Hola
lo de siempre: los personajes no son mios y no lo hago por lucro..
I
Ultimátum
Sólo quedaba una semana para navidad y a Harry todo le había pasado muy rápido: la derrota de Voldemort, la llegada de su último año en Hogwarts y por último y lo más importante su noviazgo con la pequeña Weasley. Esto fue lo que ayudo, de cierta forma, al moreno a mantenerse firme durante la batalla. Todo era rosa, excepto por una cosa, o más bien por una persona: Ronald Weasley, hermano mayor de Ginevra y mejor amigo de Harry.
Estaba solo en la sala común reflexionando sobre la última pelea que había tenido con su novia esa misma tarde.
-¿Cómo me dice eso? –se preguntó Harry, melancólicamente al recordar lo ocurrido esa tarde. Todavía le daba vueltas en la cabeza las palabras de Ginny...
-Harry, necesito hablar contigo -dijo la pelirroja, sin mirarlo a los ojos.
-¡Ginny, hola! -Saludó él, efusivamente.
-Por favor, Harry. Acompáñame al lago –pidió la pelirroja. A Harry le extrañó la actitud de Ginny, pues esta siempre le brindaba una hermosa sonrisa.
"¿Qué pasara?, ella no es así"se preguntó Harry sin entender la actitud de su novia.
-Ok –contestó aceptando, luego miró a su amiga y agregó - Hermione, sigue sin mí después término lo mió.
Ginny salió primero de la sala común seguida muy de cerca de Harry.
-¿De qué querías hablar, amor? -preguntó Harry con cariño.
Se acercó con intención de abrazarla, pero Ginny no dejó que él la tocar. Esto le pareció aun más extraño a Harry. Ya no le gustaba nada la conversación y eso que Ginny aun no decía ni una sola palabra. Pasaron cinco minutos en completo silencio y a una distancia de un metro, hasta que la pelirroja rompió el silencio terminando con el ensimismamiento de Harry.
-Harry, no puedo más con esto. Me da rabia no poder besarte cuando yo quiera o abrazarte sin miedo a que mi hermano nos vea –reprochó Ginny con la vista pega en el lago.
-Ginny te entiend…
Pero Harry no logró terminar la frase, porque Ginny le detuvo.
-¡Por favor, Harry! Tú no entiendes nada, sino hace tiempo que todos sabrían que estamos de novios, pero no, ¡tú y tu maldito miedo a Ron! –Recriminó, hostil y es que ya no podía ocultar algo que para ella era especial y que la cabía sentir bien. - ¿acaso no puedes arriesgarte un poco? –masculló, irritada y mirándolo fijo a los ojos.
-Pero ¿Qué quiere que haga? ¡Es mi amigo! –exclamó, exasperado el pobre chico, sabiendo que Ron era un poco duro de mollera.
-Harry, mírame y contéstame dos cosas, ¿me quieres?
-Claro que te quiero, es más te adoro.
-Y ¿harías cualquier cosa por mí?
-Si
-Entonces si no quieres que terminemos vas hablar con mi hermano de aquí al baile de navidad.
-¿Me estas amenazando? -inquirió Harry mirándola a los ojos.
-No, Harry: es un ultimátum.
Ginny giró sobre sus talones y se marchó al castillo sin mirar hacia atrás, pues aunque le matara la idea de terminar con Harry no podía soportar la idea de vivir toda su vida ocultando su relación con este. .
"No puedo perderla. Me costo mucho estar con ella para perderla ahora" pensó Harry cuando perdió de vista a Ginny.
Estaba sumido en sus pensamientos y sin darse cuenta comenzó a hablar en voz alta.
-¿Qué hago?, ¿Cómo se lo digo? -se preguntó abatido mientras se sostenía la cabeza con las dos manos, buscando sin cesar la respuesta en la alfombra de la sala común.
-¿A quién le quieres decir algo, Harry? –preguntó una voz de mujer.
Harry se sorprendió al oír la voz de su mejor amiga; esta era una chica de contextura delgada, ojos marrones y almendrados, y de rasgos finos. En si la muchacha era muy guapa.
