- Hola Kane ¿Puedo pasar? (el chico de rizos dijo apretando el dedo del interfono y miranda a la cámara)

- ¿Sandburg? (Kane reconocería esos rizos y esos ojos de perrito abandonado en cualquier sitio) ¿Qué demonios?...

- Oye Kane está lloviendo bastante fuerte aquí abajo, ¿Podrías abrirme primero, por favor?

- Disculpa, si pasa (Y la puerta se abrió en el acto. El chico entró en el lujoso hall intentando no llenarlo todo de agua. Se despojó del anorak empapado de agua, de la bandolera y de la mochila. Seguí hecho una sopa, la lluvia le había calado bien. Tomó el ascensor hasta el ático, mientras intentaba adecentarse lo más posible, trabajo bastante difícil porque estaba mojado hasta los huesos).

-¡Diablos, Sandburg! Pareces una marsopa. Espera ahí, ahora te traigo unas pantuflas y un albornoz.

El chico sonrió, el suelo de tarima japonesa de Kane, claro, como olvidarlo a Naomi le encantaba aquel apartamento, decía que estaba lleno de paz y buenas energías. Cuando Naomi y él pasaban por Washington siempre le hacían una visita a Kane. De los pocos amigos de Naomi que era rico y que ahora tenía una vida más o menos estable. Kane era nieto, hijo, hermano, sobrino y tío de congresistas. Su familia o se dedicaba a la política o la prensa. Dos de los poderes más influyentes en Washington. Kane no era ni político ni periodista. Era filántropo. Fue con él que aprendió la palabra filántropo. Por su puesto era un espíritu libre al igual que Naomi, pero a diferencia de Naomi el tenía una suculenta cuenta bancaria que le permitía una vida de pura contemplación pero sin austeridad.

Kane apareció segundos más tardes con un mullido albornoz azul oscuro y unas zapatillas a juego. Estaban calientes y secas. Aquello era una delicia. Antes que el chico pudiera hacer nada Kane estaba secándole el pelo con una toalla. Dios que fuerza tenía aquel hombre. Estaba seguro que si no lo paraba le arrancaría toda la cabeza.

- Kane, ¡Ya, para ya! ¡Ya estoy seco! (Kane se quedó unos instantes mirándolo suspicaz, pero finalmente le dejó)

- Te prepararé un chocolate caliente, pasa, ¿con marshmallows, no? (pero Kane no dejó al muchacho contestar, ya estaba en la cocina. El chico cerró con cuidado la puerta tras de si y miró el piso. No había cambiado ni un ápice en todo este tiempo) Se puede saber que haces aquí a las (miró su reloj) las tres de la madrugada ¿Está Naomi bien?

- ehhhh llovía mucho y estaba cerca y pensé que podría pasar a refugiarme del chaparrón.

- ¿A las tres de la madrugada? Pasabas por aquí a las tres de la madrugada (Kane no podía creérselo. Washington no es una ciudad para callejear de noche y mucho menos para un niño) ¿Y Naomi?

- Lo siento, no quería molestarte pero comenzó a diluviar y no pasaba ningún maldito taxi y entonces recordé que vivías por aquí y cómo siempre has dicho que tu casa siempre estaba abierta para nosotros. Pero tienes razón, es muy tarde y seguro que te estoy importunando (el chico dijo a una velocidad de vértigo sin apenas tomar aire para respirar)

- Y así es, mi casa siempre está abierta para mis amigos (poniendo la taza de chocolate en el microondas) Sandburg ¿Dónde está Naomi? (volvió a preguntarle con voz calmada y esa sonrisa que emanaba paz y tranquilidad)

- ¿Naomi? (el chico preguntó mordiéndose la uña del dedo meñique)

- Si, Naomi, tu madre. Esa maravillosa criatura que solo se muerde la uña del dedo meñique cuando está nerviosa o asustada. Justo como estás haciendo tú ahora (el chico apartó el dedo de su boca y se sonrojó).

- ¡Menuda memoria! Hace al menos tres años que no nos vemos.

- Hay gente que no se olvida. Y tu madre y tú sois de esa gente. Siéntate y cuéntame la historia.

- ¿La historia?

- Si, con los Sandburgs siempre hay una historia.

El chico se sentó en el cómodo taburete de cuero y se volvió a morder la uña. Ambos se quedaron en silencio unos instantes oyendo como la tormenta estaba descargando justo encima de sus cabezas. El agua se deslizaba como una preciosa cascada por el tragaluz del ático formando una visión entre bella y tenebrosa. Justo como aquellas películas de miedo en blanco y negro que Naomi y su hijo solían ver cuando él era muy pequeño y se quedaba enfermo en cama. Aquella visión hipnótica fue rota por el pitido del microondas.

- Tómatelo. Te ayudará a entrar en calor. (Kane le alargó la taza no sin olvidarse de echarle los malvaviscos) Al menos me vas a decir si está bien ¿no?

- Pues no sabría que decirte. Hace dos meses recibí una postal de ella desde Bombay. Pero creo que quería irse al Nepal antes de los monzones.

- ¿Y qué haces tú aquí en Washington, no deberías estar con ella?

- Me admitieron en Rainier.

- ¡Caramba! Sabía que eras listo, pero eso es extraordinario. ¿Qué tienes catorce?

- Dieciséis (corrigió un poco molesto).

- ¿16? (Kane lo miró fijamente, no aparentaba los 16, pero Naomi una vez le había comentado que tenía solo 17 años cuando se quedó embarazada, por lo que haciendo cuentas, si, el chico tenía 16). Sigue siendo extraordinario. (Viendo que había ofendido al muchacho) ¿Y qué estás cursando? Por favor no me digas que es ciencias políticas.

- Ja ja ja

- No, quiero ser cirujano plástico (la cara de Kane era un poema) ja ja ja ¡Menuda cara has puesto, Kane! jajaja (el chico lloraba de la risa).

- jajaja muy graciosillo jajaja (intentando sonar serio y ofendido pero se le escapaba la risa)

- Antropología.

- Eso si que suena más Sandburg. ¿Y qué tal, deslumbrando a esos estirados?

- Se hace lo que se puede. ¿Y tú, que haces ahora?

- Te refieres ¿aparte de chocolates calientes? Me liaron con una compañía de teatro.

- ¿Actúas?

- ¡No, no, que va! Productor. Pero ni te imaginas el trabajo que da.

- ¡Guauuuuu! ¿Y qué obra estáis representando?

- Antígona. Oye, Sandburg, es tarde y la tormenta no parece que vaya amainar. ¿Por qué no te acuestas y ya mañana nos ponemos al día? ¿Sabes donde está todo, verdad? (el chico asintió) Mientras te das una ducha con agua caliente, te preparé el futón de la habitación pequeña. Como cuando eras pequeño y Naomi y tú os dejabais caer por aquí.

- OK. Mañana me cuentas eso del teatro (bostezando)

- Primero ducha.

- Si, mami.

- Tira para la ducha, listillo (y Kane se fue a preparar la habitación para el chico)