Un tenue sol se coló entre unas cortinas rojas, cayendo suavemente sobre la cara de una joven dormida. Avril se despertó lentamente, frotándose los ojos. Su despeinado cabello rubio se encontraba levantado en puntas, señalando en todas direcciones. La chica se sentó en la cama, estirándose un poco antes de ponerse de pie. Abrió las cortinas y sus ojos azules recorrieron una de las muchas calles de la ciudad de Chicago que comenzaba a despertar.
La estadounidense se dirigió al baño para tomar una ducha y comenzar su día. Mientras el agua caía sobre su cabello pudo escuchar a su padre abriendo la reja del local en el piso de abajo. La familia Jones vivía en un bonito departamento sobre la cafetería de la familia. Era una de las cafeterías más famosas de la zona, conocida por su excelente café y por los panes recién horneados.
Un suave aroma a café inundó su cuarto cuando terminó de bañarse. Le encantaba y le abría enormemente el apetito. La joven se secó rápidamente el cabello con su toalla del Capitán América antes de ponerse su uniforme. Una vez que terminó, tomó su mochila para bajar corriendo a desayunar. Algunos comensales habituales la saludaron al verla pasar mientras leían el periódico matutino o esperaban sus órdenes.
-Buenos días, hija-la saludó Eleonor Jones con una sonrisa mientras sacaba una bandeja de panecillos del horno. La mujer de brillantes ojos castaños tenía el cabello rubio sujetado en un chongo sobre la cabeza, protegido con una redecilla- ¿Podrías servir un café expresso al señor Smith de la mesa 3 con un muffin y un cappuccino moka al señor Jefferson de la mesa 5, Please?
-Claro, mami-dijo la rubia tomando una dona del mostrador para llevársela a la boca mientras encendía las cafeteras. Inmediatamente, la estancia se llenó del suave zumbido de las máquinas mientras la chica metía un muffin de plátano al microondas para calentarlo.
-Buenos días, tesoro-la saludó Thomas Jones, alborotando suavemente los cabellos de su única hija de 15 años antes de sentarse frente a la máquina registradora. El hombre tenía el cabello rubio entrecano peinado hacia atrás mientras sus amables ojos azules se hallaban ocultos tras un par de lentes cuadrados- ¿Dormiste bien, princesa?
-Sí, papá-respondió ella mientras servía los cafés antes de sentarse en la barra a desayunar un latte con su dona de chocolate. Conforme transcurrían los minutos, comenzaban a llegar más comensales, el negocio era muy próspero. La rubia terminó de desayunar y dejó sus trastes en el fregadero antes de salir del local rumbo a la escuela.
-Hi, Avril!-la saludó un chico de cabello negro a juego con sus lentes de sol que había estado esperando en la puerta. A pesar de traer el uniforme de la preparatoria, traía el suéter colgado de los hombros para verse "más galán"- ¿Te acompaño a la escuela?
-Michael, siempre me acompañas, no sé por qué siempre me preguntas-dijo ella con una sonrisa divertida haciendo que el chico se sonrojara. Éste siempre se veía tan nervioso cuando estaban juntos, lo cual era raro porque Avril lo había visto ser un altanero con los chicos que la molestaban- Hey ¿hiciste la tarea de matemáticas? ¿Me prestas las respuestas del segundo ejercicio, Please? Es que estuve tratando de resolverlo toda la tarde y no pude.
-¡Claro!-exclamó él, sacando su cuaderno de inmediato para dárselo. Era obvio que el chico haría lo que fuera por ella. Justo en ese momento pasó al lado de ellos una lujosa limosina negra sin placas. Un horrible escalofrío los recorrió de pies a cabeza al sentirse observados por los ocupantes del vehículo a pesar de que los chicos no podían verlos por las ventanas polarizadas.
-Esa limosina ha estado rondando mucho por esta calle ¿no?-comentó Avril mientras se acercaban a la escuela. El timbre comenzó a sonar y todos los alumnos se dieron prisa para entrar al instituto.
-Ya sé, supongo que son gente ostentosa que le gusta presumir-dijo el joven de cabello negro con un gesto de desagrado porque, aunque no eran pobres, definitivamente no tenían dinero para comprarse una limosina solo por el gusto de hacerlo.
-Hey, Avril ¿tienes algo que hacer el viernes?-preguntó Michael una vez que salieron de su difícil clase de matemáticas. La chica de los ojos azules estaba recogiendo sus libros y se echó la mochila al hombro para salir del salón- Hay una película en el cine que quiero ver y me preguntaba si querrías ir conmigo-la voz del muchacho temblaba levemente por los nervios.
-¿El viernes?-la americana pensó por un momento antes de asentir efusivamente- Claro que quiero ir, compraremos palomitas y dulces. Quizás cuando salgamos podemos ir por un helado ¿qué te parece?-los ojos azules de la más baja comenzaron a brillar de la emoción haciendo que el corazón de su amigo latiera con fuerza.
Mientras caminaban de regreso a casa, Michael pensaba que era la oportunidad perfecta para declararle su amor a la rubia, después de todo, había estado guardándoselo desde que tenía 9 años. Se había dado cuenta que estaba perdidamente enamorado de ella cuando la vio vestida de la Mujer Maravilla en Halloween. Se veía tan hermosa que él se había caído de las escaleras por estar tan distraído.
-… y entonces mi papá aceptó comprarme el videojuego de zombis cuando vio que saqué 10 en Geografía e Historia-estaba comentando ella antes de que atravesaran la calle para entrar a la cafetería- ¿Quieres subir a jugar un rato? Le puedo decir a mamá que te quedarás a comer y jugamos.