-¿Qué haces aquí a esta hora? –Preguntó, sorprendido de verla a esa hora despierta aún.
-Estaba en la biblioteca leyendo y me quedé dormida, y recién desperté -Contestó ella, avergonzada -Pero dime ¿a quién tienes que decirle algo? Si quieres te puedo ayudar. –se ofreció con amabilidad mientras se sentaba junto a su mejor amigo.
-No, Hermione… nadie me puede ayudar. –respondió desanimado Harry.
Hermione curvó una ceja y sonrió de lado al ver que su amigo estaba comportándose como un mártir, así que lo alentó a que le explicara por qué no le podía ayudar, aunque ya sospechaba de qué se trataba todo.
-Qué harías si una amistad dependiera de un secreto, uno que no has querido revelar y luego te ves obligado a decirlo, porque si no lo dices pierde alguien muy importante. –prosiguió Harry sin respirar, intentado que su amiga le entendiera.
-Déjame ver si entendí: esa amistad que esta en peligro es la de Ron ¿cierto?
Harry asintió y Hermione amplió su sonrisa al darle en el clavo, siempre le había gusta la sensación de saber la respuesta correcta.
-Y ese secreto, ¿es tu noviazgo con Ginny? –agregó mirándose las uñas en una actitud altiva.
-Si… ¡oye! ¿Cómo lo sabes? –inquirió, sorprendido Harry.
-Los escuche en la habitación de Ginny, cuando tú le prometiste que se lo dirías a Ron después de que terminara la guerra –contestó muy segura de si y con esa sonrisilla de sabelotodo que ponía cuando sabía que llevaba la razón, pero luego frunció el seño y agregó –Cosa que no hiciste.
-Eres una cotilla. No debiste espiarnos. –recriminó Harry con las mejillas coloradas, pasando por alto las ultimas palabras de su amiga.
-Harry, Harry. ¿Somos amigos?, ¿si o no?
El chico asintió levemente.
-Entonces… ¿Por qué no me lo dijeron? –reprochó Hermione cruzándose de brazos.
-Pensé que se lo dirías a Ron.
-No se lo hubiera dicho si me lo hubieras pedido.
Harry se encogió de hombros sin saber qué decir. Era cierto, Hermione le habría guardado el secreto si se lo hubiese pedido.
-Lo siento, soy un idiota.
Hermione soltó una carcajada dándole a entender a su amigo que eso ya lo sabía, que no tenía ni que mencionarlo.
Harry le dedicó una mirada hostil.
-Como, tú estás enamorada de Ron y todavía no se lo dices. –contraatacó Harry sabiendo el punto débil de la castaña.
-Pero eso es distinto…
Hermione se dio cuenta que estaba a punto de delatarse por completo, así que se apresuró a cambiar su respuesta.
-A mi no me gusta Ron, él es mi amigo, sólo eso.
Harry curvó una ceja y sonrió de lado, negó con la cabeza y esto puso de los nervios a Hermione que odiaba no saber qué decir.
-Es verdad, ya basta. Quieres que te ayude a decírselo a Ron, ¿si o no? –le regañó.
Harry se apresuró a decir si, pues sabía que la única que podría ayudarle era Hermione. Después de todo a las unicas personas que Ron temía era a su madre cuando se enojaba y a Hermione cuando se cabreaba.
-Ella es mi mundo –susurró Harry, desviando sus ojos lo más lejos de los inquisidores de Hermione.
-Entonces por qué no se lo dices a Ron y ya.
-Decirlo es sencillo, pero no puedo. Cada vez que hablo de Ginny él dice "si alguien toca a mí hermanita lo mato, juro que lo mato" -dijo Harry, imitando la voz de su amigo cuando se ponía como un "energúmeno", apodo cariñoso de Hermione y Ginny para el pelirrojo.
-Harry, creo que tendrías que decírselo igual a Ron. Además él sabe que tú nunca le harías daño. –intentó razonar Hermione, la verdad es que ni ella estaba segura de lo que estaba diciendo, pues conocía muy bien a Ron la verdad era que el chico era un cabezotas de lo peor, de esos que ni por unos segundos se detiene a pensar.
