Cualquiera que la conociese diría que ella era una chica tranquila, bastante centrada en comparación a los jóvenes de su edad. Le gustaba trabajar, iba a la universidad, obtuvo buenas calificaciones durante sus años tanto en primaria como en preparatoria y estudiaba lo que le apasionaba. Esto último fue lo que más molestó a sus padres, los cuales esperaban que con tan buenas calificaciones a lo largo de su educación pre universitaria, ella hubiera querido estudiar derecho, alguna ingeniería, medicina o alguna carrera que, a criterio de ellos, le diera dinero.
Estaba en tercer año de universidad, en la mitad de su carrera y seguía teniendo problemas con su padre por haber seguido su vocación. Amaba estudiar diseño, ella tenía la certeza de que a futuro tendría trabajo porque era lo que amaba hacer, y sabía que como amaba tanto su carrera, también amaría su trabajo, el cual por lo mismo haría bien y lo que le aseguraba que nunca le escasearía.
Sora tenía 21 años, una vida tranquila, según sus amigos muy poco entretenida, ya que odiaba salir a fiestas, no tomaba ni fumaba porque no le gustaba nada de eso, de pasada era consciente que en uno u en otro vicio se gastaba mucho dinero y de paso ambos hacían mal para su salud. No estaba de novia ni buscaba a nadie, desde que terminó con su último y único novio Lori se centró en recuperar su vida y en hacer todo lo que realmente le gustaba, si bien el chico era responsable y atento, ella al culminar su relación se dio cuenta que nunca estuvo realmente enamorada de él, ya que al terminar, se sintió con un peso menos sobre sus hombros, más tranquila y con ganas de hacer todas las cosas que dejó de hacer porque a él y a la familia de este no le agradaban.
Estuvieron dos años juntos, el era mayor que ella por dos años, sin embargo, parecía ser menos que esta por 10. Ese fue el motivo más fuerte para acabar con su relación, Sora sentía que Lori era su hijo, ella debía de preocuparse de que este estuviera bien con sus padres, con su carrera, y en general con su vida. Lori venía de una familia de elite, conoció a Sora en un taller que ambos tuvieron en común en primer año de universidad y a Sora el chico en un principio solo le resultó atractivo. Pasadas dos semanas él la invitó a salir y Sora dijo que sí porque quería conocer gente y sus amigas siempre le decían que debía darse la oportunidad de conocer chicos, sobre todo en la universidad.
Sora a los 18 años se mudó de Odaiba a Tokyo, para estudiar en una mejor universidad. En Tokyo Lori era su único apoyo, era quien la ayudaba cuando tenía problemas con sus padres y se sentía sola. Lori siempre estaba ahí para ella cuando luego de una discusión telefónica con alguno de sus padres se sentía mal, triste y sola. La totalidad de estas discusiones siempre eran por falta de dinero o por discordias por estudiar "esa" carrera.
Cuando terminó con Lori se fue a su apartamento, el cual era pequeño pero acogedor, se sentó y cuando ya iba por su quinta taza de café llegó a la conclusión de que quiso mucho, tal vez demasiado a Lori, pero jamás se enamoró de él. Por ello no lloró su ruptura ni tampoco cuando supo que este 3 meses después de haber terminado con ella ya estaba con otra chica de novio. No guardó rencores para con él, de hecho se limitaba a sentirse agradecida por su apoyo, pero nada más.
Ya han pasado seis meses de su ruptura. Sora se encontraba haciendo un sinfín de cosas que la hacían tener cabeza para todo menos para chicos. Estaba trabajando de vendedora en una tienda de diseño en tiempo part time, se encontraba en su sexto semestre de universidad, en su tiempo libre iba al gimnasio y en el tiempo libre de su tiempo libre como decía ella, se dedica a ver series y a leer cosas de su agrado.
Hace casi un año comenzó a vivir con una amiga, Mimí, una chica realmente adorable, la cual era estudiante de gastronomía y también era oriunda de Odaiba. Ambas se conocieron en un trabajo de verano y desde entonces se hicieron inseparables. Ella tenía la misma edad que Sora, pero a diferencia de ella, Mimí no trabajaba, le gustaba descansar todo el tiempo que no estaba estudiando y le gustaba conocer chicos, no se prohibía salir con ninguno, sin embargo, solo salía con ellos, se divertía yendo a comer o al bowling, nada comprometedor.
