The Sword of Darkness
CapÃtulo I: "Los guardianes de Argorlad"
Argorlad, reino prospero, cuna de los mejores espadachines que alguna vez habÃan pisado la tierra, legado desde hacia cientos de años de los más sabios gobernantes, santuario de las más diversas culturas, pero sobre todo de los hombres y mujeres más nobles, y desididos a dar su vida por su rey y su reino.
Nadie se imaginaba que en ese mismo reino, llegarÃa al mundo la persona que tendrÃa en sus manos no solo el destino del paÃs y sus habitantes, sino también el destino de la tierra entera.
**************************************************************************** ********************************
-Matt esperame!!- gritó un chico de cabellos castaños y alborotados que hiba montado en un caballo esplendido, pero que era menos rápido gracias a la poca experiencia de su jinete.
El joven de ojos azules y hermosa cabellera rubia, jaló las riendas de su caballo, al oir las quejas de su amigo, dió un giro, y se detuvo, disponiendose a esperar a la llegada de su compañero.
-Oye -dijo cuando por fin alcanzó a el otro chico - Vas demasiado rápido-
-Yo no voy demasiado rápido, tu vas demasiado lento-
-Bueno, lo que pasa es que yo no me la paso todo el dÃa entrenando-
-Por eso no eres tan bueno como yo-
Yamatto Ishida era en verdad un ejemplar esplendido de la raza de los Argorlad, no solo en su apariencia fÃsica, sino también en los aspectos tecnicos, era de entre todos los de su pueblo, el mejor espadachin, podÃa derrotar a los más fieros luchadores en pocos minutos, y casi siempre salia ileso. Eso le habÃa hecho acreedor a una entrevista con el rey, para después poder probar su habilidad ante los ojos de la corona.
Era además una persona por demás orgullosa, incapaz de dejarse ver debil ante un tercero, anteponiendo ante todo el orgullo de ser el mejor de entre los de su clase, y pronto el mejor de entre los de la realeza.
Taichi Yagami era su mejor amigo, era un chico divertido y carismático, igualmente un gran espadachÃn, pero que no estaba obsecionado con ser el mejor, tal vez serÃa por ello que no habÃa podido superar a su amigo. El respetaba la lealtad más que a nada, para el, sus amigos, su familia, y su paÃs eran lo más importante en su vida.
Los dos se habÃan conocido cuando eran muy pequeños, y desde entonces habÃan sido los mejores amigos, habÃan practicado juntos por tanto tiempo, que ya nada podÃa sorprenderles el uno del otro.
Yagami estaba realmente feliz por su amigo, el habÃa deseado tanto tiempo el poder conocer al rey, que ya habÃa estado planeando como comportarse ante el... para su regocijo, el también hiba a poder conocer a su majestad.
El dÃa tan esperado llegó, después de largas semanas de espera, en las cuales, Matt habÃa entrenado más duro que nunca.
Se transporto hacÃa el reino, en un gran corcel plateado, al lado de su fiel amigo Taichi. Cuando las puertas se abrieron, mucha gente miró a los dos jinetes asombrados, no solo por el gran respeto que infundian al ir ataviados con ropas de gran lujo, ó ser portadores de espadas, cuando solo nobles ó caballeros podÃan hacer uso de ellas, sino porque todos conocÃan sus nombres, los dos eran de grandes familias, conocidas hasta en los más reconditos lugares de el reino. Eran grandes herederos de vastas fortunas y miles de kilometros de tierras que estaban a su servicio...Además ya tenÃan una larga historia detras , mientras uno de ellos se veÃa favorecido por el pasado, a otro le caÃa sobre los hombros los pesados errores de sus antepasados, marcando su apellido, condenandolo a ser objeto de los murmullos del pueblo, y aveces de las miradas nada amigables de las personas
Sin embargo, el era un joven alegre, y de gran respeto, se habÃa hido ganando poco a poco la confianza del pueblo, tanto que ya pocos se atrevian a mirarlo extrañamente, ó siquiera a lanzarle algun comentario absurdo. En lugar de ello, atraÃa la atención por el buen aspecto que daba a relucir al lado de su compañero.
