107 Home is where the heart stops.
Una vez que Kate contó con lujo de detalles su aventura en la fiesta, Martha y Alexis decidieron irse para dejarlos conversar.
Se quedaron en silencio durante algunos instantes, ella terminando su desayuno, y él mirándola pensativo.
-De verdad quiero agradecerte… por el vestido… estaba nerviosísima probándome de todo y nada me gustaba…- dijo ella y sonrió con timidez.
-Bueno… creo que otra vez pude acertar… temí que malinterpretaras mis intenciones… realmente quería ayudar…- le dijo él con sinceridad.
-Lo se… gracias…- le dijo ella y sonrió.
Castle la miró con intensidad, a pesar de todo, a pesar de que planeaba pasarla mejor de lo que había resultado, estaba feliz. Había caminado con ella por la alfombra roja, se la había presentado al gobernador, había bailado con ella... y luego ella le había salvado la vida…
Colocó su mano sobre la de ella mientras la miraba y sonrió. Ella se ruborizó un poco. Lo que estaban sintiendo era demasiado intenso como para explicarlo. Ambos lo sabían.
Pero también sabían que no podían ir más allá, por lo menos por ahora. Castle sabía que ella se sentía atada a algo que no estaba resuelto en su vida. Y él quería respetar eso. Kate no estaba preparada para dedicarle todo su esfuerzo y dedicación a una relación. Así que pactaron silenciosamente que esperarían.
Lo difícil era saber cuanto. Cuanto tiempo estaban dispuestos a aguantar la necesidad de demostrarse mutuamente lo que sentían.
Kate no abandonó su mirada, solo colocó la otra mano sobre las que estaban entrelazadas y sintió que una lágrima resbalaba por su mejilla.
-Vamos a trabajar?- le dijo él y la miró con dulzura.
-Vendrás así con ese ojo morado?- le dijo ella y tocó suavemente la herida.
-No me duele… es solo la impresión- sonrió él.
-Está bien, entonces… vamos…- dijo y se levantó de la silla.
Castle se puso de pie y se acercó a ella. Ella lo miró y extendió sus brazos, necesitaba sentirlo cerca. Aún no podía explicarse lo que sentía por él.
Él no lo pensó dos veces y la apretó contra su cuerpo. Se sentía increíblemente correcto, y él empezó a dudar de si estaba en lo cierto cuando pensó que necesitaría esperar por ella.
Ella se sumergió en su pecho y lo abrazó tan fuerte como pudo. No tenía idea de lo que pasaba, pero se sentía bien, y eso era suficiente.
Segundos después se separaron y se miraron a los ojos. Castle se inclinó y besó su frente, tratando de dominar su deseo de besar sus labios.
-No tienes idea de lo feliz que soy…- le dijo él y sonrió.
Ella le devolvió la sonrisa y en silencio le agradeció que comprendiera su necesidad de tiempo…
