ºSUMMARY: La navidad ha llegado y con ella un gran regalo para los amantes del InuxKag. Una serie de 30 drabbles no co-relacionados donde veremos a Inuyasha consolando a una Kagome "indispuesta", roces indecentes, una Kagome celosa, peleas, los problemas que conlleva ser padres ¡Y más! Durante todo el mes de diciembre ¡Feliz navidrabble, lectores míos!
ºDISCLAIMER: Los personajes y serie no me pertenecen. Son propiedad de la mangaka Rumiko Takahashi. Únicamente el Fanfic y su trama son de mi propiedad. No se aceptan copias, adaptaciones y/o plagio. ¡Muchas gracias!
Un review si les saqué una sonrisa :D
Tomarse de la mano
Caminaba entre las cabañas de la aldea, bajo el sol abrasador y muerta de calor. El día apenas comenzaba y le quedaba una larga lista de tareas por delante. Tenía que ir a recoger hierbas, jugar con los niños, revisar a la señora Tetsuda, preparar el almuerzo, hacer una pasta con las hierbas, lavar la ropa… ¡Ay, por Dios que alguien la asesine ahora mismo!
Un cuerpo pasó muy cerca del suyo y la empujó con fuerza, haciéndola trastabillar.
—Ups, lo siento querida, creo que no te vi —la mujer le guiñó un ojo y siguió su camino.
Ella gruñó bajo en respuesta, una costumbre que se le había pegado de su marido.
—No te preocupes, Hana —le sonrió con la misma falsedad mientras que se incorporaba.
Odiaba tener que ser falsa, pero odiaba más el tono con el que esa mujer se disculpó. Su voz sonó tan aguda y melosa que solo hacía falta que se pusiera un cartel diciendo "¡Soy hipócrita!". Y es que esa aldeana desde hace un tiempo no dejaba de joderle la vida. ¿Y todo por qué?
Otro cuerpo aterrizó al lado suyo. Interrumpiendo momentáneamente sus pensamientos.
—¿Estás bien? Te caíste… Si serás torpe.
Y hablando del rey de Roma…
—El burro se asoma.
—¿Eh?
—Nada —bufó. De nada servía explicarle las "frases hechas" de su época.
En fin, como iba diciendo… tal parece que Hana le tenía ganas a su marido y llevaba un par de semanas intentando separarlos o dejarla mal parada. Si sabía que él estaba en la aldea se ponía el escote más pronunciado posible, usaba un tono de voz especialmente sensual, lo invitaba a cenar o intentaba rozar su cuerpo con el masculino. Ahhh, pero si era ella quien estaba en la aldea…
—Uy, creo que la leña que estoy cargando se enredó en su kimono, lo siento.
—Lamento haberle tirado el agua del pescado encima. La olla es muy grande y no pude ver por dónde iba, querida.
—Ese maquillaje la hace ver muy zorra, ¿No lo cree, excelencia?
Críticas, sabotajes y más críticas era las que vivía a diario. ¡Una vez incluso quiso tirarle el agua de la letrina fingiendo que no la había visto! Gracias a Dios que Inuyasha estaba ahí y logró alzarla justo a tiempo.
—¡Inuyasha-kun! ¡Buenos días!
Oh, oh… la desgraciada volvía a la carga para echarle los perros a su marido ¡Estando ella presente! Hizo lo único que se le ocurrió para marcar territorio. Sí, porque si Inuyasha la mordía para marcarla ella también podía hacerlo a su manera. Se colocó a su lado y entrelazó sus dedos con los de su esposo mientras lo incitaba a andar. Él, como todo buen perro, se limitó a seguirla.
—Inuyasha-kun, me ha sobrado algo de estofado de ayer y me preguntaba si…
—Lo siento, Inuyasha irá conmigo a casa. Será para otra ocasión, Hana.
La dejó con la palabra en la boca y siguieron su camino, siempre tomados de la mano. Él solo sonrió, su hembra a veces podía ser muy posesiva.
Fin