Taichi era un joven moreno, de cabello castaño y ojos cafes, su cabello era alborotado, y su sonrisa encantadora, lo que las chicas admiraban más de el era su gran sentido del humor, y las lindas palabras que les ofrecia cuando estaba inspirado, segun los ancianos, era aveces tan sabio al dar sus consejos a los demás que podrÃa ser considerado como uno de los suyos.
Yamatto era de tez blanca, de hermosos ojos azules, y de cabello dorado que caia sobre sus hombros. Su mirada era dulce cuando querÃa, pero aveces podÃa ser profunda, y melancolica, todos sus sentimientos podÃan ser transmitidos a travez de sus ojos, cosa que no era demostrada muy a menudo. Encantaba a los pequeños, deleitandolos con dulces melodÃas, provenientes de su ya gastada armonica.
Los dos se sentaban en el centro de la ciudad, con una hermosa fuente a sus espaldas, a contar sus aventuras, en los paÃses más lejanos, todos ellos llenos de un esplendor infinito, de unos bosques de ensueño, con hojas doradas adornando los caminos surcados por piedras plateadas a la luz del atardecer, habÃan conocido a las razas más diversas y extrañas,con quienes habÃan estado y trabado grandes relaciones, cosa que tal vez les ayudarÃa más tarde, habÃan visto antes que nadie la unica cosa que estaba más lejos que nada de esa tierra, y que pocos afortunados habÃan tenido la dicha de apreciar...el mar, para ellos era la cosa más maravillosa, y su sueño, era regresar juntos, para apreciar, aunque sea por ultima vez ese lugar sagrado, bañado en las aguas más cristalinas, y en la brisa más suave, más calida, la que estaba llena de un sentimiento que pocos podÃan detectar.
Esa vez no pasaron por el centro, y se dirigieron al castillo directamente, grandes muros se alzaban ante la gran estructura, y las rejas cubrian el camino hacÃa la libertad. Varios guardÃas custodeaban la entrada, escuadriñando detenidamente cada uno de los rincones a los que se podÃa tener acceso, escapar de ese lugar serÃa en verdad imposible, ó una gran azaña.
Se presenteron debidamente, pidiendo permiso para entrar a celebrar su reunión con el rey. No se les hizo esperar, tenÃan ordenes explicitas, el rey los esperaba.
Fueron guiados a travez de los jardines del palacio, por un guardia asignado para esta misión. Sus caballos fueron llevados a la caballerÃa, en donde permanecerian hasta que sus amos regresaran. Mientras caminaban por los finos caminos, admiraban su alrededor, el cesped bien recortado, con secciones de flores de las más exoticas y perfumadas, algunas estatuas a su alrededor, con formas de hermosos angeles y querubines.
Frente a la puerta principal se alzaba una fuente majestuosa, dos hermosos angeles cautivadores con su belleza, cubiertos en la parte superior de la cara por cascos y los dos con cuatro alas cada uno. Su presencia era imponente, sobre todo por los objetos que cargaban en sus manos.
Ella llevaba un arco y una flecha, dispuestos a atacar en cualquier momento, y el, sostenÃa un baculo, de lo más sencillo, pero seguramente con un gran significado. Los dos observaban el cielo, una mirada melancolica surcaba sus ojos, su deber sin duda, era proteger a ese pueblo, hasta el tiempo en que su creador viera oportuno el jusgarlos.
-Vaya- exclamo el joven Yagami- Jamás habÃa visto algo como esto, es hermoso.-
-Son los guardianes de Argorlad- le respondió el guardÃa que los guiaba -La leyenda dice que cuando la maldad sea despertada, y la oscuridad cubra el cielo, la tierra y el mar, ellos despertaran, para juzgar a la persona que será la elegida...-
El guardÃa detuvo su relato, cuando llegaron al umbral de la gran puerta principal, labrada con una extraña inscripción, en un idioma antiguo, que solo se podÃa encontrar en los libros más viejos de la gran biblioteca, su marco era de oro puro, y sus puertas infranqueables eran de cedro, tan fuertes como el mismo acero.
Las puertas giraron sin hacer el menor sonido, dando paso a un gran corredor de alfombra roja, rodeado de los más esquisitos cuadros, pintados por grandes artistas muy reconocidos.
