REGRESO A LA VIDA
TEMPORADA 1
CAPÍTULO I
UN FASTASMA CAMBIARÁ LA HISTORIA
Una mañana muy temprano a las orillas de una ciudad, se podía apreciar el rocío en el césped y flores, al lado de ello se veía un sendero de tierra y dentro de él a un ser, pero por desgracia solo podía verse la parte superior del cuerpo, era por mala voluntad o el destino pero está oculto en un sombreo beige y capa café, que con solo esta descripción hacia imaginar que era de la tierra de la arena.
¿Pero a qué sitio se dirigía, quizás a casa o en caso contrario a una misión de peligro? Pero su modo de caminar indicaba tranquilidad, demostraba que no iba a una misión… de peligro, pero no se dirigía a casa por la falta de arena a su paso y la cuidad que se encontraba en el horizonte, marcada por un cerro y dentro de él se vislumbraban los rostros de sus antiguas figuras de autoridad, solo podía ser Konoha, pero, ¿a qué se dirigía a Konoha? Y lo más importante ¿Quién era ese espectro? ¿Será ella o él? La guerra ya no existía solo y su aspecto no determinaba nada acerca de ello, la niebla solo conocía y no quería que nadie supiera acerca de su misterio.
El alba llegaba a Konoha junto con aquel espectro, que al solo llegar a una de las puertas de Konoha, volteo la mirada hacia los encargados de aquella entrada.
-Buenos días– fue lo que dijo aquel ser pero dijo con cierta dulzura equiparada solo a las mujeres.
-Buenos días— respondió el ubicado a su derecha de cabello castaño y ojos color miel, que solo dio una mirada hacia aquel ser misterioso mientras su compañero preguntaba
-¿A qué sitio se dirige? –lo pregunto con aire de duda y desconfianza.
-A ver al Hokage– respondió con frialdad y siguiendo su paso, pero paro y volteo la mirada hacia los encargados –Disculpen ¿Dónde se encuentran la oficina del Hokage?
El segundo encargado le dio las debidas indicaciones, pero cuando el sol rodeo un poco el rostro del visitante vio unos ojos femeninos de una tonalidad dorada reflejo del astro rey, pero al verlos detenidamente vio que eran jades y no pudo evitar distraerse hasta que escucho unas dulces palabras
-Gracias– al momento de pronunciarlas se vio como aquel espectro se dirigía al lugar que le fue dicho.
El encargado se quedo envuelto en sus pensamientos, hasta que fue interrumpido
-¿Viste a quien se parecía?– menciono el primero
-Si, creí que había muerto
-No, no creo que sea ella- vacilo en su repuesta
-Lo sé, pero… es muy parecida, además…- mirando hacia la figura que avanzaba -¿qué traerá en ambas manos? Esta maldita niebla me impide ver
-Serán cartas o bolsas, además si fuera algo malo no estaría tan tranquila
DENTRO DE KONOHA
En otro punto de aquella ciudad, se podía ver a la figura que momento antes había sido objeto de dudas de los encargados de la puerta, dirigiendo su paso a la oficina del Hokage, su nariz y boca no se podía ver por un velo opaco que lo ocultaba, solo sus hermosos ojos se veían, y mostraban aspecto de tristeza y melancolía a cada lugar que miraba.
-Debería comprar unas flores… — dijo –No, lo mejor será llegar a mi destino, además el Kazekage envió un aviso de mi llegada…- y dando un suspiro –mi regreso
Y fue lo último que menciono hasta que llego al edificio del Hokage, subió cada escalón con la frente alta mirando el astro que era atravesado por una curiosa nube, al tiempo que él resplandecía la bruma se iban apartando de la cuidad y más del ente.
-Hace casi cuatro años– las palabras las dijo como un sufrir y acompañados de un suspiro aceleraba su caminar
Llego a una oficina nueva, llena de papales y fue recibida por su excelencia, el Sexto Hokage, Danzou, que lo recibió dándole dirección de una silla enfrente de él.
-Buenos días— iniciando de este modo la conversación –Recibí esta mañana una carta del Kazekage
-Me lo informo en persona antes de mi salida— respondió sin inmutarse
-¿Así que regresan los tres?