-Si, tienes razón. Mañana apenas me levante se lo digo. Gracias amiga, sin ti estaría todavía indeciso –agradeció, dándole un beso en la mejilla –mejor me voy a dormir y tú tendrías que hacer lo mismo.
-Tienes razón. –Admitió la castaña –Que duermas bien –se despidió contenta de haber ayudado a su mejor amiga, aunque aun no estaba segura de lo que había dicho.
"Lo bueno es que Harry es diestro con la varita" se tranquilizó mentalmente.
Harry se despidió con un leve movimiento de cabeza y una sonrisa agradecida. Los dos subieron a sus respectivas habitaciones a dormir, pues al otro día tenían clases y las dos primeras horas eran de pociones y si llegaban, otra vez, tarde serían castigados por enésima vez en ese semestre.
-¡Harry, levántate vamos a llegar tarde! -Gritó un pelirrojo. Este pelirrojo era nada más ni nada menos que Ronald weasley el mejor amigo de Harry. Este era un muchacho alto de contextura desgarbada, pero con músculos bien formados por el quidditch; de cabello pelirrojo y ojos azules.
- No grites, por favor –musitó, adormilado Harry volvió a taparse la cabeza con la almohada.
-¡Harry James Potter! -Gritó Ronald, muy cerca de su amigo. Cuando vio que Harry no se movida agregó con tono amenazador. –Si no te levantas ahora, te saco a patadas de la cama.
-Está bien, si lo pones de esa forma. Me levanto.
-Así me gustan, obedientes -Dijo Ron con una sonrisa en la cara.
Quince minutos después los dos chicos iban caminando por los pasillos que conducían a las mazmorras, pues lamentablemente, para Ron, no habían alcanzado a tomar desayuno.
-Por tu culpa ahora mi pancita esta rugiendo –se quejó Ron con voz aniñada, pues odiaba saltarse las comidas, además lo ponían de mal humor.
-Por una vez en tu vida que no comas no te morirás. –reprochó ya harto Harry.
-Oye, estoy en desarrollo, tengo que alimentarme bien para crecer sanito.
-Sí, Ron, tienes razón -contestó Harry, cansinamente.
Se quedaron en silencio, hasta que llegaron a las mazmorras, algo que Harry agradeció enormemente. El profesor aún no llegaba, así que entraron y se ubicaron junto a Hermione que, ya sentada, conversaba con Lavander que se encontraba un puesto más adelante del de ella. A los 5 minutos llegó el pelo grasiento, más conocido como el profesor de pociones Severus Snape.
-Buenos días –saludó, malhumorado, como siempre, Snape –hoy haremos una poción de…
Pero no pudo continuar, ya que se percato de la presencia de dos personas.
Miren si es el Sr. Weasley y el Sr. Potter -Dijo arrastrando las palabras -Se aprendieron el camino –agregó con una sonrisa malévola. Este comentario hizo reír a los de Slytherin que compartían clase con los de Gryffindor. Los chico sólo lo miraban con rencor, ya que sabían que si le contestaban los iban a castigar.
-Bueno sigamos con la clase. Anoten lo que esta escrito en el pizarrón –ordenó el profesor viendo que los chicos no le seguían el juego, cosa que lo puso aun más de mal humor.
Después de haber hecho explotar un caldero y que le quitaran puntos a los Gryffindor se dio por terminada la clase. Ron, Hermione y Harry decidieron ir dar una vuelta por el lago antes d el aproxima clase y de paso pasar por la cocina para que Ron pudiera comer algo y se dejara de reclamar.
-Que aburrido –se quejó la castaña, sentándose a la orilla del lago
Ron, sentándose junto a ella mascullando palabrotas.
-Snape es un maldito. Cómo se le ocurre quitar 30 puntos ¡aaah! lo odio –Exclamó Hermione, cabreada.
