Biiiieeeennnnn...holi a todos! xD Vengo con esta historia zadr muy locochona que la verdad tienen un buen tiempo que escribi (hace tres años) pero que solo publique en Amor yaoi. Sip, porque esto es de yaoi, ZaDr Zim x Dib entienden? xD asi que si no les gusta el genero ni la pareja entonces no lean. Fuera de eso si eres tolerante con esto o una fujoshi pues entonces ¡Leela! xD Bien, repito, esta historia tambien esta en amor yaoi para que no piensen que me la robe ni tampoco es plagio, yo la escribi. Tengo el mismo seudonimo en esa plataforma (distroyer, todo en minusculas) por si quieren buscarme. La razon porque ahora la vengo a postear aca es que me di una vuelta por mi cuenta de amor yaoi y me puse a leer esta historia otra vez para recordar viejos tiempos y me dije "Uh, no esta tan mal como para no ponerla en ff" asi que por eso aqui estoy xD Y ¿que mas? puede que por lo mismo tambien empiece a postear el resto de mis viejas historias aqui. Sepan personar horrores de ortografia que se encuentren, y pues espero que la disfruten n.n son 7 capitulos en total, y como ya los tengo escritos los ire posteando regularmente ¡Acepto sus reviews! x)
La noche anterior había llovido.
La escucho. La escucho todo el tiempo. Nunca paro de llover sino hasta las cinco de la mañana aproximadamente que se calmó la tempestad.
¡Como odiaba la lluvia! Clack clack clack hacían las gotas al golpear contra la ventana y ese era un ruido bastante molesto. Toda esa estúpida agua que caía desde el cielo, sumándole toda la estupidez de la ya por si estúpida raza humana, lo volverían loco antes de que pudiera conquistar ese estúpido planeta.
Ahora ya era de mañana y se encaminaba a la escuela con mucha cautela de los charcos que se encontrara; no fuera que pisara uno y sería su fin. Su cuerpo comenzaría a quemarse si se salpicaba. Por eso mismo tomó precauciones y se fue bien abrigado con chamarra, gorro, bufanda y guantes de lana color vino. Además, siempre hacia frio por las mañanas después de que llovía así que su ropa le brindaba también el calor necesario para no sentir ese aire húmedo y fresco; igual lo detestaba, de hecho no había clima en la tierra que lo tuviera a gusto. O hacía mucho calor o mucho frio.
-¡Hey Zim!-Escucho que le llamaban.-Sube, te llevo amigo.
Justo delante de él vio cómo se detenía un auto azul cuyo conductor era nada más y nada menos que…-Keef…-Musito al verle.-Gracias,-Dijo mientras se detenía él también en su caminata.- pero… ¡Zim no necesita tu ayuda para ir a la escuela!
-Vamos Zim…-Le rogaba el pelirrojo.-Se ve que te cuesta trabajo moverte en el terreno mojado. Además estoy escuchando en la radio que amenaza con llover de nuevo en poco tiempo, y no quiero que te mojes. –Entonces los ojos del invasor se abrieron bien grandes al oír esas palabras; denotaban miedo y sorpresa a la vez.-Anda ¿Si?-Seguía insistiendo el chico.-Yo te llevo, eso es lo que hacen los amigos ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí?...-La voz suplicante del chico era desesperante preguntando muchas veces seguidas "¿Sí?". Zim se llevó ambas manos a la cabeza como quien con ello intenta contener una jaqueca, pero él quería contener el coraje por tener que estar escuchando a Keef.
-¡Silencio!-Demando en un grito que al fin hizo al otro callarse.-Keef…-Continuó.-Si Zim acepta subirse al auto ¿Dejaras de molestar?
-¡Sí!-Volvió a decir emocionado.
-Muy bien…-Accedió con desgane.
Abrió la puerta y se subió al auto, después cerro la misma de un fuerte portazo.