Mimí también solo había tenido un novio en su vida, del cual poco hablaba puesto que él realmente le había roto el corazón. Luego de casi tres años de relación él la engañó con una compañera de Universidad. Hiro y Mimí se conocían hace mucho, ambos habían sido compañeros desde niños y ya en la secundaria él la invito a salir. La química se dio de inmediato, y ambos extrañados se preguntaban porque no se habían dedicado a conocerse mejor desde niños. Tuvo que el profesor de biología hacerlos pareja de trabajo al azar para que estos se dedicaran a conocer más acerca del otro.
De ese trabajo ya habían pasado dos años y seis meses para cuando Hiro y Mimí entraron a la Universidad, ambos a la misma, pero el estudiaba Leyes. A las semanas de haber ingresado Hiro adquirió una actitud extraña para con Mimí, la cual se limitaba solo a creer en las excusas que Hiro le daba para dar cabida a su mal contestar: "Mimí estoy cansado", "Mimí mi carrera desgasta mucho", "Mimí, he estudiado todo el día, déjame en paz!" Y así el evadía a la bella castaña, hasta que una noche esta decidió salir a comprar sushi junto a una amiga y los vio, a él y una chica rubia, de largos cabellos y de contextura no tan delgada besándose sentados en una banca en una plaza cercana. Mimí sintió como al mismo momento en que grito su nombre, su corazón se quebró. Había dado hasta lo que no se podía dar por él y esa relación, para que él de la nada la engañara. Luego se enteró de todo: Ella era una compañera de carrera de él. Eso la hizo entender el porqué de su mal carácter desde que ingresó a la universidad, le vio la cara de idiota varios meses, hasta esa noche.
Hiro la buscó un par de veces, ella siempre dijo que una infidelidad era imperdonable, así que jamás estuvo dentro de sus opciones perdonarlo. Lloró semanas, meses por él, a pesar de que solo días después de que Hiro la fuera a buscar por segunda vez a su casa pidiendo que volvieran, se enterará de que su ahora ex novio y aquella rubia eran pareja.
Mimí antes de vivir con Sora vivía en un apartamento pequeño, para solo una persona, pero le pareció buena idea irse a vivir con la pelirroja, ella sabía cocinar y Sora era amante del orden, visualizaron que su vida juntas sería de maravilla y así había sido hasta ahora. Ya llevaban 8 meses viviendo juntas y su convivencia jamás se había visto afectada.
Eran cerca de las 8:15 am cuando despertó -¡Hermoso!- Sora tenía clases a las 8:45, y si calculaba que en 5 minutos se bañaba, en 5 más se cambiaba, desayunaba en otros 5, ordenaba todos sus libros y deberes en otros 5 mas y el bus no se retrasaba, aún así estaría llegando a las 9 a clases. Sin embargo lo intentaría, no le gustaba perder clases.
Se duchó lo más rápido que pudo, con agua helada ya que no iba a esperar que llegase el agua tibia al piso 15, dejó todo el baño hecho un desastre (pobre Mimí) se puso lo primero que encontró, por la ventana se veía un cielo despejado, así que no cargo con algo para el frío. Echó en su mochila todos los cuadernos y libros, ya que ver que tenía y no que llevar le sumaban fácilmente 10 minutos.
Salió finalmente del edificio a las 8:35 am, estaba llegando a la avenida principal y desde ahí divisó que justo venía su autobús, -¡perfecto!- Se puso a correr, le faltaba solo cruzar una calle, el tráfico era un asco a esa hora, tuvo que esquivar dos autos, pero sentía la desesperación en su cuerpo, en realidad le preocupaba muchísimo llegar tarde, o no ir a la universidad. Solo le faltaba cruzar una calle, cuando cruzó sin más, sin mirar a ningún lado, y solo pudo escuchar el grito de aviso: "!Hey, cuidado!". Una moto la había atropellado.
-"Mierda, ya no llegue a clases" - fue lo único que articuló en voz baja antes de perder la conciencia ahí tirada en la acera.