-Ah, me encantaría en verdad, pero le prometí a mi mamá que limpiaría mi cuarto-comentó Michael con una sonrisa avergonzada y triste por no poder pasar más tiempo con ella- Si no lo hago, no me dejará salir el viernes para que vayamos al cine jeje
-Entiendo, bueno, no pasa nada, luego jugamos- el muchacho asintió y se despidió de los Jones antes de salir de la cafetería rumbo a su casa. La rubia subió a su cuarto a dejar su mochila antes de volver a bajar al local para ayudar a su madre con las órdenes.
-¿Qué tal la escuela?-preguntó Eleonor mientras espolvoreaba azúcar glass sobre unas donas y las colocaba en el mostrador. La menor contó su pesado día a grandes rasgos mientras lavaba las tazas y los platos de los comensales- Oí que Michael te invitó al cine el viernes, creo que te va a decir que seas su novia.
-¡Mamá!-chilló Avril escandalizada mientras un sonrojo subía por sus mejillas- ¡No digas esas cosas! Michael es solo un buen amigo e iremos al cine como amigos, si fuera una cita, me hubiera dado cuenta- la rubia no pudo evitar poner los ojos en blanco al escuchar a su madre decir algo sobre la "intuición materna"
-Pues a mí me parece un buen partido-intervino Thomas con una sonrisa mientras se levantaba de la caja registradora para estirar las piernas un rato. El señor Jones se ganó una mirada asesina por parte de su hija por ese comentario- digo ¿por qué no? Se conocen desde niños y conocemos a su familia. Siempre pasan Thanksgiving con nosotros al igual que Halloween. Sería genial que estuvieran juntos.
-¡Papá, Shut up!-chilló la chica sonrojándose escandalosamente mientras uno de los comensales que estaba pagando comenzó a reír, divertido por la situación. Justo en ese momento ocurrieron varias cosas a la vez. Se escuchó un estruendo afuera y el ventanal de la entrada estalló. Comenzaron a escucharse algunos gritos mientras un segundo estallido estrellaba el espejo del mostrador. Un silbido agudo indicó que algo había perforado las cafeterías.
De pronto, sintió como su padre la jaló junto con su madre para que se agacharan debajo de la barra. Varios disparos destrozaron la puerta de la entrada mientras los chillidos histéricos de los comensales se escuchaban más fuertes. Entonces las válvulas de las cafeteras estallaron, destrozando el local.
Todo quedó en silencio tras la explosión antes de que cundiera el caos. La gente corría y gritaba, se escucharon algunas patrullas a lo lejos y Avril pudo ver como una metralleta desaparecía detrás de los vidrios polarizados de la limosina negra estacionada frente al local antes de que ésta se diera a la fuga. La rubia estaba en shock, su mente se encontraba en blanco. Le dolía todo y le costaba respirar por culpa del polvo y de los escombros que cubrían parcialmente su cuerpo pues su madre se había lanzado sobre ella para protegerla. Pero ni ella ni su padre se movían.
Los policías y rescatistas llegaron a la escena y comenzaron a quitar los escombros. Sus ojos azules recorrieron al señor Jefferson, el hombre de la barra que se había reído de su situación, y vio que solo había un amasijo de carne donde antes tenía la cabeza. Un horrible chillido se alzó más arriba que todos los demás gritos y fue hasta que le dolió la garganta que se dio cuenta que era ella la que gritaba.
-¡Hay una viva!-gritó una voz a lo lejos y varios hombres levantaron la barra para sacarla junto con los cuerpos de los señores Jones. Un par de paramédicos la subieron a una camilla y trataron de calmarla pero la rubia solo gritaba y lloraba, fuera de sí. Y pensar que el día había empezado como cualquier otro…
Michael corría por el estacionamiento del hospital. Se había enterado en las noticias del ataque a la Cafetería "The Bald Eagle" en las noticias y no había dudado ni un segundo en salir corriendo al hospital de la zona. Sus piernas quemaban y sus pulmones ardían pero no le importó.
-Ah… vengo a… buscar… Avril… Jones-le dijo entre jadeos a la recepcionista que le dijo que la rubia estaba ilesa pero dormida por los sedantes que le habían inyectado. Entonces pudo ver al abogado de los Jones, el señor Smith, en la sala de espera- ¿Sabe qué es lo que pasó? En las noticias no dijeron mucho.
-Me temo que algún grupo criminal atacó el café-comentó el hombre mayor, ciertamente conmocionado- Yo creo que no esperaban que nadie sobreviviera, pero la señorita Jones lo hizo. El señor George Jones, abuelo de Avril, había asegurado el local por una suma millonaria que se ha seguido pagando hasta hoy- el chico estaba confundido ¿qué significaba eso?- en términos sencillos, si no hubiera sobrevivido nadie, el dinero pasaría a los dueños del terreno, pero al haber sobrevivido, la señorita Jones es multimillonaria.
Buajajaja!
Hola a todos! Ghostpen94 reportándose con un nuevo fic como pedido especial para mi Alfred particular (Alfred Thomas Jones). Me pidió que escribiera un RusFemAme y después de medio ver El Perfecto Asesino, se me ocurrió esta extraña cosa que hago llamar fic.
Espero que les haya gustado. Le puse a FemAmérica Avril por Avril Lavigne (Ya sé que es canadiense pero YOLO) y porque no me gustan los nombre más comunes (Emily/Amelia) además de que así se la imaginan un poco más rebelde y lo necesitará. Por cierto, Michael es Molossia. No pude evitar meterlo como eterno enamorado de nuestra protagonista jeje.
Gracias por leer este fic en el que se involucrarán la Cosa Nostra y un grupo de los Yakuza así como la Mafía Rusa y los Triadas, todos interesados en la nueva multimillonaria de la ciudad.
Espero que me acompañen en esta intensa aventura que estoy comenzando y no olviden comentar!