-¡Bienvenido a bordo amigo! ¿Te gusta mi auto? ¿Es lindo, no? Me lo regalaron hace un mes por mi cumpleaños. Te di la invitación ¿Recuerdas? Claro que no fuiste, pero no importa, pensé que tendrías mejores cosas que hacer. Me metí a clases de manejo y ya lo controlo perfectamente, ahora mis padres me dieron permiso para conducirlo a la escuela, lo malo es que aún no consigo mi licencia pero lo hare pronto. Por cierto ¿Qué opinas si le cuelgo en el retrovisor un par de dados de peluche? Se vería muy bien ¿No crees?
Zim no respondió nada al menos por unos segundos, mantuvo siempre su vista al frente con un semblante serio, pero luego miro a Keef y respondió:-Solo vámonos.
-Oh, luces molesto Zim. Entiendo que quieres llegar a la escuela, así que sujétate bien.-Estiro el brazo y alcanzo el cinturón de seguridad que estaba del lado de su compañero y lo introdujo en su lugar para mantener a Zim seguro.
-¡Agh,-Se quejó.- no tan ajustado!
-Es para evitar accidentes.-Respondió con una sonrisa.
Keef pisó el acelerador y emprendió el camino. En todo ese tiempo se la paso parloteando, pero de nuevo Zim no le ponía atención. En efecto, solo le importaba llegar a la escuela y era todo.
El alíen comenzó a desesperase mucho al encontrarse con que les toco un semáforo en rojo y además el chico a lado suyo puso música en la radio que le molestaba, y más cuando Keef acompañaba la tonada cantando a su son e imitando la voz del cantante.
Todos esos fueron minutos eternos, pero al fin llegaron a la escuela y Keef estaciono el auto. Cuando Zim se bajó se alivió de ya no tener que volver a tener el cinturón puesto, de ya no tener que escuchar esa música horrible y la voz del adolescente.
En la entrada del edifico vio que muchos adolescentes se estaban dando de empujones para poder pasar. Entre todos ellos estaba Dib; claro que este se mantenía algo alejado y esperaba hasta que la multitud se dispersara.
Casi como si su enemigo sintiera su mirada, se volteó, y cuando diviso a Zim le frunció el ceño. Este a su vez le sacó su lengua serpenteante de manera infantil, pero el humano queriendo ser un poco agresivo, le mostró al alíen el dedo medio.
Zim ya había visto antes que los jóvenes mostraban siempre esa seña a los demás. Curiosamente solo lo hacían cuando estaban enojados. Aunque aún no lograba comprender que significaba, parecía ser algún tipo de ofensa.
Solo atino a rodar los ojos e ignorarle.-"Pfff...claro, como si el grandioso Zim se sintiera ofendido por ese gesto ridículo"
-Vamos Zim, entremos juntos, la gente ya se está moviendo.-Keef le sorprendió cuando paso su brazo por detrás y le toco el hombro de forma amistosa. Zim no dijo nada, solo se tuvo que resignar a ir con Keef hasta adentro de la escuela.
Al encontrar su aula se metieron y la maestra ya estaba ahí esperándoles a todos. –Escuchen bien.-Comenzó a decir.-No se les olvide que mañana se hará la salida al museo de historia natural a las afueras de la ciudad. Ya se les aviso con anticipación a sus padres y por lo que sé, todos estuvieron de acuerdo con dejarles ir. Así que pasare por sus lugares a recoger los permisos que ya deben estar firmados.-La profesora comenzó a pasar por cada fila y los chicos le daban el papel de autorización. Zim obviamente no tenía el suyo con ninguna firma, después de todo, sus robo-padres no tenían la menor idea de lo que era eso. Pero él se las ingenió para garabatear el papel como fuera, justo unos segundos antes de que la maestra estuviera frente a él con la mano extendida esperando recibir el aviso firmado. Zim se lo entrego y la profesora continúo su camino con las demás filas que le faltaban. Al terminar con todos volvió a decir:-Deben estar todos aquí mañana a las seis. A esa hora llegara el camión que nos transportara al museo y así llegar temprano, por lo que ustedes tendrán que madrugar.
