Wii, ¡empezamos una nueva aventura! :3, antes que nada necesito informarles que a partir de la próxima semana voy a empezar a subir los capítulos los viernes.
Les recuerdo que este capítulo pertenece a la segunda parte de mi historia, así que para los que no sepan a qué me refiero les recomiendo que lean la primera parte llamada "Lazos de aura"
Quisiera agradecer a la persona que me dio el permiso para usar la imagen de portada en esta historia, y para los que quieran saber más de ella y de sus buenos dibujos búsquenla por "hijirai" en tumblr y les saldrá
Esperando su comprensión y sin más que decir… ¡comencemos con el capítulo!
Estábamos a mitad de invierno… me despierto sin abrir mis ojos, para escuchar las fuertes gotas de lluvia que chocaban en el techo de nuestro hogar.
Me levanto tranquilamente, mientras me separaba de Harumi, la cual aún se mantenía en su placido sueño. Quería hacer un par de cosas ya que "cierta" fecha se avecinaba, a lo que abro la puerta de mi habitación, para ver a Haruko sentada en el suelo de la cocina con sus manos ocupadas como si estuviera creando "algo", a lo que al notar mi presencia se asusta completamente, para después esconder lo que estaba haciendo y saltar de inmediato hacia mi cara, abrazándola con todas sus fuerzas, tapándola por completo y haciéndome perder el equilibrio, cayendo irremediablemente al suelo e increíblemente sin despertar a nadie.
—"¡Tío Ryo!"— me gritó la pequeña Riolu, mientras aún seguía tapándome toda mi cara con su panza, a lo que yo no podía emitir palabra por lo mismo— "¡Dime que no lo viste, por favor!"— declaró Haruko a la vez que mi rostro comenzaba levemente a adquirir un tono azulado, a lo que un suave mensaje se escucha en la cabeza de la hija de Takeru.
—"Querida Haruko, no te preocupes… no pude ver nada. Ahora…"— dije mientras movía mi cuerpo desesperadamente en búsqueda de oxigeno— "¡Por favor, déjame respirar! ¡Me asfixio!"—seguí comunicándome por telepatía mientras aleteaba, hasta que Haruko me entendió, soltando mi rostro, dejándome finalmente respirar.
—"Lo siento…"— dijo un poco apenada la Riolu—"Pensaba que nadie se levantaría a esta hora"— declaró, a lo que yo comenzaba a comprender lo que ella estaba haciendo, a la vez que la observaba un poco fastidiado.
Haruko preparaba uno de sus regalos, ya que la navidad se acercaba…
.
.
.
.
—Buenos días…—dijo Takeru saliendo de su habitación mientras bostezaba, ya habiendo pasado unas horas del "percance", a lo que encuentra a Haruko sentada en una silla, mientras comía un pequeño pan con mantequilla.
—¿Eh?— se extrañó Takeru al no notar cierta presencia en la casa— ¿Y Ryo?— preguntó, ya que no sentía mi aura en los alrededores.
—"Fue a la ciudad"— dijo fastidiada Haruko, dejando mucho más extrañado a su padre— "Y el muy pesado no quiso llevarme"— sentenció mientras inflaba sus cachetes, malhumorada.
Takeru tardó unos segundos en conectar todos los puntos, hasta que finalmente descubrió mis "razones".
—Ya veo…— dijo Takeru mientras sacaba la leche del pequeño refrigerador junto con dos vasos del estante, además de unos pedazos de chocolate, a lo que se sienta al lado de su hija— seguro que fue a buscarte tu regalo— sentenció, dejando totalmente expectante y emocionada a Haruko, ya que no había sabido las razones del porqué me había ido— además…— dijo Takeru a lo que a su vez suena un relámpago— Ni loco se le ocurriría sacarte con este clima— sentenció, a lo que su hija cambió su sonrisa por una cara amurrada, por no dejarla salir.
Tiempo atrás, si Takeru hubiera escuchado que yo fui a la ciudad, este se alarmaría al instante; pero ahora que finalmente sabíamos que los hombres de Ryuji ya no rondaban por ahí, y que no lo iban a hacer en muchos años más, no le preocupaba.
—¿Y hace cuanto se fue?— preguntó nuevamente Takeru.
—"Como hace veinte minutos…"— contestó Haruko, mientras le mandaba otro mordisco a su pan, para después beber un poco de la leche con chocolate que le preparó su padre.
Takeru sólo asintió, quedándose pensativo…
No lo iba admitir… era demasiado orgulloso como para dar señales de que también quería hacerles un regalo a sus seres queridos. Faltaba solo una semana para que fuera navidad, y ya todos en la familia tenían planificados sus obsequios para los demás.
Pero Takeru estaba peor que todos; pensaba y pensaba pero nunca podía encontrar el obsequio adecuado, no para Haruko o Hanako, incluso ya tenía pensado el regalo que le haría a Harumi con mi ayuda, pero mi caso era distinto, aún no podía encontrar un regalo para mí, y desde que les mencioné la existencia de la fiesta, Takeru buscaba todos los días por sí mismo el regalo adecuado...
Sin resultados…
Pasaron unos cuantos minutos, a lo que se escucha abrir la puerta, a lo que tanto el padre como la hija se giran hacia la misma, solo para verme entrar, a lo que hago aparecer casi al instante un brillo en los ojos de Haruko, ya que esta esperaba ver su regalo, mientras que Takeru me observaba serio.
Me saqué la chaqueta, para después notar que Haruko daba vueltas alrededor mío, intentando buscar algo que no tenía.
—¿En serio piensas que lo traería aquí?— dije entre leves carcajadas, a lo que Haruko cambia su actitud emocionada a una más malhumorada— lo escondí, así que ni intentes buscarlo, porque no lo lograrás— dije con una sonrisa victoriosa, a lo que casi al instante Haruko se gira hacia su padre.
—No me veas a mí, Haruko…— dijo Takeru mientras seguía bebiendo de su vaso de leche tranquilamente.
—"Tu sabes lo que piensa el tío Ryo…"— dijo su hija con ojitos llorosos de cristal, pidiéndole a su padre que le dijera que regalo le había preparado a la Riolu.
Takeru era fuerte, pero era completamente débil ante esos ojos.
—Ni te molestes Takeru…— dije mientras reía, al notar que cierto ser quería ver mis recuerdos— ya los bloqueé— dije triunfal mientras Takeru reía de igual manera, dejando a cierta Riolu de brazos cruzados.
—Y… ¿Pudiste conseguirlos todos?— preguntó tímidamente Takeru.
—Aún no… falta el que le vamos a hacer a Harumi tú y yo— dije a lo que Takeru simplemente asintió, un poco celoso de que yo pudiera tener todos los obsequios listos y él no
—¿Qué van a hacer qué a quién?— preguntó Harumi, la cual salía de su habitación mientras bostezaba, a lo que la sorprende Haruko, al haber saltado de la misma manera a como hizo conmigo, tapando el rostro de la chica con su panza, ya que tampoco quería que Harumi se enterara de su obsequio.
Casi pierde el equilibrio a como fue conmigo, pero tanto yo como Takeru la sostuvimos antes de que se cayera.
—"¡Tía Harumi, di que no escuchaste lo que dijo el tío Ryo!"— dijo la pequeña Haruko a la vez que yo separaba su cuerpo con la cara de Harumi.
—Haruko…— dije preocupado— no vuelvas a hacer eso… si Harumi hubiera caído, ella…— me quedé callado por un momento, mientras pensaba en si decirle o no a Haruko que Harumi estaba embarazada.
—Se habría lastimado mucho…— sentenció Takeru, ayudándome a salir de esa situación, dejándome en claro de que era mejor el no decírselo a Haruko por ahora.
.
.
.
.
Pasaron las horas, a la vez que la familia tenía su día cotidiano; aquel día era libre, y las mercaderías ya habían pasado, por lo que todos estábamos en la casa debido a la fuerte lluvia que había.
Casi siempre jugábamos entre todos cuando esos días aparecían, contábamos historias o hacíamos otras cosas para pasar el tiempo, y aquel día tampoco fue la excepción, excepto por Takeru… él estaba en silencio sentado al lado de la chimenea, mientras tenía la mirada puesta en el vacío.
En el momento en el que le pregunto qué le ocurre, se levanta bruscamente.
—Necesito hacer algunas cosas…— dijo con un tono un poco preocupado Takeru, a lo que todos asentimos un poco extrañados, para luego exaltarnos en el momento en el que el Lucario abre la puerta, dejando ver el lúgubre y lluvioso ambiente que había afuera.
—Espera…— dije un poco fastidiado mientras me dirigía hacia él, entregándole mi chaqueta— ten...— dije serio a lo que Takeru sonrió como respuesta, para después asentir y aceptar el abrigo de igual manera, colocándoselo aunque quedándole un poquito grande, para luego retirarse de la casa… y en el momento noto cómo bloquea sus pensamientos, para que yo no me enterara de nada de lo que el hiciese.
.
.
.
.
Takeru necesitaba ayuda… sabía que por sí mismo no podría ser capaz de encontrar un regalo para mí, por lo que fue a pedirle consejo a la persona que mejor conocía a su amigo en todo el pueblo, por lo que ya estando al frente de su casa tocó la puerta, para ser abierta luego de unos segundos por una pequeña anciana, sorprendida y preocupada de la visita que tenía con este clima.
—¡Takeru!— dijo Hina en un tono feliz pero a la vez fastidiada— ¡Entra de inmediato!— sentenció la mujer tomando del brazo de Takeru, el cual no se negó y entró a la casa.
—¡Como se te ocurre salir con este clima!— decía Hina, retando Takeru, mientras colocaba una toalla en su cabeza y cuello, a la vez que dejaba al pokémon al lado de la chimenea con su leña encendida.
—L-Lo siento Hina…— dijo Takeru un poco apenado por los tratos que recibía— es que… necesito tu ayuda— sentenció el pokémon a lo que Hina lo mira extrañada.
—¿Y de que se trata?— preguntó curiosa, mientras traía dos vasos con té caliente de hierbas para que Takeru no se resfriara, sentándose al lado de éste y dándole uno, el cual lo aceptó con gusto.
—Es que… — empezaba a decir un poco nervioso, Takeru— no sé qué regalarle a Ryo aún…— sentenció triste el pokémon mientras que Hina solo escuchaba— y pensé que quizás tú sepas algo que le guste— dijo Takeru el cual miró fijamente a Hina, esperando una respuesta.
Pasaron los segundos, a la vez que el sonido de las pequeñas explosiones en la leña quemándose junto con el sonido de la lluvia era lo único que resonaba en los alrededores…
—No…— respondió finalmente la anciana, dejando choqueado y un poco decepcionado a Takeru— la verdad es que a Ryo nunca lo vi decantarse por nada, lo único que le alegraba que le regalaran cuando niño eran golosinas, pero ahora… no sabría decirte, aunque igual sé que cualquier regalo que tú le des, a él le gustará— afirmó Hina, mientras observaba con una sonrisa a Takeru.
—No quiero darle cualquier regalo…— declaró Takeru, mientras Hina escuchaba atenta— no podría… tiene que ser algo especial— dijo mientras agachaba su cabeza, un poco triste.
—Bueno…— empezaba a pensar Hina— podría haber algo…— declaró a lo que en el momento en que lo dijo, se asusta al ver que Takeru estaba a unos centímetros de ella, escuchándola atentamente, mientras daba pequeños sorbos a su té.
—Tsch…— bufó la mujer, mientras apartaba un poco a Takeru, buscando su espacio— no sé si se le pueda considerar como un regalo, pero… sé que es algo que Ryo siempre ha deseado volver a tener— declaró.
