Disclaimer: los hechos y/o personajes de este fanfiction son ficticios, los personajes pertenecen a JKR y yo sólo juego con ellos, cualquier similitud con la realidad, es pura coincidencia.
Capítulo 1
De elfos domésticos, trabajos e hipogrifos.
Pansy Parkinson tenía las cosas claras. Se ató su cabello negro y cerró los ojos por un instante.
Estúpido libro, pensó.
Llevaba media tarde leyendo "La Magia y su Historia" y sin encontrar absolutamente nada útil.
Con gusto ahora estaría tomando sol en los jardines de Hogwarts. Bueno no tomando sol específicamente ya que eso a ella la aburría muchísimo, sino estar por ahí tirada descansando, tonteando con los demás chicos.
Es la última vez que me dejo las cosas para último momento, juró mientras mordía la punta de su pluma.
Dio vuelta la página solo para descubrir que ahí tampoco había nada sobre una supuesta revolución de elfos domésticos, rápidamente contenida por Baldemar, el hechicero vencedor.
No podía no hacer el trabajo. El profesor Binns había dicho específicamente que era una parte importante de la calificación. Y Pansy Parkinson no podía reprobar una materia. No era una alumna brillante, pero tenía buenas notas en general. No se pasaba el día en la biblioteca pero de vez en cuando podía sacrificar una tarde para un trabajo.
Era hija única. Y como tal, una malcriada. "Quiero un micropuff amarillo" le había dicho a su padre. Y su padre se lo había mandado al día siguiente por lechuza al Gran Salón.
Su padre demostraba de esa forma sus sentimientos. Era un hombre muy serio y formal que nunca tenía expresiones de afecto. Pero Pansy sabía que él la quería, era su princesita, su orgullo.
Su madre era una mujer muy enérgica. Delgada, de labios finos, fría y mandona.
Sus padres estaban orgullosos de ella. Ella nunca los había decepcionado. Y para no decepcionar a los Parkinson había que cumplir ciertas normas.
Ser una bruja. Unas chispas a los meses de nacida habían sido suficientes.
Entrar a Slytherin. La casa de la familia. Sí, eso había gritado el Sombrero Seleccionador.
Ser bastante buena alumna. "Acá estoy, comiéndome la tarde" pensó.
Casarse con un Sangre limpia de la misma casa.
Pansy vio entrar a Draco. Siempre tan majestuoso y engreído. Le sonrió seductoramente. Él la saludó con un gesto.
¿Casarme? Pensó, todavía no. Tengo 17 años. Voy a divertirme por un tiempo todavía. Y después sí. Me voy a casar contigo. No te me vas a escapar Draco.
Draco entró a su habitación.
Mierda. Me olvidé de preguntarle sobre el trabajo. Bueno no importa, voy a la biblioteca a buscar otro libro por que evidentemente en este no hay nada. Mejor, así me despejo un poco.
Se levantó. Agarró su libro y una pluma y se dirigió a la puerta.
Antes de salir acortó su pollera y se peinó.
Ron Weasley se estaba poniendo nervioso.
—Por favor Hermione.
—Te dije que no Ron.
—Por favor, es la última vez que te pido algo.
—Siempre dices lo mismo. Pero esta vez no me vas a convencer —Hermione cruzó los brazos y lo miró enojada— este trabajo me costó un montón. Sabes que es uno de mis temas preferidos.
—Sí, lo sé. Pero se me pasó. Ahora ya es muy tarde para hacerlo.
—Mal hecho Ron, deberías prestarle más atención al horario que les hice a Harry y a ti. Este trabajo lo pidió el profesor hace una semana.
—Por favor.
—Es mi última palabra.
Ron salió enojado de la sala común. Por más que le pesara, su amiga tenía razón. Pero no tenía ningún derecho a hablarle así. Como si él fuera un niño.
Aunque qué linda que se ponía cuando lo retaba. Vamos Ron, vuelve a la tierra que ella jamás se fijaría en ti.
Se tropezó con una armadura, la cual se quejó en francés.
—Perdón —respondió medio confuso al tiempo que se ponía colorado.
Soy torpe, irresponsable, juego mal al Quidditch y ni siquiera soy un buen mago. ¿Por qué habría de fijarse en mí? ¿Por qué habría alguien de fijarse en mí?
Llegó a la biblioteca. Madame Pince lo miró con su acostumbrada simpatía.
—¿Sí?
—Estaba buscando el libro "Grandes brujos del siglo XII".
—A ver —la mujer comenzó a revisar—. Lo siento. Están prestados todos los ejemplares. El último se lo acabo de dar a esa chica.
Ron la miró. Miró sus piernas, morenas, cruzadas seductoramente. Vio como jugueteaba con la pluma en su boca.
Me voy a acercar y le voy a pedir que compartamos el libro. No está nada mal. No sería ningún desperdicio compartir el libro con…
—¿Pansy Parkinson?
—¿Qué pasa comadreja? ¿Vas a quedarte el resto de la tarde mirándome? ¿Tengo hipogrifos en la cara? ¿O en las piernas? —agregó con picardía.
Ron sentía que comenzaba a ponerse colorado. Maldita suerte. De todas las personas del castillo justo ella tenía que tener ese libro.
—Necesito el libro —dijo casi sin pensar.
—Y yo necesito un baño de inmersión y un pony rosa.
—¿Un qué?
—Nada pobretón. Pensé que estábamos contando nuestros deseos.
—En serio necesito el libro. Tengo que hacer un trabajo para Historia de la Magia.
—Yo también. ¿Qué piensas, que voy a leer este libro para pasar el rato? Mi idea de tiempo libre no incluye libros ni biblioteca.
Ron se quedó pensando. Necesitaba hacer ese trabajo.
—¿Por qué no le pides a tu novia que te lo haga, como siempre?
—Hermione no es mi novia.
—Pero te gustaría que lo fuera.
Ron la miró sorprendido.
—Adiviné. ¿Y qué pasa? ¿Te rechaza?
—No voy a hablar contigo de eso. Ni de nada.
—Como si a mi me interesara tu vida. Pero bueno al final es comprensible. La estúpida esa no es nada fea, ahora que aprendió a arreglarse un poco. Y tonta no es. Hasta una sangre sucia puede darse el lujo de rechazar ciertos chicos.
—¡No llames así a mi amiga!
—¡Silencio! –Madame Pince salió como un huracán y agarró a Ron.
—Tú te vas de este lugar. No se viene a la biblioteca para hablar y mucho menos para gritar.
—Pero Madame Pince… —trató de decir Ron.
—Fuera.
Ron se fue, no sin antes mirar por última vez a Pansy que le sonreía con sorna.
N/A: estoy reeditando los capítulos, corrigiendo algunos errores más bien técnicos (guiones, notas de autora, nombres). La historia seguirá igual.
Saludos, cualquier review es bienvenido.
:D
May