-¡Harry! – Llamó Ron al morocho al ver que este estaba ensimismado - ¿Qué te pasa? Estás extraño -Preguntó Ron al verlo tan desconcentrado.
Pero antes de que Harry contestara, Hermione dijo con rapidez:
-Saben tengo que ir a la biblioteca, nos vemos en clases.
Y se levantó y casi corriendo dejó a los dos chicos solos, ya que sabía que ese era el momento para que Harry le contara a Ron sobre su noviazgo con Ginny.
-Oye me vas a decir qué es lo que te pasa, o te quedaras mirando esa partícula de polvo –comentó Ron, divertido de las muecas de Harry.
-Ron, nosotros somos amigos ¿cierto?
-Más que eso, somos como hermanos, ¿Por qué lo peguntas? –se extrañó Ron. Harry era comúnmente extraño, pero ese día se estaba pasando.
-Y sabes que nunca te haría daño ¿cierto? –siguió Harry sin contéstale a Ron.
-Si, ¿Por qué lo dices, Harry?, me estas asustando. –Bien, si Harry quería asustarlo lo estaba logrado a la perfección.
-Si yo te dijera que te he ocultado algo muy importante, pero no porque no confié en ti si no por proteger a una persona –expuso Harry -¿Qué harías? –preguntó luego mirando al pelirrojo a los ojos.
-Harry, eres mi amigo, y si lo hiciste por proteger a alguien entendería. Ahora dime ¿qué es eso tan importante? –exigió ron ya harto de tantas vueltas, se estaba mareando y quería saber lo que a Harry le aquejaba.
-Ron, tengo novia. –soltó de una Harry.
-¿De verdad? ¡Wooo! nunca me lo imagine –dijo, asombrado de la noticia Ron -¿Por qué no me lo contaste antes?
-Porque no quería que Voldemort le hiciera daño –respondió más tranquilo –no me lo perdonaría nunca si algo le sucediera.
-¿Quién es la afortunada? -escudriñó curioso el pelirrojo sin imaginar de quién se trataba.
-Estuhermana -contestó tan rápido Harry que no le entendió absolutamente nada de lo dicho.
Ron puso cara de "Qué mierda dijiste", cosa que puso más nervioso a Harry, pero ese era el momento debía confesarle a su amigo que se estaba besuqueando con su hermanita, así que con renovadas fuerza tomó aire y miró directamente a los ojos su amigo, quizás ex mejor amigo.
"Se lo tengo que decir si o si" pensó Harry antes de soltarlo.
-E….es… tú…her…..es tu hermana Ron. Ella es mi novia –tartamudeó Harry.
-Ah, es una chica muy guapa.-contestó sin asimilar las palabras, pero cuando calló en cuenta se puso furioso -¿Cómo que mi hermana es tu novia? -Gritó Ron fuera si.
Harry le pidió que se calmara, pero Ron estaba completamente cabreado con la noticia.
-¿Cómo quieres que me calme? ¡Si estás depravando a mi hermanita!
-Oye, yo no soy ningún depravado –se indignó Harry ante la acusación.
-¿Cómo que no?... ¡MI HERMANITA ES MENOR QUE TÚ!
-SÍ, PERO SÓLO UN AÑO -bramó Harry, aburrido con la actitud de Ron. Por muy su amigo que fuera no iba a permitir que le acusara de cosas que no iban al caso. –ADEMÁS, YO AMO A TU HERMANA Y NI TÚ NI NADIE NOS VA A SEPARAR. ¿ME ESCUCHAS? Y NO ME IMPORTA QUE TE ENOJES Y QUE DEJES DE SER MI AMIGO POR UNA ESTÚPIDEZ COMO ESTA.
Después de la descarga que tuvo Harry se fue de ahí sin mirar la cara atónita de Ron. Para el pelirrojo fue tan sorprendente ver a Harry gritando que se quedó sin palabras y más sabiendo que el morocho no era de los que se viera bien gritando, eso era para él.
