Capítulo Uno – Verdad.
.
.
.
.
¿Cómo debería empezar a contar esto?
¿Diciendo mi nombre o qué? No lo sé.
O tal vez debería empezar diciendo el porqué estoy sentada en este lugar de hace una hora esperando a alguien que ya no va a venir.
Y ese alguien era mi novio, sí. Me dejó plantada en este café y ahora mismo quiero matarlo, pero sé que cuando lo tenga enfrente me dirá alguna excusa acompañada de un beso y se me pasará todo, como siempre.
Es que, ¿puedo ser tan débil? Me reprocho a mi misma.
Lo amo y me dedico a él siempre, pero no recibo lo mismo, sólo escenas de celos sin razón, plantadas en lugares como un café y muy poco cariño.
Siempre soy yo la que anda detrás o la que siempre se preocupa, mientras él… bueno, apenas y debe saber mi fecha de cumpleaños.
Maldito Sasuke, no puedo enojarme y lo sabes muy bien.
¿Por qué estoy con él si no recibo lo mismo? Simple. Estoy enamorada desde años y años, por fin me pidió ser su novia y recuerdo lo feliz que estaba ese día, pensando que mis sueños y fantasías se harían realidad. Pero la realidad me cayó como una roca cuando me di cuenta que lejos estaba de volverse realidad lo que siempre soñé.
¿Mi novio era el chico del que estoy enamorada hace años? Sí.
¿Soy una novia excepcional? Sí.
¿Él es de igual forma? No.
¿Me demuestra cariño? No.
A veces siento que él realmente no me quiere y sólo aceptó porqué yo era muy pesada, no lo sé. Pensar en eso me deprime, simplemente me partiría al medio si así fuera. Sigo con la fantasía de que ambos viviremos juntos, tendremos hijos y seremos felices… pero luego la realidad en la que sólo tenemos diecisiete años, estamos en preparatoria y al parece la única que se toma en serio la relación soy yo me cae encima, en ese momento la fantasía desaparece por un tiempo.
Se supone que nos veríamos aquí después de clases, él faltó hoy y yo le daría los apuntes, además no nos habíamos visto y quería estar con él un rato. Cuando se lo propuse, aceptó sin pensarlo y dijo que a las seis y media, después de clases, nos veríamos en este lugar. Son las siete y cuarenta y cinco y no ha venido, el café se me enfrió y ni siquiera un mensaje de su parte.
No puedo evitar deprimirme.
Ino y Karin me han dicho muchas veces que él realmente no me quiere, y saben que duele pero son mis mejores amigas, siempre me dijeron lo que piensan, aunque duela.
Tomé mi móvil y marqué a Ino.
–Frentona –saluda la cerda –, estoy con Karin, pondré altavoz.
–¿Qué están haciendo? –pregunté curiosa.
–Nos pintamos las uñas, ¿qué más? Ino se compró unos esmaltes nuevos y vinimos a testearlos –respondió Karin mientras soplaba sus uñas, supuse.
–Oh… Oígan, volvió a hacerlo –dije desanimada.
–¡Ese desgraciado, te lo dije! –gritó Ino –¡Te dije que lo haría de nuevo! ¡Ese pendejo, cuando lo vea le destruiré el culo a patadas!
–No es para tanto, Ino, seguro tuvo algo que hacer.
–Sakura, siempre tiene algo que hacer cuando queda contigo –habló Karin calmada mientras le decía a Ino que respirara y que no se altere o le saldrían arrugas –Cuando lo invitaste a comer a tu casa dijo que tenía otro compromiso, cuando le dijiste que vayan a la feria dijo que no le gustaba el amontonamiento de gente, cuando le dices que queden en un café te falla y seguro ni siquiera un mensaje te mandó, ¿verdad?
–Ni uno –admití.
Las oí suspirar del otro lado junto a las maldiciones de Ino hacía mi novio.
–Sakura, somos tus amigas y ya te lo hemos dicho. Sabemos que te duele, pero nos damos cuenta y debemos decírtelo para que no sea peor en el futuro –dijo Karin –Sasuke no te quiere, no puede ser que pase más tiempo con el banco del instituto que contigo, por favor, Sakura. Lo amas, pero no funcionará si él no pone de su parte y sólo vemos que te haces daño.
–¿Y qué sugieren que haga? ¿Qué lo deje? ¿Así nada más? –pregunté.
–Sí, lo amas pero ya es un caso perdido, frentona. Deja de hacerte daño por alguien que no te demuestra nada, ¿realmente lo vale?
Esa pregunta quedó rondando en mi cabeza.