—¡Te escucho!— dijo Takeru, emocionado y feliz al saber que estaba progresando en la búsqueda del regalo— alto… ¿"volver a tener"?— se extrañó Takeru.
—Una canica…— reveló Hina, dejando aún más extrañado a Takeru— Hayato, el padre de Ryo, poseía una canica muy singular y bonita, que se la había regalado el padre del mismo. Pero… un día en el que él estuvo en el bosque con Ryo, un pokémon los atacó… no hubo heridos, pero debido a un golpe que recibió Hayato por proteger a Ryo, estos cayeron a un río, perdiéndose así la canica, ya que Hayato siempre andaba con ella— relataba la anciana.
—¿Y por qué no la intentó buscar?— preguntó Takeru, intrigado por la historia
—Takeru, era una canica… en un gran río; no había posibilidad de encontrarla… Hayato lo intentó, pero no pasó mucho tiempo hasta que falleció— dijo Hina un poco triste recordando aquel incidente— y Ryo era muy pequeño en ese entonces… solo se enteró cuando yo se lo dije, por lo que al instante fue a buscarla, sin resultados… por cada año que pasaba, mas efímero era el recuerdo de su existencia, por lo que Ryo optó simplemente el asumir tristemente su perdida— asintió Hina, mientras observaba con decisión a Takeru— esa pequeña esfera… recuerdo que Hayato estuvo muy feliz cuando su padre se la entregó…— empezaba a decir Hina mientras empezaban a brotar lágrimas, recordando a Hayato— era prácticamente una tradición en la familia de Ryo, por lo que perderlo le dolió bastante en su momento— sentenció mientras Takeru se apoyaba al lado de Hina, consolándola un poco.
—Pero… quien sabe, quizás puedas hacer lo que Ryo y Hayato no pudieron— dijo con una leve sonrisa, mientras se iban sus lágrimas.
—¿Y sabes en que parte del río fue?— preguntó nuevamente Takeru, con intenciones fácilmente reconocibles.
—No lo sé…— dijo Hina un poco molesta— El muy necio de Hayato nunca quiso decirme a qué lugar había llevado a Ryo, y este último tampoco me lo dijo… siempre decía que era un "secreto"— afirmó.
—Ya veo…— dijo Takeru mientras todos puntos empezaban a conectarse en su mente— y… ¿Cómo era la canica? — volvió a preguntar.
—Era muy pequeña y de varios colores, tenía además una forma rara en el centro, pero no lo recuerdo bien— afirmó la mujer mientras Takeru empezaba a levantarse, dejando el pequeño vaso vacío encima de una mesa.
—Bueno… gracias Hina— dijo Takeru mientras ayudaba a levantar a la misma— intentaré buscarla…— sentenció feliz, a lo que Hina se fastidia luego de escuchar aquello.
—Tanto esfuerzo para mantenerte seco y ahora saldrás a mojarte más— dijo Hina a lo que Takeru sólo esbozaba una pequeña sonrisa, apenado; sin embargo, el sonido de un grito los exalta a ambos.
—¡Wooooow! ¡Hola Takeru!— se escuchó el grito de un niño, justo antes de que Takeru tuviera intenciones de marcharse de la casa.
—Hola Sora…— dijo Takeru, mientras el pequeño niño lo miraba con estrellas en los ojos.
—Oye…. ¿Vas a venir a pasar la navidad con nosotros?— preguntó entusiasta Sora, a la vez que Takeru no sabía que responder.
—Obvio que sí, Sora— dijo Hina mientras Takeru permanecía en silencio— tu sabes que Ryo siempre la viene a pasar con nosotros, además… aquí hay bastante espacio para todos— sentenció con una sonrisa.
Takeru se quedó en silencio, a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa; ya que había descubierto uno de mis secretos sin querer…
Íbamos a pasar la navidad con Hina y su nieto.
—Bueno…— dijo Takeru mientras colocaba su mano en la cabeza de Sora, desordenando un poco su pelo— supongo que mejor lo hago mañana, para buscarlo mejor— declaró, a lo que Hina asintió, aprobando la idea para luego despedirse de Takeru.
Takeru tomó la chaqueta y salió de la casa de Hina, para luego dirigirse a su hogar mientras se preguntaba como lograría conseguir tal preciado objeto, hasta que llegó a la casa, pero en el momento en el que abrió la puerta sus ojos se cerraron, mientras sentía un tibio pelaje apretando todo su rostro
—"¡Papá! ¡No veas!"— dijo Haruko saltando nuevamente al rostro de alguien, para evitar que viera su regalo, el cual lo estaba haciendo mientras Takeru estaba ausente.
—¡Haruko, deja de hacer eso!— se escuchó el grito de Harumi a la par con el mío mientras intentábamos separar el cuerpo de Haruko de la cara de Takeru, la cual se negaba a soltarlo para que no viera su regalo, mientras que el pelaje azul del Lucario se tornaba en un tono más oscuro… al no poder respirar por culpa de la panza de su hija.
La lluvia seguía igual de intensa, mientras la familia seguía en su "cotidiana" forma de vivir.
.
.
.
.
Eran más o menos las tres de la noche; Takeru abría sus ojos, mientras que a su lado estaba una dormida Hanako, a lo que sonrió y la abrazo atrayéndola hacia él, la cual sonríe inconscientemente aceptando el abrazo, durmiendo aún más plácidamente...
Takeru y Hanako estaban cómodos con la compañía del otro, cuando de repente, Takeru siente que lo zarandean, a lo que se da la vuelta para ver a Haruko parada al lado de la cama, mientras esta se restregaba su ojito.
—¿Que ocurre Haruko?— preguntó Takeru entre un bostezo.
—"Tuve un sueño feo…"— dijo Haruko mientras aún seguía restregándose su ojo.
—"¿Qué ocurre?"— preguntó en un aullido Hanako, la cual se había despertado por las voces de Takeru y Haruko.
—Tuvo una pesadilla— dijo Takeru acariciando la cabeza de Haruko, para luego sonreír y tomarla en brazos, sorprendiéndola de momento para luego dejarla entre él y Hanako, empezando a dormir juntos.
Ambos padres sonreían, a lo que Haruko se quedó dormida de inmediato, segura en los brazos de sus padres.
.
.
.
.
Amanecía… la lluvia había cesado de momento y Takeru empezaba a levantarse lentamente, sin molestar a Haruko y Hanako, para luego abrir la puerta, aún en el "estado sigiloso", para después asustarse al encontrarse conmigo en la cocina, fastidiándolo ya que no quería que yo supiera que él iría a salir.
—Así que…— empezaba a decir mientras Takeru aún me miraba fastidiado— parece que el apestoso piensa salir de nuevo— dije mientras reía por lo bajo.
—Oye…— comencé a acercarme a Takeru empezando a susurrar— que no se te olvide que el día antes de navidad tenemos que crear el regalo de Harumi— sentencié a lo que Takeru sólo asintió.
Takeru y yo estábamos pensando en crear una especie de invernadero para Harumi, ya que siempre se ha decantado por las flores, siendo estas las cosas que más le gustan, por lo que pensamos que sería un excelente regalo. Eso sí, digamos que un invernadero al lado de la casa no pasaría muy "desapercibido", por lo que lo haríamos en el último momento, con la rapidez de nuestro estado aural.
—Anda con cuidado— sentencié mientras Takeru solo miraba para otro lado, sin querer admitir lo obvio, a lo que comenzó a caminar hacia mí y colocó su mano en mi cabeza, extrañándome de momento.
—Nos vemos en la tarde…— dijo para después activar el estado aural y retirarse de la casa a la máxima velocidad, dejándome totalmente anonadado, ya que después de que tocara mi cabeza, ya no era capaz de ver el aura de Takeru.
Takeru había modificado mi aura, para que ya no fuera capaz de detectar la suya.
—¡Ese Tarado!— grité al aire totalmente fastidiado de que Takeru hiciese algo tan peligroso.
—[Lo siento Ryo…]— se escuchaba en mi mente—[de momento sólo yo puedo comunicarme contigo, y no viceversa]— declaró mientras yo comenzaba a comprender—[si ocurre alguna cosa te lo haré saber]— dijo serio, solamente para dejarme aún más intranquilo, totalmente preocupado de no poder saber en dónde estuviera Takeru.
Takeru sabía que yo comenzaría a sospechar con el simple hecho de detectar su aura en el sector de las aguas termales o del rio al lado de estas, por lo que prefirió no arriesgarse.
.
.
.
.
Eran más o menos las ocho de la mañana; Takeru estaba al frente del estanque de aguas termales, mientras observaba a su alrededor, escuchando el sonido del río, para luego ir hacia esa dirección.
En el momento en el que lo vio, Takeru se dio cuenta de lo difícil que sería su nueva tarea, el río era bastante ancho… y por la descripción que dio Hina de la canica, le iba a ser muy difícil encontrarlo. Eso sí, la corriente de éste era bastante débil, por lo que podía sumergirse fácilmente en las aguas.
Pasaban las horas, y Takeru se mantenía flotando en el basto río, sin éxito en su búsqueda, pero no se rendía… seguía sumergiéndose una y otra vez, escarbando en la superficie de aquel río, intentando encontrar el preciado objeto.
Eran las cinco de la tarde, y la voluntad de Takeru persistía, pero su cuerpo comenzaba a rendirse… apenas si había comido unas manzanas de un árbol que estaba en los alrededores, y sus energías empezaban a disminuir.
Un cuerpo emergió del río, pero solamente para quedarse a flote en el mismo, mientras era llevado por la débil corriente.
Takeru estaba agotado, mientras la misma corriente lo empezaba a arrastrar a la orilla, quedándose este ahí… observando el cielo nublado que se empezaba a crear, dando indicios de "cierto" clima. En el momento en el que lo notó, una gota cae en la nariz de Takeru, a lo que este se exalta al sentir que comienza a llover, y aún más fuerte que la última vez.
No pasaron ni dos minutos, y lo que comenzó con una pequeña gota, se transformó en una lluvia torrencial…
El río aumentaba de tamaño, y lo que antes eran unas leves corrientes, se transformaron prácticamente en olas dentro del mismo río.
Takeru observaba el nuevo escenario que tenía delante de él, mientras la esperanza de encontrar el preciado objeto de su amigo disminuía… sin embargo, Takeru negó con la cabeza; no se iba a rendir, por lo que activó su estado aural, para que fuera capaz de soportar las fuertes corrientes del río, y se sumergió nuevamente en él, bastante agotado pero con la fuerza de voluntad suficiente como para afrontar las poderosas aguas, junto con el propio sobreesfuerzo del estado aural.
Takeru estaba desesperado, escarbaba y escarbaba pero nada encontraba, a lo que ya una vez rendido, cerró los ojos aun dentro del agua, totalmente agotado mientras la capa de aura que lo rodeaba empezaba a disminuir…
Y cuando la esperanza se desvaneció, esta fue devuelta con el doble de intensidad.
No sabía cómo, ni porqué… pero en el momento en el que cerró sus ojos, pudo verlo… gracias al estado aural pudo detectar una ínfima cantidad de aura, emergiendo en el fondo del suelo, lejos de él.
El aura de Takeru volvió a emerger de su piel en su totalidad, como si sus energías se hubieran reestablecido con el simple hecho de haber sentido dicha aura. Fue a toda velocidad, y una vez que sintió que el aura estaba debajo de él, se sumergió nuevamente y empezó a escarbar, hasta que… finalmente logró encontrar una pequeña esfera de varios colores.
