Aquí les traigo el principio de una historia,inconcreto un Ginny/Draco o Harry(según me decida yo en mi vida personal) que tengo pensado continuar y espero que guste.Es muy corto pero espero sus reviewes que encantada responderé .

Ya sabeis, todo lo que reconozcais es de Rowling.Y sin más preámbulos a ¡¡¡leer!!!

(lo que da la filosofia y un profesor aburrido jejejje)

Mis príncipes

Era un día de octubre. Mas bien el primer día de octubre. Los pájaros, los muy malditos todavía no habían emigrado, cantaban 'dulcemente' siguiendo ya la tradición de todos los días.

Mientras el profesor explicaba unos le seguían, otros atendían a sus propios temas, a sus asuntos; y yo intentaba no dormirme y pensando en mi príncipe casi empezaba a soñar despierta.

Entre que el profesor explicaba con tanta 'pasion', el ritmo de los pájaros me llevaban lentamente al mundo de Morfeo.

Esa tarde tenia clase de vuelo con Madame Hooch. Esperaba ansiosa a que llegara la hora porque Harry, 'mi' Harry me iba a esperar al acabar. Me dijo que me estaba preparando una sorpresa. Se lo intentamos sonsacar, entre Mione y yo, pero no soltaba prenda. Estaba muy emocionada.

-¡¡¡Ginny!!!-me desperté de pronto al escuchar mi nombre. Me di cuenta de que estaba en clase y todos me miraban. Creo que se había acabado la última hora del día.

Salí disparada del aula y, para mi sorpresa, mi amor me esperaba junto a mi hermano y Hermione, su novia.

-¡Hola amor!-se adelantó y me dio un beso.

-No muy mal. Me he dormido en clase.

Diciendo eso nos encaminamos riéndonos hacia el comedor. Por el camino estuvimos hablando de lo que había sido el día de cada uno. Hermione había conseguido otro diez en Transformaciones. Ron como siempre, le había ido bastante mal pero para estaba Mione, para ayudarle. O por lo menos es lo que decía mi hermano mientras ella no estaba presente.

Pasando infinidad de pasillos y escaleras llegamos al comedor. Al entrar, no pude evitar echar una mirada a la mesa de los slytherin. El también me miró. El corazón me dio un vuelco. Sin embargo estaba con Harry y le quería y sin embargo Él solo deseaba llevarme a su cama.

No sé si pretendía convencerme a mi misma pensando aquello, pero estaba entre dos aguas. Entre la tranquilidad y la tempestad, entre lo bueno y lo malo, lo prohibido y lo permitido. Y yo estaba por elegir lo prohibido.

Quizás por eso intentaba hacer feliz a Harry a toda costa; después me sentiría menos culpable. Lo sé, eso es muy egoísta, pero así era yo, simple y puramente egoísta.

Otra cosa que no podía evitar era pensar en los dos, en Harry y en mí otro príncipe y en cuyos encantos había caído presa hace mucho tiempo. Al principio solo había sido atracción física. Sus grises ojos me volvían loca, cada vez que miraba aquellos icebergs, imaginaba que su hielo se derretía por mi, tal como lo hacia yo. Pero solo era mi pobre fantasiosa mente.

En cambio veía Harry, y el cariño que sentía por el lo confundí con el amor. Un sentimiento desconocido por mi hasta entonces. Harry sí me amaba, estaba segura. Lo que veía en su mirada lo quería ver en los ojos grises.

Harry merecía ser feliz y cuando en aquella noche estrellada, a la luz de la luna, me pidió salir con el, de una manera tan romántica y tan enternecedora que no pude negarme. No tuve corazón para causarle otro dolor a mi amigo.

Y allí estaba yo: ahogándome en el calor y extrañando el frío. Estando con Harry, añorando a Draco.