Ante esto todos los chicos comenzaron a quejarse y decir cosas como: "Mañana es sábado, no deberíamos pararnos temprano" Y demás cosas por el estilo, pero si realmente querían ir al museo debían hacerlo, aunque fuera solo para pasar un rato con los amigos y no porque realmente quisieran aprender algo de historia natural.
-Tú y yo nos iremos juntos mañana al museo ¿Verdad Zim?-Le pregunto Keef desde su asiento.-Es más…nos iremos en mi auto y no tendremos que lidiar con los demás, tan solo nosotros dos, platicando a gusto, sin nadie que nos interrumpa y sin ruidos molestos.
Zim no le tomo importancia al cometario y solo respondió:-Como digas…
Era tan irritante…de verdad era tan molesto tener que aguantar al pelirrojo. Zim creyó que desde la última vez que se vieron, Keef dejaría de molestarlo, pero no fue así. Cuando se enteró de que el muchacho pudo recuperar la vista de una forma que Zim aún desconoce, siguió su acosamiento con él y desde entonces no lo deja en paz más que cuando Zim se encuentra a salvo en la seguridad de su base, la cual por cierto esta mejorada y a prueba de "Dibs" pero ultimadamente le hizo arreglos para que estuviera a prueba de "Keefs" también.
Ni siquiera a la hora del almuerzo pudo libarse de que Keef se sentara con él. De repente lo vio acercarse hasta su mesa y preguntó:-¿Puedo sentarme aquí Zim?
-No.-Respondió tajante.
-Oh vamos, ni que me fuera a sentar en el suelo.-Sin previo aviso se sentó a su lado.-Además, piénsalo, yo cuidare que Dib no se acerque por aquí Zim, si intenta hacerte algo yo me encargare de que no logre lastimarte con nada.
Suspiró.-Keef, yo puedo defenderme de Dib, si en verdad intentara hacer algo contra mí, no tendría ningún inconveniente.
-Pero solo míralo Zim.-Keef señalo a la mesa en donde el chico amante de lo paranormal estaba sentado, siempre tan solo, desde que él y Gaz empezaron a ir en escuelas diferentes.-Te está mirando extraño…-Dijo susurrando.
- ¿Y qué?-Zim se encogió de hombros.-El Dib mono siempre me mira extraño ¡Pero no es rival para Zim!-Grito con fuerza. Aunque se escuchó su grito por toda la cafetería, los chicos sabían que no debían ponerle mucha atención porque Zim era raro, bastante raro.
Después de esa pequeña charla, Keef ya no volvió a molestarlo en lo que quedaba del día.
Cuando las clases por fin terminaron, Zim se fue directamente hacia su base. Al llegar ahí se encontró con la desagradable sorpresa de que tanto G.I.R. como MiniAlce estaban llenos de lodo en todo el cuerpo. Los dos confesaron (o al menos G.I.R. lo hizo, y MiniAlce solo respondía "Squeak" a cada cosa que el robot decía) que se la pasaron jugueteando en los charcos y en la tierra mojada porque querían divertirse.- ¡Usted también debería hacerlo amo! –Exclamo su unidad S.I.R.
-¿Estas bromeando verdad?-Pregunto con credulidad.- ¡¿Sabes lo que pasaría si llegara a mojarme?! ¡Lo sabes G.I.R.!-Le señalo con el dedo.- ¡No vuelvas a mencionar esas cosas! ¡Además estar lleno de lodo solo trae contaminación a la base!-Esto hizo que el pequeñito comenzara a llorar desconsoladamente y se pusiera a dar vueltas sin parar por toda la sala.-Más vale que no interrumpa nadie;-En esto, Zim ignoro los lloriqueos y se dirigió al excusado que estaba en su cocina para poder ingresar a su laboratorio.- estaré en mi laboratorio toda la tarde y toda la noche; solo avísenme cuando sean las cinco AM para llegar a tiempo a la escuela mañana.
-¡Si señor!-De un momento a otro, los ojos de G.I.R. cambiaron de color, de un azul cian a un rojo rubí. Hizo un saludo marcial con la mano a Zim e incluso dejo de llorar para ponerse en una posición seria.