Takeru salió al instante del río, nadó a la orilla y se quedó acostado en el barro, mientras sonreía y reía por la misma dicha de haber sido capaz de encontrar la canica después de tanto esfuerzo, a lo que después cerró su puño con todas las fuerzas que apenas le quedaban, para no perder el valioso objeto.
Su sonrisa se desvanecía, no por tristeza, sino por agotamiento… sus ojos comenzaban a cerrarse, pero un gran cuerpo empieza a acercarse a él, a lo que Takeru esboza una pequeña sonrisa al reconocer esa aura… era el Machoke que Takeru había salvado en el incidente del mercado, cuando intentaron raptar a Harumi.
—"¡¿Qué haces aquí estúpido?!"— dijo un Machoke en un gruñido preocupado, mientras empezaba a levantar a un agotado Takeru.
—Ho-Hola amigo…— dijo Takeru, mientras le Machoke tomaba uno de sus brazos, ayudándolo a ponerse de pie— "tengo que pedirte un favor"— sentenció ahora por telepatía, al estar tan cansado que ni siquiera las palabras podían emerger de su boca, a lo que el Machoke asintió, aún sosteniendo al cansado pokémon.
Takeru le había pedido al Machoke que le ayudara a llevarlo a la casa de Hina, ya que ella sabría reconocer el objeto, y no quería dejar que yo viera la canica…
Una vez que Takeru se lo pidió, el Machoke no se negó, y empezó a cargar a Takeru sobre su espalda, yendo rápidamente a la casa de Hina.
No hace falta describir la reacción que adoptó la anciana en el momento en el que abrió su puerta para encontrarse a Takeru prácticamente como un muerto viviente, mientras que el clima no ayudaba a que se viera mejor la situación… dejó entrar tanto a Takeru como al Machoke, para después darle varios golpes en la cabeza al apenas consciente pokémon, por lo mal que se cuidaba a sí mismo, mientras que el Machoke solo se divertía al ver como regañaban a su amigo.
El Machoke y Hina dejaron recostado a Takeru en un pequeño sofá que había en la casa, a la vez que Hina, ya habiendo retado lo suficiente al pokémon, empezó a ponerle toallas calientes, junto con incluso algunos medicamentos para la fatiga.
—Y… ¿Qué tal?— preguntó curiosa Hina ya habiendo tratado a Takeru, a la vez que ahora colocaba algunas toallas al Machoke, el cual se exalta del trato, pero aceptándolo de igual manera.
—Dímelo tú…— dijo aún agotado Takeru, a lo que extiende su brazo hacia Hina, para después abrir su puño y dejar ver la pequeña canica en él, a lo que Hina se tapa la boca casi al instante en el que sus ojos se posaron en el objeto, empezando a llorar desconsoladamente de un momento a otro, preocupando y extrañando por completo a los dos pokémon.
—Es… igual a como la recordaba…— dijo Hina, mientras la nostalgia la atacaba sin piedad— Dios… si así actué yo, no me quiero imaginar cuando Ryo la vea— dijo Hina mientras se limpiaba las lágrimas, lanzando algunas carcajadas al pensar en mi reacción.
—Bien…— dijo Takeru, asustando y preocupando tanto a Hina como al Machoke cuando este empieza a levantarse del sofá— creo que es mejor que vuelva con Ryo, sino se preocupará— dijo mientras le entregaba la canica a Hina— ¿La puedo dejar a tu cuidado?— preguntó Takeru mientras Hina aún estaba preocupada, a lo que Takeru sonríe levemente al entender su reacción.
—No te preocupes… solo necesitaba reposar por unos minutos— reconoció Takeru, a lo que Hina simplemente asiente, sin poder quitarle de igual manera su preocupación hacia el pokémon— entonces… ¿Podrás? — volvió a preguntar Takeru, refiriéndose a dejarle la canica al cuidado de Hina, a lo que esta simplemente tomó con delicadeza la pequeña esfera.
—Sí, no te preocupes… me encargaré de hacerle un lindo envoltorio— sentenció sonriendo Hina ya sabiendo que Takeru no mentía al decir que se encontraba mejor, a lo que Takeru solo le sonrió devuelta, para después irse de la casa junto con el Machoke.
—¡Gracias!— dijo Takeru, ya cerrando la puerta, mientras Hina sostenía la pequeña esfera, cautivada por sus colores y su brillo el cual aún se mantenía a pesar de los años
Luego de eso, Takeru se despidió del Machoke, no sin antes agradecerle nuevamente, a lo que su amigo solo colocó su mano encima de su hombro, para después sonreír y volver a su hogar en el bosque.
Takeru solo sonrió, a la vez que comenzaba a caminar hacia su hogar, mientras el viento y la lluvia se volvían cada vez más fuertes por cada segundo que pasaba.
.
.
.
.
Una vez que llegó a la casa, Takeru abrió la puerta para encontrarnos a todos sentados alrededor de la mesa, completamente serios a la vez que casi simultáneamente giramos todos nuestros rostros hacia él, mientras este sonreía, aún feliz del éxito de su búsqueda, pero luego de unos segundos se extraña de que todos lo siguiéramos viendo de aquella manera.
Hanako se levanta de la mesa, a lo que empieza a acercarse a Takeru, mientras que Harumi y yo nos levantamos, retirándonos hacia nuestra habitación junto con Haruko.
Takeru sólo se extrañaba cada vez más, a lo que una vez que solo estaban él y Hanako en la cocina, se escucha una fuerte cachetada dada por la Lopunny, mientras esta intentaba no derramar lágrimas, mientras que Takeru solo la observaba atónito, a la vez que su mejilla comenzaba a enrojecerse por el golpe.
—"¡¿Sabes lo preocupados que estuvimos por ti?!"— gritaba en un gruñido Hanako, a la vez que Takeru solo estaba estático— "¡No te comunicaste con Ryo en todo el día, y no sabíamos nada de ti!"— continuaba gritando Hanako, a la vez que otras lagrimas comenzaban a recorrer sus mejillas— "¡Te fuiste sin siquiera decirnos nada! ¡¿Y llegas así como así?!" — se desahogó finalmente Hanako, a la vez que un silencio se formó en el ambiente luego de que la Lopunny dejara de gritar, a lo que después de unos segundos solo dejó caer su cabeza en el torso de Takeru, el cual aún estaba inmóvil.
—"Estaba demasiado preocupada Takeru…"— dijo Hanako ahora débilmente en un gruñido—"sé que puedes valerte por ti mismo, pero no te vayas de esa manera…"— pidió, aún entre lágrimas.
Takeru no dijo nada, solo abrazó a Hanako, mientras esta aún tenía su cabeza apoyada en su pecho.
—Tienes razón…— afirmó Takeru, triste— fue demasiado egoísta de mi parte el ni siquiera decirles— aclaró Takeru mientras juntaba su frente con la de Hanako— perdóname por favor…— dijo mientras su mirada y la de Hanako se conectaron, a lo que ella sólo asintió un poco de mala gana ya que no podía negarse ante esa mirada, dándole después un pequeño beso.
Sus labios se separaron al igual que sus cuerpos, y Takeru se dirigió hacia mi habitación, sabiendo que le esperaba otro reto de mi parte.
Takeru abrió la puerta, para encontrarme a mí junto con Harumi, mientras estábamos jugando con Haruko arriba de la cama, para evitar que esta escuchara los gritos de Hanako.
En el momento en el que Takeru apareció, él y yo nos observamos unos instantes, pero no decíamos nada; él solo agachó su cabeza arrepentido por sus actos.
Me levanté de la cama, mientras que Harumi y Haruko nos observaban intrigadas, y en el momento en el que me encuentro enfrente de Takeru, le doy un golpe no tan fuerte en su cabeza, dejando mi mano puesta ahí, a lo que al instante Takeru vuelve a hacer visible su aura para mí, pero se extraña de que yo no retirara mi mano luego de eso…
—Me preocupaste bastante, apestoso…— dije triste mientras Takeru me observaba— prométeme no volver a hacer algo así, Vale?— dije con una leve sonrisa moviendo mi mano en su cabeza a lo que Takeru asintió aún lamentándose, a lo que después le doy un pequeño abrazo.
—Sí, sí, sí… ahora que ya sabe que nos preocupamos…— empezó a decir Harumi mientras se acercaba a Takeru, comenzando a tirarle las lágrimas que salían de su cabeza— ¡Eso es por asustar demasiado a Hanako y Haruko!— sentenció encabronada, sin querer admitir que también la preocupó, mientras que Takeru solo aceptaba los tratos, a lo que luego da un pequeño grito de dolor al notar algo en su cola trasera, para ver después a Haruko mordiendo con todas sus fuerzas la misma.
—"Y esto por preocuparme a mí"— dijo la pequeña Riolu por telepatía, igual de encabronada que su tía, a lo que Takeru solo la miró esbozando una pequeña y nerviosa sonrisa, mientras que Harumi dejaba de tirarle las cuatro colas de su cabeza, pero Haruko aún se mantenía en su mordisco, a lo que fue detenida por la mano de Takeru, el cual la levantó y le dio un abrazo en forma de disculpa, la cual aceptó a regañadientes, pero después con una sonrisa.
Una vez reconciliados, nos dispusimos a sentarnos nuevamente a la mesa, ya que para ese entonces ya era hora de cenar.
Los pokémon estaban sentados en la mesa, mientras que yo ayudaba a Harumi a preparar la comida.
—"Y… ¿cómo te fue papá?"— preguntó curiosa Haruko, mientras Takeru la observa un poco dudoso sobre si decirle la razón del viaje a su hija.
—Esto… me fue bien Haruko; pude conseguir lo que buscaba— sentenció Takeru sin revelar nada a la vez, a lo que su hija asiente, contenta.
—"¿Viste el regalo del tío Ryo?"— preguntó nuevamente Haruko, dejando al descubierto a su padre.
—¡¿Eh?! po-por supuesto que no— mintió Takeru negando con sus manos, a lo que Haruko era la única en la habitación que le creía.
—[Mentiroso…]— dije por telepatía a Takeru, a lo que él sólo me observaba fastidiado y avergonzado.
Para ese entonces no estaba consciente de lo que había hecho Takeru aquel día, ya que este bloqueaba sus recuerdos; sin embargo, eso no evitaba el que yo comenzara a interesarme e ilusionarme al pensar el que mi amigo me había buscado un regalo.
.
.
.
.
El día terminaba, a lo que comenzamos a prepararnos para dormir como era costumbre, mientras que en Takeru aún abundaba una grata satisfacción por su hallazgo, disponiéndose a dormir después con su pareja, con una sonrisa en su rostro.
Los días pasaban, hasta que sólo quedaban dos días para la navidad y, una vez que casi todos los regalos estaban planificados y hechos, había uno que aún faltaba, el de Harumi; por lo que en la mañana del antepenúltimo día, yo y Hanako nos levantamos temprano para poder ir al bosque y ver que flores eran las ideales para poder sacarlas y replantarlas una vez que el invernadero estuviese listo, mientras que Takeru y Hina se encargarían de distraer a Harumi, para que esta no sospechara nada, haciéndola pensar que Hanako y yo buscaríamos un regalo para Takeru.
.
.
.
.
Eran más o menos las diez de la mañana, la lluvia se había detenido pero el cielo seguía nublado y la temperatura era bastante baja, mientras que Hanako y yo empezábamos a adentrarnos en el bosque.
—"¡Esperen!"— dijo una voz en nuestras mentes junto con el sonido de un pequeño gruñido, a lo que tanto yo como Hanako nos dimos la vuelta para ver a Haruko, corriendo hacia nosotros.