"Este imbécil si que quiere a la loca de mi hermana" pensó el pelirrojo "Sin duda prefiero a este que otro calentón que quiera algo con mi hermana, como dicen es lo que hay, un buen dicho muggle, hmmm…. Me gusta lo usare más seguido"
Y se fue tan campante y tranquilo al castillo tarareando una canción muggle muy conocida y que exasperaba a Hermione.
-Y soy rebelde, cuando no pienso en los demás y soy rebelde…
Al llegar a la sala común quedó congelado: ahí justo frente a él se encontraba Hermione sobre una escalera colgando muerdagos, pero no fue lo que estaba haciendo lo que lo dejó noqueado, si no que ella al tratar de llegar un poco más arriba hacia que su falda se subiera dejando muy poco a la imaginación. Ron, aun apreciando la piernas de su "amiga", no se había dado cuenta que esta hace rato que esta le hablaba.
-Ron... ¿Qué haces aquí?
Ron seguía babeando.
-Ron, Ron, ¡ROOOOOOOOON! –Gritó, exasperada la castaña al ver que no era tomada en cuenta.
-Em… qué…. ¿Qué pasa?…OH! Herms, perdona estaba pensando ¿qué quieres? –Logró hablar coherentemente Ron, avergonzado de que lo descubrieran.
-¿Qué pasa? hace rato que te hablo.
-Em…..e…es que estaba pensando en lo que me dijo Harry… -titubeó nervioso mientras se refregaba las manos avergonzado.
Hermione abrió los ojos sorprendía, porque la verdad es que no creía que Harry fuera capaz de enfrentar a Ron y decirle la verdad.
Porque no te bajas de ahí. Sabes no dejas mucho a la imaginación en esa postura y yo no soy de hierro -dijo Ron tratando de que sus hormonas se tranquilizaran, pero divertido por la cara que estaba poniendo en esos momentos la castaña
Hermione completamente cohibida por las palabras de su "amigo" bajó rápidamente de la escalera, una vez que estuvo en tierra firme volvió a su actitud mandona de siempre.
–Se suponía que tú deberías hacer esto, pero como siempre lo dejaste para última hora.
Ron sonrió restándole importancia, le indicó los sillones más cercanos para que se sentaran frente al fuego. Ya en los sillones Ron comenzó a contarle a Hermione lo que le había dicho Harry en el lago, y lo que el pensaba él al respecto. Hermione no podía creer que Ron se tomara todo el tema con tanta calma.
"Se nota que ha madurado" pensó la castaña mientras el pelirrojo seguía contándole todo lo que Harry le dijo y grito en el lago. Cuando terminó de contarle todo, Hermione habló:
-Sabes, Ron. Me sorprendes.
Ron se sonrojó un poco.
-¿Por qué te sorprendo? –logró decir. Sus orejas se tiñeron de rojo y no pudo mirarla debido a la vergüenza.
-Porque, aunque al principio reaccionaste como un tonto, al final tomaste todo con madurez. Te felicito
Ron se emocionó ante el hecho de ser "maduro", algo que para él era un verdadero halago, pero para Hermione esta creencia no duró mucho.
-¡Aaah soy maduro, soy maduro! -Decía Ron mientras corría por toda la sala común.
"No sé porque le dije que era maduro si sigue siendo un pendejo" se reprochó "pero se ve lindo"
Frente a lo último que había pensado no pudo evitar sonrojarse. "De donde saqué eso. Si él es solo mi amigo, quizás es verdad lo que me dijo Harry, eso de que me gusta Ron. Oh no, no puede ser" se decía así misma. Ron seguía corriendo por la sala gritando lo maduro que era.
Después de que Ron se cansara de hacer el ridículo se sentó junto a su amiga. Pero ella ni lo sintió, estaba demasiado ensimismada. El pelirrojo sólo se dedicó a observarla con detenimiento.
"Se ve tan bonita cuando está pensando" se decía Ron mirándola. Cada uno estaba completamente concentrado en sus pensamientos que se sorprendieron cuando escucharon a un grupo de niños entrar a la sala común. Los recién llegados se repartieron por toda la sala común para hacer los deberes del día. Hermione seguía con la mirada un grupo de niñas, hasta que Ron la habló.