-¡Y límpiense!-Dijo antes de desaparecer por el inodoro.
Y como bien dijo, se pasó todo el tiempo en su laboratorio, la razón era que unas semanas atrás intento contactarse con sus Más Altos dos veces, pero la primera vez que lo hizo la señal se cortó, y la segunda vez en definitiva la video llamada no se dio para nada.
Trabajaba en su gran computador viendo distintos esquemas y hologramas, analizando la situación e intentando detectar el problema; tal vez se debiera a alguna interferencia con los satélites de la tierra.
Se tallo los ojos cuando estos empezaron a dolerle.-Computador, dile la hora a Zim.
-Las cinco y media AM.
-Oh, muy bien, creo que aún hay tiempo para….Espera ¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¡Le advertí a G.I.R que me avisara, debió haberlo hecho hace media hora! ¡Estúpido robot!-Busco desesperadamente su disfraz y se lo puso, subió de nuevo a la casa y sin pensárselo salió a la calle.
"He estado esperando todo el tiempo para este día, y resulta que me lo perderé" –Zim había estado aguardando toda la semana para que fuera sábado e ir a ese museo con la intención de poder aprender y entender un poco más acerca de los humanos; pero bien parecía que esperó tanto para nada.
El viento que soplaba no dejaba a Zim pensar con certeza. Salió tan aprisa de su base que se olvidó por completo de volver a ponerse sus ropas abrigadoras; nunca debía olvidársele de nuevo, mucho menos cuando en esas épocas del año empezaban los frentes fríos.
Quería cruzar al otro lado de la calle. Ni siquiera se fijó por los dos lados para asegurarse de que no pasaran autos. Al estar a medio camino solo pudo escuchar un claxon ser tocado rápidamente. Simplemente eso lo desconcertó y se quedó estático, no se movió más. Se fijó en la dirección de dónde provenía ese ruido y vio a un par de luces acercarse, las luces de un auto; se cegó momentáneamente y estiro una de sus manos para cubrirse del resplandor. Parecía que el auto no se frenaría…pero lo hizo, y justo a tiempo. Zim estaba salvado.
-¿Zim…eres tú?-Esa voz ya la conocía muy bien. Tal vez no corrió con muy buena suerte después de todo.- ¡Vaya! Ambos debemos ser más cuidadosos, un poco más y pudo haber sido un terrible accidente.
-¿Keef…?-Pregunto aun algo pasmado.
-Así es. Ayer quedamos en que viajaríamos juntos hoy ¿No? Pero se me hizo tarde y pensé que tal vez ya te habrías ido en el autobús con los demás.
Zim recordó que, en efecto, Keef menciono que ambos se irían en su auto, pero por de nuevo no prestarle atención, solo respondió con un "Como digas". No se lo había afirmado por completo con decirle eso, pero tampoco se consideraba como si se lo hubiera negado.- ¿Estás seguro de que sabes llegar Keef?-Preguntó con inseguridad.
-¡Claro! Revise el mapa muchas veces ayer, no nos perderemos. Apuesto a que llegaremos antes que todos si nos apuramos.
Siendo la única alternativa, Zim no tuvo de otra más que subirse al auto.
-¿Quieres escuchar música?-Preguntó Keef. Ya estaba con su mano a poco de encender la radio, pero Zim le detuvo.
-¡No! ¡Sin música, la detesto!
-Oh…está bien…yo no lo sabía. Pero si no quieres música entonces podemos…emmm…¡Jugar un juego! ¡Sí, eso es! ¿A qué te gustaría jugar?
-A nada.-Se cruzó de brazos y frunció el ceño.
-¡Ya sé! ¡Juguemos a Veo-Veo, yo empiezo!-Comenzó a buscar cosas en su camino.- Emmm…yo veo algo que empieza con la letra…mmm… ¡P!
Al ver que un perro caminaba del lado de la acera, Zim le respondió sin mucho entusiasmo:-Es un perro.