—Haruko…— dije una vez que la pequeña llegó, cansada de tanto haber corrido — ¿No se supone que estarías con Harumi?— pregunté un poco extrañado
—"Le pedí a mi papá que me dejara ir con ustedes"— dijo Haruko aun jadeando, a lo que luego soy yo el que escucha otro mensaje.
—[Tiene razón Ryo, además… aquí tenemos bien distraída a Harumi, y con nosotros se va a aburrir]— admitió Takeru, a lo que yo solo reía por lo bajo, al admitir que él tenía razón.
—Bueno… ¡Entonces vamos!— dije decisivo y feliz, a lo que Haruko y Harumi asintieron de la misma manera, comenzando así a adentrarnos al bosque.
.
.
.
.
Habían muchas flores en los lugares por los que pasábamos; Haruko se enamoraba de cada una de ellas, pero Hanako tenía la mirada firme y seria, solo decantándose por las que sabía que le gustarían a Harumi.
Llegamos a un prado de flores, en donde la diversidad era altamente apreciable, por lo que yo y Hanako empezamos a introducirnos más en él, a lo que siento un pequeño tirón en mi pantalón.
—"¿Puedo explorar?"— preguntó tímida la pequeña Riolu, mientras yo me agachaba, poniéndome a su misma altura para luego colocar mi mano en su cabeza
—Está bien— dije con una sonrisa— pero no te vayas de este prado… ¿De acuerdo?, cualquier cosa estaré ahí— afirmé, a lo que Haruko sonrió y asintió, empezando a correr y jugar con las flores.
Hanako y yo seguíamos en nuestra búsqueda, mientras iba anotando en un papel todas y cada una de las flores que ella me señalaba, escribiendo sus cualidades y colores, para luego recogerlas en la víspera de navidad.
Eran las 3 de la tarde… mientras que, una vez finalizada la búsqueda, nos disponíamos a comer algunas cosas que habíamos traído de la casa, ya que Harumi y Takeru estarían con Hina todo el día.
Trajimos unas cuantas galletas, unos pocillos con arroz, además de algún que otro pan con mantequilla que habíamos preparado antes de salir. Estaba todo listo a lo que empiezo a rastrear a Haruko, a lo que pasan los segundos hasta que finalmente la encuentro…
Abriendo mis ojos exaltado, cuando detecto otra aura al lado suyo.
.
.
.
.
Faltaban unos minutos para que fueran las tres de la tarde; Haruko corría sobre las flores, feliz mientras sentía el cosquilleo de sus tallos y hojas por cada salto o paso que daba, hasta quedarse detenida en una pequeña flor purpura y brillante que resaltaba del resto, justo en el final del prado, al lado del frondoso bosque.
Pasaron los segundos, a lo que sin previo aviso unos ruidos provenientes de un arbusto cercano comienzan a resonar en el lugar, mientras que Haruko aún estaba cautivada por la pequeña flor, a lo que una gran sombra salta de aquel arbusto, cayendo al lado de la Riolu, provocando que todo a su alrededor temblara unos segundos asustando a Haruko, la cual intentaba mantenerse de pie a la vez que se sorprendía ante el ser que tenía delante de ella…
Un imponente Ursaring sumamente enojado fue lo que apareció al frente de Haruko, a lo que este lanza un fuerte rugido, a la vez que la Riolu se tapaba el rostro con sus dos brazos por la magnitud del mismo.
El rugido se atenuaba lentamente, mientras que el Ursaring la observaba con furia, a lo que su rostro cambia por completo al ver a una encabronada Riolu observándolo, luego de que esta parara de taparse su cara.
—"¡¿Por qué hiciste eso?!"—dijo Haruko mientras apretaba su puño encabronada—"¡Me asustaste! ¡Tonto!"— dijo la valiente, a lo que una vena se enmarcaba en la cabeza del Ursaring, por lo que este volvió a lanzar un rugido aún más fuerte que el anterior, mientras mostraba sus filosos dientes, a lo que al terminar sonrió con satisfacción, pero la mirada fastidiada de la Riolu lo deja sin palabras.
—"¡Y ahora me dejaste llena de saliva!, ¡Cochino!"— dijo la osada, mientras se sentaba en el suelo, mirando hacia otra dirección con sus mejillas infladas, fastidiada y ofendida.
El Ursaring estaba encabronado, mientras golpeaba el suelo con su pata derecha, y apretaba sus dos puños
—"¡¿Por qué no te doy miedo?! ¡Deberías estar aterrada!"— sentenció con una voz infantil muy molesto por telepatía el pokémon, a lo que se quedó estático por unos momentos, ya que había revelado algo que no debía.
—"¿Eh?"— dijo Haruko extrañada—"¿También puedes hablar así?"— preguntó la curiosa, sin siquiera importarle que el pokémon midiera casi dos metros y se comunicara con voz de niño
—"S-Sí"— dijo el gran pokémon mientras miraba hacia otro lado, fastidiado—"¡Pero ese no es el punto!"— cambió totalmente de tema— ¡¿Por qué no te asustaste?!— dijo volviendo a pisar fuerte el piso, encabronado.
—"Bueno… no siento que seas de ese tipo…"— dijo pensativa la Riolu con los ojos cerrados
—"¡Y cómo estas tan segura!"— dijo fastidiado el pokémon, aún desconfiado de la actitud de la Riolu.
—"No lo sé en realidad… es como si viera algo azul saliendo de tu cuerpo, y al verlo también puedo ver tus sentimientos"— dijo un poco complicada Haruko, mientras intentaba explicar como ella empezaba a ver las cosas a su alrededor.
Haruko comenzaba a ver el aura de los seres que lo rodeaban.
.
.
.
.
Fue en aquel momento… mientras esos dos pokémon seguían en su conversación, cuando unos movimientos provenientes del bosque exaltan al Ursaring, a la vez que Haruko se extrañaba de la reacción de aquel enorme pokémon, mientras que este bajaba un poco sus orejas, ya que no le agradaba lo que se avecinaba...
De repente un Scyther sale del frondoso bosque en un salto, dirigiéndose sin previo aviso hacia Haruko, la cual sintió ese "miedo" de inmediato.
El Scyther no titubeaba, sus brazos de cuchillas se dirigían rápidamente hacia la Riolu; sin embargo, el sonido del choque de la punta de mis dedos sujetando la susodichas cuchillas resuena en los alrededores, a la vez que mi brazo estaba embestido por la capa del estado aural.
—"Tsch… maldición"— se escuchaba una voz femenina en mi cabeza luego de tener mi aura en contacto con la suya, pudiendo así ver sus pensamientos, a lo que veía al Scyther mirándome con furia mientras que yo detenía sus dos cuchillas con mis dedos.
—¿Eh?— me extrañé de momento, mientras veía al imponente Ursaring al lado de Haruko, el cual estaba asustado y confundido a la vez, exaltándome luego de reconocer su aura— Ya veo… ¿Aún después de haberlo rescatado, sigues con intenciones de dañar a Takeru?— dije serio, a lo que el Scyther abre sus ojos sorprendido, ya que había descubierto quien era.
Se sentía la ira del Scyther hacia mí, a lo que un brillo azul empieza a emanar de sus ojos, a la vez que todo a mí alrededor comenzaba a tornarse oscuro, empezando a perder cada uno de mis sentidos, exceptuando el tacto.
—Sorprendente…— dije en un susurro, mientras analizaba la situación— pero me temo que eso no funcionará— sentencié mientras entraba al estado aural, para después levantar rápidamente mi mano en el vacío luego de haber detectado su presencia, sosteniéndolo fuertemente, a lo que mis sentidos vuelven y la oscuridad desaparece, para mostrar como sostenía del cuello a un pokémon de pelaje negro con marcas rojas en sus dedos, labios y en su larga cabellera.
Sigo sosteniendo al pokémon, a lo que este empezaba a sujetar con fuerza de mis brazos, mientras le costaba trabajo el poder respirar.
Después de unos segundos siento un golpe de lleno en mi rostro, el cual no causó daño en mí gracias al estado aural; ni siquiera me moví, a lo que giro mi rostro para ver al Ursaring totalmente aterrado, con lágrimas en sus ojos mientras volvía a lanzar otro golpe, los cuales seguían sin afectarme.
Volví a mirar a la oscura pokémon, a lo que luego de analizar la situación abro mi mano dejándola caer al suelo, para después verla toser en respuesta al trato.
—No me importa que problemas hayan tenido tus padres con los de Takeru… — Empecé a decir, mientras la pokémon me observaba furiosa —pero esa ya no es lucha tuya ni de tu hijo… y tampoco es de mi familia— dije mientras desactivaba el estado aural.
—Y otra cosa…— dije mientras me agachaba para recoger una pequeña piedrecilla, para después lanzarla a la cabeza del Ursaring, a lo que su cuerpo da un gran resplandor para luego transformarse en un pokémon del mismo porte de Haruko, con características similares al más grande pero como si fuera un cachorro del mismo.
—No metas a tu hijo en esto— sentencié mientras tomaba la mano de Haruko, llevándola a donde estaba Hanako, dejando a los otros pokémon.
Haruko solo observaba al pequeño pokémon a la vez que se alejaba, mientras que este último hizo lo mismo, solo para agachar sus orejas y desviar la mirada hacia otra dirección, colocándose al lado de su madre la cual aún estaba adolorida como consecuencia de intentar acabar con la vida de Haruko.
.
.
.
.
Estábamos sentados en el centro del prado, mientras comíamos las cosas que habíamos traído de la casa. Sólo había silencio, a lo que Hanako se da cuenta de inmediato que algo le sucede a Haruko
—"¿Qué ocurrió?"— preguntó finalmente en un gruñido Hanako, mientras que Haruko observó hacia otro lado triste, sin querer decir nada, a lo que me percato de su reacción, para después pensar en mis siguientes palabras a la vez que suspiraba un poco preocupado.
—Voy a contarles lo que sé…— dije serio y un poco desanimado, ya que en realidad no quería que Haruko se enterara de algunas cosas de la historia de los pokémon con los que nos topamos, sin embargo, Haruko levantó casi al instante su mirada, dejando en claro que ella quería saber.
—Todo esto empezó a ocurrir cuando Takeru ni siquiera existía, fue durante la época en la que los padres de Takeru conocieron a los míos— contaba, a la vez que Haruko no comprendía lo que decía.
—Tus abuelos, Haruko… eran amigos de mis padres— dije con una pequeña sonrisa, explicándole un poco mejor a la Riolu.
—No he podido averiguar mucho… sólo tengo pistas referente a lo ocurrido— dije un poco pensativo— mi padre conoció al de Takeru cuando encontró a este último muy herido, el cual le dijo a mi padre que había sido atacado por "alguien en específico". Creo que ese "alguien" era el padre del pokémon que vimos con Haruko— explicaba.
—"Espera, espera"— dijo Hanako un poco fastidiada— "todavía no me dices que ocurrió antes"— sentenció.
—La hija de ese pokémon, intentó lastimar a Haruko…— dije serio, asustando a Hanako— creo que en todo este tiempo esa pokémon se había transformado en el Scyther que siempre intentaba atacarlas a ustedes y a Takeru— declaré.
—"¿Transformado?"— preguntó extrañada Hanako
—Es su habilidad… puede crear ilusiones tan reales que nadie podría darse cuenta de que se trata de otro pokémon— dije serio, empezando a dejar un silencio en el ambiente.
—A su especie se les llama Zoroark, "el maestro de las ilusiones"— revelé.
.
.
.
.
