N/A: ¡Hola! Bueno, este es mi primer fanfic, así que espero que no salga tan mal y que no seáis muy duros conmigo.
Siento si L ha salido muy OOC, intentaré que no ocurra con demasiada frecuencia.

Disclaimer: Ni Death Note ni sus personajes me pertenecen (ya me gustaría a mí). Todo el mérito es de sus creadores.


I

"¡PORQUE LA JUSTICIA, SOY YO!"

Una sonrisa tonta se extiende por mi cara. Me encanta esta escena. Es una de mis favoritas. En contra de mi espíritu fangirl, que me insta a empezar a twittear como una loca, pauso el video y apago el ordenador para irme a dormir. Aunque no estoy segura de si podré dormir mucho. Mañana uno de mis sueños se habrá hecho realidad. Bueno, no, no conoceré a L en persona. Pero sí viajaré a Japón. Mis padres me dieron la sorpresa al terminar bachillerato. Como un premio por mis buenas notas. No me lo creía hasta que me enseñaron el hotel en el que íbamos a hospedarnos. Dos semanas enteras en Japón, en Tokio. Soy tan feliz. Siento...como si mi pecho fuera a explotar, o como si el corazón se me fuera a salir por la garganta. Aunque creo que lo segundo son nervios, y es, de hecho, una sensación muy molesta.

En fin, apago la luz y me meto a la cama, intentando tranquilizarme pensando en todos los mangas y animes que me encantan. Y en L. Vale, lo admito, tengo una pequeña obsesión con L. Death Note fue el primer anime que vi, y me enamoré totalmente del personaje. Por eso no me llevo muy bien con el episodio 25. Así que he estado volviendo a ver todas mis partes favoritas, esquivando otras no tan geniales, antes de viajar a Japón. También he intentado aprender algo de japonés, pero el asunto no ha salido como esperaba. Tendré que desenvolverme con mi inglés (que tampoco es que sea de un nivel muy avanzado) y rezar para que alguien hable un poco de español. Un gran bostezo interrumpe mis pensamientos, y pierdo el hilo de mi monólogo. Ya veremos. Ya...


La mañana siguiente es un poco caótica. Mientras yo estoy intentando que todo salga perfecto y no me olvide nada, mi hermano pequeño revolotea a mi alrededor molestándome. Es un plasta.

—¡Vamos a Japón, vamos a Japón!

Lleva con la misma cantinela desde que se ha despertado hoy, y no para. Aun así, estoy de tan buen humor que harían falta muchos hermanos pequeños de diez años juntos para enfadarme. De hecho, me he puesto mis mejores galas. Unas botas militares (que adoro), unos jeans negros con algunos desgarrones y mi camiseta favorita. Parezco un poco gótica, y me encanta. Hasta me he permitido dejarme el pelo suelto, que ahora cae por mi espalda en forma de una cascada de un color indefinido, entre castaño claro y miel, sin ser ninguno de los dos. Sé que para cuando llegue a Tokio estará totalmente despeinado y las ondulaciones que se forman en las puntas serán tirabuzones sin orden alguno, pero no me importa. Nada puede estropearlo.

Cuando llegamos al aeropuerto, la sensación abrumadora de que este viaje es real me recorre entera, y casi me deja sin respiración. Lo estoy haciendo. Por fin voy a viajar a Japón. Siento la necesidad imperiosa de ponerme a dar saltos, a gritar como una loca y a abrazar extraños, pero me contengo. No quiero que me detengan por alborotadora ahora que estoy tan cerca de lograrlo. Mi madre percibe mi exaltación, y me coge de la mano mientras embarcamos en el avión. Estoy empezando a ponerme nerviosa por otra cosa. Nunca antes he montado en avión. Y... ¿seguro que estos trastos son fiables? Le suelto la mano a mi madre, y me acomodo en el asiento junto a mi hermano. Intento relajar mi respiración mientras una voz femenina habla por los altavoces. Me abrocho el cinturón, aprieto los dientes y miro por la ventanilla mientras el avión despega, hasta que todo lo que puedo ver son las nubes. Está amaneciendo. Todo se ve rosado, parece que volemos sobre algodón de azúcar. Es muy hermoso.

Entonces consigo relajarme de verdad, y todo el cansancio acumulado de varias semanas sin poder dormir bien recae sobre mí. Los párpados se me cierran lentamente, y aunque trato de mantener mis ojos abiertos, termino por sucumbir al sueño.

Una chica con el pelo verde oscuro se está dirigiendo a mí. Es curioso, parece como si estuviera dentro de un anime. Miro mis manos. No sé por qué, pero el hecho de verme como un dibujo me hace reír.

¡Eh! Que te estoy hablando. ¿Podrías hacerme caso?—la chica suena irritada.

Está claro que es un sueño. Normalmente no suelo estar consciente en mis sueños. Curioso. Muy curioso. Finalmente miro a la chica y le presto atención.

