Advertencias: Si Kodaka puede revivir a Kirigiri después de pasarse más de una hora de reloj muerta por un veneno supuestamente letal entonces yo puedo sacarme a Damocles de la manga y revivir a todo el que me de la gana (aunque en realidad Juzo era el único que tenía claro y el resto salieron por los dados, lol).
Tengo varias muertes decididas y otras que se están gestando. No quiero darle mucha cancha a los OC's perooo los necesito para mover la trama así que ahí se quedan. Dadas mis inclinaciones por el MunaSaka/SakaMuna no voy a especificar que es la pareja principal (más de lo que ya hago). Ejiem.
Y, eh, sigo siendo una escritora terriblemente lenta.
Parejas: Juzo/Munakata, Naegi/Kirigiri, Ruruka/Izayoi y si me da por incluir alguna más ya lo avisaré.
Disclaimer: Danganronpa no me pertenece, es una obra creada por Kodaka (creo), yo hago esto sin ánimo de lucro y bla, bla, bla.
I. Renacimiento.
Pronto renacerás, así que...
ser un monstruo es genial, ¿no?
Outer Sciencie; IA.
Sakakura Juzo abrió los ojos.
Abrió los ojos y trató de comprender el hecho de que por alguna gracia del destino continuaba con vida. No estaba en un hospital fue lo único que llegó a comprender. No había ningún pitido infernal taladrándole el cráneo mientras marcaba sus signos vitales. Solo había… música. Música saliendo del cacharro al que su cuerpo estaba conectado y que cambiaba de ritmo junto a sus pulsaciones. Juzo no entendía demasiado de música clásica pero reconoció aquella pieza en concreto.
La cabalgata de las Valkirias.
Dejó de intentar entenderlo.
Estaba vivo y Sakakura Juzo no entendía que clase de cruel broma sin sentido era aquella. Porque para él la vida ya no tenía sentido sabiendo que aquellos a los que quería ya no estaban a su lado. Yukizome Chisa estaba muerta. Munakata Kyosuke… daba igual si él estaba vivo o no pues él no le quería a su lado. Se había deshecho de él con la facilidad con la que uno se desprendía de la ropa vieja y rota.
Su supervivencia no complacía a nadie.
Ni siquiera a él mismo.
Aquello no era un milagro, aquello era una maldición y lo supo del todo cuando fue capaz de procesar la pesadilla que le observaba desde el fondo de la habitación. Se removió bruscamente y solo entonces descubrió que estaba firmemente atado a la camilla. El movimiento le hizo jadear de dolor. Sus heridas aún no habían cicatrizado del todo. Estaba vivo sí, ¿pero a qué precio?
—Bienvenido de vuelta al mundo de los vivos, Sakakura Juzo —dijo el hombre al percatarse de los movimientos ajenos. Movió su cuerpo en dirección al lugar en el que se encontraba el exboxeador ondeando su bata blanca en el proceso. Sostenía una jeringuilla con la mano derecha.
—Tú… tú se suponía que… tú estabas muerto —siseó con dificultad. Tosió sangre. Había ido al maldito funeral de ese hombre, joder.
—¿Y no era ese exactamente tu caso? Estábamos muertos. Ahora estamos vivos —indicó lacónico. Su largo y rubio cabello acarició la mejilla izquierda del hombre—. Pero no te preguntes cómo o por qué, Sakakura. La verdadera pregunta que debes hacerte es qué va a pasar a partir de ahora.
El hombre aplicó la inyección sobre el cuerpo de Sakakura a pesar de los intentos de este por liberarse. Pronto sintió como todo su cuerpo se entumecía, pronto sintió como sus músculos dejaban de responder y sus ojos se cerraban, sin embargo, no perdió la consciencia. Escuchaba. Sentía. Y eso le asustó más de lo que jamás reconocería.
—Quizá te duela un poco. Lo siento —su voz indicaba lo contrario—. Es un método extremadamente intrusivo —escuchó la voz, notó el miedo asentarse en su garganta, el pánico atenazar su corazón.
Un poco se quedó corto.
El dolor fue lacerante, intenso y continuo.
El dolor le arrojó al borde de la locura y luego le dejó caer en su interior.
