenta de que había creado a un monstruo -fruto de mi arduo trabajo-, de que había provocado la destrucción de todo aquello que alguna vez me importo –aún a cambio de mi propia familia-, de que robe la niñez de mis propios hijos –bajo el pretexto de lo correcto- y el hecho de que fui ciego –ante las cosas que realmente importaban-…no, no había manera alguna de que deseara evitar mi castigo, salvar a Itachi de sí mismo era algo a lo cual ya no tenía derecho, tal vez nunca lo tuve; así que en silencio, de rodillas, y con la mirada baja –en señal de vergüenza y disculpa- me dispuse a aceptar aquel golpe fatal que sabía acabaría con mi existencia.

Pude escuchar con claridad, los pasos de alguien que estaba por entrar a la instancia donde mi vida se estaba acabando, y supe, en un breve momento de lucidez final, que aquella persona no era otra que Sasuke… Sasuke, mi pequeño hijo. La persona que menos esperaría estuviera con vida; y tuve unos deseos incontrolables de decirle tantas cosas, de evitarle tantos errores que yo cometí, de pedirle su perdón, de recordarle sus propios sueños…de… pero ningún sonido salió de mi boca, y mi consciencia al final de su camino, sólo pudo gritar en mi cabeza, en un desesperado y frustrante momento, con ensordecedora potencia que no entrara…que no muriera… que fuera feliz... el verdadero deseo de un padre.


p.d. me disculpo de antemano por la faltas de ortografía –si es que existen- y espero que les haya gustado. En sí, se me ocurrió de manera espontánea y también aviso que lo planeé para varias personas: Fugaku y su esposa, –que no estoy muy segura si se llama Mikoto o no (aceptaría cualquier ayuda para la aclaración del nombre)-, Shisui...tal vez y los Hyuga, sobre su punto de vista… los hijos…. Bueno, no hay mucho que decir de ellos, excepto que tengo una versión –o algo parecido- de Itachi en: cuando se obtiene lo que se desea…pero es muy vaga.

p.d.2 como les dije anteriormente, espero que les haya gustado y ojalá les gusten los demás que saldrán la próxima semana.

p.d.3 cualquier comentario es siempre bienvenido.