Matt y Tai quedaron asombrados ante la belleza de todo el lugar, que solo era comparada con lo que habÃan visto en sus sueños, los cuales por fin se habÃan cumplido, ese mismo dÃa conocerÃan al rey, para demostrarle que no solo los nobles saben luchar...
**************************************************************************** *******************************
Al mismo tiempo en otro lugar se celebraba una reunión poco común, los más sabios de varias ordenes de ancianos se habÃan reunido, discuten entre sÃ, el momento que tanto habÃan temido por muchos años, habÃa llegado...
-Jamás pense que ya fuera a llegar el momento- dijo uno de los encapuchados -Este acontecimiento parecÃa tan lejano...-
-No es tiempo de lamentarse- dijo otro de ellos - lo unico que podemos hacer es tratar de impedir que suceda.-
-Pero, aun no sabemos de quien se trata-
-Lo encontraremos- replicó una voz desde un rincón obscurecido por las sombras, el anciano, por la experiencia que recaia en su espalda, se habÃa convertido en el más sabio, y por lo tanto en el más venerable...todos se inclinaron y guardaron silencio.
-Nuestro deber es encontrarlo-continuó- y acabar con el antes de que despierte al mal.-
-Pero, Sr. Gennai, no sabemos en donde está, podrÃa estar en una gran ciudad, en el más recondito de los sitios...ni siquiera sabemos que forma a adoptado, podrÃa ser cualquier animal insignificante, ó incluso un ser humano.-
-Si es un ser humano, aun tenemos esperanza, si es poseido por el mal, aun podrÃa rectificar sus errores, si se da cuenta de que hay algo más importante que la ambición, el podrÃa librarnos de la oscuridad que el mismo acarreó...sino, el mal reinará en el mundo entero, la raza humana desaparecera, dando paso a los demonios desde el mismo infierno, además el rey de las tinieblas tomarÃa de nuevo el lugar que le fue arrebatado, el mismo cuerpo serÃa poseido, la imagen del mismo mal serÃa humana...- inclino su cabeza sobre su baculo, recargando su frente en la piedra azulada que descansaba en el, guardo silencio por unos minutos hasta que por fin alcanzó a decir -Encuentrenlo, y traiganlo a mi presencia-
-Seguro se resistira- aseguro el anciano de su lado.
-Si se resiste- dijo Gennai- matenlo...-
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Matt y Tai esperaban en un amplio salón, desde hacÃa varios minutos. La impaciencia ya se hacÃa notar en uno de los jovenes.
-Ya se tardo mucho, talvez ya no quiera recibirnos..-dijo el chico rubio, con tono algo desilucionado.
-Eres un histerico, apenas han pasado quince minutos, ya calmate, y no molestes...- Tai se paseaba por el salón, admirando cuidadosamente cada una de las viejas armaduras antes usadas para el combate, y después los numerosos cuadros colgados destinados a adornar las altas paredes, mientras hacÃa su inspección, hubo un cuadro en especial que llamó su atención.
-Oye Matt, mira este cuadro...se ve algo...tétrico...-
Matt se levantó a causa de la curiosidad inspirada por su amigo, se acerco, y aprecio desde un mismo angulo, el gran cuadro.
-Tienes razón- dijo al fin -Es un cuadro muy diferente a los otros...además, si te fijas bien, este no tiene autor...que extraño...-
Afirmativamente, el cuadro no poseÃa de la firma de ningún autor, era algo sumamente raro, el unico de su especie en ese lugar.
Fueron examinando la pintura cuidadosamente, sin dejar pasar desapercibido detalle alguno.
Era una obra muy amplia, llegando a cubrir gran parte de una de las paredes, su marco era dorado, unico rasgo brillante que destacaba en aquel objeto. En realidad era algo oscuro, y no solo en su aspecto, en los tonos que eran principalmente los negros, sino también en su contenido, en medio de el lienzo, plasmada de una manera artistica, destacaba una espada, clavada en una abertura de un piso de roca... no era una común, ya que era negra en su totalidad, estaba en la más completa oscuridad, iluminandola solamente un rayo solitario en la altura, provocando un brillo fantasmal en sus letales bordes, la empuñadura era sin duda la más extraña, no solo tenÃa la figura de la cara de un demonio espantoso, los ojos desorbitados por la locura resaltaban con un color rojo intenso.