—"¡Mamá!"— dijo por telepatía asustado el pequeño Zorua, mientras se preocupaba por su madre, la cual aún estaba sobándose su cuello, adolorida por la fuerza con que la sostuve hace unos momentos.
—"Calma Yoshiro, estoy bien…"— dijo en un gruñido la Zoroark, para después mantenerse en silencio con la mirada puesta en el vacío, pensando en lo que le había dicho yo hace unos momentos.
Pasaron los segundos, a lo que la Zoroark simplemente adoptó una actitud más seria que de costumbre.
—"Vámonos…"— dijo triste la pokémon, mientras tomaba a su hijo, colocándolo arriba de su cabeza para después irse hacia el bosque.
Pasaron los minutos, a lo que aún en el lomo de su madre, el pequeño pokémon comenzó a hablarle.
—"¿Mami?"— preguntó el pequeño Zorua mientras estaba acurrucado en el pelaje de su madre mientras esta seguía caminando, a lo que levanta un poco la cabeza, escuchando a su hijo— "¿Por qué ese tipo te hizo daño?"— volvió a preguntar el pokémon, triste y con rencor hacia mí, a lo que casi al instante la Zoroark vuelve a adentrarse en sus pensamientos, a la vez que mis palabras volvían a resonar en su mente…
—"No metas a tu hijo en esto"—sonó en la mente de la Zoroark cuando su hijo le hizo esa pregunta, recordando lo que le había dicho.
—"Sólo fue un malentendido"— dijo en un gruñido la madre con una sonrisa, mientras que el Zorua la miraba extrañado, pero sin decir nada después de igual manera.
.
.
.
.
—El hijo de la Zoroark… era uno de los pokémon que Ryuji tenía en su laboratorio abandonado, no estaba del todo seguro cuando vi al Ursaring, pero cuando éste se transformó en un Zorua nuevamente, pude ver su aura en su totalidad, creo que incluso su ilusión puede afectar mi percepción— admití un poco molesto por lo mismo.
—Creo que el hecho de que el Zoroark haya atacado a Haruko la vez en la que yo estaba en la ciudad, está relacionado con que su hijo estuviese en el laboratorio, y quizás… con la nota que advertía de Takeru— dije serio y pensativo mientras mandaba un mordisco a un pan que tenía en la mano, a la vez que Hanako y Haruko me escuchaban atentas— pero no puedo decir nada más, no me gusta decir cosas de las que no estoy seguro— sentencié, para después ver a Haruko.
—Y… ¿Cómo era?— pregunté curioso con una sonrisa, extrañando un poco a Haruko.
—"Era un cochino y un tonto"— sentenció Haruko con sus brazos cruzados e inflando sus mejillas—"Quiso asustarme y después me llenó de saliva"— afirmó, mas fastidiada aún.
Solo solté una pequeña risa, para luego levantarme ya una vez que todos habíamos terminado de comer
—Creo que con las flores que me mostraste estará bien, Hanako— asentí mientras observaba a la Lopunny— ¿Regresemos?— pregunté con una sonrisa, a lo cual las dos pokémon asintieron de igual manera.
Empezamos a caminar hacia nuestro hogar, a lo que en el momento en el que salíamos de ese hermoso prado para entrar nuevamente al bosque, me detengo por un momento y observo esas dos auras tan peculiares de aquellos pokémon, cuando noto ese sentimiento por parte de uno de ellos, ese sentimiento tan conocido por todos nosotros excepto por Haruko
Ese sentimiento de soledad y pena…
Simplemente lanzo un cansado suspiro… para continuar con mi camino hacia mi hogar, lamentándome en parte el que aquellos pokémon actuaran de esa manera con nosotros.
.
.
.
.
Ya era la mañana del veinticuatro de diciembre; yo estaba acostado con Harumi a mi lado, a lo que abro levemente mis ojos al notar un brillo un poco molesto proveniente de la ventana, para después extrañarme de momento al ver la nieve cayendo afuera de la casa, a lo que esbozo una leve sonrisa ya que iba ser la primera nevada de Haruko, y aún mejor… en éste día tan especial.
Cierro mis ojos de momento, cuando varios pasos corriendo por la casa me mantienen despierto, a lo que me levanto al igual que Harumi, ya rendidos de la idea de dormir por cierta criatura que corría de felicidad por la casa, a lo que observo a Harumi la cual también se gira a verme, para sonreírnos mutuamente y empezar a levantarnos de la cama e ir hacia el origen de todos esos pasos.
—"¡Ya quiero salir!"—dijo la impaciente, mientras corría de un lado a otro por la casa, mientras que sus padres iban de un lado a otro mandando bostezos ya que andaban somnolientos debido a lo temprano que los habían despertado, mientras que a la vez intentaban ponerle un abrigo a Haruko.
Ayudamos a los dormidos pokémon, para después vestirnos nosotros y abrir finalmente la puerta para dejar ver la gran capa de nieve blanca que había en los alrededores hasta donde alcanzara la vista. Nosotros mirábamos con asombro, mientras que esa palabra quedaba pequeña para Haruko, que… sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia afuera saltando hacia el primer montículo de nieve que vio, empezando a jugar.
—Qué lindo…— dijo Harumi a la vez que me abrazaba, mientras que Haruko saltaba encima de la nieve aún con una gran sonrisa en su rostro.
Pasaron unos cuantos segundos cuando se escuchan unas palabras de Haruko
—"¡Papá!"— gritó por telepatía la pequeña pokémon a lo que Takeru gira su rostro hacia ella, sólo para recibir una gran bola de nieve de lleno en su rostro, a lo que este último cae estrepitosamente, hundiéndose en la blanda y helada nieve.
No pude soportarlo… en el momento en el que Takeru fue alcanzado por esa bola, empecé a reír a carcajada limpia, a lo que a unos segundos después, soy yo el que recibe una en plena cara, a lo que observo a mi alrededor fastidiado, intentando buscar al culpable de tal traición, a lo que observo a Harumi con sus manos en su espalda silbando sin querer aparentar nada.
Takeru, al igual a como fue mi reacción, empezó a reír de igual manera, a lo que otra bola de nieve más grande le cae en su cabeza, mientras este una vez sacudido su cabeza para poder quitarse los restos de la misma, observa a Hanako la cual hacía intentos por no reírse, mientras tenía la nieve del delito en sus manos.
Hubo silencio por unos momentos, mientras cada uno de nosotros observaba con una mirada acechadora hacia el otro, hasta que, de un segundo a otro, tanto Harumi como Hanako y Haruko se juntan en un sector, a lo que nos observan con grandes bolas de nieve en cada una de sus manos, mientras nosotros estábamos estáticos ante tal situación…
—"Traición"— pensamos a la vez Takeru y yo, mientras las chicas nos enterraban en toneladas de nieve.
El silencio dominaba aquel enorme montículo de nieve, a la vez que las risas y los gritos victoriosos de las chicas se escuchaba en los alrededores luego de su aplastante acto.
Sin embargo… estas quedan perplejas cuando el suelo comienza a temblar de un momento a otro.
—[Oye Takeru…]— dije por telepatía, mientras aún estábamos enterrados en la nieve.
—[Sí… enseñémosles como se hace]— dijo Takeru con la misma actitud
Aquel temblor se hacía cada vez más fuerte, a lo que el gran montículo de nieve explota, dejando al descubierto nuestros cuerpos mientras teníamos el puño levantado, como si acabáramos de dar un gran golpe hacia el cielo.
—¡Takeru!— grité decisivo, a lo que este asintió, colocándose atrás de mí a la vez que apoyaba sus dos manos en mi espalda, para después entrar simultáneamente al estado aural.
Con el aura de Takeru sumada a la mía, era capaz de crear muchos más brazos de aura a como si fuera solo con mi aura, aunque en esa ocasión solo salieron veinte brazos, los cuales cada uno tomaron una buena cantidad de nieve, convirtiéndolos en bolas.
—¡Oye!— gritó Harumi asustada y fastidiada a la vez, mientras que Haruko estaba abrazada de la pierna de Hanako— ¡Eso no es justo! —reclamó.
Ya era tarde, nuestra furia era notable, mientras que los veinte brazos se acercaban sin piedad a las chicas, por lo que estas solo se abrazaron asustadas mientras mandaban un grito, aceptando el hecho de que serían sepultadas bajo la nieve.
Hubo silencio, hasta que Harumi abrió sus ojos para ver que los veinte brazos estaban estáticos al frente de ellas, a lo que después se escuchan varias risas por parte mía y de Takeru, mientras que las chicas nos miraban fastidiadas, pero después recibieron una bola de nieve en la cabeza cada una, obviamente lanzadas de una manera mucho menos fuerte que a como ellas nos las lanzaron a nosotros.
—Ganamos— dijimos mutuamente Takeru y yo al frente de las chicas, desactivando nuestro estado aural, para luego sonreír victoriosos, mientras que las demás nos seguían mirando fastidiadas.
—¡Serán tramposos!— dijo Harumi encabronada mientras nos arrojaba nieve, a lo que Hanako y Harumi tenían la misma reacción, empezando a hacer lo mismo.
Y así las horas pasaron, mientras todos nosotros jugábamos y reíamos con más guerras de nieve, o haciendo varios muñecos con la misma.
.
.
.
.
Eran más o menos las dos de la tarde, ya habiendo dado un alto a los juegos, comenzamos a volver a la casa para almorzar, a lo que Harumi y las demás entran, pero Takeru me sostiene del brazo antes de que pudiera seguirlas.
—Tú también lo sentiste… ¿verdad?— preguntó Takeru serio, a lo que un pequeño momento de silencio se produjo, a la vez que yo lo observaba serio, ya sabiendo a que se refería.
—Sí…— dije un poco desanimado— nos han estado observando desde hace rato— reconocí.
—Y… ¿Qué crees que debamos hacer?— preguntó nuevamente Takeru.
—Nada— sentencié casi de inmediato, extrañando un poco al pokémon— no los voy a obligar a hacer algo que no quieren; por mí… que vean todo lo que quieran, mientras no se vean implicados ustedes— afirmé serio, mientras Takeru asentía un poco dudoso, pero luego lo aceptó, entrando a la casa junto conmigo.
Nos sentamos al lado de la mesa junto con Haruko, mientras que Hanako y Harumi preparaban el almuerzo. Los minutos pasaban, mientras que los que estábamos en la mesa deseábamos ansiosos el almuerzo que preparaban, y el hambre aumentaba por el aroma de la comida que estaba en el ambiente.
El sonido de una cuchara cayéndose nos extraña a todos de momento, cuando vemos a Harumi sosteniéndose del estante, un poco encorvada y tapándose su boca con la mano
—¿Ha-Harumi?— pregunté un poco preocupado, pero no se escucha respuesta por parte de la chica, a lo que esta se yergue para luego ir corriendo al baño, empezando a vomitar de un momento a otro.
Me levanté al instante, pero una mano esponjosa y café me detiene, a lo que veo a Hanako colocarse delante de mí, para después entrar al baño para acompañar a Harumi.
Fueron unos diez minutos, mientras me sentía un poco incómodo de que estuviera pasando tan pronto "esa" situación, además de que tanto Takeru como Haruko no entendían lo que ocurría.
Era obvio que… tarde o temprano Harumi empezaría a mostrar los síntomas.
Se abre la puerta del baño, a lo que soy el primero en estar del otro lado, solamente para encontrarme a una apenada Harumi al lado de una furiosa Hanako, a tal punto que sus largas orejas llegaban a levantarse.
—"¡Ryo…!"—dijo en un gruñido Hanako con un sonido sediento de sangre— "Te atreviste a…"— dijo haciéndome entender de que Harumi le había revelado las "sorpresas".