-Si, en la carta se explican las razones de mi ausencia– y tomando un poco de aire, se dispuso a continuar –además…- fue interrumpida por el Hokage
-Lo sé, también llegaron dos más y me informan que llegará una más esta tarde, no importa— y cambiando el tono dijo -¿está preparada para las pruebas?
-Si— lo dijo en un tono de total seguridad y tranquilidad que altero el tono del Hokage –no pensé que ellos fueran a enviar cartas
-Así fue, en esas cartas, apoyan su ascenso o en caso de una negativa por parte mía, será recibida por cada una de estas autoridades… los kages— tomando un aire más firme dijo –así que está decidido la prueba será en una semana.
-Lo acepto— dijo con respecto y tranquilidad, pero lo cambio -¿Cómo se encuentra?
-En este tiempo no ha despertado y en cuanto a los demás…- lo corto al momento que daba una sonrisa de malicia –están bien y ya deberían de haber llegado
-No me extraña su falta de puntualidad… mmm…- dando un espacio en su continuación—deseo retirarme para poderla ver, además he encontrado la…- interrumpida por el Hokage
-Sí, lo sé; lo solicitado llegará en unos días
Al final de esa frase se sintió una brisa fuerte por parte de la gran ventana de la oficina; al apagarse el viento se vieron tres figuras acomodadas cerca de la espalda del Hokage.
*El que se encontraba a su derecha llevaba un pantalón naranja con azul marino, y una chamarra de igual color, además de ello, estaba acompañado de una túnica blanca con símbolos y un gran pergamino; se veía maduro de apariencia de veinte años, con su cabello rubio como el sol y sus ojos azules como el cielo.
*El de en medio era un joven de tez pálida, pero cabellera negra como sus ojos, tenía la apariencia de un joven de veintitantos años y su ropa era un pantalón negro y una playera gris.
*El último que era el de la izquierda tenía la apariencia de más de treinta años, su cabello era plata y solo podía verse uno de sus ojos, ya que el otro lo tenía cubierto, su ropa era negra acompañada de un chaleco verde militar.
Estas figuras se veían felices, al menos el de la derecha mostraba más este sentimiento, en cambio los dos del lado izquierdo mostraban serenidad, pero estaban felices, hacía años que no se mostraban así.
-Buenos días—dijo el de la izquierda –perdón por la tardanza
-No hay problema, aquí está la persona que les mencione— dijo mientras buscaba a la visita, pero cuando volteo no lo encontró -¿Dónde está?
-¿A quién busca?— pregunto el rubio de ojos azules
-Simplemente no deseaba vernos— dijo el joven de ojos negros y tez pálida
Y así se quedo la escena, sin el visitante y con las tres personas con dudas.
-Nos imaginamos que no era solo para eso nuestra presencia en su oficina esta mañana— prosiguió el mayor de los tres
-Es cierto, no solo los llame para que vieran a nuestra visita, era…- interrumpió su conversación para tomar un vaso de agua –los necesito para una misión, no es peligrosa, pero necesito saber si la aceptan
-Si, ya me estaba aburriendo de estar con misiones tan pequeñas— dijo el rubio emocionado
-Bueno me imaginaba que aceptarían…- dijo y mostrando un mayor tono –Necesito que entre los guerreros de Konoha se escoja al más fuerte, para que dentro de una semana se pueda enfrentar a una persona que se me ha solicitado desde la Tierra de la Arena.
-Entonces la persona que nos iba a presentar ¿es de la Tierra de la Arena?– dijo el que cubría su rostro
-Sí, Kakashi, bueno no solo fue solicitado por el Kazekage, sino por los demás kages de las diferentes naciones ninjas— y dando unas cartas a Kakashi continuo –es un ninja médico que necesita ser ascendido de rango por sus milagros médicos.
-Así que ninja médico— contesto Kakashi mientras reflexionaba las palabras de ninja médico
-Como ella…— dijo el rubio con un tono melancólico
-Si Naruto— contesto el joven de cabello oscuro –como ella
Mostrando su melancolía con estas palabras se fueron los tres jóvenes de la oficina del Hokage hacia sus vidas normales de ninjas.