Fue el recordatorio constante de que su vida valía para lo que valía. De que él siempre había sido una marioneta en las manos de los grandes líderes y que seguiría siéndola. Un peón en el tablero de ajedrez de alguien cuyas aspiraciones siempre rozaban la locura. Enoshima Junko. Tengan. Y ahora aquel maldito pirado que debería estar tan muerto como él.
Cuando volvió a abrir los ojos mucho tiempo después ya no era quien siempre fue.
Si le hubieran preguntado no habría sido capaz de explicarlo. El embotamiento y la claridad que sentía al mismo tiempo en su cabeza. Lo único que tuvo claro era que aquello no era en lo absoluto Desesperación. Era… había demasiada calma.
Demasiada… paz.
—Bienvenido al Orden, Sakakura Juzo —cerró los ojos al escuchar aquella voz conocida.
Una sonrisa burlona se asomó en las comisuras de sus labios sin que él pudiera evitarlo.
Damocles Kurosawa era un notable graduado de la academia Pico de la Esperanza (de la promoción del 74). Conocido como el SHSL cirujano él había muerto para el mundo un poco antes de que el conocido como primer juego diera comienzo. La trágica muerte había sucedido en el hospital donde trabajaba. Una explosión había acabado con los pacientes, las enfermeras, los médicos y todos aquellos que estaban en su interior. Se suponía que Damocles también estaba dentro. La gente había supuesto que el cirujano había sido el objetivo principal del atentado.
Lo que la gente no sabía era que él mismo había preparado el trágico suceso y había orquestado una falsa muerte. Lo que ellos no sabían era que Damocles había caído en la desesperación mucho antes de que todo aquello comenzara. Él había sido uno de los primeros sujetos en los que Enoshima había intentado el lavado de cerebro manual y el resultado había sido francamente desastroso.
Por supuesto, la desesperación había hecho mella en su cerebro pero eso no fue todo. Kurosawa había perdido la movilidad parcial de su rostro. Los músculos del lado derecho de su cara habían quedado lo suficientemente dañados para que fuera irreparable. Quizá por ello y por el desastre que había resultado su operación cierto rencor hacia Enoshima Junko se instaló en la base de su ser y esperó pacientemente el momento de despertar.
Así que Damocles Kurosawa se convirtió en un miembro activo de la Desesperación, un agente en la sombra. Él fue un cabo suelto dispuesto por si las cosas se torcían y, oh, como se torcieron.
La inesperada captura y rehabilitación de los remanentes había sido un duro golpe y le había a obligado a moverse, a salir a la luz. Se había quedado sin aliados potenciales ahora que Enoshima estaba muerta así que se había visto en la obligación de… crearlos y el patético juego de los líderes de la Fundación fue como un inesperado regalo caído del cielo. Fue la primera vez que pinchar sus estúpidas comunicaciones había servido realmente para algo.
Por supuesto, había tenido que esperar el momento oportuno para hacerse con los cuerpos de aquellos que habían caído. Cuando el caos reinó en el recinto fue sumamente fácil colarse, sin embargo, no podría haberlo hecho con tantos posibles candidatos sin la ayuda de su única aliada viva; Hécate. La SHSL hipnotizadora.
Los cuerpos de Kimura Seiko, Ruruka Ando, Sakakura Juzo, Sonosuke Izayoi y Kizakura Koichi terminaron en su poder. La mitad de los lideres había caído en sus diestras manos y todo lo demás había sido cantar y coser (casi literalmente). Bueno, exageraba, Ando había sido un caso especialmente delicado. Las heridas en su cuerpo desprendían tanta saña que parecían haber sido hechas por el mayor de sus enemigos. Kimura, Kizakura e Izayoi habían sido sencillos de tratar y Sakakura… bueno, le había conseguido una nueva y bonita metálica mano después de mucho sufrimiento y cirugía.
Honestamente, había temido perderle. A él y a Ando. Pero al final todo había terminado bien… para él que había conseguido los aliados que tanto quería, obviamente.
Eran un grupo menos numeroso de lo que le habría gustado y no haber podido recuperar el cuerpo de Gozu era algo que aún lamentaba (su gran fuerza física habría sido de mucha utilidad) pero había conseguido a muchos miembros interesantes y dada la repentina desaparición de los antiguos remanentes confiaba en que no tendría que lidiar con demasiados problemas para lograr su objetivo final.