Este cuadro tenÃa a los dos chicos estupefactos, jamás habÃan visto algo como aquello, una pintura en la que habÃan representado perfectamente no solo una maldad en su estado puro, sino también una manera de mostrarla de una forma humana.
Las puertas de la sala del trono se abrieron, pero ninguno de los dos puso mucha atención, hasta que el guardÃa los llamó...
Como saliendo de una pesadilla arremolinada en sus propios pensamientos, volvieron a la realidad, aliviados, pero con un frio sudor que recorrÃa sus frentes...está no solo les habÃa hecho ver a lo que puede llegar la avaricia, sino los deseos más oscuros de su propio corazón. Suspiraron , y se limpiaron la frente, sin mencionar nada de lo que habÃan visto, se vieron el uno al otro y asintieron, dispuestos a encontrarse con el rey.
-El rey los recibira ahora, pasen por aquà por favor...- el guardÃa les mostró el camino con una de sus manos, inclinandose luego ante ellos, y cerrando la puerta a sus espaldas.
Los dos jovenes alzaron los ojos hacÃa el rey, viendolo de frente...reaccionaron al fin recordando sus modales, se arrodillaron ante el , e inclinaron sus cabezas...
-Levantense, Yamatto Ishida, Taichi Yagami, el respeto que me tienen es correspondido, aquà tienen tanta majestad como yo...-
Los chicos no se movieron de su lugar, clavando la vista en el piso, no podÃan sacar aquellos pensamientos oscuros de su mente, sintiendose indignos de estar ante la presencia de su rey...
Continuara...
Je, la aventura sin duda es mi fuerte, me encanta, está es una historia principalmente de Yamatto Ishida, los personajes iran apareciendo en los siguientes capitulos, esta es solo como la introducción, lo mejor viene después. Va a haber romance (je,je,je)
peligro, pero sobre todo un secreto de familia que decidira el destino de nuestro protagonista, y una unica pregunta, que debera responder ¿El corazón de un ser humano se corrompe por la avaricia, dejando de lado los sentimientos más valiosos de su vida?...
Eso lo veremos.
Todos los reviews son muy bien recibidos.
Cuidense!!!!!!!!!!!!
Tiffany Dincht
CapÃtulo I: "Los guardianes de Argorlad"
Argorlad, reino prospero, cuna de los mejores espadachines que alguna vez habÃan pisado la tierra, legado desde hacia cientos de años de los más sabios gobernantes, santuario de las más diversas culturas, pero sobre todo de los hombres y mujeres más nobles, y desididos a dar su vida por su rey y su reino.
Nadie se imaginaba que en ese mismo reino, llegarÃa al mundo la persona que tendrÃa en sus manos no solo el destino del paÃs y sus habitantes, sino también el destino de la tierra entera.
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-Matt esperame!!- gritó un chico de cabellos castaños y alborotados que hiba montado en un caballo esplendido, pero que era menos rápido gracias a la poca experiencia de su jinete.
El joven de ojos azules y hermosa cabellera rubia, jaló las riendas de su caballo, al oir las quejas de su amigo, dió un giro, y se detuvo, disponiendose a esperar a la llegada de su compañero.
-Oye -dijo cuando por fin alcanzó a el otro chico - Vas demasiado rápido-
-Yo no voy demasiado rápido, tu vas demasiado lento-
-Bueno, lo que pasa es que yo no me la paso todo el dÃa entrenando-
-Por eso no eres tan bueno como yo-
Yamatto Ishida era en verdad un ejemplar esplendido de la raza de los Argorlad, no solo en su apariencia fÃsica, sino también en los aspectos tecnicos, era de entre todos los de su pueblo, el mejor espadachin, podÃa derrotar a los más fieros luchadores en pocos minutos, y casi siempre salia ileso. Eso le habÃa hecho acreedor a una entrevista con el rey, para después poder probar su habilidad ante los ojos de la corona.
Era además una persona por demás orgullosa, incapaz de dejarse ver debil ante un tercero, anteponiendo ante todo el orgullo de ser el mejor de entre los de su clase, y pronto el mejor de entre los de la realeza.
Taichi Yagami era su mejor amigo, era un chico divertido y carismático, igualmente un gran espadachÃn, pero que no estaba obsecionado con ser el mejor, tal vez serÃa por ello que no habÃa podido superar a su amigo. El respetaba la lealtad más que a nada, para el, sus amigos, su familia, y su paÃs eran lo más importante en su vida.
