No soy dueño de Naruto ni nada de ellos
Pero igualmente me robé un tiempo los personajes y los traje a este drabble
Te enseño
— ¿Nunca lo has hecho?
—No.
En una de las casa del barrio Uchiha se encontraban el ex-vengador Uchiha sentado en un sofá blanco de tres lugares, al lado de una peli rosada la cual tenía los ojos grandes de la impresión; para luego poner una sonrisa y ver de frente a los ojos ónices del chico.
—Vamos Sasuke te enseño.
—Ni muerto.
— ¿El gran Sasuke Uchiha tiene miedo? — la peli rosada dio una sonrisa de autosuficiencia al ver que le había dado donde su orgullo le dolía.
—No.
—Entonces sigue mis pasos y te prometo que lo disfrutarás como nunca. Primero ábrelas.
— ¿¡Abrirlas!? ¿Estás loca? No es mejor dejarlas cerradas y...
—Cerradas no podrás hacer lo que viene después, anda inténtalo— frunciendo el ceño y cerrando el puño, de manera de alarma.
—Bueno– dijo no muy convencido el peli azabache, viendo de reojo las señales que le golpearía si seguía
—Bueno, luego deberás lamerlas.
— ¿¡Qué!?
—Ya me escuchaste, debes lamer todo lo blanco.
—Pero...
—Te prometo que sabrá rico.
—Bueno...—no muy convencido.
—Luego de que lo hagas, deberás ir hasta el fondo, hasta que la sientas lista.
—Ok.
—Por último, te lo tragaras.
— ¿¡Tragármela!?
—No exageres, no lo harás toda de una sola vez, pero si aún buen ritmo.
Sasuke la miro fijamente a sus ojos esmeraldas, antes de frente a su atenta mirada abrirlas en dos -dejándolas expuestas-, lamer con lentitud disfrutando del sabor, pasando la lengua por todas partes, chupar hasta quedar saciado, y por último morder, devorar y tragar todo lo que quedaba. Chupando los residuos que quedaban en la rosada piel. Disfrutando de la viscosidad y del sabor; su favorito hasta ahora era esa "cremita blanca".
Al finalizar quedó impresionado por la textura y lo rico que era, se preguntaba ¿Por qué habiendo esto desde hace tanto tiempo nunca las había probado?
Miro a Sakura la cual tenía las mejillas sonrojadas y la veía con expectación; se veía muy hermosa así, pensó con una media sonrisa.
—Rico, aunque nunca pensé que tuviera tantos pasos
— ¿Ves? te dije que las galletas oreo con leche eran divinas
Porque sí, a todos nos gusta abrir las capas de chocolate, lamerles la dulce cremita, hundirías en leche, comerlas de un sólo mordiscó y chuparse los dedos al final.
O, ¿En qué estaban pensando... pervertidos?
Espero que les haya gustado.
Bye...