¿Realmente lo vale?
¿Realmente vale lo que he llorado, lo que me ha dolido y hasta lo sola que me siento? Nunca está conmigo, siempre tiene excusas para todo y a veces es como si me alejara. Si no me quiere, ¿por qué me pidió que sea la novia? No entiendo.
–No, supongo que no –respondí dolida.
–Me sonó a duda, quiero más firmeza –insistió Ino.
–Y entonces comprate una crema para la flacidez –bromeé.
–¡Estoy muy firme, a la que le falta firmeza es a ti! –elevó la voz ofendida por mi broma.
–No lo vale, Ino. No vale lo que yo sufro.
–¡Eso! –dijeron ambas –¡¿Y qué vas a hacer?!
–¡Dejarlo!
–¡¿Cuándo lo vas a hacer?!
–¡Mañana!
–¡Chicas, no puedo! –exclamé enfrente de mis amigas.
–Que poco te duró la seguridad –dijo Ino de brazos cruzados.
Faltaban cinco minutos para entrar y Sasuke estaba con sus amigos a pocos metros hablando. Intenté decirle, pero miré sus ojos y no pude. ¡Mierda!
–¿Al menos te dio una excusa sobre ayer? –preguntó Karin.
–Dijo que sus padres lo obligaron a ir donde su tío Madara y no pudo avisarme porqué se quedó sin batería.
–¡Es la excusa más patética que he escuchado! ¡Me va a escuchar ese malnacido! –dijo Ino a toda garganta.
Todos los estudiantes miraron en dirección a nosotras, incluso Sasuke y sus amigos.
–¡No, Ino! ¡Para! –dije agarrándola de los brazos con ayuda de Karin.
–¡Oye tú, si tú, maldito desgraciado! –volvió a gritar señalando a Sasuke cuando se soltó de mi agarre.
Sasuke se dio la vuelta y se quedó parado allí, mientras Ino se acercaba con dificultad gracias a nosotras que intentábamos detenerla.
Él no dijo nada, pero tenía una ligera sonrisa de burla en el rostro.
–¡¿Acaso no te pudiste inventar una excusa menos patética, eh?! ¡Estuvo esperándote por una hora, infeliz! ¡Seguro la pasaste bien en casa del tío Madera! –gritó.
–Ino, es Madara –susurré avergonzada a su lado. No quería ni ver a Sasuke, seguro estaba molesto conmigo.
–¿Y eso te importa? –fue lo único que él pronuncio, sin importancia, como si no fuera nada… como si la hora esperándolo no fuera nada.
–Ino, ya para, no importa –dije comenzando a sentirme mal.
–¡No, Sakura! ¡Estoy cansada de verte mal por el idiota este!
Karin me miró seria –. Lo siento, Sakura, pero Ino tiene razón. Ya fue suficiente, lo acabas de escuchar.
–Chicas…
–¿Quieren saberlo? –preguntó de repente Sasuke, lo miré enseguida –Lo admito, no fui a casa de nadie. Me quedé durmiendo y apagué el móvil.
Abrí la boca para decir algo, pero no salió nada. Di un paso y lo miré fijamente.
–¿Por qué? Es decir, me dijiste que sí, no tenías…
–Mentí, ¿bien? Con todo. Sakura, no te quiero, ¿entiendes? Todo fue una apuesta que hice con los chicos.
Y en ese momento… todo se derrumbó dentro de mi.
–¡Sasuke, no tenías que decirlo tan así! –gritó un rubio detrás de él –¡A mi no me metas, yo no participé en esa estupidez!
–Bueno, todos menos el rubio tarado que acaba de hablar. ¿Ahora lo entiendes?
–Pero… pero… llevamos un mes, digo, un mes…
–Un mes que no fue nada –interrumpió –Tenía que ser novio de alguna chica durante un mes, esa fue la apuesta. Te elegí a ti porqué sabía que estabas enamorada, así que no sería difícil.
Y ese fue otro cuchillo haciendo más doloroso todo.
–¡Eres un idiota! –gritó Ino.
Sasuke sólo se dio la vuelta y comenzó a caminar, mientras yo… bueno, yo estaba destrozada.
–Sakura… –susurró Karin frente a mi –, tranquila, vamos.
Ambas me sacaron de ahí y ninguna entró a clases ese día.
¡Hola!
Espero que le haya gustado.
Acá empieza mi primer fanfic, espero que todo salga bien.
Solamente empecé a escribir y salió esto, todo improvisado JAJAJA.
Por favor, díganme que les pareció.
Nos vemos en el próximo.
Besitos :*