Si bien Hanako tuvo a Haruko junto con Takeru, aun así era inevitable que sintiera como si alguien hubiera profanado a su "hermana mayor", por lo que en el momento en el que intento decir una palabra, una patada de la Lopunny me llega directo al estómago, echándome de la casa por la puerta que, misteriosamente, Takeru ya había abierto para que así siguiera mi trayectoria sin romper nada de la casa, riendo por lo bajo; sin embargo, la impresión de Hanako mirándolo de la misma manera lo extraña asustándolo, a lo que recibe una patada de la misma manera, cayendo encima mío a las afueras de la casa
—"¡Eso fue por no decírmelo, y dejar que lo hiciera!"— gritó en un gruñido la protectora, mientras que Takeru y yo seguíamos tirados en el suelo, con la pata bien marcada en nuestros estómagos, mientras salía vapor de los mismos.
—T-Tiene su genio…— dije aún en el suelo.
—Dímelo a mí…— dijo Takeru de la misma manera.
.
.
.
.
—"¿Qué pasó?"— preguntó extrañada Haruko, sin saber por qué habían sacado a volar a su Tío y padre.
—"Esto…"— empezaba a decir Hanako en un gruñido, sin saber si revelarle aquella información a su hija.
—Estoy embarazada…— dijo finalmente con una sonrisa Harumi, mientras que Haruko inclinaba su cabeza hacia un lado, ya que no conocía esa palabra
—"¿Embarazada?"—preguntó extrañada la Riolu.
—Bueno… digamos que en unos meses más vas a tener unos hermanitos a los que cuidar— dijo riendo Harumi, un poco apenada.
—"Aún no entiendo…"— dijo Harumi, inflando sus mejillas.
—"Lo entenderás cuando crezcas"— dijo Hanako colocando su mano en la cabeza de su hija, sonriéndole, a lo que esta respondió de la misma manera.
—Hanako… ¿Crees que puedas preparar la comida tú?, creo que mejor saldré por unos momentos; no soporto el olor de la comida…— reconoció Harumi, a lo que la Lopunny asintió, mientras que la chica se retiraba de la casa.
Harumi salió de la casa, para ver que tanto Takeru como yo estábamos al frente de la puerta, a punto de entrar.
—¿Necesitas algo?— pregunté un poco preocupado.
—Solo un poco de aire…— dijo Harumi con una leve sonrisa, a lo que yo solo la abrace para sentarme al lado de ella, mientras que Takeru sonríe un poco para luego entrar a la casa, dejándonos a solas.
.
.
.
.
—¿Los puedes ver?— preguntó Harumi a lo que yo me sonrojo un poco.
—S-Sí…— dije un poco apenado— pero prefiero no hacerlo mucho — admití, empezando a sonrojarme.
—¿Por qué?— preguntó extrañada Harumi.
—Porque si me concentro demasiado en ellos, acabaré descubriendo cuál será su género, y prefiero dejarlo como sorpresa— dije, riendo un poco.
—Vamos~— dijo Harumi empujando mi hombro con el suyo— yo quiero saberlo…— me dijo con ojos de perrito arrepentido, por lo que aparto mi vista al instante, negándome y luchando contra esos ojos, a lo que Harumi infla sus mejillas al ver que su táctica no serviría.
En ese momento abrí levemente mis ojos, volviendo a notar ciertas auras a nuestro alrededor, a lo que me fastidio de momento por lo mismo, extrañando a Harumi
Una de esas auras mostraba un poco de ira mezclada con tristeza, mientras que la otra sólo mostraba tristeza y envidia.
—Harumi… ¿Me puedes ayudar a hacer algo después?— pregunté a lo que Harumi me asentía pero extrañada.
—Te cuento luego…— dije sonriendo—y dime… ¿Te sientes mejor?— volví a preguntar
—Creo que ahora estoy un poco mejor…— dijo mientras sonreía, a lo que ambos entramos a la casa, no sin antes abrir todas las ventanas de esta, para no provocar nuevamente las náuseas en Harumi.
.
.
.
.
Eran más o menos las tres de la tarde, a lo que les digo la sorpresa de que pasaríamos la noche de la víspera de navidad en la casa de Hina, a lo cual todas se alegraron, mientras que cierto apestoso que ya sabía acerca de la "sorpresa" sólo reía por lo bajo, sin aparentar nada.
Empezamos a arreglarnos y abrigarnos, y comenzamos a marchar hacia la casa de Hina, mientras traíamos los regalos de todos excepto los míos, ya que estos ya estaban en la casa de Hina, para abrirlos a las doce de la noche.
No los íbamos a abrir al día siguiente, ya que los cargamentos volvían, y de igual manera Harumi y Hanako tendrían que empezar a trabajar, y no tendríamos la oportunidad para abrir los regalos en la mañana, por lo que lo hablamos con Hina y decidimos abrirlos justo a las doce.
Estábamos a unos pasos de la casa de Hina, y ya se comenzaban a escuchar las voces y pisadas provenientes de la misma, extrañándonos de momento, a lo que al tocar la puerta, la abre un hombre alto y bastante delgado, el cual nos miró extrañados, para luego reconocerme y saludarme, a lo que le presenté a mi familia, el cual saludó de la misma manera a Harumi, pero de una manera más "extraña" cuando empezó a saludar al resto de mi familia; lo obviamos para luego entrar y saludar al resto.
En la casa de Hina estábamos nosotros junto con la misma, y también estaban los padres de Sora junto con su hijo, además de Yuta.
Empezábamos a ayudar los más grandes en la mesa y con las comidas, mientras que los más pequeños (Sora y Haruko) estaban en el patio de la casa, jugando con la nieve.
Terminábamos de ordenar la mesa junto con preparar la cena para la noche. Eran las seis de la tarde, a lo que los padres junto con Harumi, Hina y Hanako se sentaron en unos sillones empezando a conversar.
Takeru y yo sabíamos que ya era momento para empezar a crear al invernadero, por lo que les dijimos que teníamos que hacer "algo" en la casa, sin mentir pero tampoco sin decir de todo la verdad, a lo que al ver que Harumi asintió sin sospechar nada, salimos de la casa y empezamos a correr hacia la nuestra.
Una vez que llegamos, empezamos a pensar…
—¿En serio piensas que nuestro estado aural durará lo suficiente?— preguntó dudoso Takeru, empezando a pensar de que quizás no seríamos capases de terminarlo a tiempo
—Lo he estado pensando todo este tiempo…— dije un poco pensativo— pero creo que hay una forma de hacer más duradero el estado— dije a lo que Takeru me observa, ya sabiendo lo que pensaba.
—¿Juntar nuestras auras?— preguntó dudoso Takeru— pero si nuestras auras ya de por si son una— replicó el pokémon.
—¿Acaso no lo sentiste cuando jugábamos antes con las bolas de nieve?— pregunté, haciendo entender un poco a Takeru— mi poder se intensificó por el simple hecho de conectar nuestras auras— declaré.
—Bueno… sí, pero no podemos estar en contacto siempre, tenemos que movernos rápido— sentenció Takeru, aún pensando en una solución.
—Para eso estoy yo— dije riendo mientras activaba mi estado aural, a lo que un brazo de aura sale de mi piel, adhiriéndose al hombro de Takeru, el cual también activó su estado aural como respuesta al contacto.
—Mientras estemos conectados, creo que al menos podremos usar la velocidad del estado aural por al menos una hora. Pero únicamente eso, si empezamos a usar otra habilidad el tiempo se reducirá de igual manera— sentencié firme, mientras Takeru escuchaba.
—¿Cómo estas tan seguro?— preguntó nuevamente Takeru.
—Sólo es una corazonada… pero hay que intentarlo— dije con una sonrisa hacia Takeru, el cual respondió de la misma manera.
—¡Vamos!— dijo Takeru a lo que yo asentí, yéndonos con una increíble velocidad hacia el bosque
Ni siquiera fue necesaria una hora; el invernadero ya estaba construido después de unos veinte minutos a lo que, una vez finalizado, desactivamos el estado aural, mientras que Takeru Jadeaba de cansancio, extrañado de que yo no lo estuviera tanto.
—Supongo que es porque he entrado al estado más veces— dije riendo levemente con la mano en mi cabeza, poniendo un poco celoso a Takeru de que pudiera resistir mejor el estado aural, a lo que este solo me mira con una sonrisa, fastidiado.
—Creo que es mejor que volvamos— dijo Takeru, un poco más descansado mientras se levantaba.
—Ve tú…— dije, extrañando al pokémon— aún tengo que buscar las flores— dije, a lo que Takeru asiente para luego marcharse a la casa de Hina
Takeru volvió a la casa de Hina, a lo que en el momento en el que se fue, activé de nuevo mi estado aural, aún con la mitad de mis energías, para adentrarme al bosque y buscar, sacar y replantar la mayor cantidad de flores que Hanako me había recomendado hasta que la luz del día me lo permitiera…
Ya una vez que estaba todo oscuro, volví a replantar las ultimas flores, a lo que desactivo mi estado aural para luego empezar a caminar hacia la casa de Hina; pero un recuerdo me detiene.
—Tsch…— bufé un poco fastidiado— a este paso nunca llegaré a abrir los regalos con los demás— admití mientras entraba al estado aural, volvía al bosque, y regresaba con un tronco en mi hombro, a lo que empiezo a confeccionar algunas cosas con la madera, para después entrar a la casa.
.
.
.
.
Eran las nueve de la noche, quedaba una hora para empezar con la cena, por lo que ya una vez terminado finalmente todo, desactivé mi estado aural mientras caminaba lentamente, un poco agotado, a la casa de Hina.
Estaba a un par de casas de distancia con la de Hina, a lo que un aura me extraña, por lo que levanto la mirada para ver un cuerpo encima del techo de la casa continua a la de Hina. Me fijo un poco más para notar que era la Zoroark de aquella ocasión.
Solo lo observé fastidiado, por lo que en ese instante junto aura en mis pies para luego dar un salto, y aterrizar suavemente en el techo de la casa, al lado de la Zoroark, la cual se asusta al notar mi presencia.
—No te preocupes…— dije sentándome, mientras la pokémon aún me miraba con desconfianza en sus ojos— no tengo intenciones de pelear, menos en este día— sentencié mientras observaba la casa de Hina, a lo que noto el pequeño cuerpo del Zorua, el cual estaba mirando el interior de la casa a través de una de sus ventanas.
—Ya veo…— dije mientras la Zoroark se mantenía en silencio— ¿Vas a decirme que fue lo que ocurrió con tus padres y los de Takeru o esperas seguir observándonos desde lejos como en la mañana?— pregunté dejando en evidencia a la Zoroark, la cual aún se mantenía en silencio.
Pasaron los minutos, a lo que el gruñido de la Zoroark aparece.
—"Lo que ocurrió en mi vida no es de tu incumbencia"— sentenció la pokémon, fastidiándome por completo.
—Serás…— dije ya un poco enojado a lo que me levanto, para alejarme del Zoroark— si quieres, sigue por ese camino— sentencié mientras solo había silencio como respuesta— pero…— dije apuntando a la casa— no creo que mi familia permita lo mismo con tu hijo— dije a lo que después se escucha la puerta abrirse, a lo que sale Haruko, la cual había notado la presencia del Zorua, y en el momento le arroja una bola de nieve como juego, pero también totalmente encabronada ya que aún estaba fastidiada por lo que le había hecho en el prado hace unos días atrás.
