Estaba acabada. Simplemente... acabada.
Después de la Batalla de las Bandas, Sunset había pensado - había esperado - que los estudiantes de Canterlot High finalmente verían que había cambiado. Que finalmente podría pasar de esa desastrosa noche del Baile de Otoño.
Y entonces, Anon-a-Miss apareció.
Eso en sí era bastante malo, pero luego sus amigas habían decidido unánimemente que ella era quien publicaba sus secretos, sin siquiera darle la oportunidad de defenderse, y la dejaron de vuelta donde empezó: sin amigos, odiada y sola.
Hoy fue la última gota. Todo el cuerpo estudiantil la había acorralado, acusándola y agrediéndola con sus crueles palabras. Antes de salir corriendo de la escuela, lágrimas corriendo por su rostro, vio un mensaje de Twilight en su diario, algo acerca de encontrar a su verdadera familia.
Sunset sacudió la cabeza, mirando hacia el lago mientras se apoyaba en la barandilla. Quienquiera que fuera su familia, obviamente no estaba aquí.
Después de correr y vivir un desastre muy emocional cerca de la estatua de Canterlot High donde estaba el portal de Equestria, que terminó con su celular estropeado y pisoteado hasta la ruina, estuvo vagado por toda la ciudad y finalmente terminó en un parque, que resguardaba un enorme lago. A juzgar por la posición del sol, supuso que había estado allí unas horas.
Había pensado en escribirle a Twilight y contarle lo que pasó hoy, pero decidió no hacerlo. Conociendo a Twilight, se sentiría obligada a venir aquí y tratar de solucionar las cosas, y Sunset no quería eso. Twilight era una princesa con sus propios deberes en Equestria; ella no podía estar siempre por ahí arreglando todo. Y esta era una situación, creía Sunset, que sencillamente no podía arreglarse.
Sunset cerró los ojos y suspiró mientras se preguntaba adónde ir desde aquí.
"¿Estás pensando en saltar?"
Sacada de sus pensamientos, se dirigió hacia el orador y vio a una de las últimas personas que esperaba ver, y honestamente, no pensó que alguna vez volvería a ver.
Una de las Dazzlings estaba a tres pies de distancia de ella, vistiendo ropas deportivas oscuras y comiendo un burrito.
"Quiero decir, no estoy asumiendo ni nada. Es sólo que has estado mirando el lago muy atentamente como diez minutos, y te ves un poco deprimida."
Sunset se quedó allí parpadeando, tratando de averiguar el nombre de la sirena. Sonata, ¿verdad? Sí, ese es. Sonata. La de la cola de caballo.
"Nah, tienes razón. Eso sería una alternativa tonta. Personalmente iría con una pistola o un cuchillo. No es que yo sea suicida, sólo estoy diciendo - ya sabes - acabar con eso. Algo rápido y fácil."
Al darse cuenta rápidamente que su 'invitada' no iba a desaparecer pronto en cualquier momento, y realmente no se encontraba con ánimos para una confrontación, Sunset decidió acomodarse en uno de los bancos cerca de la barandilla. Como ella predijo, Sonata la siguió y se sentó a su lado.
"Sí, sé lo que estás pensando. Puedo verlo en tu cara. Estás como '¡Oh, Dios mío! ¡Es una de las sirenas! ¡Llamen a la policía! ¡Ahhhh!'" Sonata agitó sus manos en un simulacro de horror. "Pero descuida. Ya no tienes por qué preocuparte sobre que estemos tratando de tomar el control de la escuela otra vez o de cobrar nuestra horrible venganza sobre ti y las Rainbooms o algo así. Mira, cuando destruyeron nuestros amuletos," señaló con un gesto hacia su pecho, "básicamente nos quitaron la magia. Lo que significa que no podemos entonar nuestras canciones y hacer que todos se pongan gruñones y molestos para poder absorber su energía negativa. Ahora, si queremos comida," levantó el brazo para revelar una bolsa de plástico con un icono de Taco Barn colgando del cayado del brazo, "tenemos que hacerlo de la misma manera que todos los demás en este mundo."
Sunset se maravilló que Sonata no había tomado un solo aliento durante su divagación. Ella podría competir con Pinkie Pie.
"Personalmente, no tengo ningún problema con eso. Me refiero a la comida," Sonata agitó su burrito, "es para morirse. Bueno, Aria y Adagio no les gusta mucho, pero ¿sabes qué? Es mi turno de conseguir comida, y si no les gusta, pueden morirse de hambre."
Sonata sacó deliberadamente un bocado de su burrito y lo masticó con propósito.
"Muy bien, fin de la explicación. Entonces... um, ¿no deberías estar en la escuela ahora?"
Sunset, que se contentaba con dejar que Sonata murmurara hasta que se aburrió y se fue, se sorprendió por la súbita pregunta.
"O sea, no estoy juzgándote. Tu escuela es bastante aburrida, sin ofender - excepto por los tacos - pero como sea, ¿qué no hay una ley que dice que todos los adolescentes tienen que ir a la escuela? Aunque igual no eres realmente una adolescente, ¿cierto? "
Si Sonata estaba realmente esperando una respuesta o no, Sunset no lo sabía, porque continuó hablando, "Es muy tarde. La escuela probablemente terminó hace horas. Pero ahora que lo pienso, ¿dónde están tus amigas? ¿Tú sabes, las Rainbooms? ¿No se supone que debes estar con ellas?"