¡Hola! ¿Quién eres? Tu pelo es verde—. Y me vuelvo a reír. Me siento como si flotara dentro de una burbuja. No, es más bien como si mi cabeza estuviera llena de aire. ¿Por qué no dejo de reírme por cosas estúpidas?

Verde frunce el ceño y pone los ojos en blanco.

Cosas obvias aparte, me llamo Midori*, y quiero hacerte una pregunta.

Vaya, conque Midori, ¿eh? Suena bastante apropiado—. Por suerte, me noto un poco más lúcida, y consigo detener la risa tonta que amenaza con salir de nuevo.—Y dime, ¿qué es eso que quieres preguntarme?

Permanece unos segundos en silencio, como evaluándome. Finalmente dice:

—Si te dijera que las historias que lees son reales y que existen en mundos paralelos, ¿qué me dirías?

La pregunta me deja a cuadros. ¿Mundos paralelos? ¿Había algún gas tóxico en el avión? ¿Alguien me ha drogado? Sea como sea, este sueño se pone cada vez más interesante, así que decido darle una oportunidad.

—Te diría que...me gustaría viajar a alguno. O mejor, que saques a alguien de allí. ¡Ya sé! Quiero un Tobias Eaton* ahora mismo— Verde hace una mueca— ¿Un Aaron Warner* entonces?— sus ojos empiezan a chispear y a algo hace click en mi cabeza— Ooh, espera, tú eres como un anime, así que...¿qué te parece si me llevaras hasta L?

Algo brilla en sus ojos, y mi visión empieza a llenarse de luz blanca, cegándome. Siento como soy arrancada del sueño, y poco a poco voy despertándome. Soy consciente del respaldo del asiento contra mi espalda, y oigo a alguien decir mi nombre.

—¡Julia! ¡Juliaaa despiertaaa!

Abro los ojos. Mi hermano me está sacudiendo para despertarme, y dice algo parecido a "ya hemos vegado". Me incorporo de golpe. Ya. Hemos. Llegado. Estoy tan emocionada que por un momento no me doy cuenta de que hay algo que no cuadra. El avión, los pasajeros, mi hermano...Se ven como...como si siguiera dentro de mi sueño. Parece un anime. No, no, no. Estás soñando todavía. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Todo sigue igual. Los pasajeros están levantándose y mi hermano me empuja para que salga del asiento. Me levanto aturdida y me pellizco el brazo. Muy fuerte. Casi me saltan las lágrimas por el dolor. Alguien me toca la espalda y pego un respingo. Solo es mi madre.

— ¿Estás bien, Julia? Pareces confundida— Una versión anime de mi madre me acaba de hablar. Qué. Narices. Me. Está. Pasando.

—Eer...No, no es nada. Es que...sólo estaba intenta asimilar que ¡por fin estamos en Japón!— Hago un esfuerzo por lograr mi mejor imitación de un yo "pletórico-por-haber-cumplido-su-sueño-y-para-nada-alucinado-por-que-su-madre-parezca-una-versión-inquietantemente-anime" Sonrío hasta que me duelen las mejillas.

No entiendo nada. El pellizco ha probado que esto no es un sueño. Más o menos. Al menos, lo descarto por el momento. Tal vez me han drogado. A lo mejor he bebido algo con LSD o alucinógenos. Pero no he probado nada en el avión. Nada más subir me quedé dormida. Y el sueño ese...la chica del pelo verde y su extraña pregunta. Un escalofrío me baja por la espalda. No, no puede ser. Esto no es real, esto no es real, esto no...

Mi reflejo me devuelve la mirada desde el cristal de la puerta. Vaya. No estoy nada mal. Sigo midiendo mi escaso metro sesenta, pero me veo más...sexy. MI cintura es más estrecha, y mis caderas anchas. El pelo es más largo y liso, y es de un color miel. Al igual que mis ojos, que se ven grandes y luminosos. Sea lo que sea, me gusta. Esté alucinando o no, no hay motivo para no disfrutarlo. No creo que esto sea real, pero no puedo hacer nada por salir de aquí. No se me ocurre qué podría hacerme despertar o volver a la realidad.

Y si mi alucinación está conectada con mi sueño...entonces es bastante posible que haya aterrizado en el mundo de Death Note. Esto...esto es increíble. Dependiendo de en qué momento esté...podría, podría salvarle. Si mis suposiciones son ciertas...Ahora lo que debo hacer es llegar hasta él, o conseguir que él llegue a mí.


N/A:

1. Midori: En japonés quiere decir verde, creo que no es necesario aclarar más.

2. Tobias Eaton: Emm, siento mi arrebato de fangirl. Es el protagonista masculino de la trilogía YA (Young Adult) Divergente, de Veronica Roth.

3. Aaron Warner: Vale, tal vez me he pasado de fangirl. Personaje de la trilogía Shatter Me, de Tahereh Mafi.

Y esto es todo. Sé que como primer capítulo no es gran cosa, cruzo los dedos para que le déis una oportunidad.

Por supuesto agradeceré rewiews y eso. ¡Besos!