-¿Te ayudo a terminar? –preguntó, refiriéndose a la decoración de la sala común
Ella accedió encantada por la ayuda y más si esta venia de Ron.
-Tú me pasas los muerdagos y yo los cuelgo -propuso Ron
Hermione asintió con una sonrisa que hizo que a Ron le hormigueara el estomago.
En otro lugar del colegio, para ser más precisos, en la torre de astronomía se encontraba una chica pensando en lo que le había dicho a su novio el día anterior.
"Parece que me pase con lo que le dije a Harry" se dijo "no debí ser tan dura con él"
En eso una voz la sacó de sus pensamientos, esta era nada menos que la del dueño de su corazón, del que se había enamorado hace más de 8 años y con quien llevaba casi 11 meses de novios.
-Tengo que hablar contigo, Ginny -dijo Harry, pausadamente no quería asustarla.
-Dime -musitó Ginny, mirando por la ventana. Le temía a lo que Harry le iba a decir.
-Por favor, me puedes mirar cuando te hablo –reprochó Harry, pero no como una orden, sino más bien como un ruego.
La pelirroja se giró, pero sus ojos estaban apagados, si luz.
-No seas tan fría conmigo, por favor. –suplicó Harry.
-Perdóname, Harry -dijo Ginny al borde de las lágrimas, ya que sabía que se estaba comportando como una tonta con él.
Harry al verla tan vulnerable se acercó a ella y la abrazó. Su abrazo fue correspondido de inmediato por la muchacha. Los dos se necesitaban tanto que quisieron detener el tiempo en ese momento, pero Harry rompió el abrazo, pero no se separó mucho del cuerpo de ella.
-Ginny, hablé con tu hermano.
Ella se sorprendió; lo miró a los ojos para comprobar que era verdad lo que le decía.
-¿En serio? –Inquirió - ¿Cómo reacciono? –inquirió Ginny sin dar tiempo de respuesta para la primera pregunta.
-Me grito muchas cosas hasta que me cansé y también le grité.
-¿Qué le dijiste? ósea ¿Qué le gritaste?
-Que no me importaba que se enojara conmigo por esto, porque yo te quería.
Ginny se sonrojó ante las últimas palabras de su novio.
-No te preocupes, Harry. Todo se arreglara, él se dará cuenta de que no me harás daño. Además, te quiere, son amigos desde hace 7 años –trató de tranquilizarlo Ginny sabiendo que Harry se debía de sentir horrible con toda la situación.
Harry suspiró e intento convencerse de que todo se arreglaría y acercándose nuevamente a Ginny acabó con los centímetros que lo separaban de su novia, y la besó, pero este beso tenía un sabor distinto: más fogoso y urgente que los otros. Luego de aquel beso tan profundo se separaron, y se miraron a los ojos. Ginny fue quien rompió el silencio que se había creado entre los dos.
-Te amo -susurró, sonrojada.
-Me encanta que me digas eso y que más si te sonrojes -dijo Harry, divertido por el sonrojo de su novia, pero al ver la mueca de disgusto de ella se apresuró a decir. - yo también te amo.
Y así se quedaron, hasta que ya era la hora de la cena, bajaron al gran comedor para cenar, pero iban súper nerviosos, pues sería la primera vez que se mostraran a todos como novios y tenían muy en claro que todo el colegio los miraría raro. Cuando ya estaban en la puerta del comedor. Harry se detuvo.
-¿Estás lista? –preguntó nervioso.
Ginny respiró profundamente antes de contestar.
-Si, amor, estoy lista.