Cuando dijo esto, Sonata estiró su cuello y comenzó a mirar por encima de los hombros de Sunset, como si esperara a que se escondieran directamente detrás de ella. Se detuvo al ver la expresión de Sunset.
"Ohhhhh, ya entiendo." dijo ella, asintiendo con la cabeza en comprensión. "Te han abandonado, ¿eh? Te han usado para deshacerse de nosotras, y luego te echaron como a la basura."
Sunset no dijo nada. Su cabeza estaba inclinada, sus vibrantes rizos rojos y amarillos caían sobre sus ojos.
Sonata frunció las cejas y cruzó los brazos. "Tengo que admitir, eso fue una verdadera mierda. Quiero decir, pensarías que al menos recibirías un 'gracias' o algo así. "
Ella suspiró y se encogió de hombros, "Por otra parte, no puedo decir que estoy sorprendida. Hemos estado en este mundo por un tiempo y debo decirte que los humanos pueden ser unos malnacidos cuando lo desean. O sea, cuando llegamos aquí, ni siquiera tuvimos que usar nuestra magia - si sabes lo que estoy diciendo. ¿Y entonces lo que leímos en la biblioteca? ¡Todas esas guerras y esas cosas!" Ella negó con la cabeza. "¡Dios mío! Y todos piensan que somos malvadas." Hizo una pausa, frunciendo los labios. "Ahora que lo pienso, tampoco tuvimos que usar nuestra magia en las Rainbooms. ¡Ellas comenzaron a discutir y nosotras sólo absorbíamos su magia!"
Sunset no dijo nada. Sonata se echó hacia atrás y empezó a masticar su burrito de nuevo.
"Pero si, te entiendo, linda." Sonata dijo, boca llena de burrito. "Sé lo que es no tener respeto. Quiero decir, no me malinterpretes, Dagi y Ari son mis hermanas, las amo hasta la muerte, pero carajo son molestas. Y Dagi es la peor de las dos; desde el momento en que llegamos aquí fue todo 'Nos vengaremos' y 'Dominación mundial', y por un tiempo estaba bien con eso, pero a veces yo estaba como '¡Dios! ¡Ya cállate!'"
En algún momento durante su discurso, Sunset notó que el brazo de Sonata había serpenteado a través de sus hombros y que su cuerpo estaba demasiado cerca del suyo. Bajo circunstancias normales, Sunset no tomaría tal invasión de su espacio personal tan ligeramente, y el invasor de dicho espacio se encontraría tumbado en el suelo con numerosos moretones y laceraciones. Sin embargo, los últimos días la habían dejado tan emocionalmente, e incluso físicamente agotada, que simplemente no tenía la voluntad o la fuerza para hacerlo. En cambio cogió la muñeca de Sonata con el pulgar y el dedo índice, como si estuviera recogiendo un calcetín sucio, desenrolló lentamente el brazo alrededor de sus hombros y dejó caer la muñeca desinteresadamente en el regazo de Sonata, luego se alejó lo más posible de la sirena hasta el extremo opuesto del banco. Sonata continuó como si no se diera cuenta.
"Pero, por supuesto, si digo algo o sugiero que hagamos algo me dan la impresión de que piensan que tengo daño cerebral o algo así. ¡Yo también soy parte del grupo, ¿sabes?! ¡No soy estúpida! Sólo porque soy la más joven no significa que yo-"
Un fuerte zumbido interrumpió su pensamiento. Sonata gimió en voz alta y sacó un celular. La abrió y presionó un botón, obviamente sabiendo quién estaba en el otro extremo.
"¿Sí?" preguntó irritada. Sunset no podía entender la voz en el otro extremo, pero obviamente parecía enojada.
"Bien bien. ¡Sólo aguanta, ya estoy de vuelta!" Ella apagó el celular y lo amontonó detrás en su bolsillo.
Se puso de pie, rodó sus ojos y dijo, "¡Hermanas!" Cuando empezó a alejarse, ella se detuvo repentinamente, dirigiéndose a Sunset.
"Oye, en verdad fue agradable tener a alguien escuchándome para variar. Ya sabes, sin contar todo el asunto del 'lavado de cerebro'." Hizo una pausa y luego dijo, "¿Crees que podríamos, no sé, salir algún día? Digo, Ari y Dagi no lo aprobarán, pero no es como si pudieran hacer algo al respecto. No lo creo." Sus cejas fruncieron, una mirada insegura brillaba en su rostro. Se desvaneció un segundo después.
"Cómo sea, ¡fue divertido! ¡Nos vemos!"
Con eso sonrió y agitó el brazo, y luego comenzó a correr. Sunset observó hasta que desapareció por completo. Sunset advirtió que había algo en el banco donde había estado sentado Sonata momentos antes. Recogiéndolo y desenrollándolo vio que era un taco. Mirando la envoltura vio siete dígitos escritos en el exterior.
Cuando el sol comenzó a ponerse más allá del horizonte, Sunset tomó un momento de consideración, y luego decidió 'qué diablos' y tomó un bocado. Se encargaría de todo el asunto de Anon-a-Miss más tarde. Ahora necesitaba averiguar dónde iba a dormir esta noche.