Los dos se habÃan conocido cuando eran muy pequeños, y desde entonces habÃan sido los mejores amigos, habÃan practicado juntos por tanto tiempo, que ya nada podÃa sorprenderles el uno del otro.
Yagami estaba realmente feliz por su amigo, el habÃa deseado tanto tiempo el poder conocer al rey, que ya habÃa estado planeando como comportarse ante el... para su regocijo, el también hiba a poder conocer a su majestad.
El dÃa tan esperado llegó, después de largas semanas de espera, en las cuales, Matt habÃa entrenado más duro que nunca.
Se transporto hacÃa el reino, en un gran corcel plateado, al lado de su fiel amigo Taichi. Cuando las puertas se abrieron, mucha gente miró a los dos jinetes asombrados, no solo por el gran respeto que infundian al ir ataviados con ropas de gran lujo, ó ser portadores de espadas, cuando solo nobles ó caballeros podÃan hacer uso de ellas, sino porque todos conocÃan sus nombres, los dos eran de grandes familias, conocidas hasta en los más reconditos lugares de el reino. Eran grandes herederos de vastas fortunas y miles de kilometros de tierras que estaban a su servicio...Además ya tenÃan una larga historia detras , mientras uno de ellos se veÃa favorecido por el pasado, a otro le caÃa sobre los hombros los pesados errores de sus antepasados, marcando su apellido, condenandolo a ser objeto de los murmullos del pueblo, y aveces de las miradas nada amigables de las personas
Sin embargo, el era un joven alegre, y de gran respeto, se habÃa hido ganando poco a poco la confianza del pueblo, tanto que ya pocos se atrevian a mirarlo extrañamente, ó siquiera a lanzarle algun comentario absurdo. En lugar de ello, atraÃa la atención por el buen aspecto que daba a relucir al lado de su compañero.
Taichi era un joven moreno, de cabello castaño y ojos cafes, su cabello era alborotado, y su sonrisa encantadora, lo que las chicas admiraban más de el era su gran sentido del humor, y las lindas palabras que les ofrecia cuando estaba inspirado, segun los ancianos, era aveces tan sabio al dar sus consejos a los demás que podrÃa ser considerado como uno de los suyos.
Yamatto era de tez blanca, de hermosos ojos azules, y de cabello dorado que caia sobre sus hombros. Su mirada era dulce cuando querÃa, pero aveces podÃa ser profunda, y melancolica, todos sus sentimientos podÃan ser transmitidos a travez de sus ojos, cosa que no era demostrada muy a menudo. Encantaba a los pequeños, deleitandolos con dulces melodÃas, provenientes de su ya gastada armonica.
Los dos se sentaban en el centro de la ciudad, con una hermosa fuente a sus espaldas, a contar sus aventuras, en los paÃses más lejanos, todos ellos llenos de un esplendor infinito, de unos bosques de ensueño, con hojas doradas adornando los caminos surcados por piedras plateadas a la luz del atardecer, habÃan conocido a las razas más diversas y extrañas,con quienes habÃan estado y trabado grandes relaciones, cosa que tal vez les ayudarÃa más tarde, habÃan visto antes que nadie la unica cosa que estaba más lejos que nada de esa tierra, y que pocos afortunados habÃan tenido la dicha de apreciar...el mar, para ellos era la cosa más maravillosa, y su sueño, era regresar juntos, para apreciar, aunque sea por ultima vez ese lugar sagrado, bañado en las aguas más cristalinas, y en la brisa más suave, más calida, la que estaba llena de un sentimiento que pocos podÃan detectar.
Esa vez no pasaron por el centro, y se dirigieron al castillo directamente, grandes muros se alzaban ante la gran estructura, y las rejas cubrian el camino hacÃa la libertad. Varios guardÃas custodeaban la entrada, escuadriñando detenidamente cada uno de los rincones a los que se podÃa tener acceso, escapar de ese lugar serÃa en verdad imposible, ó una gran azaña.
Se presenteron debidamente, pidiendo permiso para entrar a celebrar su reunión con el rey. No se les hizo esperar, tenÃan ordenes explicitas, el rey los esperaba.
