Edward se recargo en la pared, mirando hacia la ventana (la de su cuarto), con una pequeña sonrisa en sus labios. El sol se ponía y él solo se preguntaba que era lo que su Bella hacia… No, se corrigió. Ella no era suya… Ya no.

Si su cuerpo pudiera producir lágrimas, estas estarían cayendo libremente por sus mejillas; pero no podía. Así que tenia que tener ese nudo en la garganta que no se quita con nada, que te incomoda al tragar y ese dolor en el pecho. Era algo terrible no poder llorar. Las lágrimas te ayudan a sacar lo que tienes dentro, a liberar tus emociones, a sentirte mejor… Y él no podía.

Sus ojos de color caramelo se dirigieron hacia el trozo de papel en su pálida mano. Y sonrio. No por él, eso era obvio. Sino por que ella era feliz… o lo seria.

Escucho a Alice gritar en la planta de abajo, y a su familia ir de un lado a otro; escucho las aceleradas y tristes/dolidas voces en sus cabezas y suspiro. Había sido tan repentino. Ni siquiera Alice lo había visto, aunque era imposible para ella. Y en el día de su boda. Nunca nadie había sospechado nada…

Edward cerró los ojos.

Los pocos invitados que estaban ahí, estaban confundidos. Querían saber que pasaba; algunos en serio tenían interés, por que eran de buen corazón, como Ángela o Ben, que en serio eran sus amigos. Algunos otros como Jessica, quien quería saber solo para poder chismear de ello al dia siguiente con Lauren.

Pero al fin y al cabo, todos querían saber por que la novia no había aparecido. Y en ese lugar, él era el único que sabia.

Suspiro una vez más y se irguió, en toda su altura. Dejó caer el papel arrugado, saltó por la ventana y corrió. Corrió por que lo necesitaba. Por que quería, por que tal vez y podía cazar algo…

… Corrió por que creía que al ser el más rápido de los Cullen, podría escapar de el dolor que llegaría una vez saliera del shock.

Y el papel se quedo tirado en el suelo. Desdoblado y listo para leer.

«Edward:

Perdóname. Sé que esta es una manera cobarde de hacerlo, pero simplemente no tenia el valor de hacerlo frente a frente, no tenía el valor de decirte que no me casaría contigo, que no iba a cumplir todas las promesas que una vez hicimos. Así que lo hago de esta manera, se que es algo bajo, pero no puedo evitarlo, no puedo mirarte a los ojos sin avergonzarme de mi misma, por la clase de persona que soy. Pero, me voy. Jacob habló conmigo esta mañana, dejándome con la duda, de que si era esto lo que realmente quería, si en serio quería casarme. Me pidió que escapáramos y debo admitir que es una de las cosas más estúpidas que he escuchado. A pesar de que tiempo atrás se lo propuse yo.

Y después de tanto pensarlo, llegue a una conclusión.

Me voy con él. Espero puedas perdonarme en un futuro. Aunque no se si yo pueda hacerlo, si quiera. No te mereces esto, y lo sé.

Tú te merecías promesas que se cumplieran. Una boda de ensueño con una princesa. Y una larga vida con tu amor, en lugares donde no hay sol.

Pero yo nunca quise una gran boda ni soy una princesa, para nada. Soy más bien como… tal vez una dama de honor, o podría ser incluso la cocinera. Y la idea de vivir siempre con el amor, me aterraba, hoy me di cuenta. Y como te darás cuenta.

No puedo cumplir mis promesas.

Bella»