Su creación, su Orden distaba mucho de parecerse a la Desesperación de Enoshima Junko, (distaba mucho de parecerse a la Esperanza de Naegi Makoto).
Ella había hecho caer el mundo en el caos por su propio deseo hedonista, ella había buscado satisfacerse a sí misma con el placer que dicha emoción le provocaba. Y él… él al principio había sido igual. Él había estado loco por la desesperación. Había buscado con ansia el mismo objetivo que Enoshima Junko.
Hasta que los tratados teóricos del difunto Yasuke Matsuda cayeron en sus manos y todo cambió.
Nunca fue un especial fan de la neurología mucho menos de la neurocirugía pero al final claudicó a su curiosidad, ¿era posible que Matsuda estuviera en lo cierto? ¿Era posible convertir los sentimientos tan fácilmente en otra cosa?
Se operó a sí mismo.
Y todo cambió.
Su ansiosa búsqueda de la desesperación se convirtió en una enfermiza obsesión por el Orden.
Enoshima había basado su desesperación en el anarquismo, en un falso libre albedrio y por eso estaba siendo derrotada por la esperanza pero él… él sería distinto. Llevaría esa misma desesperación a través del Orden. Construiría un nuevo mundo donde la crueldad lógica y pragmática exterminaría la locura pasional y la esperanza de un pacífico futuro. La historia siempre se construía mediante la sangre derramada del perdedor.
Damocles medio sonrió. Sus largos cabellos rubios se deslizaron delante de su rostro y los retiró con una mano para poder observar con sus dos sucias esmeraldas lo que había conseguido. Hécate se encontraba sentada a su lado, sus rizos negros caían en bucle sobre su oscura piel. Damocles le debía mucho a esa mujer.
También le debía mucho a Tore pero él no se encontraba en esos momentos junto a los allí reunidos.
Sin ellos jamás habría conseguido a quienes hoy se sentaban a su alrededor.
Los antiguos líderes de la Fundación. Algunos más cambiados que otros debido a la cirugía. Kimura, por ejemplo, no había sufrido ningún efecto secundario, Ando, por otra parte, lucía cicatrices por todo lo que antes había sido un cuerpo perfecto. Izayoi había perdido la visión del ojo izquierdo y aunque Koichi había tenido más suerte en ese aspecto su fachada exterior no había tenido tanta suerte, la pupila se le había teñido de un perenne rojo.
Y luego estaba Sakakura.
Había tenido muchas dificultades para hacer caer en el Orden a ese hombre y su cuerpo reflejaba físicamente todas las torturas a las que había terminado sometiéndole. Damocles conocía la teoría. Las emociones demasiado intensas podían hacer que el cabello de las personas encaneciera hasta tonarse totalmente blanco, sin embargo, nunca había conocido a un caso de primera mano… hasta que el mismo lo había provocado en ese hombre.
Se aclaró la garganta.
—Ahora que estamos todos aquí reunidos me gustaría agradecer la predisposición que todos habéis tenido para aceptar ayudarme —como bonitas marionetas que se creían libres pero que obedecían todas sus órdenes—. Aclarado esto podemos dar comienzo a la primera reunión de nuestra… pequeña alianza. Puede pareceros algo banal e incluso frívolo comenzar con esto pero Hécate va a informaros de cómo hemos decidido denominar a esta… a nuestra unión.
—Chaos Theory —informó la mujer sin decir una palabra de más.
La medio sonrisa de Damocles se tornó torva.
En honor a la memoria de una muerta.
En honor a la memoria de un muerto.
—Por favor, amigos míos, ayudadme a crear un nuevo circulo en el infierno. Ayudadme a traer ese círculo a la tierra.
El caos se volvería Orden y el Orden se teñiría de rojo, negro y desesperación.
NdA: Esto es un proyecto que tenía ganas de llevar a cabo (y lo posteo para presionarme a mi misma porque no quiero ser un koala, cof). Quiero tomármelo con calma para no meter demasiado la gamba pero... idk, si Kodaka no explica que pollas es su Desesperación entonces yo puedo tomarme también licencias artísticas para explicar las cosas (rellenar los plot holes de ese hombre es... complicado).
Si preciso de añadir algún tag adicional o pareja más ya lo iré viendo por el momento la idea se queda así, ahaha...
Nos leemos.