Fueron guiados a travez de los jardines del palacio, por un guardia asignado para esta misión. Sus caballos fueron llevados a la caballerÃa, en donde permanecerian hasta que sus amos regresaran. Mientras caminaban por los finos caminos, admiraban su alrededor, el cesped bien recortado, con secciones de flores de las más exoticas y perfumadas, algunas estatuas a su alrededor, con formas de hermosos angeles y querubines.
Frente a la puerta principal se alzaba una fuente majestuosa, dos hermosos angeles cautivadores con su belleza, cubiertos en la parte superior de la cara por cascos y los dos con cuatro alas cada uno. Su presencia era imponente, sobre todo por los objetos que cargaban en sus manos.
Ella llevaba un arco y una flecha, dispuestos a atacar en cualquier momento, y el, sostenÃa un baculo, de lo más sencillo, pero seguramente con un gran significado. Los dos observaban el cielo, una mirada melancolica surcaba sus ojos, su deber sin duda, era proteger a ese pueblo, hasta el tiempo en que su creador viera oportuno el jusgarlos.
-Vaya- exclamo el joven Yagami- Jamás habÃa visto algo como esto, es hermoso.-
-Son los guardianes de Argorlad- le respondió el guardÃa que los guiaba -La leyenda dice que cuando la maldad sea despertada, y la oscuridad cubra el cielo, la tierra y el mar, ellos despertaran, para juzgar a la persona que será la elegida...-
El guardÃa detuvo su relato, cuando llegaron al umbral de la gran puerta principal, labrada con una extraña inscripción, en un idioma antiguo, que solo se podÃa encontrar en los libros más viejos de la gran biblioteca, su marco era de oro puro, y sus puertas infranqueables eran de cedro, tan fuertes como el mismo acero.
Las puertas giraron sin hacer el menor sonido, dando paso a un gran corredor de alfombra roja, rodeado de los más esquisitos cuadros, pintados por grandes artistas muy reconocidos.
Matt y Tai quedaron asombrados ante la belleza de todo el lugar, que solo era comparada con lo que habÃan visto en sus sueños, los cuales por fin se habÃan cumplido, ese mismo dÃa conocerÃan al rey, para demostrarle que no solo los nobles saben luchar...
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Al mismo tiempo en otro lugar se celebraba una reunión poco común, los más sabios de varias ordenes de ancianos se habÃan reunido, discuten entre sÃ, el momento que tanto habÃan temido por muchos años, habÃa llegado...
-Jamás pense que ya fuera a llegar el momento- dijo uno de los encapuchados -Este acontecimiento parecÃa tan lejano...-
-No es tiempo de lamentarse- dijo otro de ellos - lo unico que podemos hacer es tratar de impedir que suceda.-
-Pero, aun no sabemos de quien se trata-
-Lo encontraremos- replicó una voz desde un rincón obscurecido por las sombras, el anciano, por la experiencia que recaia en su espalda, se habÃa convertido en el más sabio, y por lo tanto en el más venerable...todos se inclinaron y guardaron silencio.
-Nuestro deber es encontrarlo-continuó- y acabar con el antes de que despierte al mal.-
-Pero, Sr. Gennai, no sabemos en donde está, podrÃa estar en una gran ciudad, en el más recondito de los sitios...ni siquiera sabemos que forma a adoptado, podrÃa ser cualquier animal insignificante, ó incluso un ser humano.-
-Si es un ser humano, aun tenemos esperanza, si es poseido por el mal, aun podrÃa rectificar sus errores, si se da cuenta de que hay algo más importante que la ambición, el podrÃa librarnos de la oscuridad que el mismo acarreó...sino, el mal reinará en el mundo entero, la raza humana desaparecera, dando paso a los demonios desde el mismo infierno, además el rey de las tinieblas tomarÃa de nuevo el lugar que le fue arrebatado, el mismo cuerpo serÃa poseido, la imagen del mismo mal serÃa humana...- inclino su cabeza sobre su baculo, recargando su frente en la piedra azulada que descansaba en el, guardo silencio por unos minutos hasta que por fin alcanzó a decir -Encuentrenlo, y traiganlo a mi presencia-
-Seguro se resistira- aseguro el anciano de su lado.