—¿Te gustaría que tu hijo viviera lo mismo que tú?— pregunté mientras la Zoroark me miraba enojada, a lo que da un salto y cae al lado de su hijo, mientras yo hacía lo mismo pero a lado de Haruko, protegiéndola
—"¿Tío Ryo?"— preguntó extrañada Haruko, un poco sorprendida, y a la vez asustada— "¿Qué ocurre?"— volvió a preguntar.
—No te preocupes Haruko…— dije un poco triste— volvamos a casa— afirmé.
Cuando empezamos a movernos, se sintió el impulso de impotencia por parte del Zorua, a lo que tanto yo como Haruko giramos un poco la cabeza, mientras mirábamos al Zorua
Era obvio… nunca tuvo nada parecido, y el ver lo feliz que era Haruko en ese "ambiente", le hacía desear estar en su misma posición, pero no quería dejar a su madre…
—¿Quieren entrar?— pregunté, sorprendiendo demasiado a los dos pokémon que estaban al frente de nosotros, e incluso un poco a Haruko.
La Zoroark giró su cabeza hacia un lado, mostrando su negación, pero se percató de la leve sonrisa que intentaba ocultar su hijo ante tal idea, a lo que entrecerró sus ojos, un poco triste.
—"Mas te vale cuidarlo"— dijo en un gruñido con una vista asesina, a lo que yo asiento, pero su hijo se niega rotundamente a entrar si no lo acompañaba su madre.
—"No te preocupes Yoshiro… pásalo bien, ¿Vale?"— dijo su madre con una sonrisa, a lo que el pequeño pokémon solo asintió un poco triste para luego ver como su madre le daba un pequeño beso en la frente—"te pasaré a buscar cuando todo termine"— sentenció a la vez que su hijo asentía, a lo que después la madre dio un salto, desapareciendo del lugar.
Había muchas cosas que no comprendía en aquel momento… "¿cómo puede alguien que ha deseado prácticamente vernos muertos, dejarnos al cuidado de su único hijo?" era la pregunta principal que recorría mi mente; debían haber razones de por medio…
—Esto…— dije mirando al Zorua, el cual sólo tenía sus orejas gachas, mientras miraba triste el suelo— ¿Entramos?— pregunté un poco tímido, pero sin respuesta del Zorua.
—"¡Vamos Yoshiro!"— dijo encabronada Haruko, mientras agarraba una de las patitas del Zorua, ya sabiendo su nombre luego de que la madre lo dijera—"¡Y ni pienses que te perdonaré tan fácil por lo que me hiciste antes!"— decía más fastidiada, mientras entraban a la casa, a lo que yo aún afuera sonreía por lo bajo, alegre de la actitud de mi sobrina, entrando después.
—¡Al fin llegas!— dijo fastidiada Harumi mientras me tiraba una de mis mejillas— ¡¿No que dijiste que sólo harían "algunas cosas"?!— reclamó la dominante.
—Bueno… ocurrió un imprevisto— dije una vez que Harumi soltó mi cara, a lo que esta baja su mirada, observando al Zorua, sorprendida ya que no había notado su presencia.
—¡Aw, que tierno eres~!— dijo Harumi a la vez que comenzaba a apretar las mejillas del Zorua, el cual se negaba en un principio, pero al final no podía hacer nada ante la actitud de Harumi.
—Se llama Yoshiro…— dije a lo que Harumi asentía.
Después de unos segundos del trato que recibía de Harumi, el Zorua sacude su cabeza molesto y salta hacia un sillón que estaba lejos del resto, sentándose y empezando a mirar por la ventana.
—Bueno…— dijo Harumi un poco triste pero a la vez fastidiada de la actitud del pokémon— ya está lista la cena…— dijo desanimada, yendo hacia esta.
Todos nos sentamos en la mesa, con excepción del pequeño pokémon que seguía en la misma actitud en el sillón.
Empezábamos a servir la comida, cuando me percato en Haruko, la cual seguía mirando al pequeño Zorua; pero noto que, en vez de mirarlo fastidiada, lo miraba con una cara de angustia y de preocupación.
—Oye, Haruko…— dije acercándome a la pokémon, la cual me mira atenta a mis palabras— ¿Por qué no le llevas este plato a Yoshiro?— dije entregándole un pequeño plato a la Riolu, la cual asintió alegre, para luego tomar el plato y llevárselo al solitario.
—[¿Crees que sea lo correcto?]— preguntó Takeru en mi mente, el cual había visto todo, obviamente refiriéndose al Zorua.
—[Es un niño Takeru]— dije también por telepatía—[no es culpa suya lo que haya hecho su madre o sus abuelos, además…]— empecé a sonreír cuando veo que el Zorua acepta el plato que le había dado Haruko—[Creo que Haruko también se preocupa…]— dije mientras sonreía, a lo que Takeru hacía lo mismo.
Los minutos se volvieron horas, a lo que todos los mayores nos sentamos al lado del pequeño árbol de navidad, mientras que el Zorua, el cual se había abierto un poco más hacia Haruko, estaba jugando con la pequeña Riolu y Sora, los cuales estaban ansiosos de que faltara poco para abrir los regalos.
Seguíamos conversando, cuando noto miradas por parte del padre de Sora, hacia los pokémon.
—Oye Soma, ¿ocurre algo?— pregunté un poco fastidiado, porque desde que empezábamos a estar ahí, había pasado por alto varias de sus miradas hacia mi familia.
—Solo vigilo Ryo, uno nunca sabe…— dijo otra vez, empezando cada vez más a colmar mi paciencia.
Iba a abrir la boca para callarlo, pero la voz de Takeru se hace presente.
—¡No hay nada que saber!— dijo Takeru no tan fuerte pero si firme—¡Si tienes algún problema con nosotros será mejor que te lo guardes, porque no somos como ustedes creen!— seguía diciendo mientras que el padre de Sora solo bajaba sus hombros, sin argumentos con los que defenderse— ¡deja de tener ese asqueroso pensamiento que tienen los de esa ciudad!, ¡Me da lo mismo si tienes esos pensamientos hacia mí, pero si piensas eso de mi hija entonces yo me encargaré de dejarte en claro la situación!— dijo Takeru levantándose, a lo que Harumi me mira preocupada pidiendo control, por lo que me levanto y pongo mi mano sobre el hombro de Takeru, calmándolo un poco.
—Creo que Soma ya entendió Takeru, ¿Cierto?— pregunté mirando al padre de Sora, el cual solo asentía un poco avergonzado, dándose cuenta del error que cometió.
Haruko y Sora estaban distraídos en su juego, pero Yoshiro estaba al tanto de todo lo que hablaban los adultos, mientras observaba intrigado al padre de Haruko ante sus palabras
El ambiente se calmaba, cuando de repente Haruko salta a la cara de Takeru, asustándonos a todos, a lo que después Sora hace algo parecido conmigo
—¡Ya es hora de abrir los regalos!/"¡Ya es hora de abrir los regalos!"— dijeron ambos a la vez, a la vez que el resto de los que estaban ahí solo sonrieron comenzando a reír, a lo que Hina se levanta y camina hacia el pequeño árbol en donde estaban todos los regalos, sentándose nuevamente en el suelo al lado de éste, preparándose para entregarlos.
—Harumi…— dije susurrándole al oído— ¿Pudiste hacer el favor que te pedí?— pregunté, a lo que Harumi me mira extrañada; sin embargo, esboza una pequeña sonrisa luego de unos segundos.
—Así que era para él…— sentenció susurrando igualmente, alegre— No te preocupes, lo había supuesto, así que lo dejé envuelto junto con el resto de los regalos— sentenció a lo que yo asentí para luego darle un tierno beso como agradecimiento.
—¡Muy bien!— dijo decidida Hina, mientras que Sora y Haruko estaban sentados al frente del árbol, ansiosos, mientras que Yoshiro estaba al lado del sofá en donde estábamos sentados Harumi y yo, mientras miraba un poco triste los regalos, ya que sabía que ninguno de ellos era para él.
—¡Hanako!— dijo Hina mostrándole varios regalos, a lo que la Lopunny los recibe un poco sonrojada, ya que de igual manera, era la primera vez que recibía un regalo de navidad.
Hanako empieza a abrirlos y una lágrima de alegría empieza a salir cuando ve el primer obsequio el cual era de Takeru.
Takeru le regaló un lindo collar hecho con piedras preciosas que encontró en "cierto" río, el que creó con ayuda de Hina; Haruko le regaló un lindo dibujo hecho por ella y Harumi junto conmigo le regalamos un gorro de lana.
Hanako estaba encantada por los regalos, mientras le daba varios besitos en la cara a Takeru por su regalo, el cual los aceptaba un poco apenado y sonrojado.
—¡Haruko!— lanzó un grito la anciana a lo que la Riolu hacía el intento de mantener la compostura, sin resultados al ver que uno de sus regalos era bastante grande.
Haruko recibió una mesita echa por Takeru (y un poco de mi ayuda) echa especialmente para dibujar, cosa que le gustaba a Haruko, ya que al fin y al cabo el setenta y cinco por ciento de sus regalos eran dibujos. Harumi estaba fascinada por su regalo, pero aún faltaban más.
Después de abrir el regalo de Takeru, siguió el de Harumi el cual era una linda cinta morada, la cual al no saber dónde colocársela, Harumi la ayuda y se la ata al cuello.
Ya con la cinta en su cuello, Haruko abrió el regalo de su mamá, para ver que esta, que había sabido del regalo que le iba a dar Takeru, decidió regalarle varios frascos de pintura, que consiguió con la ayuda de Harumi y la mía
Ya empezando a abrir mi regalo, lo abre para encontrar un pequeño peluche con forma de Buneary, la cual la observa extrañada al igual que todos.
—Esto…—dije colocándome la mano en la cabeza, un poco apenado— es tu mamá Haruko, cuando era más pequeña— dije a lo que Haruko entendía, empezando a abrazar al muñeco tiernamente.
— [¡¿Cómo encontraste eso?!]— dijo totalmente extrañado Takeru en mi mente, ya que no entendía el cómo era posible que se vendieran muñecos de pokémon.
— [En la parte alta de la ciudad no se considera de la misma manera a los pokémon a como es en la parte baja]— dije a lo que Takeru comprendía—[Había una tienda que vendía muchos muñecos, y pensé que a Haruko le gustaría tener uno de su mamá] — expliqué.
—¡Ryo!— volvió a decir Hina, entregándome los míos.
El primero, el cual no estaba envuelto por obvias razones, era un rico postre hecho por Harumi y Hina, el cual obviamente se veía delicioso; el segundo regalo era de Harumi y Hanako, el cual era una linda bufanda negra echa por ellas y el ultimo regalo era el de Haruko, el cual me sorprendo al ver una pequeña figurita de madera con forma de Riolu.
—Wow… ¿Tú hiciste esto Haruko?— dije mientras sonreía y sonrojaba levemente a Haruko al ver que me gustaba su regalo.
—"Bueno… el señor Yuta me ayudo un poquito"— dijo un poco avergonzada, mientras sonreía al igual que yo.
Al ver que esos eran todos los regalos, me extraño de momento al ver que no había ninguno de Takeru, pero sigo mostrando igualmente una sonrisa agradecida ante todos, ya que no era algo por lo que debiera entristecerme por fuera, aunque de igual manera por dentro me sentía un poco triste.
—¡Takeru!— dijo Hina a lo que el Lucario se exalta, mientras todos empezábamos a reírnos al notar cierto rubor en sus mejillas.
Takeru abrió primero el regalo de Harumi y Hanako que, al igual que conmigo, le regalaron una bufanda pero de color blanco, la cual era igual de bonita.
Después de eso se le hizo entrega del dibujo que Haruko le había hecho también, a lo que empieza a apreciarlo para luego abrazar a su hija, agradecido por su regalo.