Entraron al comedor y en un principio nadie se dio cuenta de que venían tomados de la mano, hasta que una chica de primero de Gryffindor saludó a Harry entre gritos entusiastas. Fue ahí que todos los presentes se dieron vuelta a mirar a Harry y se percataron de que no venía solo, si no que estaba con una pelirroja y que más encima venían de la mano. Todos comenzaron a murmurar haciendo un murmullo general. Harry y Ginny trataron de sentarse lo antes posible para que no los miaran más, lamentablemente, y sin creerlo, el único lugar desocupado era junto a Hermione que estaba sentada frente a Ron. Como no tenían otra opción se sentaron. Harry y Ginny no dirigieron ninguna mirada a Ron y Hermione, sólo se sentaron y comenzaron a cenar. Hermione miró al pelirrojo sabiendo que la pareja se sentía incomoda frente a la presencia de Ron pensado que este estaba enojado, la castaña vio que Ron no reaccionaba y que no les decía nada, le dio un punta pie por debajo de la mesa, este al momento de sentir el golpe la miró con cara de dolor.
-¿Qué té pasa? ¿Por qué haces eso? –preguntó en susurros para que nadie lo escuchara. Hermione le dedicó una sonrisa burlona y contestó:
-Té lo mereces por ser un tonto. Habla con ellos. –le recriminó.
-No seas tan brusca.
Ron le dedicó una mirada a Ginny y a Harry que estaban con la cabeza gacha cenando.
-Tengo que hablar con ustedes. –llamó la atención de la pareja.
Harry y Ginny al momento de escuchar la voz de Ron se estremecieron por el tono serio que este tenía, lo miraron a la cara dudosos. Ron al ver la cara de los dos agregó.
-Que sea ahora, vamos al lago.
La pareja asintió. Se pararon para seguirlo, cuando ya estaban fuera la primera en hablar fue Ginny.
-Ron, antes de que hables quiero que pienses bien. Si tú no aceptas nuestra relación a mi no me va a importar. No porque no te guste que esté con Harry yo voy a terminar con él ¿entiendes?
Ron iba a contestarle a su hermana, pero esta vez fue Harry el que se le adelantó.
-Es verdad lo que dice tú hermana, Ron. Si a ti no te gusta no vamos a terminar por darte en el gusto.
-A parte yo no me meto en tu vida hermano. –añadió la pelirroja
Harry no pudo añadir nada más, porque Ron lo interrumpió.
-¡Me van a dejar hablar! –exclamó ya harto Ron.
Ginny y Harry se avergonzaron y con las cabezas gachas le dieron la palabra a Ron.
-Bien. –unos segundos de silencio aguardo Ron para ver si le interrumpían de nuevo, cuando vio que podía seguir hablando sin interrupciones, agregó. - Chicos yo no soy quien para no dejar que estén juntos...
Mientras Ron hablaba Harry y Ginny no podían creer lo que estaban escuchando. ¿Era verdad que Ron aceptaba la relación? ¿Qué bicho le había picado al pelirrojo? ¿De dónde tanta madurez y comprensión? ¿Por qué el mar es azul y el solo amarillo? Miles de preguntas asaltaron a la pareja que seguía sin dar crédito a lo que Ron decía.
-Harry, tú eres mi mejor amigo y sé que lo has pasado mal y te mereces ser feliz y si eres feliz con mi hermanita y ella también es feliz, yo no puedo interponerme entre ustedes. Además, sé que no le harías daño a la loca, porque si lo hicieras te juro que te mato, pero no sólo yo, si no también 6 pelirrojos más te despedazarían. –terminó de hablar Ron o mejor dicho de amenazar a su amigo.
-Sí Ron, eso lo tengo muy claro -musitó Harry, asustado por la amenaza de Ron, ya que sabía que esos demonios pelirrojos eran capases de eso y de más por la pequeña del clan. Dónde diablos se había metido.
Ginny se lanzó a los brazos de su hermano, feliz de que este no matara a su novio.
-Hermanito, que bueno que lo comprendas.
-¡Suéltame que me estas ahorcando! –se quejó Ron casi morado por el abrazo de oso de su hermana.
-Ok, ahora sólo falta que te declares a Hermione para que sea un año perfecto -comentó la pequeña Weasley como si del clima tratase el tema. Esto no se lo esperaba Ron, así que se puso colorado de pies a cabeza y se apresuró a decir:
-¡A MI NO ME GUSTA HERMIONE!
Continuará...