-¡Sí! ¡Eres muy bueno en esto Zim!-El de piel verde posiciono su mano en la apoyadura de su puerta mientras que su cabeza descansaba sobre su mano. Este sería un viaje muy, muy largo.
-Ahora yo veo algo que empieza con la letra S.
-Es el sol, Keef.-Ya estaba comenzando a amanecer y la gran estrella de fuego se asomaba a lo lejos por el lado Este.
-Tienes razón. ¡Wow, mira eso! Es la primera vez que veo un amanecer. Es tan hermoso, nunca antes lo había hecho; siempre que me despierto el sol ya está en el cielo…
-¿Sabes Keef?-Interrumpió Zim.- Este juego ya no es divertido.
-Es cierto, hagamos otra cosa. ¿Te digo algo? Estaba pensando que si no te gusta la música, quizás te interesaría escuchar una canción mía. Mis papás y yo la cantamos todo el tiempo cuando nos aburrimos.-El chico se aclaró la garganta para comenzar a cantar:
"Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a llamar a otro elefante. Dos elefantes se columpiaban…".
Y nunca pudo hacer que se callara. Zim esperaba que al decirle que el juego de Veo-Veo no era divertido, así Keef guardaría silencio, pero estaba muy equivocado. Tal vez, y solo tal vez si fingía dormirse entonces Keef cerraría la boca para no perturbarlo. Se acomodó mejor en su asiento y comenzó a cerrar los ojos lentamente para que su actuación se viera más creíble.
Cuando el chico se dio cuenta que su compañero se durmió, detuvo su canto y siguió conduciendo en silencio; no obstante seguía con su cancioncita tarareándola en voz bajita, al menos dejaba de ser más molesto que antes para Zim.
-Psst…Zim…Zim despierta, ya llegamos.-Keef le zarandeo despacio del hombro para que abriera los ojos. Zim al darse cuenta de que el largo viaje ya había terminado, preguntó:
-¿Ya llegamos? ¡Al fin, ya era hora!-Salió del auto muy apresurado y al verse a sí mismo volviendo a tocar el suelo, se inclinó y le dio besitos, muy feliz de que al fin su pesadilla de ir en el auto se hubiera terminado.- ¡Oh tierra, finalmente tierra firme! Zim nunca pensó decir esto, pero me alegra pisar el suelo de este mugroso planeta de nuevo.
-¡Adivina que, Zim!-Le habló el pelirrojo, ignorando el extraño momento de estar abrazando y besando el pavimento.-Estuve cantando la canción de los elefantes durante todo el camino ¡Y llegue a contar cinco mil diez elefantes! No pensé llegar a contar tantos, debe ser un nuevo record. ¿Te imaginas si realmente una telaraña aguantara a todos esos elefantes? Sería una telaraña muy resistente. ¡Oh y mira eso, ahí viene el autobús! ¡Te dije que llegaríamos antes que ellos Zim!
El camión con los demás estudiantes se estaba acercando; Zim volvió a erguirse y esperar a que todos llegaran. Por primera vez desde el momento en que llego a la tierra, nunca se alegró tanto como ahora de que los demás humanos estuvieran presentes, si fuera únicamente con Keef, se hubiera vuelto loco.
-Escuchen bien,-dijo la profesora a los demás, una vez que todos se bajaron del camión.- para evitar perderse dentro del museo cada quien escogerá una pareja para entrar y no deben separarse por ningún motivo. Si esto ocurre deberán regresar al lugar desde el cual partimos y se quedaran ahí hasta que termine el recorrido.
Zim entonces sintió como le tomaban la mano con un apretón.-Yo seré tu pareja, Zim.-Dijo Keef. Zim hubiera podido negarse, pero los demás ya habían escogido a su pareja respectivamente y no quedaba nadie libre…excepto:
-Dib.-Le hablo su maestra.-Veo que eres el único que se quedó solo, así que yo iré contigo.
-Me parece bien.-Respondió el muchacho. La maestra y Dib tomaron el lugar primero en la fila que los demás chicos formaron para poder ingresar al museo, mientras que Zim y Keef se posicionaron hasta el último.