-Si se resiste- dijo Gennai- matenlo...-
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Matt y Tai esperaban en un amplio salón, desde hacÃa varios minutos. La impaciencia ya se hacÃa notar en uno de los jovenes.
-Ya se tardo mucho, talvez ya no quiera recibirnos..-dijo el chico rubio, con tono algo desilucionado.
-Eres un histerico, apenas han pasado quince minutos, ya calmate, y no molestes...- Tai se paseaba por el salón, admirando cuidadosamente cada una de las viejas armaduras antes usadas para el combate, y después los numerosos cuadros colgados destinados a adornar las altas paredes, mientras hacÃa su inspección, hubo un cuadro en especial que llamó su atención.
-Oye Matt, mira este cuadro...se ve algo...tétrico...-
Matt se levantó a causa de la curiosidad inspirada por su amigo, se acerco, y aprecio desde un mismo angulo, el gran cuadro.
-Tienes razón- dijo al fin -Es un cuadro muy diferente a los otros...además, si te fijas bien, este no tiene autor...que extraño...-
Afirmativamente, el cuadro no poseÃa de la firma de ningún autor, era algo sumamente raro, el unico de su especie en ese lugar.
Fueron examinando la pintura cuidadosamente, sin dejar pasar desapercibido detalle alguno.
Era una obra muy amplia, llegando a cubrir gran parte de una de las paredes, su marco era dorado, unico rasgo brillante que destacaba en aquel objeto. En realidad era algo oscuro, y no solo en su aspecto, en los tonos que eran principalmente los negros, sino también en su contenido, en medio de el lienzo, plasmada de una manera artistica, destacaba una espada, clavada en una abertura de un piso de roca... no era una común, ya que era negra en su totalidad, estaba en la más completa oscuridad, iluminandola solamente un rayo solitario en la altura, provocando un brillo fantasmal en sus letales bordes, la empuñadura era sin duda la más extraña, no solo tenÃa la figura de la cara de un demonio espantoso, los ojos desorbitados por la locura resaltaban con un color rojo intenso.
Este cuadro tenÃa a los dos chicos estupefactos, jamás habÃan visto algo como aquello, una pintura en la que habÃan representado perfectamente no solo una maldad en su estado puro, sino también una manera de mostrarla de una forma humana.
Las puertas de la sala del trono se abrieron, pero ninguno de los dos puso mucha atención, hasta que el guardÃa los llamó...
Como saliendo de una pesadilla arremolinada en sus propios pensamientos, volvieron a la realidad, aliviados, pero con un frio sudor que recorrÃa sus frentes...está no solo les habÃa hecho ver a lo que puede llegar la avaricia, sino los deseos más oscuros de su propio corazón. Suspiraron , y se limpiaron la frente, sin mencionar nada de lo que habÃan visto, se vieron el uno al otro y asintieron, dispuestos a encontrarse con el rey.
-El rey los recibira ahora, pasen por aquà por favor...- el guardÃa les mostró el camino con una de sus manos, inclinandose luego ante ellos, y cerrando la puerta a sus espaldas.
Los dos jovenes alzaron los ojos hacÃa el rey, viendolo de frente...reaccionaron al fin recordando sus modales, se arrodillaron ante el , e inclinaron sus cabezas...
-Levantense, Yamatto Ishida, Taichi Yagami, el respeto que me tienen es correspondido, aquà tienen tanta majestad como yo...-
Los chicos no se movieron de su lugar, clavando la vista en el piso, no podÃan sacar aquellos pensamientos oscuros de su mente, sintiendose indignos de estar ante la presencia de su rey...
Continuara...
Je, la aventura sin duda es mi fuerte, me encanta, está es una historia principalmente de Yamatto Ishida, los personajes iran apareciendo en los siguientes capitulos, esta es solo como la introducción, lo mejor viene después. Va a haber romance (je,je,je)
peligro, pero sobre todo un secreto de familia que decidira el destino de nuestro protagonista, y una unica pregunta, que debera responder ¿El corazón de un ser humano se corrompe por la avaricia, dejando de lado los sentimientos más valiosos de su vida?...
Eso lo veremos.
Todos los reviews son muy bien recibidos.
Cuidense!!!!!!!!!!!!
Tiffany Dincht