Por ultimo recibe otro postre hecho por Harumi y Hina igual que el mío, pero este en cambio era de chocolate.
Cuando ve que esos son todos los regalos que había, Takeru se extraña un poco al ver que yo no le había dado ninguno, empezando a entristecerse.
—Esperen…— dijo Hina mientras sostenía un regalo, extrañada— ¿Quién es "apestoso"?— preguntó nuevamente la mujer a lo que tanto yo como Harumi y Hanako empezamos a reírnos, ya que sólo conocíamos a un "apestoso" en la familia, a lo que lo señalamos avergonzándolo un poco
—Es de Ryo— dijo feliz Hina, mientras le entregaba mi obsequio.
Takeru lo abre con delicadeza, para ver un lindo bolso con lindos detalles, a lo que lo empieza a abrir, para encontrarse con tres chocolates bien grandes dentro de este.
En la cara de Takeru se esboza una gran sonrisa, a lo que de repente siente una mano sacudiendo el pelaje de su cabeza junto con sus orejas, para después levantar su mirada y verme a mí con una sonrisa igualmente.
—Espero que te guste Takeru— dije aún con la sonrisa en mi rostro.
—Gracias Ryo— dijo para después darme un pequeño abrazo, hasta que se escucha nuevamente la vos de Hina.
—¡Harumi!— dijo nuevamente Hina, entregándole un pequeño sobre.
—¿Eh?— dijo mientras se extrañaba al ver sólo ese regalo, a lo que de igual manera se alegra al recibirlo, y al abrirlo encontrar otro lindo dibujo de Haruko.
—¡¿Y ustedes no le regalaron nada?!— preguntó fastidiada Hina, mientras que tanto Takeru como Hanako y yo mirábamos hacia otra dirección, sin querer admitir nada.
Era obvio que le teníamos otro regalo en la casa, pero no queríamos arruinarle la sorpresa
—Esto…— empezaba a decir Harumi, cambiando de tema sin preocuparse de no recibir ningún regalo por parte nuestra— Hay un regalo que no tiene nombre— dijo señalándolo debajo del árbol
—¿Y de quién es?— preguntaba curiosa Hina, mientras lo tomaba
—Es de Yoshiro— declaró Harumi, a lo que el pequeño Zorua da un pequeño salto al escuchar su nombre, a la vez que Hina lo dejaba a su lado, mientras que el pequeño pokémon comenzaba a olfatearlo, totalmente anonadado de que tuviera un regalo.
—"Espera…"— dijo un poco fastidiada Haruko, a lo que se sienta al lado del Zorua—"Te ayudaré a abrirlo"— sentenció, ya que obviamente el Zorua no era capaz de hacerlo, a menos que fuera con los dientes, lo cual no era correcto.
Haruko lo abrió para encontrarse un pequeño gorro y un recipiente con varios dulces y galletas, todo hecho por Harumi la cual también había pedido la ayuda de Hanako y Hina
No pasaron ni dos segundos y Haruko ya había tomado el gorro colocándoselo al pequeño Zorua, tomándolo desprevenido avergonzándolo y sonrojándolo bastante, mientras que Harumi se exalta por la exposición de ternura que emanaba del pequeño pokémon.
Solo pasaron unos minutos luego de que se hicieran la entrega de todos los regalos, y ya se comenzaban a escuchar los bostezos de los más jóvenes, e incluso de Yoshiro, el cual al parecer empezaban a pesarle los parpados, empezando a "cabecear".
—Bueno…— dije mientras me estiraba un poco— creo que ya es hora— declaré a la vez que observaba a Harumi, la cual asentía, empezando a levantarse.
—Gracias por todo— dijo Harumi mientras nos despedíamos de todos en la casa.
—Vamos Haruko— dijo Takeru mientras levantaba a su hija, la cual casi al instante se queda dormida en el torso de su padre.
—Yoshiro…— dije a lo que el pokémon aún con su gorro en la cabeza, me observa— algo me dice que tu mamá te está esperando en nuestra casa— dije serio, ya que me había percatado de su aura en los alrededores de esta, a lo que el Zorua asiente, para después mandar un bostezo.
.
.
.
.
Caminábamos hacia la casa, cuando noto a cierto pokémon quejarse por el frío en sus patitas descalzas por culpa de la nieve, a lo que observo al Zorua el cual intentaba aparentar el que no tenía frío.
Bufo por unos momentos, a lo que tomo a Yoshiro en brazos, exaltándolo por lo sorpresivo, por lo que empieza a negarse y revolcarse intentando zafarse de mis manos.
Pasaron unos veinte segundos, hasta que se rindió, aceptando que lo cargara.
Llegamos finalmente a la casa, a lo que antes de que se viera el invernadero, aparece la Zoroark al frente de nosotros, asustando levemente a Haruko y Harumi, a lo que después de observarnos, fija su mirada en su hijo, y en el gorro que tenía puesto en su cabeza.
Hace un movimiento rápido, y acerca a gran velocidad su mano hacia la cabeza de su hijo, con intenciones de quitarle su regalo violentamente, a lo que mi mano se interpone sujetándosela, para luego alejarla de él, fastidiándola bastante.
—Supongo que no querrás que lo conserve…— dije un poco triste, a lo que le saco suavemente el gorro al Zorua, extrañándolo tanto a él como a su madre.
—Cuando quieras puedes venir y te tendremos tus regalos guardados, Yoshiro— dije con una sonrisa, a la vez que el Zorua me asentía un poco dudoso, a lo que luego aún en mis brazos se lo entrego a su madre, la cual aún con una mirada de desconfianza en sus ojos, se marcha hacia el bosque, desapareciendo de nuestra vista.
—No me agrada ese pokémon…— dijo molesta Harumi de brazos cruzados refiriéndose a la madre ya que obviamente no lograba distinguir el género de esta.
Una vez que la Zoroark se fuera, y antes de dar otro paso más hacia la casa, sorprendo a Harumi tapando sus ojos de la nada.
—¡Ey!— dijo Harumi mientras sonreía, intentando sacar mis manos, a lo que la llevo aún con mi mano en sus ojos hacia su regalo de navidad, por lo que una vez en el invernadero, activo (innecesariamente) mi estado aural para que su brillo iluminara nuestro alrededor; saco mi mano de los ojos de Harumi, a lo que esta abre su boca totalmente choqueada de lo que tenía a su alrededor.
—¡Gracias!— dijo Harumi una vez que vio su nuevo invernadero, el cual tenía un montón de hermosas flores, a lo que empezó a darme fuertes y repetidos besos en mi cara, dejándome más o menos diez labios marcados en la misma.
Entramos a la casa ya una vez mostrada la sorpresa a Harumi, y tanto ella como Hanako empiezan a entrar a sus respectivas habitaciones, a lo que salen de inmediato al exaltarse del cambio que tenían estas.
Lo hice cuando Takeru y yo habíamos terminado de hacer el invernadero; creé una cama de dos plazas tanto para Takeru y Hanako, como para mí y Harumi ya que nuestras camas seguían siendo simplemente dos camas de una plaza juntas, por lo que decidí unirlas y así dormir más cómodamente, además de crear una ventana en la habitación de los pokémon, a lo que una vez que volvieron a agradecerme, estas entraron nuevamente a sus habitaciones, ya listas para dormir.
.
.
.
.
Iba a entrar a mi habitación, pero el brazo de Takeru me detiene, a lo que me doy la vuelta, para verlo con una pequeña caja blanca con una cinta negra en la mano.
—¿En serio pensaste que no te daría un regalo?— preguntó Takeru con una sonrisa, a lo que yo me sorprendo, y al instante una sonrisa aparece un mi rostro de igual manera.
—Quizás… solo por un momento— dije un poco apenado, a lo que Takeru me entrega la pequeña cajita bien decorada— pero… ¿Por qué no me lo entregaste en la casa de Hina?— pregunté extrañado.
—Bueno… creo que ya sabrás la razón cuando lo abras— dijo Takeru, en parte ansioso esperando a que abriera finalmente su regalo, a lo que empiezo a romper la envoltura, para después abrir la pequeña caja.
A lo que mi sonrisa se transforma en una cara pálida y estupefacta.
Una lágrima corre por mi mejilla, a lo que de la nada caigo fuertemente de rodillas al suelo, asustando a todos en la casa, por lo que tanto Harumi como Hanako se levantan saliendo de sus cuartos muy preocupadas…
Lo que ven solo las hizo calmarse, por lo que no dijeron ninguna palabra, y empezaron a disfrutar de la escena que tenían al frente de ellas.
Solo vieron como yo abrazaba desconsoladamente a Takeru, mientras que este lo recibía a la vez que sonreía.
—¿Có-Cómo lo enco-encontraste?— pregunté susurrando entre sollozos e hipando a la vez, a lo que Takeru aún satisfecho y feliz por mi reacción ante su regalo, coloca su mano en mi cabeza, desbloqueando los recuerdos que había sellado cuando fue a buscar la pequeña canica al río.
Mis ojos llorosos se abren fuertemente ante los recuerdos de Takeru, mostrándome todo lo que hizo para obtener mi preciada canica, a lo que yo ya sin saber de qué otra forma agradecerle, sólo lo abrazo más fuerte, mientras que en mi mano derecha sostenía con la misma fuerza la canica de mi padre.
.
.
.
.
Eran más o menos la una de la mañana del veinticinco de diciembre; ya todos nos habíamos acostado, dispuestos a dormir, por lo que me acurruco al lado de Harumi, pero me sorprendo al notar que esta me mira con unos ojos de entendibles intenciones.
—¿Sabes que aún te debo un regalo cierto?— dijo Harumi en un susurro, a lo que yo empiezo a colocarme totalmente rojo— Bueno… pero quiero otro regalo a cambio— sentenció dejándome totalmente extrañado.
—¿Y-Y cu-cuál es?— pregunté nervioso.
—Creo que ya lo sabes…— susurró nuevamente mientras tomaba mi mano y la colocaba en su vientre— quiero que me digas…— declaró.
Solo bufé… pero no podía negarme por tanto tiempo a los encantos de Harumi, por lo que cumpliendo su petición, examino atentamente el aura de mis hijos.
Retiro al instante mi mano del vientre de Harumi, totalmente alarmado, a lo que un cosquilleo recorre mi espalda, sin saber si alarmarme o no por lo que acababa de sentir, mientras que a la vez el sentimiento de alarmo por parte de Takeru también se hace presente en mí, ya que al estar nuestras auras conectadas también fue testigo de lo que acababa de ver en el vientre de Harumi
Era un niño y una niña, pero eso no fue lo que me exaltó…
El niño poseía mi aura fusionada con la de Takeru, y la niña… poseía únicamente el aura de Takeru
.
.
.
.
Aquí amigos termina el primer capítulo de "Aura floreciente", espero les haya gustado y no se olviden de comentar para poder saber sus opiniones. Se nos vienen muchos momentos que marcaran la vida de nuestros personajes, y nuevas revelaciones aparte de las que presenciamos en este primer capitulo
.
.
.
.
Pd: Ya sé lo que pensaran algunos: "Uy si, ahora metes a un Zoroark en una historia de Lucario y Lopunny" clichés vengan a mí. Bueno pues… me gusta el hecho de introducir a este pokémon en específico en mi historia y punto :3, y es importante decir que este jugará un rol impórtate en ella en el futuro. Además… ni que fuera a saber si les gusta o no la idea, digamos que no hay mucho comentario al respecto ¬¬ xD
Sin más que decir…
Nos vemos en el siguiente capítulo :D