Entraron ahí y ya una guía los estaba esperando para darles el recorrido.
-Buenas tardes.-Les dijo la mujer.-Me llamo Anna y seré su guía durante este recorrido. Por favor les solicito de la manera más atenta que no pueden ni deben tocar nada. Tampoco se permite sacar fotografías ni con cámaras ni con celulares. De esta forma espero que les guste todo lo que vean y que lo disfruten.
Comenzaron a caminar primeramente por un pasillo muy largo y a cada lado del mismo estaban las demás entradas que daban directamente a otras salas.
En un parte del mismo corredor en el que se encontraban estaba una vitrina lo suficientemente ancha y larga como que para que en su interior pudiera caber lo que era exactamente un esqueleto humano falso. El mismo poseía sus órganos internos, hechos igualmente de plástico.
A Zim le llamo mucho la atención, y en lo que los demás continuaban su camino, pasando al esqueleto de largo, él se quedó ahí observándolo.
Al lado de esa vitrina estaba un cuadro enmarcado que indicaba el nombre y la función de cada órgano.
Pulmones, páncreas, bazo, hígado, riñones, el intestino delgado y el grueso, vejiga…eran demasiados.
Aun cuando mucho tiempo antes Zim logro apoderarse de los distintos órganos de los chicos de su escuela primaria, nunca pudo comprender porque todos los humanos tenían que tener tantos. A los irkens simplemente les bastaba con el squeedly spooch; era su órgano más importante al menos, aparte del cerebro y el corazón.
-Zim…Zim…ven acá.-Escucho apenas la voz de su compañero que le llamaba en voz bajita para no distraer a los demás. Zim hubiera preferido seguir observando al esqueleto, lo observo solo por unos segundos, luego volvió su mirada a Keef. Entonces fue hasta donde él y continuaron el recorrido.
Acto seguido, el grupo entro en una de las tantas salas que había. Esta no era demasiado grande porque solo tenía como exhibición unas grandes maquetas en tamaño natural de lo era la evolución. Desde un simple simio, hasta un homo-erectus, un homo-sapiens, un homo-habilis y al final un hombre bien definido.
Zim no pudo evitar soltar una sonora carcajada al ver esas imitaciones.- ¡Ya lo decía yo! ¡Los humanos no son más que simples simios súper desarrollados y sin pelo!-Y continuo riéndose bastante alto.
-¡¿Escucharon eso!?-Intervino Dib apuntando hacia el chico verde.- ¡Si Zim fuera un humano, no se estaría burlando de la teoría de la evolución!
-Cálmense los dos.-Dijo la maestra ya molesta por esa discusión.-Dib, será mejor que te dejes de las tonterías de los aliens. Y tu Zim.-Le miro.-No deberías burlarte de esa forma porque no es correcto. No quiero que pienses que eres superior a las personas en ningún sentido, porque ciertamente no lo eres. Eres un humano común y corriente, y fin de la discusión.
Que ingenuidad podían tener hasta los propios profesores. Zim rodo los ojos e ignoro el cometario, pero de todas formas esa fue la última vez que menciono palabra y el resto del recorrido se mantuvo callado.
Después de todo el museo no fue tan interesante como Zim lo pensó antes. Lo único que le agrado ver fue aquel esqueleto. Lo demás solo fue observar la anatomía de los insectos y demás animales, incluyendo algunos huesos y fósiles de los que pertenecían a la prehistoria. Pero ¿De que servía todo eso? De todas formas a Zim le interesaba más averiguar acerca de los humanos, no de los animales, y no tenía sentido ponerse a observar los huesos de aquellos que ya se habían extinto hace millones de años.
Todos comenzaban a subir al camión de nuevo para volver.
Zim ya estaba esperando a Keef en el auto. Y aunque este al principio se fue detrás del autobús para seguirlo, la oscuridad de la noche les hizo ir más lento cada vez.- ¿Por qué no te apresuras?-Le reclamo Zim.
