Capítulo 1
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Sentado en el vagón, la vista fija en el vacío, a la espera de sus dos grandes amigos, se sorprendió a si mismo pensando en… El crujido de la manija al girar lo sacó de sus pensamientos. Crabbe y Goyle entraron balanceando sus grandes brazos de gorila. Pansy Parkinson entró detrás de ellos, grácil y esbelta, todo lo contrario a ellos.
- ¿Y esa cara…?- preguntó Pansy al observar detenidamente a Draco.
- ¿Qué, ah…no, no es nada…- dijo Draco quitando rápidamente la cara de estúpido que tenía y adquiriendo su pose acostumbrada.
- Entonces será mejor que hagas tus rondas… por algo eres prefecto…- le recordó Pansy mirándolo con duda, mientras Crabbe y Goyle reían idiotamente como si eso fuera lo mas gracioso que existiera.
- Eh… si, tienes razón…- contestó Draco poniéndose de pie y saliendo del compartimiento.
Caminó confundido a través del pasillo, en dirección al vagón de los prefectos. Sin darse cuenta, su pasó se aceleró… sin duda ella estaría ahí…
"¿Qué rayos?", se sorprendió a si mismo pensando en Hermione Granger y disminuyó el paso hasta detenerse. ¿Sería posible? Draco… ese Slytherin que había esquivado durante toda su vida cualquier asunto sentimental… ¿Draco Malfoy enamorado?
- Jaja- se rió de sus propios pensamientos. Negando con la cabeza, giró el picaporte, abrió la puerta… y se quedó sin aire. Una cara angelical enmarcada por un cabello revuelto le devolvió la mirada.
- ¿Te vas a quedar ahí parado?- le dijo otro prefecto, mientras le señalaba el único lugar vacío que quedaba en la pequeña sala. Exactamente junto a Hermione Granger. Atravesó el lugar rápidamente y se sentó, sin poder evitar sentir que Hermione se alejaba un poco de él.
Al parecer, Draco era el último a quien esperaban, pues acto seguido, el prefecto que parecía ser el líder dio comienzo a la reunión.
- Bienvenidos todos. Estamos reunidos en estos momentos para decidir el orden en que los prefectos ocuparan sus habitaciones en Hogwarts- soltó un suspiro. – Después de lo ocurrido, ahora que Voldemort ha sido vencido, creí que Dumbledore cambiaría de opinión en cuanto a la seguridad de Hogwarts. Sin embargo, como ya saben, la nueva orden es que los prefectos no dormirán en las salas comunes, como anteriormente se había hecho. Ahora se les asignarán las habitaciones que estarán ocupando por el resto de su estancia en Hogwarts. -
Draco hizo una cara de incomprensión. ¿Nueva Ley? ¿Desde cuándo? ¿Por qué siempre era el último en enterarse de todo?
- Disculpe… ¿nueva ley? No comprendo…- dijo expresando sus dudas. Junto a él, Hermione volteó a verlo. De hecho, todos lo miraban.
- ¿No comprendes qué? ¿La nueva orden, el motivo de la reunión o acaso, al igual que yo, te preguntas por qué han elegido a alguien tan incompetente como tu como prefecto?- dijo Hermione, sorprendiendo a Draco, que la miraba impactado.
- Que…- fue todo lo que atinó a decir.
- Durante las vacaciones, a todos los prefectos se les envió una carta de aviso informándoles sobre esta junta…- dijo el líder en un tono suave, no deseando empeorar más la incómoda situación.
- Qué irresponsable…- escuchó que Hermione murmuraba. Una repentina furia creció dentro de él.
- ¡Por supuesto que la leí! Si no, no me habría enterado sobre esta reunión…- dijo entre dientes.
- Si bueno… mejor pasemos directamente al sorteo…-
Por fin habían llegado a Hogwarts. Draco pensó en el banquete de bienvenido y se le hizo agua la boca.
Al parecer, había tenido suerte con la habitación que le había sido asignada. Le había tocado en la torre norte de Hogwarts, y al parecer era la más tranquila y acogedora.
El gran comedor estaba increíblemente adornado como siempre. Instintivamente se dirigió hacia la mesa de Slytherin. Sin duda el ambiente era diferente después de la gran batalla. A pesar de las pérdidas de Hogwarts, todos parecían empeñados en reponerse. Un destello en uno de los adornos le llamó la atención.
- ¡Auch!- gritó cuando alguien chocó contra él.
- Fíjate por don…- dijo Draco, pero se interrumpió al descubrir que se trataba de Granger.
- ¡Fíjate por donde andas!- le increpó Hermione enojada, levantando algo que se le había caído y, sin decir una palabra más, se alejó rápidamente.
Draco se quedó confundido unos momentos, mientras la seguía con la mirada. Finalmente, siguió el camino hacia su mesa.
"Definitivamente el banquete fue de lo mejor…", pensaba Draco mientras caminaba en busca de su habitación.
"Dormiré como piedra…" dijo cuando descubrió su habitación. Estiró los brazos, buscó en sus bolsillos la llave, y finalmente abrió la puerta.
Unos ojos castaños asustados le devolvieron la mirada. Por unos momentos no comprendió muy bien la situación.
- Qué rayos…- dijo Draco tratando de pensar rápidamente.
- ¡Ah!- chilló Hermione.
- ¡Ah!- chilló Draco.
- ¡Ah!- volvió a chillar Draco cuando una almohada lanzada por Hermione le dio en la cara.
Presa de la sorpresa y del pánico, finalmente perdió el equilibrio y cayó pesadamente hacia atrás, a la vez que escuchaba la puerta cerrarse y el ruido del cerrojo. Sin embargo, casi inmediatamente escuchó de nuevo el cerrojo y la puerta se abrió.
- Dame mi almohada…- dijo Hermione asomando la cabeza y arrebatándole rápidamente la almohada, antes de cerrar la puerta y poner el cerrojo nuevamente.
Fue tan rápido que Draco no pudo pronunciar palabra alguna. Permaneció unos momentos más en esa ridícula postura, antes de darse cuenta de todo lo que había pasado.
¿Hermione Granger se había adueñado de su habitación? Sacó nuevamente el papelito que contenía el número de la suya, y sus ojos se abrieron por la sorpresa. ¿Cómo rayos se había podido equivocar? Avanzó un poco más por el pasillo, y entonces vio el número de la suya inscrito en la puerta. Demasiado claro hasta para un ciego. Además… ¿en que se parecía un 9 a un 10? ¿Cómo había podido confundirse?
"¿Qué te está pasando Draco?", se reprendió en silencio, mientras abría la habitación 10… la suya…