-Es que es la primera vez que manejo de noche, esto me asusta.
Zim negó con la cabeza bastante disgustado.-Si no empiezas a ir más rápido nos perderemos.
-Bueno, eso no me molestaría tanto. Después de todo me gusta pasar mucho tiempo de calidad contigo Zim. Si nos perdemos al menos estaríamos en un rato de convivencia mayor.-Le sonrió.
-Zim no entiende porqué te gusta ser mi amigo. Esta bien que Zim sea maravilloso ¡El mejor de todos! Pero creo que sería mejor si intentas hacer más amistades que no sean conmigo.
-¿Por qué lo mencionas? Zim, tu eres el único a quien quiero. Jamás te cambiaría por otra persona. Tú eres mi único amigo, el primero que tuve, y eso nada ni nadie lo va a cambiar. Seremos inseparables, incluso después de la muerte seguiremos con nuestra hermosa amistad. Aunque…-Hizo una pausa, para después continuar.-me gustaría saber si podríamos…ir un poco más allá.
-¿Mas allá de dónde?-Pregunto sin entenderle.
-En nuestra relación de ahora. ¿Crees…que realmente lleguemos a algo más que solo amigos?
-Zim no comprende…
Esto hizo que el pelirrojo se desesperara un poco. A veces intentar explicarle las cosas a Zim era como enseñar matemáticas a un niño terco que se niega a aprenderlas; así de difícil era, y muy complicado también.
-Zim…-Dijo.-sucede que…me gustas...-Le miro.
-¿Eso qué significa?
-Zim…tú me gustas desde hace mucho tiempo…tanto que…ya olvide desde cuando… ¡Pero es la verdad, me sigues gustando! Creo que desde que estábamos en la primaria…y…quisiera saber si…me aceptarías como…un novio.-las manos le comenzaban a sudar y ya ni siquiera podía agarrar el volante firmemente.
-¿Novio?-Zim ya tenía el conocimiento de lo que eran los novios. Una pareja sentimental unida por el afecto y el amor, cosas que Zim no podía, ni jamás sentiría por nadie. Además de que los novios tenían la costumbre de siempre permanecer juntos fueran a donde fueran…y con Keef… ¡Seria un martirio!-Yo…-Tartamudeo un poco la hablar.-Keef…Zim no puede aceptar eso.
-P-pero…Zim… ¿P-por qué?-Soltó una risita algo nerviosa.- Y-yo…he hecho siempre todo lo posible por mantenerte feliz…tú y yo nos complementamos muy bien. Sería un ben novio para ti. Tú…tú eres y tienes todo lo que he buscado en alguien a quien amar…te has ganado mi corazón por completo.
-Si…-Dijo con inseguridad.-P-pero es que…Zim no puede amar. Además…aunque pudiera…no te daría ese sentimiento a ti.
-¡¿Entonces a quién?!-Por primera vez en todo el rato Keef volteo a mirarlo, tenía los ojos lagrimeados y rojos; y su expresión era de enojo.
-A…a nadie.-Respondió asustado.-Porque Zim no puede amar…
-¡Claro que sí!-Le grito.- ¿Por qué no puedes decir que si?! ¡Acéptame Zim!
-N-n… ¡No!-Le contesto enfrentándolo.
Keef volvió su vita hacia el camino de nuevo; decir que solo estaba enojado se quedaba corto ¡Estaba furioso! Ni el mismo Zim creyó verle de esa forma alguna vez.
Comenzó a acelerar de manera violenta. Esto espanto a su copiloto que se aferró al asiento debido al aumento de velocidad.- ¿Q-que estás haciendo? ¡Para!
-¡No lo hare!
-¡Keef! ¡Déjate de bromas y frena!
-¡No! ¡No sirve de nada vivir si no te tengo a mi lado!
Él mismo perdió el control. Ya no pudo detener su propio auto. Este se desvió de la carretera y callo inevitablemente hacia el vacío que los rodeaba.
Solo los gritos de ambos dejaron oír su eco al momento de colapsar.
